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Archivos de etiqueta: Desafectos

Afectos y desafectos

05 Martes Feb 2019

Posted by albertodieguez in Música, Reflexiones, Relato

≈ 8 comentarios

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1999, Afectos, amigos, Amistad, amor, Anacronismo, Como hemos cambiado, Cuestiones de familia, Desafectos, desamor, Enemistad, familia, hermanos, hijo, Love of lesbian, Música, padres, pareja, Presuntos Implicados, Recuerdos, rencor, Ronroneando, Ser de agua, Sr. Chinarro, vida

Los afectos y desafectos son lo mismo, unos vigentes y otros caducados o trasmutados, pero que siguen siendo afectos que dejan o dejaron poso y huella. Hablo de afectos desaparecidos o perdidos o con posibilidad de caer en el olvido o ya prescritos o también de afectos dolidos que pasan a ser odios reprimidos. Los afectos a veces se dejan y apartan por decisión propia y ya entonces son desafectos, no siempre barnizados por la inquina y el resentimiento, o el rencor. Los afectos  nos llegan de nacimiento unas veces, y encontrados por el camino muchas más. El cariño que nos profesan nada más nacer y que nosotros devolvemos, es ese primer afecto que nos llena durante tanto tiempo, que no existen casi otros. El más duradero de todos los afectos, ese, familiar, de madre y padre y hermanos, y toda la consanguineidad que nos rodea, como manta que nos quiere proteger de las intemperies que nos llegan, de los fríos con los que nos tendremos que enfrentar y nadie podrá evitar por más que ese abrazo de todos ellos nos quieran aislar de esos gélidos vientos. Y este afecto inicial no está a salvo ni siquiera de ser mutado en desafecto, en malquerencia, por motivaciones que no están muy claras. Cuando niños nos aparece y nos da por pensar que se nos omite la libertad, que nos asfixian con las normas y todo el amor que recibimos o damos se vuelve contra quién nos lo da o quién lo recibe, en forma de desdén y alejamiento, y ya no hay reconciliación, solo desafecto. La ternura desaparece y ese niño que fuimos ya no la inspira, incluso ese recuerdo tierno se entierra, y se borra cualquier posible marca que nos diga donde estuvo ese sentimiento, y al hijo se le repudia, y al padre y la madre se les destierra del futuro del hijo. Y cuando la envidia surge entre hermanos, se ahonda un distanciamiento que la vida abundará, y cada uno llevará su vida y será el desafecto el nexo de unión, un afecto alejado, distante, teñido de amor enrarecido, no indiferente pero en el fondo poco afectivo.

Luego con los años aparecen la amistad y el aprecio por ciertas personas que avanzan junto a nosotros en el día a día, y creemos que ellos nos acompañarán durante todo nuestro camino, no se nos pasa por la cabeza que irán quedándose en la cuneta, por el destino, cambios de residencias, de estudios y de juegos compartidos, mudados a otros lugares, que nos llevan a encontrar a otros compañeros de viaje, también por tiempo limitado. Pero otras veces esos amigos, dejan de serlo no por el devenir de la cotidianidad de los días, o por los caprichos de la vida. La enemistad surge de pronto, por un roce, por una desilusión, por un enfado fundado o infundado, por suspicacias o por cualquier nimiedad, y entonces apartamos al camarada, lo mandamos al exilio, dudando de la fidelidad a nuestra causa, y el desafecto lo deja en un Gulag interior, que mucho tiempo después quizás se rehabilite en la memoria, pero que por siempre quedará como un afecto osco, lejano, sin el calor de algo que nos toque y nos despierte emoción, solo recuerdo de un pasado donde iniciábamos nuestro periplo en comunidad, con otros que no eran los de la sangre propia.

