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Archivos de etiqueta: Love of lesbian

“Arribando” (o Un cínico desafecto social)

29 sábado May 2021

Posted by albertodieguez in Música, Poesía, Reflexiones, Relato

≈ 35 comentarios

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abajo, arriba, arribando, arribar, Barro, botas, cínico, cielo, DCP, Desafecto Social, La noche eterna-Los días no vividos, Love of lesbian, Música, medrar, mejorar, meritoneando, meritos, pisar, pobres, proletario, ricos, Sociedad, subir, suciedad, Wio, Wio antenas y pijamas

Preámbulo.

Lanzan una propuesta para jugar con los textos y las palabras, con el arriba y abajo, defender una u otra opción, estar encima o estar debajo, no vale estar al lado y no posicionarse, hay que defender una postura, y tras un segundo de duda, me sumo al proyecto. Al día siguiente sin pensarlo mucho, me surge un texto, rápido, de manera fluida, y lo dejo descansar, y que repose para leerlo más tarde pasados algunos días, hay mucho tiempo hasta la fecha de publicación. A veces con la relectura te das cuenta de la “castaña pilonga” que has hecho, y estás a tiempo de rehacerlo de nuevo…  Una semana después lo leo y dudo si es digno del proyecto, lo veo… no sé, quizás demasiado…  y según lo pienso, sin darme cuenta me surge otro texto que me parece más, no sé…  Bueno no doy pistas de lo que me pareció cada uno de ellos, el caso es que tenía un problema, ¿Qué hacía? ¿Cuál publicaba?…

Llevo meditándolo cuatro días y he llegado a la conclusión de que voy a publicar los dos, al fin y al cabo son complementarios, los dos defienden la misma idea cada uno a su manera, y el segundo además completa al primero, siendo más cínico si cabe.

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Texto 1.

“Arribando” (o Un cínico desafecto social)

Andaba llegando donde uno está a salvo, donde uno cree que ya puede tomarse un respiro, que no descansar, en este vivir nunca uno puede bajar la guardia y echarse a dormir y reposar. Allí en ese lugar todo se ve mejor, todo parece teñido de otro color, el color del barro ya no forma parte de su horizonte, o al menos él lo ve así, y en ese momento de deleite por estar alcanzando aquel destino, pensando en esa pausa que se podrá tomar, evalúa ese transitar y mientras arriba, va recordando la serie inglesa “Arriba y Abajo” y de lo que le marcó ver en televisión el reflejo de esa sociedad de principios del siglo XX en Inglaterra. Él a su alrededor no veía esas diferencias, todos eran iguales.

Desde entonces siempre pensó en estar del lado de los de abajo, del lado de los desfavorecidos, era claro que este deseo de estar con ellos se debía a la cuna de la que provenía, totalmente proletaria, pero quería estar con ellos siendo de los de arriba para cambiar las cosas, teniendo lo bueno de aquella otra planta, pensaba que la desdicha de unos no puede ni debe ser y servir para la gloria de otros. Hoy aquella época de la serie se le muestra muy similar a esta, cada vez hay más diferencias entre los de arriba y los de abajo. Con el paso de los días a los de arriba se los ve más altos y lejanos, y los de abajo están más hundidos sin ver cielo ni salida. El de arriba pisa y el de abajo es pisado. El de abajo aguanta al de arriba y el de arriba lo ve como normal y necesario, es su función, se dicen, si no para qué fueron creados, sostener al prepotente, al empresario, y si le molesta debe dejar a otro paso, para sostener y ser pisado.

Con el transcurrir del tiempo había tomado una determinación, más pronto que tarde debía conseguir aquello que anhelaba desde esa infancia lejana. Hacer cumplir el sueño latente desde ese abajo, el sueño de tantos y tantos iguales como él, que por una cosa u otra no lo consiguieron y se fueron quedando por el camino, por las trabas y las trampas que no supieron esquivar, por los medios que tuvieron a su alcance y no supieron manejar y utilizar correctamente, en su beneficio.

Llevaba varios días deambulando, no encontrando lo que buscaba, sabía que el tiempo iba en su contra y que se le acababa, se estaba desesperando, ya empezaba a dudar si obtendría resultados, iba entrando en una edad en la que era mejor empezar a tener las cosa mejor atadas, un futuro. Pero incluso en los momentos de duda no cejó en su lucha por ser buen ciudadano. No dejando de asistir a las manifestaciones, en todas ellas en busca de apoyar a sus ideales e ideario, y de afianzarse en sus convicciones con buenos palos, para poner a cada uno en su sitio. No entiende como el problema cada vez aumenta en tamaño, cada uno debería saber cuál es su lugar en la sociedad, y lo suyo fue un accidente que debe reparar. Sólo le llega ruido, todo está turbado y emponzoñado por las noticias que llegan amplificadas por las antenas de radios y televisiones.

Desde que su amigo le dio el contacto y en la entrevista le dijeron que se preparase bien, estaba nervioso.  No encontraba lo necesario para afrontar el reto y llegar preparado a ese lugar que le ofrecían, se preguntaba si lo conseguiría. Cínicamente sonrió frente aquel escaparate, por fin creyó haber encontrado la solución a este debate que arrastra desde niño, por fin encontró el elemento necesario, encontró el calzado tan ansiado, ese que evita mancharte y sentir lo pateado cuando tus pisadas salpican al apretar con ahínco. Son robustas y fuertes y duras, con buena suela de agarre, listas para no resbalar, listas para poder trepar y alcanzar la cima, siente que esa es la solución perfecta, mantenerse bien erguido, sin duda encontró el camino. La luz y las nubes que podrían desaparecer a su alrededor si se consintiese no vencer, si no tuviese bien claro donde tiene su sitio, dejaron de ser un horizonte cercano y posible, al fin tiene las botas para pisar y jamás ser pisado, y conseguir olvidarse de su pasado. Allí arriba siempre se está y se estará mejor que abajo. Él ya está en la cima, arriba, y los de abajo serán bien pisados.

