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desafectos

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Archivos de etiqueta: Soñar

Me quería

12 Domingo Ene 2020

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

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anoche, El derrumbe, El hombre delgado, huir, Lágrimas, Soñar

Anoche cuando dormía

soñé que no me quería,

hoy desperté.

Anoche cuando dormía

soñé que huía,

hoy desperté.

Desperté con lágrimas

porque no soñé.

Dijo que me quería

pero que no compartiría,

la vi como huía,

dijo que me quería.

 

 

.     *Hoy nos derrumbamos con la música de El hombre delgado que también ha perdido lo amado como en el poema.

“El derrumbe“

 

.     ** Publicado originalmente 23 de Julio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

La habitación de al lado

18 Domingo Ago 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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amor prohibido, Bunbury, deseo, engaño, fantasear, hija, Infiel, Licenciado Cantinas, madre, Música, Mi sueño prohibido, placer, Soñar

Sueño con ella, y no contigo, sueño con hacerle el amor hasta el delirio, sueño y me recreo en las visiones que te predico. Eyaculo mentalmente y luego físicamente lo derramo, largo, muy largo, con gran excitación, y si estoy contigo pienso en la otra habitación. No puedo evitar ver su cuerpo entre mis manos cuando son tus senos los acariciados. Mis dedos no buscan tu sexo y tu clítoris, aunque por ellos los deslice, buscan los de ella en mi cabeza, no deseo darte placer a ti, si no que pienso en lo que ella puede sentir. Te hago pero no lo hago por ti, lo hago en falso, en ilusa emoción, venidera ficción de lo que quisiera fuera. Y cuando los labios juntamos y los ojos cerramos, los abro impaciente buscando la puerta, deseoso de salir por ella. De ir a topar con ella, esté donde esté, en su cuarto, en salón o bendita ilusión, en el baño o en la cocina. En esos casos, mi invención se desborda pensándola ligera de ropa, insinuante y expectante, esperando mi proceder en el encuentro confiado, aguardado por ambos pero no declarado. Y cierro de nuevo los ojos y me entrego a ti, beso fulminante, beso lascivo, lenguas que se enredan y encienden la mecha del ardor entre las piernas, separo ligeramente los párpados y creo ver la puerta entornada y ella mirando y observando resguardada, y entreveo poco nítidamente entre mis pestañas que la puerta sigue cerrada, y mis anhelos se frustran violentamente y lo inhiesto me guía, me lleva a apretarte la nuca mientras el beso se desboca. Las manos se vuelven locas, primorosas te quitan la ropa, con avidez recorren todo tu cuerpo. Tú te desenredas de mí para poder desnudarme, buscas la pica que quisieras que ya estuviese en Flandes, y ves su estado venoso y lo sientes en la palma de la mano y su calor te impresiona, y yo me recreo viéndote con ella, pero no con tu mano si no con el pensamiento de la mano de ella, que blandiese mi sexo con la cautela y el ansia de adolescente, pero con la maestría de la experiencia adulta, que abandonó hace tiempo el pueril comportarse y en el hoy no duda en demostrarse.

Y fulminado por el deseo me desboco, culminando el “polvo” desenfrenado, con violenta embestida, y jadeante ahogo, supurando por el recodo por el que ya se abrió camino con brío en humedad placentera, traída por fogosidad y arrebato. Apasionada quemazón que lleva al estruendo del cabecero contra la pared por el ímpetu desbordado, y la imagen de ella se hace entre mis brazos, y en mi pelvis siento su pelvis fantaseada, más ancha que la tuya que me recibe y enardece en el instante que tapo tu boca para acallar ese gemido largo que te asalta consumando el deleite. Y te cubro y apago el grito para que ella no oiga y no sospeche lo acaecido en el cuarto contiguo al suyo. No quisiera que sintiese la infidelidad que siento yo al hacer contigo lo que con ella quisiera. Derrotados y rendidos,  quedamos vencidos por el cansancio del gozo, mi cuerpo junto a tu cuerpo. A media luz, miro la puerta y suspiro y siento los pasos aproximarse, y oigo que roza levemente la madera como no queriendo molestar, y percibo los toques quedos del golpe de sus nudillos, como no queriendo sobresaltarnos por si estuviésemos dormidos, y oigo la voz que nos llama, suave sin estridencia ni grito, dulce sonido casi susurrante, que nos dice: “hija…, chicos, vamos la cena está lista”.

