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Archivos de etiqueta: Presuntos Implicados

Antes de que llegues

28 jueves Oct 2021

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

≈ 21 comentarios

Etiquetas

amor, cambios, dudas, El pan y la sal, hijo, Música, Mi pequeño Tesoro, Presuntos Implicados, ser, sin estar, tesoro

Un sinfín de «ahoras» me subyacen,

antes de que llegues, ya estás aquí,

antes de ser en cuerpo, eres en mente,

en abigarrado estado, que en un futuro vendrá.

.

Ya sin estar decides qué se puede,

ausente pero presente dices no se puede.

Destinos cambiados, historias de nuevos peligros,

abrazos de amores ungidos, ahora sorprendidos.

Silente y latente, me dejas rendido,

en la angustia de haberte concebido.

.

No quiero visionar lo venidero,

no quiero,

no quiero mi mente de ti aún inundar,

quiero en la espera, no desesperar,

pero sigues mandando sin estar.

.

Independientes éramos y ya no seremos,

ruptura de una vida por otra irrumpiendo,

deseada otra, acompañada de mil preguntas,

respuestas no hay que no sean engaño.

No hay verbo sólo sentimiento,

inexpresable sentimiento,

expectante al gozo,

dicen que hay mucho gozo.

.

Ahora sólo siento alborozo,

mariposeo,

y en el pecho aleteo.

Convertido en duda el proyecto venidero,

te quiero pero aun no siento el “te quiero”,

Antes de llegar eres aguacero,

empapando de amor al antiguo guerrero.

Aunque ya eres nombrarte no puedo,

sin nombre te espero,

aún no eres más que proyecto venidero,

camino empezado, pero aun te atisbo lejos viajero.

 

 

.     *Presuntos Implicados nos envuelve el texto con la música de su pequeño tesoro, como lo será el venidero.

«Mi pequeño tesoro«

Presuntos-Elpanylasal

.     ** NA: Publicado originalmente el 9 de Agosto de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad, ya próximo a cumplir 8 años el viajero, hoy no hay duda de que siento ese “te quiero”.

.    .****Al hijo

Viejos tiempos (10ª parte)

10 miércoles Abr 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 5 comentarios

Etiquetas

amigas, amor, cambio, compromiso, decisión, dudas, elegir, iniciático, pareja, Pasado, pensar, Presente, Presuntos Implicados, Siete, Todas las flores, vértigo, viajes

Pensar. Eso es lo malo, pensar, se dice a sí mismo. Hasta hace unas horas, su vida era su presente sin fisuras, su día a día, su ensueño. Él y ella, juntos, como estaban ahora sentados, y en mil facetas más, comprando, leyendo, escuchando música, saboreando comidas y viajando, sobre todo viajando. Divagar sobre otra cosa no se le pasaba por la cabeza, o no al menos con tal fuerza, con esa potencia que hoy le mantiene tenso. Alguna vez le cruzó una visión de un presente futuro diferente, pero tan rápido como ese reflejo aparecía, desaparecía. Se decía que cómo por un deslumbramiento iba a apartarse de lo bueno, de lo mejor que tenía en la vida, de todo lo que había recibido, y abandonar también todo lo dado. Él había dejado parte de sí en esta relación, se había volcado en ella y ahora dudaba de todo lo puesto y de lo expuesto. De esa exposición que lo deja vulnerable y desprotegido. De lo que estaba seguro es que tenía que dejar de pensar, se tenía que dejar llevar, fluir por la vida, estar, simplemente estar. Disfrutar de lo bueno, de lo común y desterrar lo egoísta.

Pero eso,  ¿no sería, no “Ser”?

Simplemente existir, sería lo suficiente para no sufrir, no darle vueltas a lo que estamos haciendo aquí, pensar en disfrutarlo sin padecer, ¿sería suficiente?

Solo buscar la ausencia de dolor, no físico sino mental, con una auto-lobotomía, borrar de la conciencia  lo que nos perdemos, no pensar en otras posibilidades, conformarse con lo hallado, no buscar más allá, no explorar otros horizontes.