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Texto 2.

«Meritoneando” o (Un desafecto político-social)

Me ando meando a los demás,

arribando y subiendo en la suciedad,

perdón quise decir sociedad,

medrando pisando a los demás,

robando al prójimo que me ayudó

a dejar de ayunar.

De méritos ando,

alabando a quién convenga,

palmeando las espaldas

de lucrosas amistades que devengan.

Quitando ando los beneficios del bienestar,

culpando a todos los demás

de los desvaríos que voy a insuflar.

Odiando la igualdad me ando,

si no saben que hay diferentes cunas

que les voy a contar,

que no entiendan que deben existir

para que yo pueda volar.

Orinando me ando para marcar

mi corralito, no se vayan a equivocar.

Arribando me ando,

dónde mejor se va a estar.

.

.

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.     *Todos tenemos un ideario, que cínicos muchos traicionan para sobrevivir y medrar. Hoy para los textos utilizo el vídeo de Love of lesbian …. y ese ruido que aceptamos como verdad…

«Wio, antenas y pijamas«

Love of lesbian. La noche eterna-los días no vividos

.     ** NA: Publicado originalmente el 26 de Marzo de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad a diez años vista de aquel momento ilusionante de “Movimiento 15M”, para no olvidar que aún se puede.

Desorden emocional

03 miércoles Feb 2021

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 45 comentarios

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alegría, Confesiones de un artista de mierda, Convivencia, Depresión postparto, desequilibrio, Desorden, dudas, El equilibrio es Imposible, embarazo, Emociones, Hombres, Hormonas, Ivan Ferreiro, Love of lesbian, Música, Mujeres, pareja, Santi Balmes, sentiminetos, tristeza

Ella me decía que tenía que comprenderla, que sus hormonas estaban revolucionadas y que si estaba algo irascible o malhumorada o inestable no se lo tuviese en cuenta, todo era debido al proceso químico que estaba suponiendo el embarazo. Yo la comprendía o al menos intentaba hacerlo, algo había leído y había visto en documentales sobre toda esa trasformación interna del cuerpo de la mujer, un torrente de cambios desde el mismo momento en que el óvulo es fecundado. El cuerpo primero se altera ante elementos exógenos a los propios de la mujer y después cuando finalmente no lo rechaza, se prepara para acoger lo que vendrá, lo que crecerá en el vientre.

Cuando en conversaciones entre amigos con sus parejas que habían tenido hijos, salía el tema de la complicada convivencia durante el embarazo, siempre ellas decían que nosotros no podíamos entenderlas porque no sufríamos esos cambios celulares que desencadenaban esos desequilibrios en el estado afectivo y de comportamiento. Un comportamiento que hacía de la convivencia una montaña rusa. La maternidad o futura maternidad las diferenciaba de la paternidad o futura paternidad porque ellas sentían esos cambios corporales. Antes de vivirlo como sujeto activo (aunque pasivo en el proceso realmente) lo asumía desde el desconocimiento como algo que debía ser cierto, al fin y al cabo, a veces en los días de menstruación se vivía algo similar en nuestra relación a aquello que contaban. Después, cuando todo llegó pude constatar que sin duda algo pasaba en su interior que la hacía darme contestaciones inesperadas y que mis actos la molestasen sobremanera, lo de “la regla” no era nada comparado con esto nuevo. Era una de cal y otra de arena por parte de ella, tras un comentario poco dulce venían las disculpas, bajo aquel mantra de; “Son las hormonas, discúlpame, no me lo tengas en cuenta”. Y así pasaron los primeros meses, luego la cosa se estabilizó y se producían esporádicamente los episodios de malhumor. Aquello queda ya casi en el olvido, como una curiosidad, algo anecdótico que sucedió pero que en el fondo es ajeno a uno, más figurante que actor principal, sólo el esparrin en el cuadrilátero encajando sin dar respuesta para no dañar al púgil para su lucimiento en el combate final. Y tras ese combate, el púgil queda dañado, y entonces lo que aparece es un desorden emocional. Ya no son malos humores o enfados o discusiones tontas y por lo más nimio, ahora es llanto y tristeza lo que le acompaña a ella en los primeros días tras el alumbramiento.

Se supone que yo debo estar a su lado sin resquicios, para darle orden emocional y estabilidad a ese desenfreno de sentimientos. Te dicen; Ahora tienes que cuidarla, la depresión post-parto es mucho peor que los desvaríos hormonales durante el embarazo. Y entonces te dices que igual que hasta ahora le has apoyado en todo momento y has ido amoldando tus palabras y tu comportamiento para que tus actos no sean motivo de disputa o pequeña bronca, lo seguirás haciendo. Pero de pronto te das cuenta que no te va a ser fácil, cuando eres tú el que siente ese desorden emocional, y necesitarías un hombro en el que apoyarte y unos brazos que te sujeten, y un fuerte abrazo que te consuele. Pensabas que eras el fuerte, el sustento para los dos, y que podrías llevar todo ese peso de los momento difíciles, estos en los que afrontar lo que nos es nuevo. De repente te sientes confuso, la angustia aflora, las dudas se apoderan de todo y te aborda la tristeza, no sabes porque estás así, cuando es alegría lo que deberías derrochar, y es la felicidad lo que debería dominar estos instantes.

