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Archivos de etiqueta: libros

Haciendo el amor entre líneas

12 sábado Oct 2019

Posted by albertodieguez in Música, Microrrelato, Relato

≈ 21 comentarios

Etiquetas

amor, cama, lectura, libros, Manolo García, Música, Nunca el tiempo es perdido, Poesía, sexo, Somos levedad

En el blog “el bic naranja”, su autor Fernando Vicente, los viernes propone un ejercicio de creatividad, mostrando un vídeo o una foto para que cada uno desarrolle y cuente la historia que le sugiera ese elemento; catalizador y detonante. Me traigo aquí mi aportación que hice allí a vuela pluma, sobre la foto de Alec Dawson

Alec Dawson

Haciendo el amor entre líneas.

Cada vez que abro un libro te veo allí y me veo haciéndote el amor entre líneas que convergen en tu sexo. Recuerdo cuando te dije que te haría el amor por siempre entre las líneas que has trazado en mi mente y mi corazón y mis recuerdos. Entre las líneas de cada poema y cada libro compartido entre las sábanas testigo de cada suspiro que nos salía al leernos esos versos, leídos en susurros o gritados con jadeos, como una y mil veces lo hicimos. Lecturas poderosas que nos ponían en la boca lo que sentíamos sin saber decirlo más bello que Neruda, Benedetti o Pepe Hierro. Insoportablemente leves, como cuando leíamos a Kundera en nuestro lecho.

. 

.     *Con más certeza ahora, pasado ya el tiempo; en aquellos días, en aquel verano, ya sentíamos que somos levedad, como nos canta Manolo García.

«Somos levedad«

manolo_garcia-nunca_el_tiempo_es_perdido-front

.     **Vuelvo a caer en el juego propuesto por el blog «escribe fino», y me traigo ese texto surgido de la inmediatez con todas sus posibles incorrecciones y pecados, a falta de tener algo mejor que contar.

.     ***NA: Publicado originalmente el 7 de Enero de 2015. Hoy recibe una segunda oportunidad.

Una consulta terapéutica

09 lunes Sep 2019

Posted by albertodieguez in Música, Reflexiones, Relato

≈ 22 comentarios

Etiquetas

agradecimientos, Consulta, Doctora, libros, Películas, preguntas, Premios, Respuestas, Terapia, Test

Sociabiliza. Me decía que sociabilizase. Allí frente a mí, mientras yo echaba otro vistazo a aquel lugar que me parecía algo horroroso. No sabía muy bien qué hacía allí, bueno sí que lo sabía, lo elegí yo, no ese lugar claro, pero el ir a un especialista sí.

Me sonrío, “un especialista”, cómo somos cuando no queremos llamar las cosas por su nombre, buscamos la generalidad para no ser precisos, para envolver entre mucho lo poco, que dicho de frente y aislado puede sonar más fuerte y duro.

En la sala de espera estuve a punto de marcharme, el retraso que llevaba con los pacientes  hizo que me diese tiempo a pensar y repensar en salir de allí. Intentaba no hacerlo, no darle vueltas al asunto, mirando a la gente, mirando las paredes, los posters contra el tabaquismo, los que ruegan silencio y las pancartas en tela de sábana en favor de la sanidad pública. Y casi cuando estaba vencido, llegó mi turno, sonó mi nombre desde el umbral de la consulta.

Me hizo pasar y sentarme, tomó asiento ella  y volvió a repetir mi nombre, como para asegurarse de que sí era yo, y que yo era consciente de que lo era y no otro, y yo asentí, a la vez que pronuncié un “sí” casi inaudible.

Luego, silencio. Ella se puso a mirar la pantalla del ordenador y a teclear algo, obviando mi presencia. Yo muy quieto, no sabía qué hacer. Miré un poco alrededor sin mucho aspaviento, ni movimiento, no quería importunarla, ni parecer nervioso ni impaciente ni ansioso por acabar antes de empezar.

El lugar era algo tétrico a mí parecer. Una sala cuadrada bastante desnuda, algo fría a la vista, con una mesa, su silla, dos sillas para pacientes, una camilla, un biombo, un mueblecito que dejaba ver en su interior algunos enseres médicos; guantes, vendas, y otras cosas que no sabría decir que eran. Las paredes desnudas, sin casi decoración, solo un dibujo de niño pegado en la pared tras la doctora, supongo del hijo, o sobrino, eso nunca se puede saber sin preguntar, incluso pudiera ser de un paciente. En la pared contigua un poster de “Turismo de Asturias”, y el resto de paredes vacías y toda la consulta pintada de verde clarito, nunca me gustó ese tono, aunque dicen que es el que más tranquiliza y relaja, o por lo menos alguna vez oí eso, y por eso pintan los institutos y colegios con ese color. Todas mis clases las recuerdo así pintadas. Quizás aquí sea ese el fin, relajar y tranquilizar al que llega, es una consulta para los que vienen con nervio y cierto desvarío o zozobra al menos.

Como el silencio se alargaba y empezaba a ser incómodo, sin mirarme, dijo que enseguida me atendía, y seguía tecleando, quizás estaba metiendo mis datos, o terminando algún comentario en el informe del paciente anterior.

Al fin termina, y comienzan sus primeras preguntas, y mis respuestas. Me mira intensamente, cosa que me inquieta, tiene una mirada y una forma de estar rara, pero bueno, entiendo que trata con gente “rara” y puede que ello se le contagie en su comportamiento, como una forma de mimetizarse y que el otro la vea como un igual. De vez en cuando escribe en el ordenador, no muy veloz, no tiene gran rapidez con el teclado. Tras esta batería de preguntas muy previsibles, dice que en principio habrá cinco sesiones, es el protocolo que siguen, que hoy la sesión será solo de contacto inicial y que en la siguiente sí que entraremos más en profundidad en busca de encontrar juntos la solución a mi estado anímico. Me sonrío, al oír anímico en vez de mental. Mental sonaría a enfermo, a locura o enajenación o distorsión en el discernimiento, pero el ánimo es algo menos mal visto, es una palabra con mejor prensa. Vuelve con otra batería de preguntas y tras mis respuestas, me dice que debo sociabilizar, que este desequilibrio emocional que ella empieza a ver puede venir debido esa carencia, que solo contactar con la gente desde un blog no es bueno, pero que no quiere adelantarse a dar un diagnóstico apresurado, que me hará un test para completar y preparar la siguiente sesión. Mientras, yo sigo escrutando el lugar.

