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Archivos mensuales: noviembre 2021

Me gusta cuando me hablas bajito

30 martes Nov 2021

Posted by albertodieguez in Música, Reflexiones, Relato

≈ 25 comentarios

Etiquetas

Albanta, amor, Aute, familia, Felicidad, hijo, juegos, Luis Eduardo Aute, padre, susurros

Me gusta cuando me hablas bajito, como en susurros, como si fuese un secreto lo que vas a decir y no debe llegar en voz alta a los oídos de cualquiera. Me fascina todo lo que haces y dices, que no sé muy bien de donde lo has sacado, supongo que lo aprendiste de nosotros en algunos casos y de la escuela en otros. Me gusta cuando me contestas con tu hilo de voz ese “vale” que me desarma, y también ese otro que dentro de unos años no me hará ninguna gracia, ese “vaaale” alargándolo como de hastío por lo que te digo y que a tus dos años y medio de edad ya te empezaba a salir como cansado por mi insistencia sobre lo que debes hacer o no, y tú accedes a ello con esa obediencia a ratos rebelde que tienes, con ánimo de fastidio unas veces y de juego la mayoría.

Me gusta cuando durante el juego te corrijo y te digo que eso no puede ser, y me dices qué sí puede ser, que estamos jugando, y en el juego eso sí puede suceder, dejándome claro que sabes en todo momento discernir el juego de la realidad con una madurez impropia de tu edad. Me gusta cuando después de haberte dado un buen golpe o tras romperse algún juguete o de haber hecho alguna pequeña trastada, me dices; -no pasa nada-. Y es verdad, no pasa nada.

Me gusta cuando me dices; – vamos a jugar a malos-, y me pides en bajito que me quite los zapatos para subirme a la cama contigo y así poder revolcarnos abrazados, yo dándote besos y rozándote la barba por el cuello y la cabeza porque te hace cosquillas y te da escalofríos, y tú intentando zafarte de mis brazos y de mis manos que también te hacen cosquillas por todo el cuerpo, pero en cuanto lo logras enseguida me buscas subiéndote encima, poniéndote de pie sobre mí pecho para que siga la pugna, y hacemos como que luchamos pero sin ninguna violencia, sólo besos y cosquillas y tu risa lo inunda todo, y buceo en ella y soy feliz porque te veo disfrutar, y aunque termino agotado creo que estás siendo feliz en ese momento, y eso ya lo es todo.

.     *Me gusta acompañarlo por su mundo, que bien podría ser esa Albanta de Aute.

«Albanta«

luis_eduardo_aute_-_albanta-front

.     **NA: Publicado originalmente el 23 de Enero de 2017. Hoy recibe una segunda oportunidad.

.     ***Al hijo.

Resquebrajado

29 lunes Nov 2021

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 21 comentarios

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alma, amor, BSO, Cavatina, desamparo, escalofrío, Frío, hijo, miradas, The deer hunter

Me parte el alma. Me parte el alma cuando se gira y desde allí con la puerta entornada, casi cerrada, de la mano de las monitoras y cuidadoras que lo acompañan en ese lapso de tiempo antes de que llegue la hora de clase me mira, con una mirada intensa, fija, con esa cara llena de seriedad y tristeza, con esos ojos suplicantes que me dicen; no te vayas, quiero seguir a tu lado, quiero estar contigo, no me abandones, y que me deja unos segundos petrificado sin poder evitar devolverle esa misma desazón ese mismo desamparo que percibo en él y que de repente me asola a mí, y aunque no llora, sé que por dentro se rompe como yo me rompo, que siente un frío que quizás aún no entiende, como yo siento ese escalofrío que me recorre todo el cuerpo que me angustia y ahoga, que hace que sienta los ojos inflamarse y puntearse de brillos líquidos, y salgo con todo el amor que le tengo anudado a la garganta, y exánime me quedo unos minutos dentro del coche reponiéndome, con la tristeza borboteando dentro y fuera de mí.