Nunca me hablaron que podía ser yo el que sufriese aquello que solo se cuenta que sienten las mujeres. Nunca se habla de que los hombres sufran los mismos síntomas que ellas. Parece que los hombres no sienten ni padecen durante este proceso de llegada del hijo.

Todo esto me pilló desprevenido. Yo, que había interiorizado que mi comportamiento debía ser, aún más que antes, sin aristas que pudiesen dañar y me había esmerado en pulirlas, yo, que había suavizado mi verbo directo y punzante, para que todo fluyese lo mejor para ella y para mí mismo, -verla mal me desarma-, sabiendo que lo que otras veces hubiese pasado por una simple conversación y cruce de comentarios, ahora podía suponer una afrenta que nos llevara a un desencuentro que nos haría mal. No me había preparado, no había tomado la precaución de ponerme una coraza, y esas palabras duras que yo evitaba decir las recibía como lanza y puya, como hiriente filo que sajase mi piel libre de defensa y no preparada para recibir la ignominia del otro, para recibir su desahogo.

Tengo un volcán de emociones que brotan aquí y allá, que se agolpan unas encima de otras, pero no de manera ordenada, ni de una forma lógica, surge la alegría y seguidamente la tristeza, que es apartada por la euforia, que a su vez es retirada por la angustia. Intento comprender esta hipersensibilidad, pero no lo logro, me confunde esta mezcla de sensaciones. Lo normal sería que  aflorasen seguidas las que son del mismo carácter; las felices juntas o las que entristecen y agobian apiñadas, pero no intercaladas y haciendo que me sienta como en un columpio, arriba y abajo, otra vez arriba, y de nuevo en lo más bajo, en un vaivén desquiciante que me hace vacilar sobre mi equilibrio mental. Tengo los sentimientos a flor de piel, y un gesto o una palabra o un pensamiento eriza mi vello y humedece mis pestañas. En la soledad, las emociones se descabalgan, y mil dudas me abordan. Temo no haber acertado trayendo a un ser a este mundo que se me vuelve y muestra ingrato, sin un motivo que lo cambie y lo haga diferente de ayer o de hace un año cuando tomamos la decisión. El egoísmo se muestra y dice; con lo bien que estabas. Intento sosegarme y me digo; no tiene sentido este malestar, este ahogo que tienes. Pero no puedo evitar irme a un aparte y llorar y respirar hondo y rehacerme para volver y que me vea ella fuerte, sin que vislumbre la última herida producto de su último comentario. Encajando como puedo todo este desorden emocional.

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.     *Ivan Ferreiro y Santi Balmes de LOL completan y ponen banda sonora al relato de hoy, hablándonos de esos días en que el equilibrio es imposible, y nos vemos y nos decimos: “Qué felices, qué caras más tristes”.

«El equilibrio es imposible«

Ivan ferreiro - confesiones

.     **NA: Ficción

.     ***NA: Publicado originalmente el 29 de Enero de 2014. Hoy recibe una segunda oportunidad.

Cortinas echadas para dormir

26 jueves Mar 2020

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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asiáticos, cena, cita, cortinas, deseo, encuentro, hotel, La noche eterna-Los días no vividos, Los Seres únicos, Love of lesbian, Música, observar, placer, sexo, ventana, voyeur

Pienso si yo lo hago o no, si alguna vez estando en un hotel busqué el amparo del visillo o de la gruesa cortina antes del sueño, para, no ya evitar la luz durante el descanso si no evitar a otros lo que dentro de la habitación acontecía, o si por el contrario no me importó cierto exhibicionismo dejando a la vista sin pudor el interior a posibles observadores. Hay gente que sólo evita la luz o las miradas cuando duerme.