Me da unos papeles con unas preguntas, me dice que es el test, y me presta un bolígrafo. No creo que ayude en nada contestarlo, pero no voy a ponerle problemas, lo relleno y veremos qué me dice luego.

Buff, al primer vistazo veo que son un montón de preguntas. Me llevará un rato largo.

TEST.

1-      ¿Cuántas preguntas inteligentes puedes contestar?

Qué tipo de pregunta es esta, qué significa pregunta inteligente, no sé qué podré poner aquí.

–          Espero no ser demasiado tonto y poder contestar alguna.

2-      Una duda.

Si tuviese solo una o tuviese las cosas claras no estaría aquí en la consulta.

–          Soy una duda andante.

3-      Una certeza.

Joder!!, entendí una cerveza, ya pensaba que vaya tipo de test raro es este, de psiquiatra están ellos, ja, ja. Pues mira, eso sí me tomaba yo ahora rellenado esto, una buena cervecita.

–          La muerte, eso siempre es verdad, antes o después se llegará.

No le voy a poner que a veces pienso que mejor que pronto que tarde, no vaya a ser que se lo tome a mal y al pie de la letra y piense en encerrarme.

4-      Un color.

Esta es fácil, no hay tantos, aunque siempre estoy dudando, y me va por épocas, bueno pongo varios, no soy muy original en los gustos, con lo que por ahí no pilla, en rarezas a estudiar.

–          Azul, rojo, verde.

5-      Un deseo.

Esta está clarísima.

–          Tener mucha pasta, quiero decir dinero.

6-      Una virtud.

Puf, esta creo que la dejo en blanco, ya empieza lo que me temía, la doctora me va a tomar por tonto, la mitad del cuestionario con “no sabe”, si es que, ¿quién me hizo venir a mí?

–          No sé. Creo que ninguna.

7-      Una frase.

Mal vamos!!

–          No sé. No suelo memorizar frases, ni las mías.

8-      Un sueño.

Este ya le he dicho, pero supongo que no penalizaran repetir respuesta.

–          Que me toque una Lotería Primitiva de esas millonarias, es decir tener mucha pasta.

9-      Un defecto.

Esta es fácil de contestar, lo imposible sería poner todos.

–          Supongo que muchos, no me los voy contabilizando.

10-   Como este cuestionario va dirigido a personas que escriben ¿qué significado tiene para ti una hoja en blanco?

Coño, y como sabía que escribía, ah! Joder, si se lo he dicho antes. Pero entonces tiene diferentes tipos de test, que curioso.

–          No tiene ningún significado, está en blanco, no hay nada.

Supongo que esto iría por el rollo ese de los escritores y el miedo al bloqueo en la hoja en blanco. A mí me ha recordado la obra de teatro “Arte”.

11-   ¿Escribes por necesidad o por afición?

Otra pregunta rara, qué quiere decir por necesidad, ¿Que es un trabajo, y necesitas escribir para vivir? Me lo tomaré así para contestar, pero también podría tomarse como que si no escribo, mi vida no tiene sentido, que necesito expresarme y exorcizarme con la escritura.

–          Afición.

12-   ¿Pones música en el espacio?

Sí en el “espacio sideral”, ja, ja. Bueno, me centro que se me va la cabeza y la doctora ya me ha mirado un par de veces, debo ser que voy lento.

–          Sí, para completar lo que escribo, va relacionado siempre con lo escrito, es otra manera de dar el mismo mensaje del texto, pero en bonito.

13-   ¿Eres una persona sentimental?

–          No lo sé seguro, soy un poco “raspa”, pero creo que en el fondo sí, algo ñoño debo de ser.

14-   ¿Si quisieras tener un único sentimiento cual elegirías?

Ya estamos con las elecciones, si dudo de todo, cómo voy a elegir entre tanto.

–          No quiero tener solo uno.

15-   Una frase.

Esto debe ser una trampa, yo creo que ya me preguntaron por ello; voy a releer, je, je ahí está. Sí, seguro que es trampa para ver si contesto diferente.

–          No suelo memorizar frases, ni se me quedan, debo tener memoria de pez para eso.

16-   Una pregunta.

Debe ser que si yo tengo alguna pregunta, pero si no tengo el interlocutor, no sé qué preguntar.

–           No tengo pregunta.

17-   ¿Si desearas algo que pedirías?

El test de la doctora es un poco repetitivo, deben ser preguntas de control para ver si eres bipolar o algo así, ya van tres preguntas sobre lo mismo, (Un deseo-un sueño-pedir un deseo)

–          Ya lo dije, mucho dinero.

18-   ¿Cuando escribes que sientes?

La verdad es que es difícil, tendré que analizarme la próxima vez que escriba, pero creo que si escribo no siento, y viceversa, me tengo que centrar en una de las cosas, con lo que creo que no siento nada en especial.

–          Si seré capaz de escribir y expresar bien lo que tengo en la cabeza todas ahí amontonadas y sin orden.

19-   ¿Creyente?

Supongo que esto va por el tema Teológico.

–          No.

20-   De no ser creyente, ¿en qué crees?

Seguro que voy a quedar fatal a partir de ahora si vamos por este camino.

–          En nada.

21-   ¿Qué esperas de la vida?

Lo dicho, fatal.

–          Nada.

22-   ¿Qué significado tiene para ti el amor?

Empezamos con las preguntas sin respuestas, vaya!!, y voy de mal en peor.

–          No lo sé, yo me lo suelo preguntar. Supongo que un sentimiento de bondad, de querer compartir, de desear lo mejor para los demás.

23-   ¿Cómo te consideras como persona?

Esta casi sobra diría yo, no creo que nadie diga que se considera un “cabrón”

–          En general buena persona.

24-   Tienes un espacio, o un blog ¿por qué?

Esta  no sé a qué viene, si lo sabe, que estoy en la consulta por ello.

–          Sí, para publicar mis historietas y si hay suerte, que alguien lea lo que escribo.

