• Inicio
  • Autor
  • Credenciales
  • BSD (Banda Sonora Desafectada)
  • The Last Bee (Relato compartido)
    • Una Mascletá marina
    • Flanagan, el Apicarium RX2000 y Wall-And

desafectos

desafectos

Archivos de etiqueta: Afectos

Cómo será la huella

12 martes Nov 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 23 comentarios

Etiquetas

Afectos, Aute, Huellas, Música, Me va la vida en ello, Mira que eres canalla aute, Mujeres, Parejas, Pasado, Recuerdos, relaciones, Silvio Rodríguez

-Hay veces que me desvelo y pienso en ti, y en mí, y en aquellos momentos, en aquellos años, y me pregunto si tú pensarás alguna vez en mí, o soy tan pasado que ni por un segundo soy presente en tu pensamiento. Puede que en tu cabeza esté tan enterrado en vida que no sea ya, aun viviendo-.

Unas veces es una y otras veces es otra la que aparece en ese desvelo, y me pregunto qué será de cada una de las que acompañaron algún instante de mi vida, unas por unas horas, por un día, otras por varios, algunas por unas semanas, las menos por algunos meses, pero todas y cada una de ellas siguen ahí, vivas, no enterradas en vida, aún respiran dentro de mí, y me pregunto si yo vivo en ellas, si respiro en otros cuerpos, o si alguna vez levemente, surjo como sombra de un pasado, o si por el contrario escribieron mi nombre y me borraron como en aquel relato de By y ya no soy, y mi nombre se les desvaneció y con él mi imagen, lo vivido y lo compartido, poco o mucho, quedando en nada. Cada una moldeó un poquito de mí, tanto de las que salí huyendo o aparté o me aparté como de las que desertaron o decidieron otro camino. Me pregunto si cuando ellas hacen bagaje, o echan la vista atrás o miran pretéritamente su vida aunque sea por un segundo, seré uno de los actores que recobran vida o por el contrario no aparezco en escena, ni con una simple frase, ni como secundario, o más aún ni siquiera formo parte de los títulos de crédito. O quizás en algún caso tomo protagonismo y surgen sentimientos hacia mi imagen, unas veces afectuosos y otras de desprecio y odio o resentimiento, algunas otras de indiferencia, supongo que esto último la mayoría de las veces llegado el caso de ese protagonismo ilusionante a la vez que iluso. Uno quisiera que siempre fuese su paso por la vida de otros agradable y amable y no lacerante e hiriente, y ser visto con los ojos del cariño y no con la mirada del rencor y la antipatía. Y sea en un sentido u otro; el afable y benigno o el dañino y desfavorable, el ego empuja a querer conocer el impacto sobre otros y creer que no ha pasado desapercibido para esa gente, que algo dejó en la vida de ellos y más de ellas, claro. Me gustaría saber si dejé huella; profunda o liviana, pero al menos huella, porque ellas, unas y otras sí que la dejaron. Y sin querer evocarlas surgen inesperadas en ocasiones, como en esos desvelos que cada vez aparecen más cotidianos. Todas están dentro de mí, forman parte de mí, aunque algunas de esas huellas son algo más difíciles de rastrear puesto que su paso fue tan veloz que casi ni posaron en su fugacidad, -como esos animales que al correr casi no apoyan sobre la superficie que pisan-. Pero sin gran esfuerzo las encuentro, y aparecen claras y evidentes y me hacen ver a aquella que la dejó y aquel momento que fue. Siempre evitando amarrarme, sé que no me porte bien algunas veces, y que muchas de ellas no nos acompañamos más que en un breve naufragio, a veces mutuamente decidido otras producto de mi escapada y huida, en mi afán de no quedar anclado, por mi deseo de no perderme otros labios y otros cuerpos, por pensar que lo que estaba acaeciendo no era amor definitivo si no sólo deseo, y había tanto deseo alrededor, que uno actuaba pensando que siempre había y habría alguien más con quién disfrutar y que ella, la de ese momento, evitaría que conociese a otras en espera de que llegase la definitiva, aunque realmente dudando de que la hubiese y quizás en el fondo no queriendo que apareciese, convenciéndome de que cada una de ellas, de las que aparecían no era la idónea y plena, engañado por el pecado de juventud  que empujaba  a pensar que podría pasarme la vida de flor en flor con mi libertad intacta, en búsqueda eterna. En esta senectud que va llegando, rememoro esos brazos y esos abrazos y esos besos dados y los no dados que dolientes quedaron y merodean sobre esas huellas, todas encontradas, ninguna sin referencia clara, por mi cuerpo por mi mente por mi alma. Las difusas y las nítidas, las suavemente marcadas y las profundas, las que sajaron y dejaron herida y las dulces que acariciaron.