Luego llega el afecto de los afectos, la estima y devoción, el amor. El primero es el más bonito, por lo menos en la memoria así queda, a no ser que por algún motivo como un Mr. Hyde se transforme y ya no quede ese dulce recuerdo. El apego emocional hacia otro nos mueve constantemente, siempre queremos tener a alguien a quién amar, con quién compartir, hacer proyectos, sentirnos importantes para el otro y consecuentemente para nosotros mismos, que nos crecemos al pensar que somos un referente para ese otro en la pareja. Y nos vaciamos y nos damos y se vacían y nos dan todo, tanto que quedamos secos y necesitamos del otro para recuperar energías, y es a la vez un conducto que retroalimenta la relación, nos seca y nos consume, secamos y absorbemos, y acumulamos y colmamos de vigor y fuerzas, y nos recargan con mimos y halagos, devociones y aprecios, que a veces se trastornan y se vuelven desprecios. Y el respeto antes cultivado, queda destronado y se instaura el rencor y toda la tolerancia de antes se hace intransigencia, y todo lo bueno se gira en malo, las bondades de antes se enturbian y parecen vilezas, y ya todo rezuma desafecto. Un desafecto acentuado y tildado de odio y crueldad, la perversión toma el mando y todo lo que antes hacíamos por el bien del  cónyuge, con complacencia y diligencia, con fervor de ofrenda, se transfigura, y la piedad desaparece, de tal manera que nos trasladamos al otro extremo, convertidos en inclementes. Y es ahí con esa fuerza con la que se nos compone todo el desafecto malicioso que podemos dar y recibir, encontrar que nos lo suministran o encontrarnos endilgándoselo al antes amado. Y el aborrecimiento ensombrece nuestro día a día, y llegada la separación física, no nos basta para pasar página, se queda enquistado en la médula la mortificación que nos supone pensar en el otro, no nos conformamos con la ruptura y el olvido. En algunos casos la obsesión es la recuperación del amor y estimas perdidos en el otro, y viendo la imposibilidad, el deseo creciente es el de insuflar el mayor mal, el mayor dolor a la pareja perdida, que nos haga catarsis del nuestro que no nos deja vivir y nos ciega. Y esa enfermedad es el mayor peligro, caer en ese pozo es hacer del desafecto el motivo de vida, pero no como indiferencia si no como sinónimo de penitencia, escarmiento y deseo de castigo. Otras veces aún siendo fortuito y no esperado, el desafecto es tomado como avatar de vida y el alejamiento es civilizado y tomado como un estigma y muesca más que nos deja el oficio de vivir, y el desafecto se queda solo en eso, en desvío de la estima hacia el otro, dejar a otros huérfanos de nuestra estima o al menos con ella bajo mínimos.

Pero otras muchas veces los desafectos son la salida buscada por el miedo a un abrazo de futuro que nos inquieta y del que no estamos seguros, es una puerta de escape para el acorralado, al que los sentimientos le tienen amarrado y atado y duda de que sea lo que él estimaba sería, o de lo que imaginó y de pronto ya no quiere que sea. La mayoría de las veces no queremos el daño del otro como fin al apartarnos, es la consecuencia de auto-protegernos, de salvaguardar nuestro sueño, nuestros anhelos, que a veces simplemente son seguir libres durante más tiempo, no sentir ataduras, ni grilletes que nos mantengan en una celda, o que nosotros vemos como tal. Y aunque no deseamos hacer mal, el mal aparece y la incomprensión, la falta de entendimiento a ese celo que prestamos hacia nuestra intimidad que ya no queremos compartir y que el otro ve como frustrante rechazo por nosotros, y desencadena dolor.

Más allá de todo esto tan cercano, tan de piel con piel, están los otros afectos, esos que son fugaces, cotidianos, que están cincelados por la simpatía, son esos que nos rodean en nuestras relaciones menos profundas o que nosotros estimamos así, más frívolas, sin la hondura que otorgamos a los otros lazos, en estos el vínculo lo manejamos con distanciamiento, intentando que no nos marque, que no deje en nuestra piel el roce cálido que nos traiga afinidades y familiaridades, y que evitamos pues no nos interesan esas bondades que no queremos que profundicen en nosotros. Y estos afectos son muchos menos que los desafectos que destilamos, cuando miramos alrededor son muchas más las antipatías que nos despiertan y despertamos, que las conexiones con las que confraternizamos. La gente la vemos con animosidad, y con aversión, nos molesta el comportamiento de prójimo constantemente, sus acciones nos parecen plagadas de egoísmo y así es en la mayoría de la veces, montarse en un vehículo es encontrar adversarios con los que luchar en la carretera, la solidaridad está escondida, no se sabe dónde, pero claramente atrincherada en algún lugar que no vemos y que se nos muestra como fugitiva y refugiada de una guerra, allá en cualquier sitio menos cerca.

Los desafectos, son afectos perdidos, miedo a los afectos, recuerdos de afectos desaparecidos. Simiente para un futuro de indiferencia, odio o rencor. Siempre de dolor, breve o indefinido.

 

 

 

.     *Para el texto de hoy, traigo varias canciones que recorren los diferentes afectos y desafectos contados en él.  Love of Lesbian nos cantan los familiares, Sr. Chinarro los de pareja, y Presuntos Implicados los de las amistades y amores primeros, transformados por el tiempo.