25-   ¿Crees que eres una persona a la que se le reconoce su valía?

Otra de esas complicadas de responder…

–          Quiero creer que sí.

26-   ¿Qué esperas del amor?

Ole, y ole, si no sé lo que es con certeza, cómo voy a esperar algo de ello…, Qué pongo sin parecer un monstruo!

–          Que me ayude a ser feliz o al menos a no ser infeliz.

27-   Y una última pregunta ¿qué le pedirías a la vida?

– Ser feliz (aunque no sé muy bien que es eso de la felicidad) y morir sin dolor.

28- Por último, haz sugerencias de lecturas o música o películas, que te gustaron y recomendarías.

No me gusta recomendar y sugerir, pero puedo poner algunas de las cosas que me gustaron leer cuando era joven y que me dejaron marca,  y algunas músicas y películas también.

–          Libros:

-El camino, M. Delibes; La sombra del ciprés es alargada, M. Delibes; La insoportable levedad del ser, M. Kundera; El lobo estepario, H. Hesse; El Principito, A. Sant-Exupéry; El señor de las moscas, W. Golding; Walden Dos, B.F. Skinner; Fahrenheit 451, R. Bradbury; La casa de los espíritus, I. Allende; El rayo que no cesa, Miguel Hernández; Geografías, Mario Benedetti.

-Nota: Hay otros muchos posteriores, pero estos fueron el origen de todo.

–          Música:

-No soy un gran melómano, y soy malo para recordar. Algo que me acompañó muchas veces y tan presente que no es necesario echar mano de la memoria,  son: “Adagio”, Albinoni; “Canon” Pachelbel; “Las cuatro Estaciones”, Vivaldi; “Preludio para Siesta de un Fauno”, C. Debussy; “Bolero”, M. Ravel. Y muchas cosas de Mozart, Bach, Verdi…

-Música contemporánea: Todo el álbum “Wish you were here” de Pink Floyd. Serrat, Sabina, Silvio Rodríguez, Aute. Luego con los años se unieron otras muchas músicas más.

–          Películas:

-El increíble hombre menguante, El hombre del traje blanco, La vida de Brian, El jovencito Frankestein, Un hombre lobo americano en Londres, Martín H, Un lugar en el mundo, Lugares comunes, y algunas otras.

Quizás con esta parte final, la doctora entienda mejor de donde vienen mis “problemas” y como ayudarme… aunque en el fondo creo que no necesito ninguna ayuda, me parece que a la siguiente sesión no asistiré. Si por lo menos estuviese buena.

 

 

.     *Ketama nos acompaña el relato y ayuda a autoconvencernos de que no estamos algo tarados, como el mismo personaje del texto hace creyendo que no necesita ayuda.

   

        **Aclaración sobre este texto:

No soy dado a seguir los premios que suelen llegarme tipo Liebster y similares, de los de preguntas a las que responder y hacer una cadena y demás. Estoy muy agradecido a quién me los otorga, eso está claro, hace que otra gente venga a leerme, pero me gusta más contar historias que estar contestando peguntas e imaginando que preguntas hacer a más gente (ésta es mi parte huraña). Pero a veces veo que dentro de lo que se propone hay una posibilidad de juego y divertimento con ello,  entonces me lanzo a intentar hacer algo para participar. En este caso Karmel, me propuso como “reto” un test, (las 27 preguntas del relato) y Bebe otorgándome el Liebster hace la sugerencia de seguir la cadena, pero sin preguntas si no que diésemos sugerencias de lectura, música, etc… (Pregunta 28 del relato). Y cuando estoy con el texto ya en la cabeza, Tania también me propone de nuevo para el Liebster, que amablemente le declino.

Acabando, valga esta entrada para agradecer a las tres y a todos los anteriores que antes lo hicieron (disculpadme por no nombraros uno a uno) y a los futuros que puedan venir a premiarme, el pensar en mi blog como algo que pueda interesar.

«No estamos locos«

ketama1

.     **NA: Publicado originalmente el 23 de Septiembre de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad

Una visión coral

24 sábado Ago 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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amigos, areola, autobús, bronceado, Conocerte, coral, desatino, deseo, destino, encuentro, erótico, escote, flechazo, Fracciones de un segundo, lúbrico, lectura, libros, Lujuria, Música, obsesión, parada, pasear, pechos, pezón, piel, Second, sexo, tetas, transporte público, vestido, voyeur

Al encontrármelo por la calle me alegró verlo, hacía bastante que no hablábamos y que no coincidíamos para charlar y tomar algo, ni siquiera el teléfono nos había servido para saber uno del otro, quizás cada uno ocupado en demasía con lo nuestro como para parar un segundo y preguntarnos por el otro, por el buen amigo que siempre fuimos. Él caminaba algo distraído como siempre, y yo tampoco es que fuese muy atento, no lo suelo estar cuando deambulo por las aceras, siempre con la mente en otras cosas. Casi pasamos uno junto al otro sin darnos ni cuenta. Además era raro encontrarlo por allí y más teniendo en cuenta que no era habitual que ejerciese de peatón últimamente, salvo por el centro de la ciudad, por lo que yo recordaba.

Cuando se lo hice saber me contó que no suele viajar en transporte público en los últimos tiempos, como antes siempre hacía. Aunque salvo en hora punta nunca le ha disgustado, pero por ir a trabajar en coche, esa asiduidad ha quedado reducida mucho puesto que por la proximidad de su casa al centro, si no es al trabajo suele moverse andando para el resto de gestiones, ya sea comprar, pasear, ir a alguna exposición o quedar con amigos y hacer vida social. Pero de un tiempo a esta parte lo tiene que hacer varias tardes a la semana para regresar a su casa. Lo hace en autobús, un trayecto no demasiado largo, lo que le permite leer un poco. Es la única pega que le pone al autobús, -aparte de la de tardar más-, frente al metro, que en el autobús dependiendo del recorrido no puede leer puesto que se marea; con los frenazos, y los arranques constantes, las curvas bruscas y ese entrar y salir de su carril reservado, pero en este caso la distancia es poca y además casi todo muy recto. Me comentaba, cuánto estaba disfrutando de nuevo este desplazarse en trasporte público, mucho más distraído y ameno que el coche privado, además siente el pulso de la calle, que en otro caso queda desvirtuado y distante. Cada día entiende más porqué los políticos no están al tanto de la ciudadanía y es debido a ello, a su aislamiento en sus coches oficiales u oficiosos. Nos pusimos al día de lo divino y de lo humano y dentro de todo ello, como no podía ser de otra manera, salió el tema de las mujeres, un tema que siempre solía salir en nuestras conversaciones, con anécdotas pasadas y alguna deseada. Y fue cuando me habló del suceso que le tenía trastornado desde hacía unos días.

