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Archivos de etiqueta: Melancolía

Regalando palabras (2ª parte)

09 viernes Ago 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 33 comentarios

Etiquetas

amor, Contigo me quedaría, deseo, lisonja, Manolo García, Música, Melancolía, Mujeres, palabras, Saldremos a la lluvia, Soledad, sorpresa, tristeza

Llegó a casa. Estaba cansado, últimamente había tenido bastante trabajo, y llegaba agotado, no era un trabajo físico, pero en esas épocas de mucho jaleo laboral terminaba como si hubiese estado corriendo una maratón, y qué contar del cansancio mental, en esos días locos quedaba aturdido.

En el trayecto de regreso, había estado como siempre hacía, observando a la gente, con ello conseguía relajarse, o al menos, poner su mente en otro lugar alejado a los trajines de la oficina. Le gustaba mirar, sobre todo a las mujeres, quisiera ser el amante de todas ellas, a veces sentía esta forma de ser suya como algo enfermizo, estar enamorado de todas ellas, desear a cada una de las que veía, y especialmente a aquellas que veía algo tristes, hacía pensar en él como alguien un poco trastornado, puede que algo no funcionase bien en su cabeza. La tristeza era algo que le enternecía tanto que no podía dejar de querer ponerse a disposición de quién la sufría para ayudarle y acompañarle en su travesía de grisura, y cederle su hombro y su pecho y sus brazos, para que se apoyasen en él, y vertiesen sus lágrimas, para sentir un abrazo necesitado.

A una distancia no muy lejana, se quedó anclado en una chica, mejor dicho mujer, puesto que no era ya joven, más parecía cerca de los 40 que de los 30. Ella era bastante atractiva, aunque su rostro denotaba que no era uno de sus mejores días, parecía preocupada o tensa por algo, quizás esto también le animó a decidirse por ella, a que ella fuese su víctima. El desamparo que se traslucía en ella, al menos en este día. Él necesitaba salir de su estado anímico de saturación por el trabajo, fuera de él eran pocos los acontecimientos de distracción, y así por unos momentos, llegado a casa él seguiría fantaseando con ella, con lo que habría pensado y sentido al leer lo escrito, si lo habría descubierto enseguida o si por el contrario sería pasados unos días cuando lo hallase. Eso le distraería. Nunca la había visto antes como había sucedido con otras muchas. Pero estaba decidido, además, el texto que llevaba escrito le encajaba perfectamente a ella, el texto decía:

“¡No te preocupes! Tú eres la luz, y  lo que te atenaza te soltará y dejará paso a lo que deseas que llegue. Tú eres la luz, y como tal me has guiado hasta ti. Hoy al verte, me di cuenta que harás conmigo lo que quieras, y me da igual, solo te pido que mires a tu alrededor y me encuentres, y me lleves contigo, eres el amor que siempre he querido, me gustaría ser tu elegido.”

Realmente lo que había escrito como un sentimiento interno, sin una imagen evocadora, se había transmutado de tal manera que se ajustaba a ella como un guante a medida. Esta vez el sentimiento y la emoción de esas palabras iban mucho más allá, el texto se había convertido en realidad, y aunque sabía que era una ingenuidad por su parte, sí que quisiera ser su elegido, él con ella se quedaría.

Lo que parecía sería un problema por la distancia entre ambos, por un acto del azar se derrumbó y dejó de ser problema. En una de las paradas entró una embarazada  y ella se dispuso a cederle el asiento, y seguidamente se desplazó unos metros en dirección a él. Al verla acercarse entendió que era la ocasión idónea, y con el sigilo y el disimulo habitual, consiguió introducir la nota en el bolsillo de su cazadora al quedar un acceso estrecho a su paso ante él, y pasar muy próximos uno del otro. Él ya estaba contento y feliz, ahora seguiría ilusionándose e imaginando su cara y su sorpresa e incluso su posible miedo por lo encontrado en su bolsillo, por lo escrito. Ella se bajó dos estaciones antes que él, esto le alegró también, puesto que quizás la volviese a ver por el barrio, la cosa podía dejar de ser una quimera. Al llegar a casa, aunque agotado no pensaba en el trabajo, pensaba en la mujer, y comenzaba a revisar mentalmente lo sucedido y como otras veces le había pasado, le recorría un escalofrío por el cuerpo, era la soledad que de repente se le hacía presente y le cambiaba un poco el gesto, por que se hacía ilusiones de que alguna vez, además de repartir notas a desconocidas, pudiese tener a alguien cercano a quién lisonjear, dejándole notas bajo la almohada al irse por la mañana, o escondérselas en el cajón de la ropa interior donde sabría que ella lo encontraría en su ausencia. Y ya con la mirada perdida y los ojos algo vidriosos, se dispuso a vaciar los bolsillos de su abrigo, cuando al introducir su mano halló aquel papel que parecía de propaganda, pero que él no reconoció haber cogido, y al girarlo encontró aquella frase que le sobresalto y aceleró el pulso.