“Cuestiones de familia”          “Anacronismo”          “Como hemos cambiado”

  

 

 

 

 

 

 

 

.     **NA: Publicado originalmente el 29 de Junio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad

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Traición

03 Lunes Dic 2018

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 4 comentarios

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A por ellos que son pocos y cobardes, Alaska y Dinarama, ¿Cómo pudiste hacerme esto a mí?, Desafectos, desamor, Deseo carnal, dolor, La Mataré, llanto, Loquillo, Música, Ruptura, Soledad, Solo, Traición

Solo. Solitario. Solamente en soledad, reconcomiéndose por dentro. Recordando lo que había visto, la traición. Los había visto juntos, al principio pensó que podía ser amistad, pero fue un pensamiento efímero, enseguida y sin buscarlo se encontró con una realidad que ahora le estaba consumiendo. Ese instante se repetía una y otra vez en su cabeza, esa mano que acariciaba el pelo, esa mano que surcaba con suavidad la cintura, esa mano que cogía la mano de ella, era como si le golpease directamente en el mentón, y grogui no pudiese pensar con claridad. Se resistía a llorar para no nublar la vista y poder ver con claridad y no distorsionar una visión tan dolorosa. Pero ese mareo que le producía el shock de recrear mentalmente el instante en que sus labios se acercaron y se rozaron levemente, ese vértigo le hacía no pensar con transparencia, todo se le movía alrededor. Estuvo días sin dormir bien desde el suceso, estuvo incómodo con ella, con la cabeza en otra parte, principalmente en una calle, aquella que para él era la calle de entrada al infierno, donde vio el encuentro. Ella no podía entender qué le pasaba, qué le preocupaba y se lo repetía muchas veces, si tenía problemas en el trabajo o si era otro motivo personal, y él esquivo, eludía dar explicaciones, achacaba su ensimismamiento y mal humor al entorno laboral que decía asfixiarle. Pero no pudo seguir más con ese juego de perro y gato, de mentira sobre mentira. Entonces se lo dijo, le dijo que lo sabía, conocía la deslealtad y que no entendía qué fue lo que la llevó a la infidelidad. No quiso escuchar las excusas de ella, salió en estampida y ahora pasados los días, la cabeza le sigue dando vueltas y solo piensa en arrancarla de su memoria y borrar aquella huella, sobre todo la marca dejada por aquel momento. Los celos cada día van en aumento, cuando ya deberían ir a menos. La felonía debería ir quedando amortiguada por el tiempo pasado, pero no remiten los odios levantados en su interior. Hace planes para deshacerse de ella, no físicamente, eso nunca, pero fantasea con pasar página encontrando otra persona que le alivie la cólera, que le traiga el sosiego perdido, una tranquilidad que llevaba en su vida cotidiana cuando creía que su existir estaba pautado hasta el final de los días. Él, que siempre huyó de los sobresaltos, se topó con lo inesperado, con lo insospechado, con la deserción sentimental por parte de la pareja que adivinaba como eterna. Y piensa en matarla virtualmente, eliminarla de su vida, dándole vueltas una vez y otra a cómo hacerlo. Ya procura no coincidir con amigos comunes que la traigan a su presencia no corpórea pero si emocional, hasta procura no ir a los lugares comunes en los que ambos estuvieron tantas veces y que no le traerían más que aflicción. Pero cuando queda solo, solitario, solamente en soledad, todo se transforma y se hunde y las lágrimas con las que lucha porque no broten, ganan la batalla y salen torrenciales como llanto de niño, con la mueca amplia en la cara, con el dolor desgarrador de la desilusión cuando ésta es inesperada. Solo piensa en suprimirla, y sacar y extirpar de dentro su recuerdo, el de los buenos tiempos y el desalentador, el de aquella tarde ya lejana, pero tan cercana cada día que arrebata el sentido, y en la locura transitoria pide que sea devorada y destruida por una mano divina para que él pueda descansar. Le surgen mil demonios que tiene que aplacar para no ser esa mano sentenciadora y justiciera que se convertiría en mano ensangrentada, de una fatalidad absurda que no va con su forma de ser, nada violenta y siempre pacífica, huidizo de la pelea y abogado de la palabra. Y con el silencio que le acompaña en los momento de soledad, en esos malos momentos, se rehace y piensa en seguir adelante e intentar salir del pozo en el que está sumido por un desafecto tan frustrante y dejar los pensamientos negros sobre la que hasta hace poco fue su amada, y que a partir de ahora por su deseo, el de ella y por su respeto, el de él, quedarán en nada, y aquella calle quedará olvidada.

 

 

 

.     *Hoy ponemos música algo políticamente incorrecta al relato de celos y deseos de destrucción inicial, con canciones de Loquillo y Alaska y Dinarama

“La Mataré”                                     “¿Cómo pudiste hacerme esto a mí?“

          

.     **Si padeces violencia de género, no dudes, llama al 016.