Hacía tiempo que no veía que sucediese, ayer lo volví a presenciar. Estaban allí, con una toalla alrededor del cuerpo, él a la altura de la cintura, ella cubriendo casi todo su cuerpo desde las axilas, no debían tener albornoces. Deduje que se habían bañado o duchado hacía unos minutos, estaban sentados cerca de la ventana, a él lo veía de espaldas a ella de perfil. Comían. Debían haber pedido cena al servicio de habitaciones o quizás ellos mismos habían traído algo para tomar, desde mi observatorio no veía la mesa de donde iban cogiendo la comida ni lo que comían. Parecían contentos, con actitud cómplice. No veía del todo bien sus rostros, no llevaba puestas las gafas y mi miopía hacía que no fuesen del todo nítidas sus caras, pero percibía perfectamente sus rasgos asiáticos y cómo ella sonreía y reía de forma receptiva los comentarios de él que con sus movimientos y lenguaje corporal daban a entender cierto flirteo sexual. Yo me estaba adelantando a algo que no era evidente a priori, pero que a poco que el observador pusiese atención y una pequeña dosis de su propia experiencia podría llevarle a concebir que aquello eran preámbulos al sexo, preámbulos como juego del deseo que transpiraba por los poros de aquella pareja y que se percibía desde la distancia. Uno lo sabe, sabe que aunque están comiendo y bebiendo y charlando animadamente, todo es una escena algo forzada y fingida que ralentiza y retiene esa pasión que se les desboca sin poder evitar que sea percibida por mí e incluso por ellos mismos aun intentando dar sensación de calma y cautela, de no parecer que la avidez les comanda. Me pregunto, como en otras ocasiones ha pasado, cuánto tardarán en levantarse y correr la cortina para lejos de miradas furtivas irse a la cama a dar rienda suelta a ese deseo sexual imparable e inaplazable ya, o si acaso, tras echar la cortina si no podrán evitar comenzar su escarceo sexual allí mismo, sin buscar la cama, dejando caer las toallas y tomándose no ya las viandas habidas hasta el momento si no sus bocas ávidas del fruto corporal, lenguas redentoras de cuerpos lascivos. No me muevo por un rato, esperando que se cumpla lo que creo que sucederá pero con la esperanza, también ha pasado alguna vez, de que no caigan en el pudor de ser vistos por la ventana o qué se olviden de que la cortina está apartada, pero después de unos minutos temiendo que será infructuosa esa espera sigo con mis quehaceres, de vez en cuando vuelvo a mirar para constatar que siguen aún allí, con sus toallas puestas tomando esos bocados que sacien el hambre del cuerpo pero no del deseo. Voy a la habitación a ponerme ropa cómoda, y de paso aprovecho para ponerme las gafas y mejorar la nitidez de la escena algo borrosa por la miopía, desde allí les veo más frontalmente, la tensión sexual ha crecido, no sé, puede parecer raro pero lo percibo desde esta distancia, creo que el desenlace no puede tardar, él, con un leve bamboleo en su asiento se ha aproximado a ella, ambos han reído, ella abiertamente, es como si lo dicho por él hubiese sido una buena ocurrencia que se prestaba a celebrar con jolgorio. Me quedo observando, esperando lo inminente, pero pareciera que tras este trance de breve juerga se hubiesen vuelto a distanciar como si tras el chiste hubiese habido un parón, como cuando hay unas grandes y largas carcajadas y finalmente quedamos sin resuello y la celebración de la gracia es seguida por un silencio para el descanso de tanta risa y fiesta, esos momentos que nos tomamos para coger aire y nuevas fuerzas para poder seguir festejando, ese silencio que a veces se hace incómodo, sobre todo entre nuevos conocidos, por temer que aquella diversión no vaya a continuar así de intensa, les veo volver a dirigir sus movimientos hacia la mesa, ella ahora bebe de una copa. Dudo sin son pareja estable o amantes ocasionales, o si es la primera vez que intiman, por esta última situación vista me decantaría por esta última opción, necesitando parecerse ambos divertidos y sin parar de serlo. No parece que lo que creía inminente fuese a suceder, decido volver a la cocina para prepararme algo de cena. Abro el frigorífico, cojo los ingredientes para una ensalada y los dispongo en la encimera cerca de la ventana para de vez en cuando seguir las evoluciones de la pareja mientras lo preparo. Cuando miro de nuevo ya no están próximos a la ventana, me maldigo, qué poca paciencia tuve, en el breve tiempo que les he perdido de vista entre el dormitorio y la cocina con parada en el frigorífico para sacar la comida, todo se ha precipitado. Ahora les veo en la cama, desnudos, él, algo fofo, encima de ella. Sólo veo dos cuerpos abrazados, no percibo como es ella, esto me da rabia, me hubiese gustado saber cómo es su desnudez. El hombre la cubre con su cuerpo en toda su longitud, tieso, como tenso, se mueve encima de la mujer, aunque es un movimiento casi imperceptible, no sé realmente si es que ya han acabado o es algún juego que están experimentando y simplemente él está dentro y es ella la que con sus movimientos vaginales lo está follando. Desde su posición ella podría verme, justo mi ventana, en una planta superior, está en el ángulo de visión perfecto para que una persona tumbada en la cama a poco que levantase la vista hacia su ventana podría verme con tanta facilidad como yo a ella, pero no tiene la cabeza hacia el lado de la ventana con lo que no hay ese peligro de descubrirme observando si lo hiciese de manera descarada, aun así, me mantengo no demasiado próximo a la ventana, estoy algo agazapado como si por casualidad o necesidades tuviese que permanecer en esa zona de la cocina. No han pasado ni un minuto y ya no se percibe movimiento alguno, me intriga, permanecen allí uno encima del otro, sin ninguna acción más. Sigo elucubrando sobre esta manera de tener sexo, no sé si es una técnica oriental desconocida para mí, o sí es que han sido raudos y ya han terminado, a veces el deseo es tan desaforado que uno no puede evitar acabar tan rápido que lo que se necesita es tiempo para un intento más largo y prolongado, quizás es eso lo que están haciendo ahora, tomarse un tiempo. Dejo de observar y me dedico cinco minutos a elaborar la ensalada, la termino, y vuelvo a buscar con la mirada a mis amantes. Absorto, me quedo mirando, hoy no es mi día, ya no están en la cama, se han debido de levantar en esos minutos que cejé en mi voyerismo, se me ha vuelto a escapar la visión de la desnudez de ella, me quedo un rato por si regresasen a la cama o apareciesen dentro de mí ángulo de visión, pero el resultado es infructuoso con lo que decido ponerme la mesa para la cena en el salón, en cada ida a la cocina a por los cubiertos, los platos, el embutido y demás cosas, voy echando un vistazo por si han regresado. Al final, desisto y me doy por vencido, está claro que ya no tendré más espectáculo de ellos, sin duda están en el cuarto de baño; relajándose en la bañera o bien siguiendo la fiesta allí, hoy está claro que me quedaré sin ver detalles de cuerpos desnudos con tórridas escenas de sexo como en otras ocasiones sí que las disfruté. A media noche me levanto a beber agua a la cocina y no puedo evitar mirar hacia la ventana de los asiáticos, las cortinas están echadas.