Y en el insomnio, cuando aparece el recuerdo y vago por él para ir siguiendo los pasos dejados por esa huella, acechante durante el rastreo surge la duda sobre lo apropiado o errado de ese instante, -absurdamente, pues no hay remedio para bien o para mal-. En ese vagar, rememorando el momento que dejó esa huella, a veces me distrae una nueva y me aparta del rastro que me trajo el desvelo y me lleva por otro camino, haciéndome tomar conciencia de que unas y otras huellas se solapan e incluso que sus dueñas cohabitaron, y aparece la pregunta; ¿Cómo sería todo, si hubiese sucedido de otra manera?, y emergen más las equivocaciones que los aciertos, los ahora no haría esto o hubiese debido de actuar de otra manera o que gran error fue decir o hacer, o más aún no hacer no decir, y en estas divagaciones ridículas me envuelvo y acuno para ir mortecinamente entrando en el sueño por el ensueño del pasado, y brumosas flotan las preguntas. ¿Y en ellas? ¿Quedó rastro o rasgo alguno de mi presencia en sus vidas? ¿Se acordarán cuando miran atrás de que estuve allí a su lado? ¿Cómo será, -si la hubo-, esa huella?

 

 

 

.     *Lo dice Aute interpretado por Silvio; vivir era vértigo y no una carrera. Y como a él, a veces, nos va la vida en saber lo que hemos significado para otros y dar sentido a lo vivido, y no pensar que todo ha sido naufragio por malentender el verbo amar.12

«Me va la vida en ello«

Luis_Eduardo_Aute_-_Mira_Que_Eres_Canalla_Aute-front

.     ** Publicado originalmente 2 de Octubre de 2014. Hoy recibe una segunda oportunidad.

El primer día de un cambio (3ª parte)

02 viernes Ago 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 13 comentarios

Etiquetas

Adiós, Afectos, amanecer, amor, cama, cambio, cariño, complejidades, desamor, desencuentro, deseo, despertar, desvelo, dormir, Efecto Mariposa, encuentro, hastío, hombre, insomnio, ligar, Música, mujer, Otra historia, pareja, Ruptura, sexo, Supermercado, vigilia, vino, Vivo en vivo

Los despertares eran fantásticos, aquello se convertía en tal placer que era difícil que ya el día no fuese ideal. Juntos en la cama él se giraba hacía ella y pasaba suavemente la mano por su pelo y dibujaba con un leve roce su oreja y, muy suave,  pasaba el reverso del dedo por la mejilla y con los ojos chispeantes le decía te quiero, ella entonces le ofrecía una sonrisa, bella, resplandeciente, parecía que no hubiese estado durmiendo ocho horas, esa sonrisa borraba todo atisbo de la imagen que tenemos generalmente al salir del sueño, y que no suele ser la idílica de las películas, más bien el de un rostro embotado, el pelo enmarañado y no digamos si ese despertar viene precedido de haberse acostado algo ebrio o después de una larga noche, o de ambas cosas juntas, que ya nos dejan con un deplorable aspecto.