.  ***NA: Publicado originalmente el 9 de Abril de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

No siento

06 Lunes Nov 2017

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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amanecer, café, Desafectos, desamor, despertar, ducha, Ella Baila Sola, Lo echamos a suertes, Música, rutina

Hoy como todos los días me llamaste desde el cuarto de baño, desde la ducha, me despertaste desde allí, como siempre, diciendo mi nombre. Eres mi despertador, despertador suave, más suave que el sonido insistente y violento de un reloj-despertador, ese que sobresalta cuando suena y que yo no oigo y tú sí, y que rápido apagas para evitarme madrugar. Y te levantas a preparar el café en silencio, respetando mi dormir, procurando que yo aproveche y apure al máximo el descanso y las horas de sueño. Con mucho sigilo, de vuelta de la cocina, entras en el baño a darte la ducha diaria, reparadora y estimulante, y cuando estás finalizando me llamas para que acuda y entre sin cesar el flujo de agua. Y es curioso que oiga esa llamada mucho más leve y moderada que la estridente alarma de un reloj. Me acostumbré a esa modulación, ese grito apagado que llega en cambio, nítido a mí, y me hace dejar de dormir. Esa fonación entra en mí, buscándome allá lejos donde me encuentre, sumido en una tranquilidad eterna, sin conciencia, y de allí me saca y me trae de nuevo a esta existencia.

Pero ya ese reclamo me altera e irrita tanto como un despertar ruidoso y rechinante, despabilar con la voz que antes me era amorosa me disgusta y enoja, me enfada y hace que mi nuevo día aparezca nublado desde el primer segundo. Esa ruptura del silencio que me acunaba, me fastidia y desagrada, esa invocación tuya me resulta desapacible, esa invitación sedosa a ir contigo, a tu encuentro, se me vuelve áspera y exasperante, me crispa y enerva, y si tardo, tú insistes con dulce elevación del tono y yo lo encuentro destemplado y ruidoso, y lo intuyo como insidioso, y sé que no es así que es una percepción mía, que tú solo me das amor y afecto, que casi me idolatras, y la ternura es tu bandera para conmigo, siempre sonriente cuando entro en el baño en respuesta a tu llamada, y me haces comentarios alegres e invitadores a comenzar el día con gozo y jovialidad, esa que dices no ver en mi despertar, y que yo te digo no ser cierto, te desmiento y digo que mi amanecer no es mohíno, pero sé que no muestro la verdad, desde niño ya me pasó, y tú no le das importancia a mí negación, sabes de esa realidad, me conoces como nadie. Y me siento pérfido y tramposo, por mi falta de sinceridad, por no afrontar lo que me pasa, lo que me apaga el día cada mañana, lo que me hunde en cada mirada que cruzamos en el alba, cuando tú me llamas. Y me pregunto qué me ha pasado, qué ha cambiado, qué sucedió en mi vida, en nuestra vida, qué rutinas me asfixiaron.

Tú, siempre tan delicada y cuidadosa conmigo, tan amorosa, que me duele más si cabe sentir esto que siento, sentir que no siento, no siento ese amor que me arrebató por tanto tiempo.

 

 

 

.     *Ella Baila Sola nos pone música a este texto de desafección, doloroso reconocimiento de que ya no se siente lo que se sentía y que no se afronta ni encara con sinceridad.

“Lo echamos a suertes“

.

     **NA: Publicado originalmente el 13 de Abril 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

1987 un sueño ardiente

15 Viernes Sep 2017

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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1987, Adiós, Desafectos, El sueño ardiendo, Frío, invierno, Música, Nadadora

El frío me hace recordar que todo se truncó, que en esta ciudad siempre es invierno cuando no estás tú, que ya la primavera no entrará en la capital. Hoy me doy cuenta que cada abrazo que me dabas que cada beso recibido y dado no fueron para nada, que aquel 87 fue un año especial, que nuestro amor era sincero mientras duró, ese sueño ardiente nos mantuvo en un idilio que nunca creímos efímero. Hoy me doy cuenta que los labios partidos a besos nos dejaron con las bocas heridas de tanto hacerlo, y al principio, cuando encuentren otros labios escocerán los nuevos besos. Ahora que sé que te fuiste para no volver, me siento solo y sé que me olvidarás y encontrarás otros caminos y paseos que recorrer junto a otro que no seré yo, no te lo echo en cara, ni te lo reprocho, solo soy consciente hoy que eso pasará, tú no irás a buscarme ni yo te cogeré la mano, y tu brazo no se colgará de mi brazo, no nos perderemos por las calles de esta ciudad que hoy tan fría me parece, el invierno se prolongará indefinidamente y quizás tenga que migrar, todos los lugares me recuerdan las caminatas sin destino que ambos hacíamos, hoy soy consciente que nada volverá, tus pasos y mis pasos se podrán encontrar pero no irán uno al lado del otro más, lo probable es que se crucen con la cabeza baja, evitando mirar, yendo acompañados de otros que nada sabrán.