.     *Y en ese cruce de miradas resuena “Cavatina” de la BSO de «The deer hunter«

«Cavatina«

bso-the-deer-hunter

.     **NA: Publicado originalmente el 30 de Enero de 2017. Hoy recibe una segunda oportunidad.

.     ***Al hijo

Donde se siente el amor

28 domingo Nov 2021

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 25 comentarios

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amor, hijo, Juanes, Música, Mi sangre, Para tu amor

Lo sé ahora que han pasado dos años, lo sé con mayor certeza. Ya lo intuí el día de su nacimiento, cuando todo el amor se me hizo presente en la garganta, como un ahogo de felicidad, ese ahogo que no me permitía decir a la abuela; -ya ha nacido, ya está aquí entre nosotros-, y ahora cuando lo recuerdo me vuelve a pasar, y se me llenan de nuevo los ojos de lágrimas, como en aquel momento cuando yo solo en el hospital, en una enorme soledad, no podía evitar esa terrible plenitud mezcla de tantos sentimientos que juntos los sentía agolparse en la garganta, y es ahí donde siento el amor al hijo, aunque parezca menos poético que el corazón. Lo sé ahora porque cuando le miro, con todo mi cariño, por un motivo o por otro o simplemente sin motivo, por el mero hecho de ser él, me viene ese ahogo desde la parte alta del pecho hasta agarrarse con fuerza a la garganta, y asaltan a los ojos las lágrimas que pugnan por derramarse y algunas veces no puedo controlarlas y finalmente me ganan el pulso, y con ello me enmudece el alma.

.     *Como dice Juanes, es tanto amor que no se sabe cómo explicar lo que se siente…

«Para tu amor«

juanes_-_mi_sangre

.     **NA: Publicado originalmente el 30 de Diciembre de 2016. Hoy recibe una segunda oportunidad

Bajo el influjo de la mirada, los gestos y la intención de palabra

27 sábado Nov 2021

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 18 comentarios

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Albanta, amor, Aute, Autorretratos, Gestos, Habla, hijo, Luis Eduardo Aute, Música, mirada, padre

Gestos. Ha aprendido muchos gestos, es una esponja, cada uno de los míos los asume y después los utiliza, hay otros que no sé muy bien dónde los vio o de quién los sacó, supongo que en la escuela, pero le sirven y me sirven a mí para saber y entender lo que quiere. Dice el libro que primero fue el verbo; completamente en desacuerdo, yo digo que primero fue el gesto, aunque incluso en eso no estoy del todo de acuerdo conmigo mismo, lo primero fue la mirada. Una mirada intensa, profunda, escrutadora. Una mirada atenta, de constante interrogante, con afán de entender; todo eso en sus pupilas desde el inicio, y más después cuando su mirada se hizo instigadora como forma de comunicarse. Esa mirada que a veces se queda perdida en algo o en nada, y otras se queda fija en uno, como analizándote, una mirada inteligente siempre y desafiante a veces. En esa evolución suya de aprendizaje constante, el gesto se abre paso con fuerza, él ha entendido que es más eficaz que sólo la mirada. El gesto de indicar y señalar se le muestra como el avance necesario para conseguir lo que desea, que sólo con la mirada no conseguía. A veces se impacienta porque no acierto con lo señalado, entonces niega con la cabeza y repite y repite sus gestos hasta hacer que lo entienda, pero pronto se ha dado cuenta de que el gesto no es suficiente puesto que ese marcar en la distancia no es certero para el entendimiento de los de su alrededor, y tiene que negar demasiadas veces contrariado con el fallo de los otros en su no saber identificar correctamente su intención, hasta que con su insistencia unas veces puede conseguir su empeño y otras quedarse con la frustración, -primeras de las que aprender de tantas otras que se le avecinan en su transitar vital-. Ahora, para ser más certero en la consecución de sus objetivos por parte de los otros, al gesto va uniendo sonidos y habla, teñido de mis onomatopeyas, que me hacen sonreír; un parloteo confuso e ininteligible para mí, breve y conciso en ocasiones y otras como charla disertadora en lengua clara para él, con la que intenta trasmitir y reforzar lo que desea o lo que quiere contar, y yo voy dilucidando poco a poco esas palabras que para él sólo la componen el final o el principio de las mismas, e interpretarlas y entenderlas después a fuerza de su repetición tenaz, y llenarme de felicidad cuando consigo comprender ese primer idioma suyo y así fuera del abrazo, los besos y el tacto indispensables para ambos, entablar una comunicación racional que nos ayuda a entendernos más y mejor; abriéndose camino la emoción con ahogo en el pecho y humedad en los ojos. Y en esa lengua suya, le escucho y me sonrío cuando le veo que nadie más que él es el destinatario de su discurso, y pienso que tiene otro mundo aparte del que entra y sale cuando nosotros estamos perdidos en este mundo que nos lleva; y entonces se gira y me regala sin yo pedírsela, su enorme y bella sonrisa que desarma, que me eriza la piel y hace brillar mis ojos, es entonces que todo se vuelve ternura y amor, y no puedo por más que ir a achucharlo y tomarlo entre mis brazos de los que él se intenta zafar, aún con su sonrisa.