 

 

 

 

.     *Desde su atalaya, el protagonista ve aquellos a los que observa como seres únicos, a los que desearía pedir permiso para unirse a ellos y así también sentirse único y no tan trivial, sin darse cuenta que quizás todos seamos únicos como canta Love of lesbian.

«Los Seres únicos«

Love of lesbian. La noche eterna-los días no vividos

.     ** Publicado originalmente 24 de Mayo de 2016. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

Refugiado

16 lunes Sep 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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baño, Belice, desamor, desencuentro, Discusión, encerrado, grito, La noche eterna-Los días no vividos, Love of lesbian, Música, pena, rabia, refugiado, refugio, tristeza

Llevaba en el baño varios minutos, ahora se miraba al espejo, había estado sentado en la taza con los pantalones bajados como si estuviese orinando, pero no lo había hecho, era casi una forma inconsciente para dar más realismo al motivo de estar en el aseo, pero después de varios minutos con la mirada perdida al frente, con los pensamientos abstraídos, pensando sin pensar, se preguntó en voz alta qué hacía, porqué estaba ahí encerrado fingiendo que tenía ganas de miccionar y por tanto sin echar una gota, -miccionar, esa palabra cursi siempre le hizo gracia, y esbozó una sonrisa, una mueca incongruente con su estado-. Casi se le saltaban las lágrimas, apretaba los dientes tensando toda la mandíbula, casi hasta hacerse daño. Rabia, era rabia lo que sentía en ese momento, y tristeza, se sentía muy triste.

Una vuelta de tuerca, un nuevo desencuentro, un alzar la voz, y decir cosas sin pararse a pensarlas, sin reflexionarlas. Había vuelto a pasar, su verbo brotó sin medida, había sucedido de nuevo, le había sacado de sus casillas, y sabía que esto le iba a pasar factura, los nervios se le cogerían a la tripa y estaría con dolores y malestar al regreso, ya casi esos nervios le tenían atenazado el estómago. No quería salir, pero no había otra opción, no podía volatilizarse de aquel lugar, de aquella situación, y que nada hubiese pasado, un salto en el tiempo de hace unas horas anteriores a unas horas posteriores. Y que lo pasado no hubiese existido, como un agujero en espacio-tiempo.

Últimamente los enfrentamientos eran más habituales, demasiado habituales diría, choques por todo, por lo más nimio, por lo más absurdo. Ahora, frente al espejo, en aquel lugar que olía a humedad, con paredes llenas de garabatos, se contemplaba perplejo. Sentirse como un niño que se encierra en el baño, no le gustaba, era adulto para afrontar los problemas, sin rehuirlos. Pero no era así, aunque más que huir de ellos, solo evitaba afrontarlos, mirarlos a los ojos, simplemente lo intentaba dejar estar, ahí aparcado a un lado como si ello solo se pudiese solucionar, como si el tiempo hiciese lo que él no se atrevía a solventar, a poner fin al asunto incómodo que día tras día iba creciendo como monstruo amenazante, como pesadilla en noche oscura y tormentosa. Todo se había acentuado últimamente, y la desgana de compartir se había instalado en él. Se dejaba llevar por la inercia de estar, por la rutina, por el miedo a la ruptura, miedo a empezar de nuevo, de cero, sin mochila, sin carga, salvo la de los recuerdos, los rencores y desprecios, que de esos iba a ser difícil desprenderse, si es que alguna vez optaba por ello, si se decidía a no arruinar más tiempo su vida, si quería aprovechar el tiempo que aún tenía. Cada día que dejaba pasar se daba cuenta que era un día perdido, un día errado en su búsqueda de felicidad.

 

 

 

.     *Como en un búnker a salvo se siente en el baño y no quisiera salir, y se querría evaporar como en la canción de Love of Lesbian, para desaparecer y huir, pero a él también le falta valor.

«Belice«

Love of lesbian. La noche eterna-los días no vividos

.     **NA: Publicado originalmente el 17 de Junio de 2013). Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

En el césped de un atardecer

22 jueves Ago 2019

Posted by albertodieguez in Música, Poesía, Relato

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amarillo, aroma, calor, campo, césped, Cuentos chinos para niños del Japón, descalzo, deseo, espiga, frescor, Love of lesbian, Música, piel, pies, placer, Recuerdos, rocio, sol, Un día en el parque, verde

Piso descalzo el césped, recién cortado.

El aroma embriaga,

me gusta.

Me gusta la sensación en las plantas,

la piel en contacto con la hierba

siempre me gustó.

Deseo cerrar los ojos,

y me dejo llevar por el deseo,

quiero sentir el aire por mis pulmones

llenándolos de esta fragancia.

Aspiro profundamente, hasta sentirlo muy dentro.

Este olor me arrebata, es uno de mis preferidos.

No sé porqué pero me estremece,

y se me hace nudo la garganta.

Una congoja me invade, no de miedos ni malos avatares,

sólo una emoción que colma, y lágrimas surcan la cara.

El frío recorre mi cuerpo, me encrespa el vello.

Qué sentido tiene esto, me pregunto, y no encuentro.

Espigas verdes vienen de otro tiempo,

se muestran con visión primaveral,

antes que el calor las vuelva pastizal,

amarillo de veranos y calores.

Prefiero el verde, que exhala frescor donde se halla.

Por los párpados cerrados entra la luz rojiza,

resplandeciente fulgor.

El sol en la cara y la humedad en los pies.

La pradera la siento fresca, no quiero abrir los ojos.

A gusto, estoy a gusto,

aunque con cierto mareo,

vértigo que me hace pensar que me muevo y dudo si caer puedo.