 

 

.    *Un año con sueños ardientes es especial para bien o para mal, Nadadora nos lo cuenta en estas canciones.

“1987”                     “El sueño ardiendo“

 

.     **NA: Publicado originalmente el de 4 de Febrero de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad levemente retocado.

Todo pasa

10 Jueves Ago 2017

Posted by albertodieguez in Música, Reflexiones, Relato

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Buenos muchachos, Desafectos, La Mosca, Música, Para no verte más, Ruptura, Todo pasa, Vísperas de Carnaval

El hielo no me produce tanto frío como el que me provocas, no quiero verte más, ni tus recuerdos tener cerca, romperé tus fotos para poder librarme de este frío que tu presencia me causa, tus cartas las quemaré para que tus palabras no me congelen el alma, destruiré todo lo tuyo para poder sobrevivir, ya no queda tiempo para soñar, es tarde para todo lo que ayer fue y mañana no será, para que tu asistencia a mi vida no sea destructiva, el desapego que ahora quiero es para poder avanzar, para irme a un bar a emborracharme y lograr olvidar, tengo miedo he de reconocerlo, pero todo pasa y antes o después debo conseguir borrar tu cara, y buscar otras bocas que mi boca quiera besar, ya no me miento como tiempo atrás, no quiero que el frío me vuelva a paralizar, y no quiero pedir perdón, solo abandonar lejos tu evocación, quiero convencerme a mi mismo que todo pasa y arrinconar este frío que me abrasa.

 

 

.     *La Mosca tsé tsé nos trae con su música festiva el desamor destructivo que se necesita para borrar las huellas del pasado y recordarnos que antes o después todo pasa.

“Para no verte más”                                                                    “Todo pasa“

 

    

.    

 

 

 

 

***NA: Publicado originalmente el 30 de Enero de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

Tiemblo

20 Martes Jun 2017

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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Adiós, Desafectos, Estamos locos... ¿o qué?, Hombres G, Música, Ruptura, teléfono, Temblando

Suena el teléfono y oigo tu voz, que noto fría, distante, sin la calidez de antes, de hace un día. No siento ese terciopelo suave y confortante que siempre fue. Escucho, y lo que intuyo vendrá, ensombrece mi día. Te siento dubitativa, con frases entrecortadas, frases que no terminan de expresar a donde quieres llegar, y yo mudo. Me da miedo seguir la conversación, no quiero articular palabra, no quiero que esto continúe, veo que me va a doler, y mi silencio te empieza a desesperar, llevas hablando unos minutos y me has repetido varias veces, si sigo ahí. Y sí que sigo, pero no lo quisiera, estoy pero intento no estar, intento pensar que lo que me llega a través del teléfono es un mal sueño, una pesadilla, de la que si sigo callado me despertaré y no habrá sido. Mi mente vaga con tu voz de fondo, voz amada, voz primaveral, voz que hace florecer lo mejor en mi, voz que como agua sacia mi sed, y cala mi interior, dándole frescor y humedad. Humedad que ahora se me desborda por la mirada. Vuelo lejos con tus palabras que me mecen, me llevan lejos, muy lejos, porque no hago caso a lo que significan, sin embargo noto que esas palabras me zarandean cuando entiendo su sentido, pero rápido lo eludo, prefiero no saber lo que me dices, pero no me dejas seguir extasiado y ausente, me repites qué si estoy ahí. Y ya bajo a la tierra y contesto que acabo de llegar, de aterrizar, que tus palabras me hicieron dejar de estar en el cielo, que me has devuelto a una realidad no esperada, en la que me dices que todo se acaba. Y vuelvo a callarme, para escucharte decir que no lo tome a mal, que seguiremos siendo amigos, que nada ha de cambiar. Pero yo no lo concibo sin algo más, y vuelvo a no querer escuchar, intento que el silencio solucione lo que no tiene solución. La angustia llega a mi garganta y ya el silencio no es elegido, es provocado por la imposibilidad de hablar, no me salen las palabras, solo emito un leve sonido, breve. Aspiro y trago saliva, y sorbiendo ligeramente por la nariz, evito romper a llorar. Empiezo a sentir en todo el cuerpo lo que la mente ya no puede soportar en soledad, y empiezo a temblar.