Renunciar es la determinación que toma fuerza, renunciar a una vida de dolor. Un dolor impuesto por él mismo, con sus devaneos. Y piensa, que  si está en su mano evitar esa angustia vital porqué no decidir eludirla. Comienza a ver luz en este día tan tenebroso que está padeciendo. No sabe si está temeroso o es un temerario con estos pensamientos de ruptura con su propio pensamiento. Él, surcador siempre de nuevas experiencias y sensaciones, siente que está a punto de cambiar su vida, de tomar una decisión que marcará su presente futuro, y lo va a decidir en un lugar tan extraño como es un bar, a raíz de unos viejos tiempos que se le presentaron hoy, y que le acompañarán ya para siempre. Nunca pensó que lo esencial aparece cuando menos te lo esperas, las determinaciones importantes siempre las imaginó tomadas en lugares más místicos, menos prosaicos. En sus lecturas, los cambios en la vida de algunos, los virajes que la gente contaba haber tenido en su existencia, iban ligados a viajes iniciáticos, y aparecían tras viajar al Tíbet, a la India, a África u otros lugares exóticos, barnizando todo con tintes de introspección personal, por la religiones encontradas y basadas en la meditación o incluso simplemente por ver a otras gentes que no tienen las mismas oportunidades que ellos. Encontraron la luz que les hizo cambiar su destino, cambiar su presente. Pero él, habiendo estado ya en esos lugares nunca tuvo esa necesidad de elección, no se le presentó en aquellos días vividos lo que hoy, en un lugar como este, en un día casi como otro cualquiera, salvo por esos nuevos recuerdos que no conocía y ya son suyos, ya forman parte de su vida. En este lugar, en esta espera, mirando de soslayo a su pareja, intentando averiguar lo que ella podría estar pensando, si ha intuido sus locuras y dudas, si es mejor hablar ya o callar para hacerlo luego más tarde, en soledad, cuando su amiga haya sido despedida de nuestro lado. Tiene decidido que hacer, pero el vértigo le mantiene en un estado ido, con cierta sensación de mareo, la visión no llega a ser borrosa pero sí poco nítida, como en el inicio de una borrachera, en el que empezase a perder facultades, pero sin perder todavía el control, esa sensación de aturdimiento que precede al descontrol y el malestar. Lleva así varias horas, como en un vahído constante. No sabe si su decisión en el fondo es de un paso al frente o de cobardía, de un mayor compromiso consigo mismo o de dejarse vencer por las circunstancias habidas en el día de hoy, de miedo o de coraje.

Está deseando que regrese la amiga de su pareja, desea decir que mejor no van a otro lugar, desea irse a casa. Piensa en los viejos tiempos con su pareja, en aquel presente pasado, los inicios, las primeras citas, las llamadas interminables en las noches de invierno, las citas deseadas, las separaciones retrasadas al máximo por no ser queridas. La belleza de ella cuando bajaba del tren, con el corazón palpitante por el deseo del encuentro. Piensa en los viejos tiempos en los que él no estaba, en lo sabido hoy, en lo descubierto y que le hizo daño injustificado por su pensamiento egoísta, por enterarse de lo oculto. Compara esos tiempos pretéritos. Ambos forman parte de su presente, y añade sus viejos tiempos sin ella, y que a ella no ha hecho partícipe de muchos de ellos. Y piensa en lo injusto que ha sido con ella y con él mismo, cuánto oculto tiene él. Y le pregunta, que si se marchan, y ella contesta que falta su amiga, y él sonríe, y ella le sonríe.

 

 

                                                                                           .FIN

 

.     *Como en la canción de Presunto Implicados el protagonista decide que si ese es el camino que trazaron juntos es mejor no mirar atrás… En sus ojos se ha encontrado siempre que se ha perdido, por ello sabe que es el lugar donde mejor estar.

«Todas las flores«

.     **NA: Publicado originalmente el 26 de Julio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

Afectos y desafectos

05 martes Feb 2019

Posted by albertodieguez in Música, Reflexiones, Relato

≈ 9 comentarios

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1999, Afectos, amigos, Amistad, amor, Anacronismo, Como hemos cambiado, Cuestiones de familia, Desafectos, desamor, Enemistad, familia, hermanos, hijo, Love of lesbian, Música, padres, pareja, Presuntos Implicados, Recuerdos, rencor, Ronroneando, Ser de agua, Sr. Chinarro, vida