La cama era grande y con espacio amplio para cada uno, que los separaba para dormir a gusto sin molestar al otro con los giros o movimientos o desvelos que se producen en la horas nocturnas, unos sin consciencia, otros demasiado conscientes con insomnio y vigilia y preocupación que nos arruinan la noche y el descanso. Esa distancia quedaba en nada cada mañana, cuando sus cuerpos se buscaban para darse los buenos días y las primeras caricias y besos matinales y decirse palabras dulces antes de levantarse. Y los fines de semana estos cortejos se alargaban y acercaban sus cuerpos para darse caricias y agasajos con todo ello. Entonces las ropas nocturnas sobraban y se hacía necesario hacerlas desaparecer para sentir la piel de uno sobre el otro y la calidez de los cuerpos que mimosos se mostraban con todo el día por delante para estar y compartir, y juntos dilataban el momento de ir a desayunar, y abrazados y arrullados dejaban el mundo al margen y con esa desnudez y ese amor el deseo se abría paso, y ella sentía como la erección de él iba aumentando y se iba inflamando y al rozarla con ella en la pierna o el culo, era señal inequívoca que seguía excitándole aún con sus 50 años pasados, y era como una tarjeta de visita, como credenciales para ser recibido, y ella tan excitada como él, sentía ya la humedad entre sus piernas y echaba la mano bajo las sábanas en busca de ese miembro que llamaba a su puerta para constatar que lo notado era cierto y real y sentir como ya crecido, más que pedir audiencia, reclamaba y exigía atención. Entonces él ante esa acción busca sus pechos y baja su mano hacía su vagina y descubre lo lúbrica que está, y ella con un leve movimiento abre y separa un poco sus piernas para ofrecerle un acceso mejor, y él comienza a jugar con su clítoris, presionando y masajeando como sabe que le gusta. Y sin mucha más demora por la excitación de ambos, ella se voltea y se pone encima de él y con facilidad hace que el pene inhiesto entre duro y grande, pero deslizándose adentro con dulce suavidad, y ella rítmicamente se mueve buscando el orgasmo y aceptando las embestidas de él desde abajo, aguantando hasta sentir que ella está a punto de venirse, y él entonces se deja llevar al percibir como se contraen todos los músculos vaginales por los espasmos del coito venidero; Y al sentir esa presión no soporta más ese placer y se deja ir y eyacula con violencia llegando juntos al final, jadeantes y con la respiración entrecortada, sudorosos.

Sin duda en la cama lo han pasado bien, siempre supieron gozarlo, desde aquel encuentro en el supermercado, tan deseado por ambos como se confesaron enseguida, cuando ella dudando ante la estantería de vinos cual elegir él se atrevió a recomendarle uno. Y como ambos estaban predispuestos y deseosos de conocerse, todo fue fácil y sencillo. Conectaron muy bien, el utilizó toda su verborrea pero de forma muy natural, nada forzada, cierto que había elegido un tema del que hablar que le gustaba y del que además tenía ciertos conocimientos, quizás por ello se lanzó y atrevió en la sección de vinos a hacer lo que llevaba tiempo pensando sin osarlo, pues lo que dijese no sonaría a tonterías de adolescentes. Ella se sorprendió a si misma mostrándole esa sonrisa que había imaginado darle algún día, y aceptando su consejo, y más se sorprendió cuando instintivamente le sugirió probarlo juntos en su casa para que si no estaba bueno pudiese echarle la culpa y si lo estaba poder darle las gracias de alguna manera. Argumentó que no quisiera regalar ese vino a unos amigos sin haberlo probado y que una botella para ella sola era mucho. Luego, al llegar a casa pensó que quizás él pensase que era una “fresca”, pero en el fondo no le importaba, hacía algunos días que había decidido dar un cambio a su vida.  A él también le entraron dudas sobre su proceder, quizás ella pensase de él que era un frívolo cazador de mujeres solitarias, y además un engreído sabiondo por hablar con esa solvencia de vinos.