Los parques me atrajeron, nunca me dieron miedo,

ni con la noche cayendo, ni en el solitario amanecer.

Atrás de la casa, un campo, no era césped lo que había en él,

sólo hierbajos y retama, que con rocío también me gustaba oler,

y llegando la tarde, empezando a oscurecer,

las espigas rondando el cuerpo en el cálido anochecer.

Tormenta de estío, da fresco aroma al nocturno jugar.

Aspiro y respiro, una y otra vez,

se confunden aroma y roce cercano de piel.

Quizás sea éste recuerdo el que me da escalofrío en este atardecer.

.     *El texto nos lleva al disfrute de una tarde de parque que nos agarra los sentimientos por dentro y nos voltea, y nos hace rodar como en la canción de Love of Lesbian.

«Un día en el parque»

Love of lesbian - cuentos-chinos-

.     **NA: Publicado originalmente el 9 de Mayo de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad.

Angustias heredadas (50 Palabras y una canción)

24 lunes Jun 2019

Posted by albertodieguez in Música, Microrrelato

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Adiós, angustias, duda, El hambre invisible, herencia, La noche eterna-Los días no vividos, Love of lesbian, Música

La tía Angustias nos transmitía sus miedos y pesares, futuros negros se cernían sobre nosotros, todos los males nos aguardaban y acechaban tras la esquina o camuflados en cualquier lugar. Toda la duda se implantó en mí, y desde entonces creo que nada irá bien, por eso te digo adiós.

 

 

 

.     Love of lesbian y el texto nos hablan de las dificultades para cambiar de actitud por las herencias mentales. (Este es mi texto para el reto de mini-relato de 50 palabras que estaba recopilando Mercedes Molinero)

«El hambre invisible«

.     **NA: Publicado originalmente el 30 de Agosto de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad

 

Doloroso rumor

25 jueves Abr 2019

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

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dolor, enfermo, grito, La noche eterna-Los días no vividos, locura, Love of lesbian, Música, Ruido, rumor, runrún, susurro, voces, Wio

Un rumor corre por la calleja,

dice que me deja.

Un murmullo por la alameda,

me avisa, que no se queda.

Un susurro por las plazas,

declara que me da calabazas.

Un zumbido a mi costado,

asevera, nunca más estará a tu lado.

Un runrún cercano,

afirma que me quiere lejano.

Un son con sordina,

señala que me abomina.

Un sonido estridente,

propone que no soy su referente.

Un ruido ominoso,

sostiene que le soy doloroso.

La voz de una garganta,

ora que ya no me aguanta.

 

Bataholas y hablillas

llegan a mi inconsciente este amanecer,

deseo huir para no enloquecer.

Interferencias distorsionan la realidad,

me hacen dudar si no serán verdad.

 

Oigo un grito interno,

si marcha, enfermo!!.

 

 

.     *Love of lesbian nos dejan su canción sobre voces y ruidos distorsionados que enloquecen, como el poema que también nos trae un rumor de voces y ruidos dolorosos y enfermizos.

«Wio«

.     **NA: Publicado originalmente el 1 de Agosto de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

Afectos y desafectos

05 martes Feb 2019

Posted by albertodieguez in Música, Reflexiones, Relato

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1999, Afectos, amigos, Amistad, amor, Anacronismo, Como hemos cambiado, Cuestiones de familia, Desafectos, desamor, Enemistad, familia, hermanos, hijo, Love of lesbian, Música, padres, pareja, Presuntos Implicados, Recuerdos, rencor, Ronroneando, Ser de agua, Sr. Chinarro, vida

Los afectos y desafectos son lo mismo, unos vigentes y otros caducados o trasmutados, pero que siguen siendo afectos que dejan o dejaron poso y huella. Hablo de afectos desaparecidos o perdidos o con posibilidad de caer en el olvido o ya prescritos o también de afectos dolidos que pasan a ser odios reprimidos. Los afectos a veces se dejan y apartan por decisión propia y ya entonces son desafectos, no siempre barnizados por la inquina y el resentimiento, o el rencor. Los afectos  nos llegan de nacimiento unas veces, y encontrados por el camino muchas más. El cariño que nos profesan nada más nacer y que nosotros devolvemos, es ese primer afecto que nos llena durante tanto tiempo, que no existen casi otros. El más duradero de todos los afectos, ese, familiar, de madre y padre y hermanos, y toda la consanguineidad que nos rodea, como manta que nos quiere proteger de las intemperies que nos llegan, de los fríos con los que nos tendremos que enfrentar y nadie podrá evitar por más que ese abrazo de todos ellos nos quieran aislar de esos gélidos vientos. Y este afecto inicial no está a salvo ni siquiera de ser mutado en desafecto, en malquerencia, por motivaciones que no están muy claras. Cuando niños nos aparece y nos da por pensar que se nos omite la libertad, que nos asfixian con las normas y todo el amor que recibimos o damos se vuelve contra quién nos lo da o quién lo recibe, en forma de desdén y alejamiento, y ya no hay reconciliación, solo desafecto. La ternura desaparece y ese niño que fuimos ya no la inspira, incluso ese recuerdo tierno se entierra, y se borra cualquier posible marca que nos diga donde estuvo ese sentimiento, y al hijo se le repudia, y al padre y la madre se les destierra del futuro del hijo. Y cuando la envidia surge entre hermanos, se ahonda un distanciamiento que la vida abundará, y cada uno llevará su vida y será el desafecto el nexo de unión, un afecto alejado, distante, teñido de amor enrarecido, no indiferente pero en el fondo poco afectivo.