Una de esas veces que hizo el trayecto en autobús, tuvo que ir a situarse a la zona del pasillo final, justo antes de donde están los asientos enfrentados, se dispuso a seguir la lectura del libro que estaba leyendo ya en la parada mientras esperaba. Y fue ahí cuando sucedió todo, cuando su lectura se hizo difícil y complicada de seguir. Un vistazo lo desconcertó. Un giro leve de cabeza y mirada de soslayo más invitadora y cómplice que dura y desaprobadora, le hizo buscar el cuerpo que acompañaba a ese rostro que por su leve movimiento le hizo fijarse en él. Encontrando una mirada profunda de ojos verdes. Viajaba sentada de espalda a la dirección en la que se desplazaban, con lo que veía de perfil su rostro.

El color coral le sentaba bien a aquella piel que comenzaba ya tiznándose de verano y sol.

Enseguida descubrió el sendero hacía sus pechos sutilmente bronceados, quizás aún no con la fuerza que marcaron en su retina otras pieles con ese color bello en otros veranos. El vestido era ligero y escotado, su mirada no podía dejar de transitar por el margen que se desbocaba hacía adentro de aquella tela, que liviana y vaporosa se posaba sobre su cuerpo, dibujando sencillos movimientos en cada suspiro. Los pechos rozaban dulcemente esa gasa, que hacía ciertos pliegues deliciosos para la imaginación. Desbordante fantasía aquélla que pululaba en su cabeza, pero que esta vez no era necesario ejercitarla demasiado. Bajo aquel manto no había ropa interior, y la tela dejaba entrever un encrespamiento de los pezones. El aire acondicionado y la tela suave rozando con ellos los endurecía por el tacto entre sedoso y algo áspero a la vez que a ella seguramente le gustaba sentir. Él desde su posición podía ver aquel pecho liberarse de la tela al inclinarse hacia adelante dejándole una visión turbadora y a la vez reveladora de un cuerpo deseado eternamente. Tragó saliva y se mojó los labios, sintiendo la boca seca, daría cualquier cosa por lanzarse a beber de aquella fuente de placer, e imagina poder saciar su sed. Y ya la boca se le hacía agua. Y más aún al descubrir, según avanza su vista por aquellos senos, la oscuridad de la areola y del pezón que dejó de ser rosado por lo contraído en que está y se yergue desafiante. Él piensa que ella está excitada, tiene los pezones bien duros, y él no puede alejar la vista de ellos. Está convencido de que ella sabe que lo está viendo, ella no se reclina hacia atrás para evitar esa visión, es más, claramente adquiere una postura que ahueca el vestido hacía adelante.

No era de las mujeres que van muy escotadas y luego reprimen las miradas de los demás haciéndoles parecer sucios por mirar y observar aquello que ellas van mostrando por su propia decisión, ya sea un profundo canalillo o una trasparencia que deja ver más de lo que tapa, y hacen movimientos y aspavientos para colocar un escote desbocado que ya en casa se veía que iba a traerle ese tipo de “problemas”, y miran instigadoras a aquellos que se dejan llevar por la mirada hacia el lugar prohibido. Y él siente como su verga comienza a llenarse de sangre, siente como poco a poco, la excitación se está concentrando más allá de su mente. No puede evitar dejar llevarse por un impulso y desliza su mano por aquel escote invitador a la vista y ahora al tacto. Lo hace suave, lento y delicadamente, ella no se mueve, deja hacer al extraño. Él llega a la zona del pezón y pasa sus dedos por ellos, sintiéndolos duros, inhiestos, yertos, y desearía poder chuparlos, metérselos en la boca y mordisquearlos y succionarlos, y ve como ella se muerde el labio inferior.

De repente oyó una voz que le hizo salir de este último ensueño, era ella que le hablaba y le decía si le permitía el paso.

Él disculpándose por su torpeza, le dijo que sí.

– Sí, cómo no, no bajo todavía.

Y es entonces cuando recibe esa frase que lo martillea desde ese momento.

– !Qué pena!

Él, pasmado, no sabe qué decir ni qué hacer, salvo mirarla con deleite y estupefacción, y con más cara de tonto aun cuando pasa muy cerca de él, por la estrechez del pasillo, no evitando acercarse a él, más si cabe, forzando la situación, y rozando sus pechos al de él, y con voz queda y susurrante, sin mirarle, diciendo.

–Siempre vengo a la misma hora.

Él se gira y ve como su melena y toda ella se aleja por el pasillo y se baja en la parada.

Desde ese día va un poco como lo encontré, con la mente vagando y despistado, con un solo objetivo en el día, coger el autobús a la misma hora que aquel día. Sube a él y revisa visualmente a cada pasajero en busca de su pasajera. Cree que se está volviendo algo loco. Llegando a pensar que no fue real, que ella nunca dijo aquellas palabras, esas frases, y que nunca jamás ella cogerá ese autobús de nuevo y que ya no podrá encontrarla. A veces se dice por qué no se bajó en ese preciso momento, en esa parada como ha hecho después algún día para quedarse allí a la espera de varios autobuses, por ver si ella aparecía, pero todo ha sido infructuoso. Aunque él insiste.

Y me habló un tanto dolido y triste, de que ya ese día no la podría ver por haberse entretenido conmigo, pero que no importaba, que valió la pena poder contar a alguien este desatino, dejar salir la angustia de este destino.

 

 

 

 

.     *Me pregunto si él habrá encontrado a esa mujer que por azar, con su lúbrica visión y tan breves palabras, le dejaron ido, obsesionado, y con tantas ganas de conocerla como Second nos cuenta en su canción.