 

 

 

.     *Nuestro regalador de palabras se quedaría con ella, con esta última que vio y quizás le toco más que todas las demás vistas e imaginadas y soñadas en sus papeles, como nos canta Manolo García.

«Contigo me quedaría«

manolo garcia-saldremos a la lluvia

.     **NA: Publicado originalmente el 23 de Enero de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

Tu cara borrada

03 miércoles Ago 2016

Posted by albertodieguez in Música, Reflexiones, Relato

≈ 14 comentarios

Etiquetas

1994, Desafectos, Efecto Mariposa, Música, Melancolía, niñez

Todo ha cambiando y no hay nada de aquello que vivimos, recuerdo bien esos años en que éramos niños y jugábamos en el patio, fuiste mi primerísimo amor, aunque éramos tan pequeños que quizás es ridículo pensar que eso era amor, lo que sí tengo por seguro es que es el mismo sentimiento que el resto de la vida me acompañó cuando alguien me gustó. También fue la primera vez que sentí el abandono, apartado de tu lado, no pudiendo verte cuando quería, hubo un enfriamiento en nuestra amistad que nunca entendí porqué sucedió, quizás tu madre te prohibió verme, quizás fue tu padre quién no veía con buenos ojos que me pasase todo el tiempo en vuestro patio, era el único niño entre todas las niñas, pero de pronto todo dejo de ser como era, ya no había juegos comunes, ya la puerta de tu casa quedó cerrada y no podía franquearla ni andar por ese pasillo estrecho y angosto que finalmente se abría para acoger nuestros entretenimientos, ya no podía jugar a médicos ni tenderos ni ser el hombre en esos juegos, todo se viene abajo cuando uno queda desconsolado y al margen de todo lo vivido durante un tiempo, sobre todo durante un largo verano que acabado nos dejó separados. Se terminó ese tiempo de relajación y calor y vacaciones y asueto desenfrenado y lánguido estío, llegaron las tardes de finales de agosto con sus tormentas de verano, cambiante tiempo que nos augura la finalización de la felicidad, vagando por delante de tu puerta ya siempre sellada, ese portón de chapa y cinc me obligaba a estar allí cerca al acecho por si se abría y llegaba tu llamada, jugaba allí con otros chicos a otros juegos que no me interesaban pero como excusa para poder estar atento a cualquier resquicio que dejase ver el patio entreabierto, y el patio no lo volví a pisar, los pocos momentos que seguimos compartiendo ya no serían allí, fueron frugales momento en otros lugares, alejados de aquel jardín solado, algún encuentro fue en el cercano descampado, y te cambiaste de barrio y ya todo se desvaneció por completo, ya no era sólo una puerta lo que nos separaba, era distancia insalvable y se perdió tu rastro, ya nada siguió existiendo, tu figura ya nunca fue y caprichoso el tiempo me ha borrado tu rostro del recuerdo, y casi tu nombre, que me ha costado recordar, tengo nítidos los sitios y los sentimientos y los momentos, pero tu cara quedó disipada por la ausencia durante todo este lapso y no la puedo ver y me esfuerzo y solo vislumbro el color de la tez, morena, el pelo largo, pero la faz queda velada y me pone triste no poder ver lo que tanto aprecié y con quién mi infancia disfruté, y no recordar como era tu sonrisa y no ver tu rostro de ayer que me impide saber cómo será tu rostro de hoy o al menos poder imaginar cómo será tu faz actual, y si la vida nos cruza los destinos no sabré que eres tú.