Pero todo fue bien en aquella cita para cenar en casa de ella, buena cocinera, algo que a él acabó por desarmarle, ya que él también hacía sus pinitos en los fogones. Parecían hechos el uno para el otro. Esa primera noche terminaron en la alcoba de ella y comenzaron los despertares cómplices.

Cinco años juntos dan para muchas situaciones, y poco a poco se empieza a ver lejos aquel día primero en el que cada uno por su parte pensó que necesitaba un giro en su vida, y precisaba encontrar “el primer día de un cambio”. Y como lo desearon lo obtuvieron y se decidieron a afrontarlo y llevarlo a cabo, y agarraron la ocasión primera, sin pensar demasiado si saldría bien o mal, sin el peso abrumador que nos paraliza cuando tenemos miedo al cambio y tememos lo que vendrá. Primaron el aquí y ahora para potenciar el mañana, que será benévolo o no con las decisiones tomadas.

Todo se va desmoronando con el tiempo. En la cama todo era perfecto, pero se buscaban menos fuera de ella, en los primeros tiempos, incluso de tiendas en los probadores lo hacían, pero ese fuego se fue apagando y extinguiendo, y el deseo y placer no fue sustituyéndose por amor y complicidad, solo por cariño, y con el cariño y el sexo solamente, no se puede sostener el edificio de la pareja, y cada uno a su manera fue buscando su rincón, y hoy en el salón recuerdan amablemente los inicios y los ríen, y les divierten los días alegres y festivos pasados y les enternecen los malos en los que se apoyaron uno en el otro, pero son conscientes que no es suficiente, que queda mucho recorrido por vivir y que prefieren otros lugares comunes que los comunes de los dos. Y se miran y sostienen la mirada, porque el afecto no cambia ni desaparece entre ellos, y se dicen nos vemos, y se dicen adiós.

 

 

.                                                                                          FIN

 

.      *Ya ha pasado lo mejor y todo parece peor, como dice Efecto Mariposa en su canción. Por ello es mejor dejarlo aquí, y desearse lo mejor, y cada uno seguir volando ya más seguros con sus complejidades.

«Otra historia«

Efecto_Mariposa-Vivo_En_Vivo-Frontal

.     **NA: Publicado originalmente el 19 de Febrero de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad

Afectos y desafectos

05 martes Feb 2019

Posted by albertodieguez in Música, Reflexiones, Relato

≈ 9 comentarios

Etiquetas

1999, Afectos, amigos, Amistad, amor, Anacronismo, Como hemos cambiado, Cuestiones de familia, Desafectos, desamor, Enemistad, familia, hermanos, hijo, Love of lesbian, Música, padres, pareja, Presuntos Implicados, Recuerdos, rencor, Ronroneando, Ser de agua, Sr. Chinarro, vida

Los afectos y desafectos son lo mismo, unos vigentes y otros caducados o trasmutados, pero que siguen siendo afectos que dejan o dejaron poso y huella. Hablo de afectos desaparecidos o perdidos o con posibilidad de caer en el olvido o ya prescritos o también de afectos dolidos que pasan a ser odios reprimidos. Los afectos a veces se dejan y apartan por decisión propia y ya entonces son desafectos, no siempre barnizados por la inquina y el resentimiento, o el rencor. Los afectos  nos llegan de nacimiento unas veces, y encontrados por el camino muchas más. El cariño que nos profesan nada más nacer y que nosotros devolvemos, es ese primer afecto que nos llena durante tanto tiempo, que no existen casi otros. El más duradero de todos los afectos, ese, familiar, de madre y padre y hermanos, y toda la consanguineidad que nos rodea, como manta que nos quiere proteger de las intemperies que nos llegan, de los fríos con los que nos tendremos que enfrentar y nadie podrá evitar por más que ese abrazo de todos ellos nos quieran aislar de esos gélidos vientos. Y este afecto inicial no está a salvo ni siquiera de ser mutado en desafecto, en malquerencia, por motivaciones que no están muy claras. Cuando niños nos aparece y nos da por pensar que se nos omite la libertad, que nos asfixian con las normas y todo el amor que recibimos o damos se vuelve contra quién nos lo da o quién lo recibe, en forma de desdén y alejamiento, y ya no hay reconciliación, solo desafecto. La ternura desaparece y ese niño que fuimos ya no la inspira, incluso ese recuerdo tierno se entierra, y se borra cualquier posible marca que nos diga donde estuvo ese sentimiento, y al hijo se le repudia, y al padre y la madre se les destierra del futuro del hijo. Y cuando la envidia surge entre hermanos, se ahonda un distanciamiento que la vida abundará, y cada uno llevará su vida y será el desafecto el nexo de unión, un afecto alejado, distante, teñido de amor enrarecido, no indiferente pero en el fondo poco afectivo.