Luego con los años aparecen la amistad y el aprecio por ciertas personas que avanzan junto a nosotros en el día a día, y creemos que ellos nos acompañarán durante todo nuestro camino, no se nos pasa por la cabeza que irán quedándose en la cuneta, por el destino, cambios de residencias, de estudios y de juegos compartidos, mudados a otros lugares, que nos llevan a encontrar a otros compañeros de viaje, también por tiempo limitado. Pero otras veces esos amigos, dejan de serlo no por el devenir de la cotidianidad de los días, o por los caprichos de la vida. La enemistad surge de pronto, por un roce, por una desilusión, por un enfado fundado o infundado, por suspicacias o por cualquier nimiedad, y entonces apartamos al camarada, lo mandamos al exilio, dudando de la fidelidad a nuestra causa, y el desafecto lo deja en un Gulag interior, que mucho tiempo después quizás se rehabilite en la memoria, pero que por siempre quedará como un afecto osco, lejano, sin el calor de algo que nos toque y nos despierte emoción, solo recuerdo de un pasado donde iniciábamos nuestro periplo en comunidad, con otros que no eran los de la sangre propia.

Luego llega el afecto de los afectos, la estima y devoción, el amor. El primero es el más bonito, por lo menos en la memoria así queda, a no ser que por algún motivo como un Mr. Hyde se transforme y ya no quede ese dulce recuerdo. El apego emocional hacia otro nos mueve constantemente, siempre queremos tener a alguien a quién amar, con quién compartir, hacer proyectos, sentirnos importantes para el otro y consecuentemente para nosotros mismos, que nos crecemos al pensar que somos un referente para ese otro en la pareja. Y nos vaciamos y nos damos y se vacían y nos dan todo, tanto que quedamos secos y necesitamos del otro para recuperar energías, y es a la vez un conducto que retroalimenta la relación, nos seca y nos consume, secamos y absorbemos, y acumulamos y colmamos de vigor y fuerzas, y nos recargan con mimos y halagos, devociones y aprecios, que a veces se trastornan y se vuelven desprecios. Y el respeto antes cultivado, queda destronado y se instaura el rencor y toda la tolerancia de antes se hace intransigencia, y todo lo bueno se gira en malo, las bondades de antes se enturbian y parecen vilezas, y ya todo rezuma desafecto. Un desafecto acentuado y tildado de odio y crueldad, la perversión toma el mando y todo lo que antes hacíamos por el bien del  cónyuge, con complacencia y diligencia, con fervor de ofrenda, se transfigura, y la piedad desaparece, de tal manera que nos trasladamos al otro extremo, convertidos en inclementes. Y es ahí con esa fuerza con la que se nos compone todo el desafecto malicioso que podemos dar y recibir, encontrar que nos lo suministran o encontrarnos endilgándoselo al antes amado. Y el aborrecimiento ensombrece nuestro día a día, y llegada la separación física, no nos basta para pasar página, se queda enquistado en la médula la mortificación que nos supone pensar en el otro, no nos conformamos con la ruptura y el olvido. En algunos casos la obsesión es la recuperación del amor y estimas perdidos en el otro, y viendo la imposibilidad, el deseo creciente es el de insuflar el mayor mal, el mayor dolor a la pareja perdida, que nos haga catarsis del nuestro que no nos deja vivir y nos ciega. Y esa enfermedad es el mayor peligro, caer en ese pozo es hacer del desafecto el motivo de vida, pero no como indiferencia si no como sinónimo de penitencia, escarmiento y deseo de castigo. Otras veces aún siendo fortuito y no esperado, el desafecto es tomado como avatar de vida y el alejamiento es civilizado y tomado como un estigma y muesca más que nos deja el oficio de vivir, y el desafecto se queda solo en eso, en desvío de la estima hacia el otro, dejar a otros huérfanos de nuestra estima o al menos con ella bajo mínimos.

Pero otras muchas veces los desafectos son la salida buscada por el miedo a un abrazo de futuro que nos inquieta y del que no estamos seguros, es una puerta de escape para el acorralado, al que los sentimientos le tienen amarrado y atado y duda de que sea lo que él estimaba sería, o de lo que imaginó y de pronto ya no quiere que sea. La mayoría de las veces no queremos el daño del otro como fin al apartarnos, es la consecuencia de auto-protegernos, de salvaguardar nuestro sueño, nuestros anhelos, que a veces simplemente son seguir libres durante más tiempo, no sentir ataduras, ni grilletes que nos mantengan en una celda, o que nosotros vemos como tal. Y aunque no deseamos hacer mal, el mal aparece y la incomprensión, la falta de entendimiento a ese celo que prestamos hacia nuestra intimidad que ya no queremos compartir y que el otro ve como frustrante rechazo por nosotros, y desencadena dolor.

Más allá de todo esto tan cercano, tan de piel con piel, están los otros afectos, esos que son fugaces, cotidianos, que están cincelados por la simpatía, son esos que nos rodean en nuestras relaciones menos profundas o que nosotros estimamos así, más frívolas, sin la hondura que otorgamos a los otros lazos, en estos el vínculo lo manejamos con distanciamiento, intentando que no nos marque, que no deje en nuestra piel el roce cálido que nos traiga afinidades y familiaridades, y que evitamos pues no nos interesan esas bondades que no queremos que profundicen en nosotros. Y estos afectos son muchos menos que los desafectos que destilamos, cuando miramos alrededor son muchas más las antipatías que nos despiertan y despertamos, que las conexiones con las que confraternizamos. La gente la vemos con animosidad, y con aversión, nos molesta el comportamiento de prójimo constantemente, sus acciones nos parecen plagadas de egoísmo y así es en la mayoría de la veces, montarse en un vehículo es encontrar adversarios con los que luchar en la carretera, la solidaridad está escondida, no se sabe dónde, pero claramente atrincherada en algún lugar que no vemos y que se nos muestra como fugitiva y refugiada de una guerra, allá en cualquier sitio menos cerca.