.

.

.     *Aute canta sobre ese sitio en el que todos alguna vez estuvimos, y que sin duda él con su bella sonrisa transita ahora, y durante unos años seguirá haciéndolo felizmente.

«Albanta«

Luis_Eduardo_Aute_-_Autorretratos_Vol_1_-_Front luis_eduardo_aute_-_albanta-front

.     **NA: Publicado originalmente el 3 de Julio de 2015. Hoy recibe una segunda oportunidad.

.     ***Al hijo.

El Abrazo

26 viernes Nov 2021

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

≈ 29 comentarios

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abrazo, abrazos, amor, Aute, El niño que miraba el mar, hijo, Música, Señales de vida

El abrazo.

Lo había vivido ya,

de varias maneras de las muchas concebidas.

Abrazo de amada y amado,

en parques y bancos o encamados.

A escondidas o bien a la vista.

Para el sexo compartido

o después para el descanso ganado.

Abrazo cálido, de pecho con pecho

o de pecho con espalda

rodeando por completo a la persona abrazada.

Un abrazo de calma, de sosiego,

un abrazo de amor, de cariño.

Dado y recibido.

Un abrazo fraternal o de dolor compartido,

un abrazo fuerte, apretado,

de los que te hacen sentir que el otro te corresponde

y te dice; estoy aquí a tu lado.

Un abrazo entregado con el cuerpo y con el alma,

con las lágrimas a punto de brotar o brotando.

Pero nunca pensé en un abrazo suave pero tenso,

un abrazo tan largo que duele el cuerpo después de darlo y recibirlo.

Un abrazo que une las pieles por el cuello,

esa suave que me ha desarmado.

Hoy he descubierto y he sentido ese otro abrazo

que ya ninguno habrá de superarlo.

Muchos minutos de abrazo,

calmado, silente.

Mi abrazo; protector, completo y arrullador,

el suyo que no abarca; liviano, tierno y entregado,

casi imperceptible por su pequeñez,

pero más sentido que ninguno.

Una pluma posada que ya no la percibes fuera

si no que penetra y llega hasta el fondo

y la sientes rozarte y acariciarte el corazón.

Un abrazo nacido de la inconsciencia, del instinto.

Esperando que se prolongue o se repita infinitamente,

aunque inmediatamente sabes que ya no volverá,

ese, ya no volverá,

vendrán otros quizás más conscientes,

seguro que más fuertes y decididos,

no serán ni peores ni mejores,

sólo serán diferentes,

aunque siempre quedará aquel que fue el primero,

que fue único e irrepetible.