 

 

 

.     *Como nos canta Bunbury, hay sueños prohibidos con abismos insalvables que muchos no entenderían que quisiéramos saltar.

“Mi sueño prohibido“

bunbury-licenciado-cantinas

.     **NA: Publicado originalmente el 20 de Marzo de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

El primer día de un cambio (2ª parte)

01 Jueves Ago 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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Complejidad, Depende, desconocida, desconocidos, deseo, dudas, Duerme conmigo, encuentro, fantasear, hombre, Jarabe de Palo, masturbación, Música, mujer, onanismo, sexo, Soñar, Supermercado

Se sentía un poco perdido, desde hace tiempo buscaba dejar de dar tumbos, un parón, un descanso, y encontrar con quién tomar un respiro, un estar y compartir, pero temía perder su libertad, más que su libertad, su espacio, sentía temor a que alguien invadiese esa ínsula en la que se sentía cómodo y seguro, sobre todo seguro. Aunque quién llegase a tomar posesión fuese invitado y no un invasor no esperado.

Estaba convencido de que ella era más mayor que él, aunque no lo pareciese. Él, pasado los cuarenta, ella seguro que rondando los cincuenta, parecía tan joven como él, pero siempre tuvo intuición para esto de las edades y le daba en la nariz que aparentaba menos edad de la real. Tenía un cuerpo escultural, si bien no tenía pinta de ser carne de gimnasio, más bien la naturaleza jugaba a su favor y seguramente cuidaba su dieta, pero sin llegar a la obsesión de rendirse a ella, puesto que no estaba con ese tipo de delgadez, en verdad tenía cuerpo rotundo. En verano había podido constatarlo, con ropa veraniega y vestidos livianos que se amoldaban a su cuerpo sin ser chabacano el resultado, tenía buen gusto, lucía pero sin ser extravagante, cierta elegancia portaba. Quizás este tipo de cosas es lo que le paralizaba ante ella, desprendía seguridad por los cuatro costados. Él que con los años se había dejado llevar por la espontaneidad y se lanzaba a la conversación y al piropeo apartando la vergüenza de juventud, ante aquella mujer no lo conseguía, él experto en soltar sonrisas cómplices, con ella lo más que había podido hacer en un par de ocasiones era sonreír bobamente, cuando ya el encuentro “fortuito” pero realmente buscado se había llevado a cabo, sin poder soltar la frase que llevaba pensada para ese momento tan deseado. La última vez en el supermercado.

Además era como un imán para sus ojos, cuando andaba despistado por el barrio, sin saber cómo levantaba la vista a tiempo para verla torcer por una calle, o verla cruzar por el paso de cebra junto al semáforo. Ese amado semáforo que hacía que a veces quedasen uno frente al otro en la distancia, él disfrutando como un niño de una visión, que se llevaría a casa para degustarla con tranquilidad y regodeándose en los detalles que pudiese haber memorizado, y ya sin memoria por medio puesto que ya los tendría presente allí, junto a él, se mezclarían con los detalles de su fantasía.

Él, estaba convencido que le gustaba a ella, igual que él la miraba un poco a hurtadillas y como avergonzado, sentía que ella hacía algo similar. Toda la entereza en las relaciones que había ganado en los últimos tiempos se desmoronaba ante ella.