Los desafectos, son afectos perdidos, miedo a los afectos, recuerdos de afectos desaparecidos. Simiente para un futuro de indiferencia, odio o rencor. Siempre de dolor, breve o indefinido.

 

 

 

.     *Para el texto de hoy, traigo varias canciones que recorren los diferentes afectos y desafectos contados en él.  Love of Lesbian nos cantan los familiares, Sr. Chinarro los de pareja, y Presuntos Implicados los de las amistades y amores primeros, transformados por el tiempo.

«Cuestiones de familia»          «Anacronismo»          «Como hemos cambiado»

  

 

 

 

 

 

 

 

.     **NA: Publicado originalmente el 29 de Junio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad

Mucho que contar

20 jueves Sep 2018

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

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1999, amigos, aventura, Club de fans de John Boy, concierto, creatividad, Love of lesbian, tormenta

Nos gastamos algo de dinero del ahorrado para las vacaciones en ir aquel fin de semana al festival en el que tocaría nuestro grupo preferido. Se nos presentaba un viaje excitante, nunca habíamos salido de nuestro pueblo, ese verano sería el primero y por eso no dejábamos de engordar la hucha con la ilusión de un gran viaje lo más alejado posible. Cuando surgió la posibilidad de ir a escuchar a nuestros ídolos musicales no nos pudimos resistir a esquilmar los ahorros y que nuestro gran viaje veraniego se quedase en algo menos ambicioso y se tornase en algo más doméstico, quizás nos diese para llegar a la playa, pero valía la pena el cambio. Salimos del pueblo en autobús, cargados con las mochilas y la tienda de campaña, aún ninguno de los cuatro teníamos permiso de conducir, era todo tan especial, por primera vez nos dejaban viajar a solas, lo que hacía que tuviésemos los nervios a flor de piel y haciéndonos destilar por cada poro. Nos esperaba una aventura, nuestra primera aventura. Cuatro amigos “pueblerinos festivaleros” nos parecía algo rompedor, nadie en el pueblo lo había hecho, seríamos la envidia de muchos de nuestro conocidos y amigos.

Aún puedo oír hoy los truenos y el repiqueteo de la tormenta que nos arruinó la actuación del grupo por el que habíamos viajado. El cielo se oscureció en unos minutos, el aire comenzó a levantarse y con rapidez se convirtió en ventolera y vendaval, y en unos instantes, los primeros rugidos del cielo nos alertaron de lo peor, y así fue, como por arte de magia, visto y no visto, el cielo se nos caía encima en forma de torrente, todo el mundo corrió en busca de cobijo, nosotros conseguimos llegar a la zona de tiendas y ponernos a resguardo, no antes de llegar calados hasta los huesos. No dejó de llover en un par de horas, con tal fuerza que decidieron suspender la actuación. Nuestro primer pensamiento fue de desilusión y frustración, pensando que el dinero gastado había sido un error puesto que al final no habíamos podido ver a nuestro grupo preferido en acción, pero enseguida vimos el lado positivo, esto sucedió el último día del festival y a pocas horas del cierre, habíamos disfrutado casi tres días completos y eso ya nos había dado grandes satisfacciones y disfrute, y teníamos muchas cosas que contar a nuestro regreso.

 

 

 

.     *Para completar el texto añadimos la música de Love of Lesbian con su “Club de fans de John Boy” que en su esencia festivalera y de concierto encaja con lo narrado.

«Club de fans de John Boy«

 

.     **Nota: Para potenciar la creatividad hay un ejercicio que es hacer frases con palabras que empiecen por letras cogidas al azar. En un breve curso creativo que hice se realizó ese ejercicio. Esta vez eran un par de frases a inventar, nos dieron ocho letras en dos grupos de cuatro, después se pedía escribir un breve relato en el que esas frases formasen parte de él. El resultado fue el texto que leíste antes.

Las letras y las frases:

N G A D ; Nos Gastamos Algo de Dinero

P O H T ;  Puedo Oír Hoy los Truenos

Los días que no fueron

01 miércoles Ago 2018

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

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añoranza, abandono, huida, La noche eterna-Los días no vividos, llanto, Los días no vividos, Love of lesbian, Música, Recuerdos

Postrado.

Tanto tiempo para pensar

que estoy agotado.

Los sentimientos golpean,

los recuerdos empujan,

los deseos estrujan

y yo me desespero,

no consigo expresar

todo lo que quiero.

.

Si fuera capaz

de decirte lo que te añoro,

lo que por ti lloro,

lágrimas saladas

caen por mi cara,

cara desencajada

por el dolor que me acompaña.

.

Compañía dolorosa.

Compañía de desamor.

Compañía de frustración

por tu partida,

saliste antes de llegar,

huiste antes de aceptar.

.

Sortilegios hago,

pues  tu rechazo no comprendo,

aunque sí que entiendo

que sentías amenazada

esa vida recién estrenada.

 

 

 

.     *El poema nos hablaba de lo que no fue, de lo que no pudo ser, y Love of lesbian nos dejan sus días no vividos… que viene a ser lo mismo.

«Los días no vividos«

.     **NA: Publicado originalmente el 1 de Junio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad

 

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