«Conocerte«

second-Fracciones de un segundo

.     **NA: Publicado originalmente el 12 de Julio de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

La vida es como los libros

15 jueves Ago 2019

Posted by albertodieguez in Música, Reflexiones, Relato

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Aforismos, Aforismos baratos, camino, corrupción, duda, estrellas, existencialismo, fútbol, libros, luna, Manolo García, Nunca el tiempo es perdido, politicos, Por respirar, reflexiones, reto, Universo

Estaba en un proceso de debilidad mental, no hacía más que cuestionarse todo, cualquier cosa se le hacía cuesta arriba, lo más nimio era una montaña a subir, cualquier revés se le volvía como un drama insuperable. Intentaba darse ánimos él solo con mensajes del tipo de los que se dan en los libros de autoayuda, comparando la vida a cosas cotidianas, para dar sentido a lo sucedido y dar un giro a los problemas que le asaltaban o situaciones que se le presentaban y que él , al menos, veía siempre como problemas.

Si era una noche estrellada y estaba angustiado, para encontrar la paz se dejaba llevar por la observación del firmamento y se decía: “la vida es como luz de luna; unas veces brilla resplandeciente y otras es toda ausencia, toda oscuridad”. Porque ante el universo que se le mostraba esa noche con esa luna y estrellas brillantes, a él se le había mostrado su día negro por completo, cayéndosele encima todo su universo personal.

Él sabía que no tenía que dar tanta importancia a las cosas e intentaba trivializar. A veces en casa viendo un partido de fútbol dejaba su mente en blanco – o verde casi mejor dicho por el color del césped -, que era por el que se dejaba llevar. No atendía realmente al juego de los contendientes si no que se le iba el santo al cielo en busca de rescatar alguna imagen de lo último que le estaba intranquilizando. La duda de si conseguiría o no el ascenso en el trabajo lo estaba amargando últimamente, y entonces caía en la cuenta que allí, en casa, no iba a poder solucionar nada, y realmente en el trabajo tampoco, sus jefes ya sabían de su valía y no estaba en su mano que la balanza se decantase por él, y entonces volvía a ser consciente de la imagen de la tele y se decía: “la vida es como el Fútbol; no siempre el que mejor juega es el que se lleva la victoria” . Y cogía la cerveza e intentaba olvidarse de que llevaba más de medio año pidiendo esa mejora laboral, aunque sabía que en estos tiempos de despidos casi era descabellado exigir lo que creía que se merecía y le debían.

La situación del país tampoco le ayudaba mucho, leer las noticias era hablar de recortes y despidos, y estafa política y robos y desarticulación de los beneficios sociales que se tenían, que no eran muchos, pero más de los que los nuevos gobernantes iban a dejar. Y esa rabia que le entraba intentaba racionalizarla y pensar que son cosas de la vida, y se decía: “la vida es como la Política; nunca se sabe en qué momento nos corromperá”.

Aunque él pensaba que nunca sería un tipo corrupto. Mucha gente le decía que no se podía ser taxativo con esas afirmaciones, que quizás llegase un momento en el que si optase a ello él también entraría por el aro, todos somos débiles, le decían, y él que se conocía bien negaba esa posibilidad y se decía: “la vida es como los principios; si los pierdes será un vagar sin rumbo”.

Y cuando pensaba en esto último, en su vagar por la vida, sin un destino claro, sin saber bien el camino por el que avanzar, a veces por veredas estrechas sin margen para la elección, y dejándose llevar las más de las veces fuese como fuese la senda o la intersección o la encrucijada en la que se encontrase, realmente, en casi todas las ocasiones, se dejaba ir sin mucha consciencia ni convicción del motivo de su elección, y entonces se preguntaba para qué seguir, si el destino al que llegar era una incógnita y no sabía ni siquiera si quería despejarla ni si le gustaría aquello por lo que seguía avanzando, y en esos momentos, se decía: “La vida es como los libros; queremos y auto-imponemos llegar a la última página, pero nadie nos obliga a seguir hasta el final”.

Y entonces, cogía un libro y seguía leyendo.

 

 

 

 

.     *Como dice Manolo García en su canción “Renacerás. Si no te empeñas en querer sufrir”. Nuestro hombre en sus bajos momentos, respira e intenta confiar y volver a creer, y sigue leyendo.

.     **NA: Leyendo a adwoa, descubro su entrada “el reto de los aforismos baratos” en la que se deja llevar por el reto iniciado por otra bloguera, Marina massobreloslunes, y a su vez nos incita a seguir con esta rueda sobre “aforismo baratos”. Yo no he dado para los diez que pedía el reto, pero me dejé seducir por el tema y vestí mis cinco aforismos sencillotes con un relato. Lo leído arriba fue el resultado.

«Por respirar«

manolo_garcia-nunca_el_tiempo_es_perdido-front

.     **NA: Publicado originalmente el 21 de febrero de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

Con la mirada de Hopper (5ª parte)

18 martes Jun 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 7 comentarios

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acoso, Amaral, Amaral 1998, Chair car, Compartimento C, cuadros, deseo, escritores, Hopper, Las once de la mañana, lectura, libros, masturbación, Música, metro, No sé qué hacer con mi vida, onanismo, Pinturas, porno, roce, sexo, Soledad, viajar

Cuando viaja en metro se siente como esas mujeres que Hopper sitúa en vagones de trenes como en “Chair Car” o en “Compartimento C”, solitarias lectoras, bajo suave luz, con la diferencia que en su caso muchas veces le toca ir de pie en vez de cómodamente sentada, y con mucha más luz, pero el espíritu es el mismo, una mujer sola, viajando aislada de todo lo que hay a su alrededor, volcada en ella misma, en los papeles y libros que lleva en su viajar, en su avanzar hasta su destino. Igualmente, ella se abstrae de todo leyendo o escuchando música u observando todo lo que le rodea, aunque básicamente lo primero, la lectura, es su mayor refugio. En los libros se mete en los pensamientos y acciones de los protagonistas, se sumerge en lo contado por los escritores, unos recientes, contemporáneos, y otros de tiempos pasados, la mayoría del siglo XX aunque algunos anteriores. Cuando era adolescente su escritor preferido era Miguel Delibes, luego fue explorando otros muchos, un poco de aquí y de allá, saltando de uno a otro sin un especial motivo, casi guiada por la casualidad. Si se echa un ojo a su biblioteca, no muy extensa, podría decirse que sus autores más seguidos son García Márquez, Vargas Llosa y Javier Marías, aunque también tuvo la época de Muñoz Molina, Pérez Reverte y Almudena Grandes o la misma Elvira Lindo y Roberto Bolaño no hace tanto, de todos ellos también ha leído varios libros, y siempre se dice que le queda tanto por leer y tantos autores a los que descubrir. Los libros siempre estuvieron en su vida por eso quizás también se ve reflejada en tantas pinturas de Hopper en los que las protagonistas aparecen con un libro entre las manos.