Tiemblo yo y tiembla mi voz, que se vuelve trémula y vibrante, que se escapa de mi boca con temor, con miedo a que mis palabras me lleven a un punto de no retorno, me lleven a decir cosas que no quiero decir, que me hagan daño o te hagan daño a ti. No quiero que las palabras que oigo venir de ti, se transformen en mi boca y las asuma, diciendo sí, lo comprendo, está bien así. No deseo asumir todos tus argumentos, ni entenderlos. No quiero preguntar, el cuándo y el porqué. Saber me puede doler, vuelvo a pensar que callado todo se va a resolver, no quiero que me cuentes como fue, si te besaste con él, si el adiós que me dices no es de hoy, ni de ayer, si es venidero de más atrás y que lo dilataste hasta cambiarme por completo por otro. Y ni siquiera quiero suplicarte, ni hacerte recordar lo que hubo hasta ayer, hasta hace unos minutos. Y sigo aquí parado, de pie con el teléfono en la mano, ya no escucho tu voz, solo silencio, que acompaña a mi silencio, hace rato que me has dicho; -“Voy a colgar”-.

 

 

.     *Los míticos Hombres G, nos prestan su música, y su temblor por la ruptura, al igual que el protagonista del texto.

“Temblando“

 

.     **NA: Publicado originalmente el 22 de Marzo de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

Entre tú y yo no hay nada

03 Lunes Abr 2017

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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Desafectos, Las dos caras, Los Romeos, Músca, Odio, Porqué Porqué, Ruptura

Entre tú y yo ya no hay nada. Cuando llegué a tu lado robaste mi voluntad, tú me mirabas y tu mirada me abrasaba, las tardes compartidas en la puerta de tu casa deseando una y otra vez tu sonrisa despreocupada. Mi imaginación desbordada con mi inocencia que me ahogaba esperaba tus señales que a veces llegaban y me confundían hasta el alba, no entendía nada, hoy me acogías y mañana me apartabas, y cierto odio y rencor se fue instalando en mí, y sin darme cuenta, apartándome de ti. Entre los dos solo quedó un halo de traición, no nos supimos decir lo que nos amábamos a la cara y desembocó en amargura y dolor que me inundaban de lágrimas y tristeza mi fachada. Los recuerdos de aquel ayer aún me duelen aunque entre tú y yo no hay nada, solo dolor, y me pregunto qué pasó entre los dos, porqué lo nuestro nunca se consumó si fuiste el amor de mi vida, porqué nunca tus besos fueron reales, porqué tu marcha inesperada. Recuerdo aquel ayer cuando me preguntaba, porqué te vas y mis abrazos quieres rechazar, porqué tú no me puedes querer, porqué. Y no encuentro respuestas que me hagan descansar, me hundo y sólo el ansia por entender me mantiene en pie, pero no entiendo que me quisieras olvidar, que me dijeras “basta” sin empezar, y aún después de tanto tiempo solo en la oscuridad intentando cerrar la herida con los ojos vidriosos me repito; entre tú y yo no queda nada.

 

 

.     *Los Romeos nos traen su potente batería y sus guitarras esta vez un poco más sosegadas para hablarnos de las dos caras del amor y preguntarse porqué lo nuestro no fue, mostrando que del amor al desprecio no hay más que un paso.

“Las dos caras”                                    “Porqué, Porqué”

Los romeos sin conexiónLos Romeos

 

 

 

 

 

 

.     **NA: Publicado originalmente el 28 de Enero de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad, con algunas modificaciones.

 

Perdida otra vez

03 Viernes Feb 2017

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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Adiós, Amistad, Bosé, Desafectos, Love of lesbian, Maniobras de escapismo, Música, Mi primera combustión, Pasión, Recuerdos, Te Amaré

Cuando llegó, hacía bastantes años que no sabía de ella, éramos de esos amigos que se ven sólo de copas, y la fuerza de la costumbre y la repetición y el encuentro fortuito o no buscado hace que te vayas creando un lazo de amistad lejana, más de vista que de sentimiento, más visualizada que sentida. Todo empieza con la presentación por medio de un amigo común y continúa con leves saludos, con gestos y miradas alejadas, breves movimientos de cabeza y sonrisa livianas, y poco a poco eso da paso a conversaciones cortas en la barra cuando se coincide allí por la necesidad de pedir una consumición, y sin posibilidad de escape, y después  otros días los saludos son más largos y efusivos y las barreras de cortesía se van limando y se convierten en confidencias y risas, y ya los contactos no se producen en la barra o en la distancia si no que hay un acercamiento al lugar donde está el otro, y parece que se llega  a una complicidad que se transforma en afecto y poco a poco aparece la atracción física, esa que hasta el momento no había sido el motivo de relación, y surge lo inesperado, una noche larga, sin darse uno cuenta aparece el deseo y los besos se abren camino entre el humo del local, rodeados de gentes que ya no importan, y de música que se oye pero no se escucha, se transforma el entorno en un lugar en el que se flota ajeno a lo que sucede alrededor y los ojos se cierran y el aire se vicia de vicio, hasta que encienden las luces y hay que iniciar la marcha a otro sitio donde poder aplacar la calentura y ardor y lascivia, encendidos y difíciles de apagar, y es cuando ofrece su casa y todo se inunda de prisa y urgencia y celeridad, y de cierta inseguridad, no es un ducho amante, no ha tenido tantas experiencias que le den cierta solvencia en las distancias finales que no le generen dudas del éxito al término de la noche, pero se lanza y va, y tardan en llegar y se enfría la situación, y parece que todo acaba, pero de las cenizas queda un rescoldo y cuando se quedan solos ella pone música y se mecen con ella y resurge el calor aplazado y la pasión urge de nuevo al encuentro, los besos, las caricias y finalmente el sexo, mundano y  enérgico, toda una combustión entre los dos.