Los afectos y desafectos son lo mismo, unos vigentes y otros caducados o trasmutados, pero que siguen siendo afectos que dejan o dejaron poso y huella. Hablo de afectos desaparecidos o perdidos o con posibilidad de caer en el olvido o ya prescritos o también de afectos dolidos que pasan a ser odios reprimidos. Los afectos a veces se dejan y apartan por decisión propia y ya entonces son desafectos, no siempre barnizados por la inquina y el resentimiento, o el rencor. Los afectos  nos llegan de nacimiento unas veces, y encontrados por el camino muchas más. El cariño que nos profesan nada más nacer y que nosotros devolvemos, es ese primer afecto que nos llena durante tanto tiempo, que no existen casi otros. El más duradero de todos los afectos, ese, familiar, de madre y padre y hermanos, y toda la consanguineidad que nos rodea, como manta que nos quiere proteger de las intemperies que nos llegan, de los fríos con los que nos tendremos que enfrentar y nadie podrá evitar por más que ese abrazo de todos ellos nos quieran aislar de esos gélidos vientos. Y este afecto inicial no está a salvo ni siquiera de ser mutado en desafecto, en malquerencia, por motivaciones que no están muy claras. Cuando niños nos aparece y nos da por pensar que se nos omite la libertad, que nos asfixian con las normas y todo el amor que recibimos o damos se vuelve contra quién nos lo da o quién lo recibe, en forma de desdén y alejamiento, y ya no hay reconciliación, solo desafecto. La ternura desaparece y ese niño que fuimos ya no la inspira, incluso ese recuerdo tierno se entierra, y se borra cualquier posible marca que nos diga donde estuvo ese sentimiento, y al hijo se le repudia, y al padre y la madre se les destierra del futuro del hijo. Y cuando la envidia surge entre hermanos, se ahonda un distanciamiento que la vida abundará, y cada uno llevará su vida y será el desafecto el nexo de unión, un afecto alejado, distante, teñido de amor enrarecido, no indiferente pero en el fondo poco afectivo.

Luego con los años aparecen la amistad y el aprecio por ciertas personas que avanzan junto a nosotros en el día a día, y creemos que ellos nos acompañarán durante todo nuestro camino, no se nos pasa por la cabeza que irán quedándose en la cuneta, por el destino, cambios de residencias, de estudios y de juegos compartidos, mudados a otros lugares, que nos llevan a encontrar a otros compañeros de viaje, también por tiempo limitado. Pero otras veces esos amigos, dejan de serlo no por el devenir de la cotidianidad de los días, o por los caprichos de la vida. La enemistad surge de pronto, por un roce, por una desilusión, por un enfado fundado o infundado, por suspicacias o por cualquier nimiedad, y entonces apartamos al camarada, lo mandamos al exilio, dudando de la fidelidad a nuestra causa, y el desafecto lo deja en un Gulag interior, que mucho tiempo después quizás se rehabilite en la memoria, pero que por siempre quedará como un afecto osco, lejano, sin el calor de algo que nos toque y nos despierte emoción, solo recuerdo de un pasado donde iniciábamos nuestro periplo en comunidad, con otros que no eran los de la sangre propia.

Luego llega el afecto de los afectos, la estima y devoción, el amor. El primero es el más bonito, por lo menos en la memoria así queda, a no ser que por algún motivo como un Mr. Hyde se transforme y ya no quede ese dulce recuerdo. El apego emocional hacia otro nos mueve constantemente, siempre queremos tener a alguien a quién amar, con quién compartir, hacer proyectos, sentirnos importantes para el otro y consecuentemente para nosotros mismos, que nos crecemos al pensar que somos un referente para ese otro en la pareja. Y nos vaciamos y nos damos y se vacían y nos dan todo, tanto que quedamos secos y necesitamos del otro para recuperar energías, y es a la vez un conducto que retroalimenta la relación, nos seca y nos consume, secamos y absorbemos, y acumulamos y colmamos de vigor y fuerzas, y nos recargan con mimos y halagos, devociones y aprecios, que a veces se trastornan y se vuelven desprecios. Y el respeto antes cultivado, queda destronado y se instaura el rencor y toda la tolerancia de antes se hace intransigencia, y todo lo bueno se gira en malo, las bondades de antes se enturbian y parecen vilezas, y ya todo rezuma desafecto. Un desafecto acentuado y tildado de odio y crueldad, la perversión toma el mando y todo lo que antes hacíamos por el bien del  cónyuge, con complacencia y diligencia, con fervor de ofrenda, se transfigura, y la piedad desaparece, de tal manera que nos trasladamos al otro extremo, convertidos en inclementes. Y es ahí con esa fuerza con la que se nos compone todo el desafecto malicioso que podemos dar y recibir, encontrar que nos lo suministran o encontrarnos endilgándoselo al antes amado. Y el aborrecimiento ensombrece nuestro día a día, y llegada la separación física, no nos basta para pasar página, se queda enquistado en la médula la mortificación que nos supone pensar en el otro, no nos conformamos con la ruptura y el olvido. En algunos casos la obsesión es la recuperación del amor y estimas perdidos en el otro, y viendo la imposibilidad, el deseo creciente es el de insuflar el mayor mal, el mayor dolor a la pareja perdida, que nos haga catarsis del nuestro que no nos deja vivir y nos ciega. Y esa enfermedad es el mayor peligro, caer en ese pozo es hacer del desafecto el motivo de vida, pero no como indiferencia si no como sinónimo de penitencia, escarmiento y deseo de castigo. Otras veces aún siendo fortuito y no esperado, el desafecto es tomado como avatar de vida y el alejamiento es civilizado y tomado como un estigma y muesca más que nos deja el oficio de vivir, y el desafecto se queda solo en eso, en desvío de la estima hacia el otro, dejar a otros huérfanos de nuestra estima o al menos con ella bajo mínimos.

