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alma, amor, BSO, Cavatina, desamparo, escalofrío, Frío, hijo, miradas, The deer hunter
Me parte el alma. Me parte el alma cuando se gira y desde allí con la puerta entornada, casi cerrada, de la mano de las monitoras y cuidadoras que lo acompañan en ese lapso de tiempo antes de que llegue la hora de clase me mira, con una mirada intensa, fija, con esa cara llena de seriedad y tristeza, con esos ojos suplicantes que me dicen; no te vayas, quiero seguir a tu lado, quiero estar contigo, no me abandones, y que me deja unos segundos petrificado sin poder evitar devolverle esa misma desazón ese mismo desamparo que percibo en él y que de repente me asola a mí, y aunque no llora, sé que por dentro se rompe como yo me rompo, que siente un frío que quizás aún no entiende, como yo siento ese escalofrío que me recorre todo el cuerpo que me angustia y ahoga, que hace que sienta los ojos inflamarse y puntearse de brillos líquidos, y salgo con todo el amor que le tengo anudado a la garganta, y exánime me quedo unos minutos dentro del coche reponiéndome, con la tristeza borboteando dentro y fuera de mí.
. *Y en ese cruce de miradas resuena “Cavatina” de la BSO de «The deer hunter«
«Cavatina«
. **NA: Publicado originalmente el 30 de Enero de 2017. Hoy recibe una segunda oportunidad.
. ***Al hijo
Mi madre nunca vivió eso conmigo. Yo iba de lo más feliz pero sí recuerdo que tenía compañeras que lo pasaban fatal y lloraban un montón. Ahora que lo pienso, sus madres lo tienen que haber pasado fatal. Un besote!!!
Supongo que cada niño, como cada adulto, afronta de forma diferente esas situaciones de cierto estrés, según su personalidad y sus apegos…
Besos.
Vale, estaís tristes pero es una tristeza de las bonitas, de las de mucho amor… Como en mi anterior comentario, sólo se me ocurre desearte que lo disfrutes porque es hermoso en su conjunto.
Ahora bien, yo propondría «plazas de acompañamiento para progenitores», para un periodo de adaptación a la nueva situación ( en sillitas de tamaño baby, por eso, para normalizar) ; – )
Besos!
NB : Por cierto, me encantan estos textos que te inspira la paternidad. Son preciosos…
En escuelas infantiles de menores de 3 años existe esa semana de adaptación en la que se comparten algunas horas en el aula con el niño, está pensada para ellos pero que ayuda también al adulto…
Reconozco que yo no he llegado a esa necesidad, he sido fuerte por mí y por él. 🙂
Me alegra que te gusten estos textos.
Besos.
ey, otro día nos contarás que pasa cuando vas a buscarle, en el reencuentro?? 😉
no te extraña que pase no? si juegas a cosquillas con él… lo metes en trenes.. etc etc… yo tampoco querría que te fueras!!
eso es amor, chaval.. ahora, ve y gestionalo! 😉
El reencuentro no me suele tocar a mí, 😉 pero ahora que lo dices, quizás escriba algo sobre ese momento. Lo visualizo y luego lo intento hacer literario. 🙂
Jugar es la mejor manera de afianzar nuestro amor; las normas y regañinas las llevan mejor cuando también te vuelcas en el juego con ellos. Todo educa.
Besos, Sugus.
desde luego, jugar es una forma de educar muy valiosa.. oyoyoyyyy.. que me tocas mi punto flaco!! que curro educando jugando!!! jajajajaj..
deseando leer el reencuentro, seguro que lo bordas!
Ja, ja, habrá que esperar a la inspiración.
Te entiendo y te aviso de que nada cambia aunque pasen los años. Mi hija cogió el bus a Madrid hoy, acabaron las vacaciones, y como en cada separación el abrazo enorme no es suficiente para retener un poco de ella aquí, el estómago se aprieta, la lágrima a punto de salir y el corazón duele, duele de tanta querencia, y una (y las dos) se rompe y se recompone, y se vuelve a romper cada vez. Pero lo importante…sin duda, es saber que el amor que nos tenemos es infinito. 🙂 Un beso grande Alberto. Y disfruta, hasta de las pequeñas separaciones.
Hola Li.
COmprendo ese momento que me cuentas y esa crudeza en el corazón en las separaciones, y como bien dices, se soportan sabiendo del amor recíproco.
NA: No sabía que tu hija andaba por aquí alejada de ti, si necesitas algo me dices.
Besos!!
No soy padre, pero te entiendo perfectamente. Se te tiene que partir el alma y el tiempo hacerse eterno hasta la hora de ir a buscarlo.
Un abrazo.
Gracias, Chema.
Por suerte esto dura poco, sólo suele pasar al incio de curso, luego todo se normaliza. 🙂
Un abrazo.
Por un momento, y por el dramatismo de las palabras, pensé que hablabas de un anciano. Luego, al ver los comentarios, creo que la vida es dura, muy dura, y empujarle para que poco a poco empiece a volar es indispensable. Lo otro, es una faena a largo plazo.
Aún recuerdo la llantina que me pegué el primer día de guardería del mío. Tenía 1 año, pero le vino bien. ¡Ahora cocina y todo!
Este lleva yendo a escuela infantil desde los 9 meses y sí que le ha venido muy bien. Meterle en una burbuja es lo peor que se le puede hacer a un hijo.
Reconozco que llantina no he tenido aún, pero te pones a escribir y te sale dramático… 🙂
NA: Ahora les suele molar cocinar por los concursos de la tele.
Bueno, nunca pensé que el mío se pusiera a buscar tutoriales y vídeos en Youtube para hacer tal o cuál plato. No ve un solo concurso de esos, es que tiene buen paladar…Ya son 18 años y no veas cómo corre el tiempo. ¡Sujétalo!
Ah!! Pensé que era más pequeño… Pues nada, aprovecha y que te cocine platos ricos-ricos. 🙂
Sí, el tiempo vuela, intento no olvidarlo, aunque a veces (con cierto egoísmo e impaciencia) quisiera que avanzase algo más rápido.
Un texto hermoso que refleja un sentimiento enternecedor y muy frecuente, yo diría que normal.
Saludos
Sí, Isabel, un sentimiento universal. 🙂
Un saludo.
Duro trance.
Y cuesta acostumbrarse…
Nunca te acostumbras.