Y llega de nuevo después de haber desaparecido, y me veo a su lado tanto tiempo después de aquella noche sin fin en la que fuimos amantes y en la despedida me dijo; -hasta pronto, nos veremos por ahí-, y no fue así, no nos vimos por ahí. Han pasado los años y aparece ahora como renacida, me cuenta que vivió fuera que lo estuvo haciendo en una isla, y que volvió a la ciudad hace poco, que quedemos, que salgamos por ahí, y yo tonto caigo otra vez, quizás ansiando repetir lo vivido al son de aquella canción de Bosé que puso en su casa la noche que fuimos uno y no dos, que rodamos por su salón, desnudos y sin pudor, y le hago caso y salimos y tomamos y nos divertimos y vuelve a llevarme a su casa que ya no es aquella casa, es otra diferente, en otro lugar, y los recuerdos no me invaden como creía y esperaba al entrar, hasta que pone otra vez “Te amaré” y todo el recuerdo se viene encima, y me pregunto qué pretende de mí y no lo logro entender, pero me dejo querer y hacemos el amor otra vez, y me dice que he mejorado con los años que lo ha pasado muy bien, que hoy fue mejor que ayer, pero los dos sabemos que aun siendo peor aquello queda como mejor, lo de ayer está en la memoria, y lo que está allí como primera vez está idealizado y no se puede competir con ello, aunque lo de hoy nos parezca mucho mejor con el paso de los días entendemos que aquello perdurará más que lo nuevo, que lo de hoy, que lo de este momento, que quizás con tiempo, con mucho tiempo sustituya a ese primer recuerdo, y pensando en esto, que podría suceder si se repite una y otra vez, despierto de golpe del ensueño al encontrarme que ya no está, que varios días después se ha vuelto a perder.

 

 

.     *Hoy con la música de Love of lesbian y su primera combustión como la del protagonista, y la de un jovencísimo Bosé cuya canción forma parte del texto.

“Te amaré”                                        “Mi primera combustión”

  

.     **NA: Publicado originalmente el 15 de Febrero de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad, algo modificado el texto y el título.

Diosa y Reina

25 Martes Oct 2016

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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1000 km, Desafectos, Grandes despedidas, Música, Paseo encendido, Pastora, Ruptura

Diosa y reina y centro de todos mis poemas, de todas las canciones que escuchaba, de todos mis pensamientos, todo lo escrito y oído era por ti, tú eras el núcleo y eje de mi vida, girando y rotando siempre sobre ti, y ese viraje sin cesar me aturdía y confundía y me atolondraba de tal manera que perdía la noción de realidad, y sería esto o no, o no sé muy bien qué fue, pero llegaron a temer por mi juicio y alguien me avisó que el camino que seguía no me convenía, todas las alarmas que se encendían en los demás yo no las percibía, que extraño me sentía cuando unos y otros me lo advertían y prevenían y yo solvente les rechazaba esas palabras de inquietud que me espetaban para despertar de mi letargo cognitivo, y me enfrenté a ellos y quedé varado en la soledad puesto que veía en todos la intención de apartarme de ti y sentía fantasmas deseosos de mi mal, no llegaba a comprender que les podría mover a cuantos me rodeaban para ponerse de acuerdo en arruinar mi vida, hundir lo que teníamos juntos o yo cría tener junto a ti, y no se muy bien cómo, si fue un amanecer o atardecer o noche cerrada oscura sin luna o simple día lo que me zarandeó y sacudió, lo que me hizo abrir los ojos que debía llevar cegados largo tiempo. La luz que divisé era fuerte y potente, pero reveladora, me mostró sin miramientos una verdad que se presentaba desnuda, fría, impasible, era doloroso ese haz luminoso que ponía de manifiesto todo lo que me negaba a ver hasta ese instante que se exponía con toda su fuerza, sentí que me liberaba de mi mismo, salí de mi inopia y necedad, por fin me di cuenta de lo dañina que estaba resultando esta relación que llevaba a tenerte en un altar, en un trono, un lugar desde donde dirigías mi existencia que no era tal ya que no era un ser libre si no esclavo de tu voluntad, mi sentido era sinsentido, anulado, enajenado, por un querer que me estaba matando sin yo notarlo, pero por suerte un viento nuevo llegó a mi cabeza, me despejó y libró de tu yugo y opresión y ha dejado manar un nuevo sentimiento que no reconocía desde hace tiempo, y ha llegado el momento de las grandes despedidas y he encontrado el cerrojo que abrir para seguir y hoy empiezo de nuevo y si no me quieres ver como soy y te vas, me quedaré solo y ya no escucharé boleros ni canciones tristes ni escribiré versos para ti aunque se me aparezcan mil veces en la mente los lugares por donde paseé junto a ti.