Luego con los años aparecen la amistad y el aprecio por ciertas personas que avanzan junto a nosotros en el día a día, y creemos que ellos nos acompañarán durante todo nuestro camino, no se nos pasa por la cabeza que irán quedándose en la cuneta, por el destino, cambios de residencias, de estudios y de juegos compartidos, mudados a otros lugares, que nos llevan a encontrar a otros compañeros de viaje, también por tiempo limitado. Pero otras veces esos amigos, dejan de serlo no por el devenir de la cotidianidad de los días, o por los caprichos de la vida. La enemistad surge de pronto, por un roce, por una desilusión, por un enfado fundado o infundado, por suspicacias o por cualquier nimiedad, y entonces apartamos al camarada, lo mandamos al exilio, dudando de la fidelidad a nuestra causa, y el desafecto lo deja en un Gulag interior, que mucho tiempo después quizás se rehabilite en la memoria, pero que por siempre quedará como un afecto osco, lejano, sin el calor de algo que nos toque y nos despierte emoción, solo recuerdo de un pasado donde iniciábamos nuestro periplo en comunidad, con otros que no eran los de la sangre propia.

Luego llega el afecto de los afectos, la estima y devoción, el amor. El primero es el más bonito, por lo menos en la memoria así queda, a no ser que por algún motivo como un Mr. Hyde se transforme y ya no quede ese dulce recuerdo. El apego emocional hacia otro nos mueve constantemente, siempre queremos tener a alguien a quién amar, con quién compartir, hacer proyectos, sentirnos importantes para el otro y consecuentemente para nosotros mismos, que nos crecemos al pensar que somos un referente para ese otro en la pareja. Y nos vaciamos y nos damos y se vacían y nos dan todo, tanto que quedamos secos y necesitamos del otro para recuperar energías, y es a la vez un conducto que retroalimenta la relación, nos seca y nos consume, secamos y absorbemos, y acumulamos y colmamos de vigor y fuerzas, y nos recargan con mimos y halagos, devociones y aprecios, que a veces se trastornan y se vuelven desprecios. Y el respeto antes cultivado, queda destronado y se instaura el rencor y toda la tolerancia de antes se hace intransigencia, y todo lo bueno se gira en malo, las bondades de antes se enturbian y parecen vilezas, y ya todo rezuma desafecto. Un desafecto acentuado y tildado de odio y crueldad, la perversión toma el mando y todo lo que antes hacíamos por el bien del  cónyuge, con complacencia y diligencia, con fervor de ofrenda, se transfigura, y la piedad desaparece, de tal manera que nos trasladamos al otro extremo, convertidos en inclementes. Y es ahí con esa fuerza con la que se nos compone todo el desafecto malicioso que podemos dar y recibir, encontrar que nos lo suministran o encontrarnos endilgándoselo al antes amado. Y el aborrecimiento ensombrece nuestro día a día, y llegada la separación física, no nos basta para pasar página, se queda enquistado en la médula la mortificación que nos supone pensar en el otro, no nos conformamos con la ruptura y el olvido. En algunos casos la obsesión es la recuperación del amor y estimas perdidos en el otro, y viendo la imposibilidad, el deseo creciente es el de insuflar el mayor mal, el mayor dolor a la pareja perdida, que nos haga catarsis del nuestro que no nos deja vivir y nos ciega. Y esa enfermedad es el mayor peligro, caer en ese pozo es hacer del desafecto el motivo de vida, pero no como indiferencia si no como sinónimo de penitencia, escarmiento y deseo de castigo. Otras veces aún siendo fortuito y no esperado, el desafecto es tomado como avatar de vida y el alejamiento es civilizado y tomado como un estigma y muesca más que nos deja el oficio de vivir, y el desafecto se queda solo en eso, en desvío de la estima hacia el otro, dejar a otros huérfanos de nuestra estima o al menos con ella bajo mínimos.