Pero hay días en los que no puede concentrarse en la lectura mientras viaja, las conversaciones de tono elevado de algunas personas durante el trayecto, rompen esa comunión entre ella y la historia que le mantiene en vilo y de la que quiere saber más, y es en esos momentos en los que mandaría callar a esas “cotorras”, es en esos instantes cuando les preguntaría si no saben hablar en tono más bajo, sin que sea todo el vagón, auditorio de sus parlamentos. Su mal genio quiere aflorar, pero finalmente solo lo piensa y no lo dice, solo alza la vista de la página y mira con ira a los tertulianos que están socavando su interés por lo escrito. Y no le queda otra que dejar de leer y comienza la observación de la “fauna”, como ella dice, que conforman los viajeros. Le divierte mirar, y lo hace con cierto descaro. Imaginando el destino de unos y otros, a donde irán o donde se bajarán. Se fija en sus vestimentas, y complementos, contempla los libros que leen, o el tipo de móvil que llevan, cualquier cosa por hacer más llevadero el recorrido.

En ocasiones, se centra más en los hombres del vagón, observando su aspecto, y cuando encuentra alguno atractivo piensa en si tendrá pareja, o si no la tendrá, incluso si será o no homosexual, ciertamente cada día le parece que hay más o al menos lo ocultan menos, cosa que no le molesta, siempre ha defendido todas las libertades individuales y esta es una de las más importantes para la felicidad. Y hay veces, si hay mucha aglomeración, que se deja llevar por su instinto sexual y al ir a bajar de estación, cerca de algún hombre se aproxima a su espalda y le arrima sus pechos, un roce que parezca fortuito pero que no lo es. Cuando esto sucede con chicos jóvenes, ella no es mayor pero con cuarenta y dos, todos los menores de treintaicinco le parecen jóvenes, estos miran hacia atrás y se violentan un poco al creer que son ellos los que sin querer rozaron con su espalda las tetas de ella. Ese placer leve e infantil, le gusta recordarlo luego en solitario, al ir andando hacía su casa, y se sonríe viendo de nuevo la cara ruborizada del muchacho en su memoria. Otras veces ha detectado que el acosado por ella se ha dado cuenta y se ha mantenido firme aguantando esa presión que ella ejerce en su espalda y se imagina como él estará excitándose y piensa en cómo le estará engordando su pene dentro del pantalón, y ella misma siente como se humedece su vagina, y se le acelera su corazón. Estos juegos de provocación son brevísimos, pero lo suficiente para desatar su deseo de sexo con ese extraño, que luego nunca lleva a buen fin, aunque se hubiese llevado a más de uno desde el metro a su cama, no se atreve a dar ese paso, ni cree que nunca lo hará. Se pregunta qué le mueve a tal deseo sexual, porqué es tan activa, sobre todo con la imaginación y el onanismo, porqué está tan salida, como se decían unas a otras las amigas cuando era pequeña. No tiene respuesta.

Como no tiene a nadie que la espere en casa y nada especial que hacer, salvo leer o escuchar música, la tele le aburre y navegar por Internet tampoco es su pasatiempo ideal, se baja varias estaciones antes de la más próxima a su casa, le gusta pasear, pero además con ello tarda más en llegar al encuentro de la soledad, y así poder tomar aire. Y más en esos días de roces y desafíos corporales, en los que debe tranquilizarse, enfriarse y calmar ese irrefrenable instinto sexual, puesto que si llegase a casa pronto le haría encender el ordenador e ir a una web porno, como otras veces, y masturbarse hasta correrse como un torrente, y luego sentada desnuda y vacía, pegada a la ventana se quedaría mirando por ella como en aquel cuadro de Hopper “Las once de la mañana”, reflexionando que hace con su vida.

 

 

 

.     *Amaral nos refleja el sentimiento de nuestra protagonista en su canción, mirándose a sí misma como niña crecida.

«No sé qué hacer con mi vida«

.     **NA: Publicado originalmente el 2 de Octubre de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad

                            …Continúa «Con la mirada de Hopper (6ª parte)«

Siete pecados librescos

24 miércoles Abr 2013

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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Avaricia, desvelo, envidia, Fiebre, Gula, Ira, León Felipe, lectura, libros, Lujuria, Música, Mediterráneo, noche, Orgullo, Pecados, Pereza, Serrat, Vencidos, vigilia

los-siete-pecados-capitales-de-la-lectura

Adwoa me condena al purgatorio hasta que no expíe mis pecados capitales con la lectura, con los libros y los autores. En un principio, yo quiero resistirme, no me gustaron los confesionarios nunca. No soy amigo de las sotanas y los capillitas, y las iglesias me alteran, no los templos, sino la organización eclesiástica cualquiera sea su creencia y su dogma.

Pero finalmente aquí me muestro, dando vaga respuesta a las preguntas relacionadas con los pecados y los libros, más por su interés de conocerme (según dice, le costó bastante interesarse y querer seguir mis escritos), que por mi interés en confesar.

Como el blog está centrado en relatos y poesía, he decidido contestar de dos maneras: Una escueta y directa, tipo test y otra un poco más acorde con el blog, más trabajada e inventada para entretenimiento de todos y con el placer que me provoca contar historias ficticias y apoyadas en el quicio de mi recuerdo manipulado. Que cada uno elija el que más le guste. 

**NA: Al final del todo encontraréis los pecadores que he seleccionado para este juego al que me he prestado.

Versión Test.