 

 

.     *Pastora nos envuelve con su música el relato de hoy con 1000 km que recorrer en busca de unos brazos que desaparecen en grandes despedidas.

“1000 Km”   “Grandes despedidas”   “Paseo encendido“

   

 

.     **NA: Publicado originalmente el 5 de Febrero de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

Ya no

21 Viernes Oct 2016

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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Desafectos, El zoo absoluto, La bien querida, Música, Ruptura, Ya no

Un momento después de lo sucedido, o fue mucho tiempo después -uno pierde la noción del tiempo y los días en estas ocasiones- nos vimos lejos de aquel arrabal donde nos despedimos para pasar un tiempo uno sin el otro, ese espacio de tiempo que a veces nos decimos necesitar para seguir, pero que no sabemos realmente si es una necesidad o un deseo para romper más que un requisito para continuar; aunque ahora ya sé que cuando llegamos a esa frase en verdad lo que queremos es que todo cese, lo ideal para nosotros sería que desapareciese ese problema que somos uno para el otro, y nos gustaría que todo pasase sin que uno fuese participe directo, en el fondo deseamos que sea el otro el que diga basta; -no quiero estar más, no quiero avanzar a tu lado, todo lo pasado lo doy por bueno y ahora es hora de un cambio, voy a salir de tu vida y tú serás libre-, eso es lo que nos gustaría oír para liberarnos de esa angustia que nos genera el no saber cómo afrontar ese anhelo -quizá- largamente acariciado de recuperar nuestra vida, de ser otra vez uno y no dos, de no tener que decir al otro ya no te quiero, ya no eres todo para mí, ya tus temores y miedos y frustraciones me dan igual, no las quiero hacer mías, tus fobias y filias no las creo como mías, hubo un tiempo que sí que todo lo tuyo lo hacía mío pero ya no. En este día todo resultó ser lo mismo de siempre, vi claro que lo que creíamos que era diferente y único, no era más que un autoengaño, el amor se acaba con los días, los meses, los años, y a nosotros nos duró menos de lo que canta un gallo o eso creía de tan rápido que se me pasó, -uno pierde la noción del tiempo en estos casos-, hoy ya no puedo verte sin que aparezca en mi cabeza cierto rechazo a tu presencia, esa que tanto deseé, busqué y hasta la saciedad exploré, ese cuerpo que antes me enervaba y alteraba y observaba con fruición y goce la elegancia de toda su desnudez, agotado a tu lado después del sexo con el que calmábamos todas nuestros ardores corporales y mentales que casi son los peores y más necesarios serenar, ahora me dejan frío. Nos vimos, apartados de allí donde nos dijimos que todo sería diferente al reencontrarnos, que el tiempo haría más fuerte el lazo, pero es una equivocación, el lazo se deshace sino estamos tirando de él a diario, y en el fondo lo sabíamos y lo queríamos así, yo por la costumbre te estuve esperando pero no apareciste en este espacio de tiempo que quisiste tener; en el fondo no me importaba demasiado -sin saberlo del todo- es lo que quería, que no aparecieses para no tener que volver, y me viniste con flores y hablando de amor, amor que ya no veía, y no con esas palabras que esperaba escuchar de tus labios para sentirme a salvo de culpas y miserias futuras, y en las que aparecer como victima y no como verdugo; -“no fui yo el que no quiso seguir, no fui yo el que rompió con todo”-, y no llegaban esas frases deseadas de ruptura, y me tuve que armar de fuerzas y valor y ser yo el que me atreviera a decirlas, y las digo: -“Con todo lo que te he querido pensaba que sería diferente, que podría seguir, pero no ha sido como esperaba, sólo te puedo decir, ya no”.

 

 

 

.     *Un ritmo tranquilo y orquestado para poner música a este relato con La bien querida, que ligeramente nos arropa el texto con las letras de estas canciones.

“Ya no”                                       “El zoo absoluto“

.     **NA: Publicado originalmente el 2 de Febrero de 2012. Hoy levemente maquillado recibe una segunda oportunidad.

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