Pero otras muchas veces los desafectos son la salida buscada por el miedo a un abrazo de futuro que nos inquieta y del que no estamos seguros, es una puerta de escape para el acorralado, al que los sentimientos le tienen amarrado y atado y duda de que sea lo que él estimaba sería, o de lo que imaginó y de pronto ya no quiere que sea. La mayoría de las veces no queremos el daño del otro como fin al apartarnos, es la consecuencia de auto-protegernos, de salvaguardar nuestro sueño, nuestros anhelos, que a veces simplemente son seguir libres durante más tiempo, no sentir ataduras, ni grilletes que nos mantengan en una celda, o que nosotros vemos como tal. Y aunque no deseamos hacer mal, el mal aparece y la incomprensión, la falta de entendimiento a ese celo que prestamos hacia nuestra intimidad que ya no queremos compartir y que el otro ve como frustrante rechazo por nosotros, y desencadena dolor.

Más allá de todo esto tan cercano, tan de piel con piel, están los otros afectos, esos que son fugaces, cotidianos, que están cincelados por la simpatía, son esos que nos rodean en nuestras relaciones menos profundas o que nosotros estimamos así, más frívolas, sin la hondura que otorgamos a los otros lazos, en estos el vínculo lo manejamos con distanciamiento, intentando que no nos marque, que no deje en nuestra piel el roce cálido que nos traiga afinidades y familiaridades, y que evitamos pues no nos interesan esas bondades que no queremos que profundicen en nosotros. Y estos afectos son muchos menos que los desafectos que destilamos, cuando miramos alrededor son muchas más las antipatías que nos despiertan y despertamos, que las conexiones con las que confraternizamos. La gente la vemos con animosidad, y con aversión, nos molesta el comportamiento de prójimo constantemente, sus acciones nos parecen plagadas de egoísmo y así es en la mayoría de la veces, montarse en un vehículo es encontrar adversarios con los que luchar en la carretera, la solidaridad está escondida, no se sabe dónde, pero claramente atrincherada en algún lugar que no vemos y que se nos muestra como fugitiva y refugiada de una guerra, allá en cualquier sitio menos cerca.

Los desafectos, son afectos perdidos, miedo a los afectos, recuerdos de afectos desaparecidos. Simiente para un futuro de indiferencia, odio o rencor. Siempre de dolor, breve o indefinido.

 

 

 

.     *Para el texto de hoy, traigo varias canciones que recorren los diferentes afectos y desafectos contados en él.  Love of Lesbian nos cantan los familiares, Sr. Chinarro los de pareja, y Presuntos Implicados los de las amistades y amores primeros, transformados por el tiempo.

«Cuestiones de familia»          «Anacronismo»          «Como hemos cambiado»

  

 

 

 

 

 

 

 

.     **NA: Publicado originalmente el 29 de Junio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad

Declaración de intenciones!!!

01 domingo Ene 2012

Posted by albertodieguez in Música, Reflexiones

≈ Deja un comentario

Etiquetas

Afectos, Concha Buika, Desafectos, Enrique Urquijo, Música, Poesía, Relato

Primera entrada de este nuevo blog para presentar credenciales, el nombre os puede dar una pista o no de lo que encontraréis aquí.