Pero otras muchas veces los desafectos son la salida buscada por el miedo a un abrazo de futuro que nos inquieta y del que no estamos seguros, es una puerta de escape para el acorralado, al que los sentimientos le tienen amarrado y atado y duda de que sea lo que él estimaba sería, o de lo que imaginó y de pronto ya no quiere que sea. La mayoría de las veces no queremos el daño del otro como fin al apartarnos, es la consecuencia de auto-protegernos, de salvaguardar nuestro sueño, nuestros anhelos, que a veces simplemente son seguir libres durante más tiempo, no sentir ataduras, ni grilletes que nos mantengan en una celda, o que nosotros vemos como tal. Y aunque no deseamos hacer mal, el mal aparece y la incomprensión, la falta de entendimiento a ese celo que prestamos hacia nuestra intimidad que ya no queremos compartir y que el otro ve como frustrante rechazo por nosotros, y desencadena dolor.

Más allá de todo esto tan cercano, tan de piel con piel, están los otros afectos, esos que son fugaces, cotidianos, que están cincelados por la simpatía, son esos que nos rodean en nuestras relaciones menos profundas o que nosotros estimamos así, más frívolas, sin la hondura que otorgamos a los otros lazos, en estos el vínculo lo manejamos con distanciamiento, intentando que no nos marque, que no deje en nuestra piel el roce cálido que nos traiga afinidades y familiaridades, y que evitamos pues no nos interesan esas bondades que no queremos que profundicen en nosotros. Y estos afectos son muchos menos que los desafectos que destilamos, cuando miramos alrededor son muchas más las antipatías que nos despiertan y despertamos, que las conexiones con las que confraternizamos. La gente la vemos con animosidad, y con aversión, nos molesta el comportamiento de prójimo constantemente, sus acciones nos parecen plagadas de egoísmo y así es en la mayoría de la veces, montarse en un vehículo es encontrar adversarios con los que luchar en la carretera, la solidaridad está escondida, no se sabe dónde, pero claramente atrincherada en algún lugar que no vemos y que se nos muestra como fugitiva y refugiada de una guerra, allá en cualquier sitio menos cerca.

Los desafectos, son afectos perdidos, miedo a los afectos, recuerdos de afectos desaparecidos. Simiente para un futuro de indiferencia, odio o rencor. Siempre de dolor, breve o indefinido.

 

 

 

.     *Para el texto de hoy, traigo varias canciones que recorren los diferentes afectos y desafectos contados en él.  Love of Lesbian nos cantan los familiares, Sr. Chinarro los de pareja, y Presuntos Implicados los de las amistades y amores primeros, transformados por el tiempo.