Avaricia: ¿Cuál es tu libro más caro y el más barato? Mis compras suelen ser los libros normales, nada de ediciones fabulosas, la horquilla entre los 5 y 30 euros creo que es lo que gasto.

Ira: ¿con qué autor tienes una relación amor-odio?  Ira suena fuerte y no es un sentimiento real, pero sí que hay un autor que me fastidia por lo bien que escribe y te alarga una historia para luego en pocas páginas dar por zanjado el libro, quizás lo adivinasteis: Javier Pérez Reverte

Gula: ¿Qué libro te devoras una vez tras otra? No soy de relecturas, pero reconozco que «El Principito» es el libro al que he recurrido varias veces.

Pereza: ¿Qué libro no has leído por flojera?  Son muchos los aplazados, más que por flojera por pensar que no es el momento, que ya tendré tiempo de su lectura. Aunque hay uno que dejé a medias y le tengo pendiente, como una espina y es Ulises de Joyce.

Orgullo: ¿De qué libro hablas para sonar intelectual? No me gusta sonar intelectual, quiero decir  tener esa pose, sobre todo si es potenciada para distanciarme o parecer por encima de los demás. Considero que he leído tan poco que casi soy un analfabeto, hay tanto por aprender.

Lujuria. ¿Qué encuentras atractivo en los personajes femeninos o masculinos? No soy mitómano, con lo que si en la vida real no hay cabida para ello, no encuentro atractivo tampoco en los personajes escritos cánones lujuriosos a los que seguir.

Envidia: ¿Qué libro te gustaría recibir cómo regalo? Cualquiera que venga regalado con cariño.

Versión Relato.

«Los siete pecados librescos»

La fiebre. La fiebre le tiene empapado y algo desorientado. Se despierta a cada rato, la vigilia le aturde el pensamiento, desea seguir durmiendo y no lo consigue. Frío. Suda por la calentura que a la vez le provoca escalofrío. Sed. Tiene sed pero no quiere levantarse en busca del agua que se la aplaque, teme caerse en el trayecto. Da vueltas en la cama y la mente se le llena de pensamientos. Vértigo. Siente el mareo y la enfermedad que no sabe de dónde viene. A la cabeza le van y le vienen recuerdos, historias  que se le mezclan y confunden, sin discernir lo real de lo ficticio, de aquello leído de lo otro vivido, de lo deseado y anhelado con lo hecho y realizado.

Como aquel Quijano, se le presentan batallas idealizadas, palabras que le enfadan a veces, y otras que le alegran y agradan. Se le aparecen los libros leídos y los aplazados, le angustian estos últimos, los postergados, puesto que siente que ya no tendrá tiempo de resarcirse con su lectura retrasada, se da cuenta de su pecado de Pereza, y se pregunta ¿Qué libro no ha leído por flojera? , y se le amontonan y amalgaman unos y otros y otros más, que fue dejando por desidia, porque estimaba que tendría tiempo de ello, en un tiempo futuro cuando no le quedasen más que ganas para la lectura. Tantos son que se avergüenza y siente la Ira, pensando en los libros leídos que lo defraudaron y evitaron que otros fueran leídos, y se pregunta: ¿Con qué autor tiene una relación amor-odio? Y no sabría contestar, le aparecen caras pero no podría concretar, aunque en su delirio quizás se le fija una faz con más nitidez, ese que le gusta en su contar pero que le engaña y decepciona una y otra vez con sus finales, y ve su tez delgada y poblada de corta barba, es Perez-Reverte. Ese rostro, no sabe muy bien por qué le trae otro rostro, iniciático en la lectura para él, alguien que siendo colegial le inoculó el virus  de los libros, y traga saliva, siente la boca seca, siente palpitaciones al advertir su pecado en esa infancia, pecado de Avaricia, cuando quería coleccionar libros que compraba semanalmente y que luego no leía y quedaban en la estantería, en ese impulso de coleccionismo infantil, absurdo y pasajero por no tener dinero. Y el tema pecuniario le lleva a preguntarse: ¿Cuál es el libro más caro y el más barato que nunca compró?, dándose cuenta de que no gastó nunca ni mucho ni poco, siempre fue en término medio, sin locuras pero sin escatimar en pasta dura, que prefiere a las ediciones de bolsillo que son ahora su sino, pero no Envidia, a quien se compra las primeras ediciones, con grandes letras y amplios márgenes, y con la excitación visual de bellos libros se pregunta: ¿Qué libro le gustaría recibir cómo regalo?, y no encuentra preferencia, hoy se siente a salvo, y en su purgar pecados entiende que lo importante es de quién viene ese regalo. Todo gira a su alrededor, y a la vez él avanza, en un vaivén desquiciado de mente ida, y huido el entendimiento por el sueño extraviado, esto que está sintiendo es como una catarsis, un purgatorio donde espiar sus pecados de soberbia intelectual, por ser lector habitual, y piensa quizás en haber pecado de Orgullo por ello, pero enseguida lo rechaza, darse respuesta a su pregunta, ¿De qué libro habla para sonar intelectual?, sabiendo que no lo hay, que nunca utilizó ninguna lectura para sonar letrado y en boga, y al reflexionar a este respecto, recuerda sus lecturas y las que le marcaron, quizás más por su mensaje, y se cuestiona: ¿Qué libro devora una vez tras otra?, que le lleva al pecado de la Gula, de degustar de vez en cuando para paladear sus letras, y aunque no es muy dado a relecturas, tiene que reconocer que de vez en cuando,  pasado el tiempo, cae por las páginas de “El Principito” para dejarse llevar por su magia y su sabiduría. Y siendo ese personaje protagonista tan blanco y limpio de corazón, se da cuenta de que no cae en el pecado de la Lujuria, cuando se pregunta: ¿Qué encuentra atractivo en los personajes femeninos o masculinos?, la lujuria no está en lo leído, y la piensa de carne y hueso. Y la noche avanza y con este pensamiento último cae rendido, como Alonso en su último retiro. Y busca un cuento de aquellos que ha leído que lo tranquilice y dé un respiro, en espera del amanecer que le saque de este delirio de fiebre y desvarío. Enfermo del amor y desdicha, de las vidas de otros encontradas en los libros, queda vencido.