La vida está llena de afectos y desafectos, y estos últimos me atraen casi más que los primeros, no se me mal entienda, quiero decir a nivel literario, musical y demás expresiones artísticas. Me transmiten más las tristezas, será que cuando estoy en estado carencial es cuando más me gusta leer y escuchar estas obras de desencuentros y abandonos, cuando estoy contento y alegre estoy de fiesta, como diría Enrique Urquijo al ser preguntado porque le salían las canciones tristes.

Esto no quiere decir que me ciña sólo a las desgracias y desarraigos sentimentales, también podrán aparecer sentimientos correspondidos. Cierto que musicalmente encontrareis temas de rupturas y búsquedas de nuevos comienzos, antes que demostraciones y declaraciones de amor infinito, sin duda desde siempre me gustaron las coplas que hablan de amores no correspondidos y de sufrimientos desgarrados…
Aquí podréis ir encontrando un repertorio-selección de canciones en español para esos momentos de bajón o para lo contrario de subidón emocional en el que alguien se plantea hasta aquí hemos llegado, ahora empiezo algo nuevo y tú no entras en los planes.
En desafectos también tendrán cabida esos recuerdos que fueron origen de afectos pero que el tiempo y la distancia convirtieron en nostalgias del pasado.
Y no faltarán los versos…

Varado en un estanque alejado de los mares,
los vientos no ayudarán a mover las naves,
si no que las harán zozobrar y encallarse más si cabe.

Para empezar que mejor que Concha Buika.

 “No habrá nadie en el mundo”.  

La vida está llena de afectos y desafectos.

Entradas recientes

  • Me gusta cuando me hablas bajito
  • Resquebrajado
  • Donde se siente el amor
  • Bajo el influjo de la mirada, los gestos y la intención de palabra
  • El Abrazo

abandono Adiós afecto Amaral amigas Amistad amor angustia ausencia Aute Bebe Bunbury calor cambio celos Christina Rosenvinge cuadros desafecto Desafectos Desafecto Social desamor deseo Despedida dolor duda dudas Efecto Mariposa encuentro espera Felicidad Frío hijo Hopper Infidelidad libros llanto locura Los Rodríguez Love of lesbian Lágrimas Marlango Melancolía miedo mirada Muerte mujer Mujeres Música Nada noche nostalgia Odio palabras pareja Pasado pensamientos piel placer Poesía Presente Quique González Recuerdos Ruptura Sabina Serrat sexo silencio Silvio Rodríguez Soledad Soñar Supersubmarina tristeza Verano Vetusta Morla vida

Archivos

Categorías

  • Comentarios (2)
  • Frases (7)
  • Música (351)
  • Micropoesía (11)
  • Microrrelato (27)
  • Poesía (114)
  • Reflexiones (47)
  • Relato (211)

Días de afectos y desafectos

julio 2022
L M X J V S D
 123
45678910
11121314151617
18192021222324
25262728293031
« Nov    

Introduce tu dirección de correo electrónico para seguir este Blog y recibir las notificaciones de las nuevas publicaciones en tu buzón de correo electrónico.

Únete a 1.304 seguidores más

Desafectados

En instagram

No se encontró ninguna imagen en Instagram.

Follow desafectos on WordPress.com

Meta

  • Registro
  • Acceder
  • Feed de entradas
  • Feed de comentarios
  • WordPress.com

Visitas Desafectadas

  • 81.208 hits

Crea un blog o un sitio web gratuitos con WordPress.com.

Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí: Política de cookies
  • Seguir Siguiendo
    • desafectos
    • Únete a 1.304 seguidores más
    • ¿Ya tienes una cuenta de WordPress.com? Accede ahora.
    • desafectos
    • Personalizar
    • Seguir Siguiendo
    • Regístrate
    • Acceder
    • Denunciar este contenido
    • Ver sitio web en el Lector
    • Gestionar las suscripciones
    • Contraer esta barra
 

Cargando comentarios...