Hay sensaciones que se sienten sólo una vez en la vida

y ese momento insólito te llena de felicidad, efímera.

Penumbra. Ojos cerrados. Piel erizada.

Nada fuera de ese abrazo,

sólo nudo en la garganta e inmenso amor.

.

A Martín, por este abrazo.

.     *Aute me ayuda con su canción a completar todo lo que sentí con ese abrazo del poema. Ahora yo también siento muy dentro de mí, señales de vida.

«Señales de vida«

Aute - El niño que miraba al mar

.     **NA: Publicado originalmente el 16 de Julio de 2014. Hoy recibe una segunda oportunidad.

.     ***Al hijo.

Confuso llanto

24 miércoles Nov 2021

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 55 comentarios

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En estos días, enfermedad, Frío, Gris, hijo, invierno, llanto, lluvia, Música, miedo, Mujeres, Nacimiento, Rostro, Silvio Rodríguez, sol, temor

Se me agolpan las palabras, las emociones, las imágenes. Las intento digerir y ordenar y no puedo. Se me agolpan estos días, estas angustias y miedos, temerosos días de pérdida del recién llegado. Horas amargas de espera y duda y deseos de mejora y sanación, aun no sabiendo si hay enfermedad o mal irreversible o acaso reversible, o sin saber ni siquiera si habrá dolencia tras la complicación. Indefenso él. Tememos, aunque nos digamos que no hemos de temer. Nos preguntamos si ese rostro que ya vimos lo volveremos a ver o cesará antes de haber iniciado su periplo, si ese rostro que antes no era y que hoy es por haberlo visto, y que se ha quedado en la retina, fijo y nítido, seguirá iluminándonos como hoy me lo parece, en este día de invierno gris y lluvioso. Ya no sale el sol, sólo su rostro. Días de aguacero que acompañan esta grisura que se empecina en ahogar la alegría esperada por la llegada del hijo. El cielo se abate sobre la ciudad envolviéndola con nubes oscuras, frías y húmedas, ensombreciendo las calles, haciendo parecer que la noche se aproxima fuera de hora. Como si alguien fuese cerrando los postigos, tal cual antes se hacía, para ahuyentar la felicidad y traer el duelo, enlutando la casa que ahora y como nunca necesita su rostro para ser alumbrada. Quedando todo bajo una atmósfera húmeda que cala los huesos. Días de lágrimas asaltantes en el precipicio del parpado, de lágrimas contenidas y amarradas y sustraídas de su inminente camino para mostrar la fortaleza que no se tiene, la entereza que se desmorona en la soledad de cualquier esquina o ventanal por el que mirar y asomarse  para respirar profundamente e intentar distraerse con el perfil de la ciudad, para no pensar. Intentando sostenerme para sostener al otro, que más frágil se muestra sin saber de la fragilidad del compañero amado. Lloramos a escondidas, hasta que no hay manera de ocultarlo y ocultarse. Ella llora por sus rincones, yo lloro por los míos y nos encontramos en la cocina y nos miramos y lloramos juntos, lloramos en la alcoba, en el cuarto de baño, en el dormitorio del recién nacido, que aún no lo ha habitado. Lloramos y no sabemos porque lloramos, solo nos miramos y nos abrazamos y lloramos. Las lágrimas brotan y brotan con desconsuelo y sin sentido. No es dolor, no es júbilo, es solo llanto, agua salada cayendo con mueca amarga pero no de amargura. Sólo llanto. Confuso llanto.

 

.

 

.     *Silvio Rodríguez ilustra con su canción el sentir del texto; en estos días no sale el sol si no su rostro. Aunque su autor la escribiese con otro sentido, esta canción hoy la convierto en un canto en primera persona hacía el hijo.

 

«En estos días«

Silvio Rodriguez - Mujeres 1978

.     **NA: Publicado originalmente el 23 de Enero de 2014. Hoy recibe una nueva oportunidad.

.     ***Al hijo

.

La vida está llena de afectos y desafectos.

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