.     *Lo tan lejano se nos borra y queda quebrado el recuerdo, parcializado, con nitidez y a la vez velado. Efecto Mariposa nos ayuda a recordar lo pasado y su poso.

«1994»                                                «Melancolía«

.     **NA: Publicado originalmente el 6 de Febrero de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

Ciudades soñadas

29 miércoles May 2013

Posted by albertodieguez in Música, Poesía, Relato

≈ 33 comentarios

Etiquetas

añoranza, amor, ciudades, Esto no es una elegía, evocar, Música, Melancolía, Mujeres, Poesía, Recuerdos, Silvio Rodríguez, versos, viajar

Viajamos mentalmente por la fascinación de lo desconocido, un no sé qué nos empuja a ello. Una foto, una canción, un libro, o algo de lo que nos han hablado y narrado o descrito, nos activa el deseo de estar allí. Una añoranza de ver aquellos lugares, que no se pueden añorar puesto que nunca se vivieron ni se vieron realmente con los ojos, y sí más con la mente. Cuando era joven y aún no viajaba, escribía, garabateaba el papel, plasmando melancolías, por lugares no transitados, por ecos no oídos, por vientos no sentidos en el rostro, e incluso se generaba un nudo en la garganta, un brillo en los ojos, y una tristeza, por creer que nunca podría “volver” a estar y pasear aquellos lugares, como si no fuese un primer viaje el ansiado y sí una evocación de algo ya vivido. Con las mujeres pasaba lo mismo, en el papel quedaban los anhelos de ellas, de volver con ellas, cuando nunca fueron el lugar a regresar, nunca habían sido el destino al que se llegó. Ellas también eran un viaje a lo desconocido, un mundo que esperaba ser descubierto, para deleitarnos con su presencia, con sus palabras, sus gestos y sus caricias, que soñaba compartidas.

Hoy ya no tan joven, iniciados algunos viajes por lugares y mujeres, se mezcla todo aquello. Ya si hay recuerdos de vivencias, y sí que las añoranzas son reales, se rememoran paisajes y calles, y rincones y besos, y miradas, y frases, dulces unas veces y lacerantes otras. Sigue habiendo tanto mundo que recorrer y conocer que cada día surgen tierras deseadas y nuevas añoranzas, aunque con los años quizá se desmoronó o se aplacó ese otro viajar en busca de mujeres, en busca de descubrir sus enigmas, o quizá pudo ser que uno ya encontró un lugar donde estar y residir, un corazón acogedor, y unos ojos en los que perderse y por los que viajar eternamente. Esos ojos que brillan cuando me miran, igual que los míos cuando los miran, me recuerdan los anhelos, algunos cumplidos juntos, y traen esos escalofríos sentidos en la juventud, cuando queriendo estar en lugares lejanos, sintiendo otros aires, brisas de mares, escribía en los papeles bajo la luz tenue, apesadumbrado, por no poder conocer otros sitios, ilusamente amados, y comparados con mi lugar habitado. Y la música que me transportaba en esa época, lo vuelve a hacer hoy, ya conocidas aquellas ciudades soñadas, pero la música no me lleva solo a ellas, me lo junta todo, aquellos años iniciáticos con lo visto después, me lleva a antes y a después, cuando uno trae a la cabeza lo ideado y lo realizado, lo que  imaginaba y lo que con el tiempo vio, allí, en el Morro, o en el muro, sintiendo como en la canción, un poco de muerte, y se eriza la piel al volver a traer aquellos versos de casi niñez, emulando a poetas.

(LH)

Habana.

Añorada Habana.

Tan leída, tan sentida,

desde el malecón

a la Habana vieja,

que ahora es

Vieja Habana.

Decadente,

cae a trozos,

trozos de Revo

que nadie para.

No veo el momento de ir

a la Vieja Habana.

(BA)

Soñada Buenos Aires,

no estoy acá

sino allá,

siempre quise ir Buenos Aires,

tangos y arrabales,

sucios arrabales.

Solo, en la soledad,

te añoro sin verte,

sin conocerte.

Quizás, en otra vida fuese

Bonaerense.

Río de la Plata,

que como Madrid,

me mata.