Los días que coincidían en el super, como este último día, como hace menos de una hora, se le aceleraba el corazón y la alegría le ponía una sonrisa tonta de felicidad absurda, que luego se pensaba como un adolescente. No podía evitar seguirla con la mirada cuando ella avanzaba por el lineal, sabe que ella le ha descubierto infraganti más de una vez, pero sigue sin poder evitar quedarse atontado, quieto, tieso, y sin disimular haciendo que compra algo, solo con la mirada perdida por el pasillo en busca de sus andares, y si intuye que se girará es cuando sale de su letargo y da media vuelta esperando no ser cogido en falta.

Se dice que un día tiene que decidirse y hablarle. Quizás si fuese a la frutería donde él suele comprar fuera del supermercado, allí en la espera y con el compadreo que se gasta con el vendedor puede que fuese el lugar idóneo.

Aunque realmente, lo que más soñaba era encontrarla en un lugar de copas, donde la situación se presta más al careo, y envilecido por un par de copas se atreviese a conversar y galantear y seducir y quién sabe si conseguir tentar. Es en esos instantes, en los que imagina que ella accede e incluso toma la delantera y hechiza y fascina aún más de lo ya atrapado y cautivado que está por un ser que le resulta tan angelical pero a la vez tan mundano que solo piensa en cómo podría ser un encuentro carnal entre ambos, en el que ella se dejase hacer e hiciese, en el que primero con deseo descontrolado se besasen fuerte y rudamente para lentamente compartir sus lenguas.  Y ahora piensa en la desnudez de dos cuerpos bien adultos, pero en forma. Se sobreexcita, y la imagina con la rotundidad de siempre pero sin un ápice de tela que cubra su piel, sus senos no muy grandes pero tampoco pequeños, se le ofrecen para ser lamidos y mordisqueados por su boca insaciable, y ella mirándole brevemente a los ojos tras alzarle la cabeza de sus pechos, baja despacio en busca de su verga que toda encarnada está como nunca lo estuvo, con una erección dolorosa. Y no puede evitar con esta imagen en su cabeza, tumbarse en la cama y agarrar su falo, que le parece enorme y lo masturba con movimiento rítmico primero y después con rapidez, y frena ese veloz ímpetu y lo hace más despacio para alargar el momento de placer y es a la vez un intento de control para no eyacular enseguida, pero su mano que sube y baja con su miembro se le muestra como si fuese ella quién le masturbase, y piensa que en ese momento le pediría que lo dejase y lo soltase para poder penetrarla, y él ya no puede aguantar más y casi sin movimiento alguno siente como su esperma se abre camino, y él junta la mano para no manchar todo y solo consigue que la simiente quede en su mano que se cerró sobre el glande, sintiendo cómo ha subido un espasmo desde el escroto avanzando por su pene, que lo ha dejado un tanto jadeante. Y abre los ojos que cerró para tenerla bien presente, y sólo ve su patética imagen encogida y triste, por no ser capaz de decir y hacer para llevar a cabo, y le da miedo que tras el sexo se encuentre como ahora, con ganas de soledad, sólo con el deseo sexual y no de pareja y que ella deje de ser anhelo y se convierta en estorbo y rémora y atadura.

 

 

 

.     *Nuestro hombre se siente perdido como en la canción de Jarabe de Palo, y cree que si ella entra en sus sueños conseguirá guiarse y encontrar el camino, pero en el fondo aunque lo desee, tiene miedo de que ella duerma con él.

“Duerme conmigo“

Jarabe de Palo - depende

.     **NA: Publicado originalmente el 13 de Febrero de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad

                                    .Continúa… El primer día de un cambio (3ª parte)

Con la mirada de Hopper (7ª parte)

18 Martes Jun 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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20 canciones de amor y un poema desesperado, amante, Aute, calidez, calor, casas, cuadros, faro, Hopper, mar, Música, navegar, No te desnudes todavía, Pinturas, playa, Recuerdos, Soñar, sol, sueños, veleros