«Cuestiones de familia»          «Anacronismo»          «Como hemos cambiado»

  

 

 

 

 

 

 

 

.     **NA: Publicado originalmente el 29 de Junio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad

Esperanza

28 miércoles Feb 2018

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

≈ 9 comentarios

Etiquetas

anhelo, espera, Esperaré, Música, Presuntos Implicados, Versión Original

Finalmente todo se tuerce

se retuerce en el inconsciente

en la vida diaria

en el devenir de los días

en el angosto espacio

 

Turbado por no conseguir

lo anhelado en el inhóspito

santuario de tu recuerdo

 

Unidad inseparable que es

tu imagen y mi dolor

por no alcanzarla

 

Quizás algún día la frustración

se convierta en jolgorio y alegría,

sea el delirio por tu vuelta

tu presencia detenida.

 

Quizás todo sea fantasía

y nada exista, pero en tanto

yo espero tu regreso, pues

nunca hubo despedida.

 

 

.     *Presunto Implicados nos cantan su paciente espera hasta que el amado sienta lo mismo, que haya una llegada o regreso, aunque quizás nunca hubo marcha.

«Esperaré«

.

     **NA: Publicado originalmente el 23 de Marzo de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad

Nada es para siempre

18 lunes Dic 2017

Posted by albertodieguez in Música, Reflexiones, Relato

≈ 10 comentarios

Etiquetas

abandono, anillo, Música, Nunca es para siempre, Presuntos Implicados, Ruptura, siempre, Siete, Soledad

El metal solitario es frío y se torna cálido cuando junto a la piel toma nuestra temperatura. Hoy está en la mesa, alejado y fuera de su lugar habitual, del sitio para el que fue creado. Ese anillo, junto al otro, que una vez formaron pareja, se vuelven gélidos en la distancia del cuerpo, expuestos a la intemperie. No están en los dedos que una vez soportaron su encierro y su cerco. Hay inscripción en su interior, nombre y fecha, un recordatorio de efeméride y data de cuando tuvo lugar el suceso. Marca y muesca que tallada con mimo y precisión nos deja un significado, nos deja el mensaje de un pasado, primero cercano y que después, con el tiempo inexorable en su avance nos parece lejano, cada día un poco más, cada avance en el calendario la fecha queda más atrás. Ese rebaje en el interior, muestra a los participantes, uno en cada aro. Y su lectura, nos trae la visión de las caras que llevan esos alias, y al nombrarlos mentalmente se nos aparecen en toda su realidad, que no es realidad, puesto que está subjetivada por nosotros, por nuestro filtro psíquico, que cargamos de experiencias, de situaciones y de anhelos de lo que fue y de lo que no fue. Las dos sortijas reposan cercanas una de la otra, allí sobre el cristal, que deja ver el vacío hasta el suelo. Un vacío que lo llena todo. Un suelo en el que me encuentro, en el que se encuentran mis sentimientos. No se puede caer más bajo, más hondo, estar a ras del suelo. Miro los surcos externos, miro la piedra, el brillante en una de las alianzas, veo el metal precioso, contemplo el oro blanco, estoy ensimismado en esa aleación que conforma y significa tanto en un simple objeto, un vínculo. Puse mi arete con suavidad y amor, mi círculo de unión, al lado del suyo, que ya no quiso, que rechazó y apartó de sus manos, de las manos que lo acogían en tiempo pretérito y que en un presente que ya no lo es, hicieron que se deslizase suave y lentamente de ellas. Sacándolo lentamente sin dureza ni violencia, como si en ese acto intentase no sufrir daño, que al deslizarse no le rasgase, ni la piel ni el alma. Algo que no evitó que dejase en jirones la mía. El símbolo que era de unión, dejó de serlo para ser objeto, simple adorno, forma de embellecer parte de nuestro cuerpo que tanto da y tanto dice de nosotros. Desgarrado por esa ceremonia de entrega, de devolución, veo pasar despacio ese instante por mi mente. Episodio final de un periodo en común que ella quiso deshacer, separar nuestros destinos. Desligarse y quitar la atadura que ese ornamento le era y asfixiaba su garganta aprisionada desde el anular que le impedía recibir un nuevo aire. Miro la cronología de los hechos, desde el inicio hasta este momento, hasta esta mirada abstraída, perdida, viendo en dos anillos miles de sentimientos, asimilando que nada es para siempre.

 

 

.     *Presuntos Implicados nos ponen la música al texto de hoy. Asimilación de que puede que lo que tenemos no sea eterno, de lo frágil que puede ser todo vínculo.

«Nunca es para siempre«

.     **NA: Publicado originalmente el 26 de Abril de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

La vida está llena de afectos y desafectos.

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