(M, BA, LH)

Madrid, Buenos Aires, La Habana

tres ciudades hermanas,

peculiares,

lejanas.

Sólo conozco Madrid,

y añoro La Habana.

Sólo soy de Madrid

y Buenos Aires me mata.

¿Cuándo visitaré Buenos Aires?

¿Cuándo visitaré La Habana?

    *Acompañando el texto de hoy, esta canción de Silvio que siempre me trae un punto de melancolía aflorando esos recuerdos. Ya conocí aquellos lugares soñados, pero otros muchos aparecieron en el camino, y otras canciones y otras músicas los evocan.

«Esto no es una elegía«

Silvio Rodriguez - Mujeres 1978

Tristes notas de piano

06 lunes May 2013

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

≈ 23 comentarios

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Ana Belén, Con las manos llenas, El hombre del piano, Música, Melancolía, Piano, Recuerdos, Solo, Traición, tristeza

Música de piano.

Solo estoy.

Quiero ver todo,

no veo nada.

El silencio atenaza.

El vaso vacío

nubla la vista enmarañada.

Mirada furtiva,

casi enmascarada.

Todos los recuerdos,

me anudan la garganta.

Mente traicionera,

me hiciste hoy una mala jugada.

Melancolía para este día,

tristeza para mañana.

    *Hay veces que la mente te traiciona y te recuerda la derrota constante a la que estás aferrado, como nos canta Ana Belén.

«El hombre del piano«

Ana_Belen-Con_Las_Manos_Llenas-Frontal

Seguir soñando

22 viernes Jun 2012

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

≈ 8 comentarios

Etiquetas

Lo que sueñas vuela, Marlango, Música, Melancolía, Recuerdos, Soñar, Un día extraordinario, volar

Miro melancólico

lo que fue,

dos meses de frenesí,

que de pronto

rompí.

Impaciente espero

el regreso

para compartir.

 

Todo se precipitó

a la nada,

odiada nada.

 

Miro las estrellas,

y pienso si fue

un sueño.

Si lo fue,

quiero seguir durmiendo,

o soñar despierto

para volar con tu recuerdo.

 

*Marlango nos dice que lo que se sueña vuela, por eso en el poema queremos seguir soñando para que se haga de nuevo lo que pasó.

«Lo que sueñas vuela»

Paseando

25 viernes May 2012

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

≈ 12 comentarios

Etiquetas

anhelo, ciudad, Copenhague, Música, Melancolía, nostalgia, paseo, Un día en el mundo, Vetusta Morla

Paseo,

deambulo,

apartado de la realidad

aún yendo por su arteria principal,

que hoy gris

invita a la melancolía.

Melancolía que eriza la piel,

que llena de humedad

los ojos que no te ven.

Sigo calle arriba,

me deleito con sus edificios.

Aún en este centro

solo me encuentro,

soledad que traspasa mis poros

y agua salada deja en mi rostro.

Nostalgia no sé de qué

no sé porqué.

Lluvia que moja mi ser.

Solo siento dolor en el alma

que a los lejos oye la calma.

Grito callado

por no conseguir lo anhelado.

.

.     *Vetusta Morla quisiera dejarse llevar a otro lugar, como el protagonista del poema que deambula solitario por la ciudad gris, y se deja llevar anhelante por la melancolía y la nostalgia…

«Vetusta Morla«

Deambular

17 martes Abr 2012

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

≈ 8 comentarios

Etiquetas

abandono, Concha Buika, Deambular, Melancolía, Mi niña Lola, nostalgia, Nostalgias

Deambular

Andar sin destino

Paseando la ausencia

de un ser querido

Encontrar rostros extraños

ninguno amado

si acaso alguno deseado

por olvidar mi destino

 

No volver a escuchar tu risa

ni sentir tus labios

no acunarme en tus brazos

 

Otras pronto recibirán tu amor

angustia por el abandono

por el dolor del desamor

 

Soledad absoluta

Inundada melancolía

La nostalgia se afana

por arrasarme el día

 

*Concha Buika nos regala con su voz sus Nostalgias, para poner música a la nostalgia del poema, que trastorna el día.

«Nostalgias«

La vida está llena de afectos y desafectos.

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