*Para finalizar, como siempre música para el texto. Esta vez Serrat nos canta, el gran poema de León Felipe, que como nuestro protagonista queda Vencido en su batallar con la vida y los libros.

«Vencidos»

Serrat - Mediterráneo

**Para completar el juego al que me presté, tengo que nominar unos pecadores para que hagan lo mismo, responder a las preguntas, yo pondré los nombres pero si alguno pasa de hacerlo, lo entiendo, yo soy de su pensamiento y esta vez me traicioné.

***Ellos 7 y los motivos:

Dessjuest, para saber si su pasión por el ciclismo está ligada a los pecados de la lectura.

Nergal, para encontrar las raíces del Nergalés.

Inspi, para encontrar las fuentes de ese romanticismo.

Comedieta, porque sé que últimamente no escribe y así la obligo a poner unas líneas, y de paso saber algo más de ella.

Ana Azul, me intriga esa pasión suya por las listas con curiosidades, a veces estrafalarias.

Kátharsis – Masalladelapalabra, para saber algo más de esos ojos hipnóticos.

Después del sexo, porque seguro que Carlos me sorprende con sus respuestas.

Efemérides. (Un desafecto histórico-religioso)

26 miércoles Dic 2012

Posted by albertodieguez in Música, Reflexiones, Relato

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amor, cielo, Cuando digo futuro, cuentos, Desigualdad Social, dudas, Efemérides, elegido, fantasías, La canción del elegido, libros, magia, Música, Mesías, Paraíso, perdón, Religión, Silvio Rodríguez, terrenal

En días de efemérides como estos: Me cuentan que tal día como ayer hace 2013 años más o menos, nació un mesías, un iluminado, un embaucador de masas, un tipo que llegó de la nada, sin pasado y por lo que se vio sin mucho futuro terrenal, aunque su pseudolegado dura hasta nuestros días. Me cuentan que no se sabía muy bien de donde llegó, pero que quiso romper con todo lo establecido en lo religioso y en lo político. Esto me suena a moderno anti-sistema del estado allí vigente pero parece ser que nadie lo ve así, por el contrario me dicen que era diferente, que no era terrorista, si no un “revolucionario”. A mí me parece un poco más de lo mismo de lo que había hasta su llegada por esos lares, solo que cambiando los nombres de las costumbres habidas de las religiones ya conocidas, por lo menos viendo lo que de su mensaje me ha llegado.

Me dicen que no era humano, que fue concebido “sin pecado”, y me pregunto que es pecado en la concepción. Respuesta no hallo. Esto me recuerda a las historias de los dioses griegos y romanos, fantasías para explicar lo que no entendían ni comprendían. Me dicen que lea el libro de los libros, el libro de las fantasías, que allí encontraré respuestas a mis dudas sobre lo acontecido hasta aquel día, hasta aquel momento de inflexión de la llegada del “hombre” venido de lo desconocido. Me cuentan que hacía magia, que podía multiplicar las cosas, también que era médico o al menos curaba y hasta podía devolver la vida. Sin duda esto que me cuentan sigue la línea de la mejor literatura fantástica griega y romana, si nos creemos los argumentos que me esgrimen sobre este individuo ¿Porque no creer lo atribuido al politeísmo Griego y Romano?

Me dicen que si crees en su palabra, en su doctrina, tendrás vida eterna, no se sabe muy bien donde, pero que allí estaremos todos, algo que me llena de zozobra, cómo será aquel lugar de grande para que quepamos todos. Me cuentan que su mensaje era paz y amor, un estilo al mensaje Hippie, pero  me dicen que él no tomaba drogas, aunque puede ser que el periodo ese en el que estuvo en el desierto, (allí vio dragones, digo demonios),  le produjese una fuerte insolación, y desde entonces le diese por vagar por las tierras medias de su “reino” dando unas charlas que nadie entendía y que dejaba con más dudas a los que le escuchaban.

Dudo mucho de todo el halo sobrenatural que hay alrededor del que me dicen que cumplió años ayer, pero ciertamente el mensaje de amor y confraternización terrenal sí que me convence, no aquel del mas allá, si no el del aquí y ahora. El mensaje de entendimiento y bondad me atrae, eso lo deberíamos llevar por bandera todos. Lo que pasa es que luego es poco creíble ese mensaje viendo que los que lo enarbolan, los que se supone cogieron el testigo de aquel “llegado de la nada” lo han emponzoñado y ese amor que propugnaba el primero, el creador de esa iglesia o grupo o secta, quedó en el olvido rápidamente dejando caer la bandera de que otro mundo es posible, mundo terrenal me refiero.

No creo que alguien que creía que el camino era perdonar y dar afecto y amor al enemigo, pueda querer cercenar derechos de los que no están con él, me cuesta creer que alguien que ayudaba a los míseros no estaría dispuesto a repartir toda la riqueza que amasan los que se hacen llamar herederos de la fe de aquel que quiso cambiar el “statu quo”.  Me provoca dudas pensar que alguien que estuvo al lado del oprimido, se ponga del lado del opresor. Por eso, en estos días de efemérides religiosas, me cuesta tanto creer que otro mundo sea posible, cuando los que se atribuyen la fe verdadera no dan ejemplo de bondad y comprensión, cuando las palabras se tornan vacías, cuando los oropeles y las mitras y casullas con hilos de plata y oro toman, más aún si cabe, el mando del momento, me vuelvo todavía menos crédulo. Y me cuentan que desde altares y púlpitos nos dan normas de comportamiento, y nos dicen cómo debemos ser y actuar. Pero por su comportamiento habitual, ellos no son creíbles, están muy alejados de la voz primigenia, y olvidados de lo esencial, del mensaje de su “Mesías”, del mensaje de su “hijo de Dios”: Amor a todos sin condición.

 

*Silvio Rodríguez nos presta su canción del elegido que bien podría ser el de nuestro relato, al menos los seguidores de nuestro elegido apartaron el amor a un lado y durante mucho tiempo hicieron de la guerra, la paz del futuro, (como el de Silvio) y desde entonces solo quieren acabar con los que no son como ellos.

«La canción del elegido»

Silvio_Rodriguez-Cuando_Digo_Futuro-Frontal

 

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