Siempre soñó con que alguien le pidiese que no se desnudase todavía, como en aquella canción de Aute; Que se detuviese un momento, allí, bajo una luz que la iluminase tenuemente bella y tentadora para esa persona que estuviese a su lado, con una noche por delante prometedora de deseo, amor y sexo. Impacientándose por las caricias venideras, tras ese instante de deleitarse él la vista. Esas caricias, que ya las sentiría recorrer por su cuerpo y su rostro, simplemente con la mirada cómplice y halagadora posada en ella por el amado. Siempre soñó con delicadezas de amantes laboriosos, de amantes sosegados y pacientes, sin prisas. Calmados y tranquilos en el trato, y amadores pertinaces, aplicados en la búsqueda de dar y recibir placer. Conversadores y compartidores de esencias no tangibles, de complicidades etéreas y terrenales. Siempre soñó. Y pasa el tiempo,  y el sueño sigue estando presente como tal, sin materializarse, si no, ya no sería un sueño, estos lo dejan de ser cuando ya un día te levantas y se hace realidad, se plasma a tu lado y lo vives, alejado de la almohada y el ensueño. Siempre soñadora, siempre esperando lo que de su mente salía, de lo leído y escuchado en las músicas que oía, siempre con mente ansiosa de experimentar la alegría y la felicidad. Irreverente con lo coetáneo, siempre esperando lo futuro, estimando que sería mejor que lo tenido, que lo vivido y ofrecido por los que estaban a su lado. Y pasa el tiempo y se vuelve éste asfixiante por lo angustioso de su inexorable paso, sin detalles de lo ansiado y soñado, que no llega y se dilata en el tiempo su presencia. Como esas otras realidades que se le antojan inalcanzables, expectativas de infancias fabuladoras con vida al borde del mar, como al ver esos cuadros de Hopper plagados de faros y pequeños veleros navegando cerca de la costa, con casitas de madera que generan en su espíritu una paz que quisiera tener y que no consigue para su existencia. Ese otro sueño de vivir próxima al mar, en una casa cercana a la playa, y pasear por ella en los días cálidos y en los días de frío y viento, con ese sabor salino del aire procedente del océano rozando su rostro y sus labios. Y a ratos esas mismas pinturas que tanto le gustan, le deprimen, puesto que entiende que esos mismos faros solitarios son una imagen de ella misma. Los faros son lugares habitados por gente apartada del mundo, como ella se siente, y piensa que su existir en esos lugares imaginados y deseados, serían una sucesión de días intolerablemente rutinarios sin nadie a su lado, sin nadie que le pida que no se desnude aún, o que se desnude y se instale frente a la ventana por donde entra un sol matinal para quedar bañada por aquella luz, como en el cuadro de Hopper  “Woman in the sun”,  ese cuadro que a veces ella misma ha representado por decisión propia, sin esa petición que tan agradablemente aceptaría, y con la vista perdida ha dejado que esa calidez del sol temple su desnudez, y seque y evite las lágrimas que quieren brotar mientras piensa a donde van sus sueños de ahora, lejanos de aquellos de su pubertad. Y como cuando era niña, quiere dejarse mecer por ese oleaje suave que envuelve los barcos de Hopper, en mares sosegados e invitadores de recreo compartido, de élites a las que ella nunca pertenecerá. Y abriga en ese posible recuerdo añorado y soñado, aun no existiendo ese paseo por el mar, que alguien la acompañará hasta la casa, hasta la alcoba y después de mirarla detenidamente, con toda su ropa, le quite despacio el vestido para mostrar sin pudor un cuerpo que espera y necesita amor.

 

 

 

.     *Aute nos deja en su canción ese sentir delicado que tanto añora nuestra protagonista.

“No te desnudes todavía“

.     **NA: Publicado originalmente el 31 de Octubre de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

                                …Continúa “Con la mirada de Hopper (8ª parte)“

 

Éxodo definitivo

16 Lunes Jul 2018

Posted by albertodieguez in Música, Reflexiones, Relato

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acariciar, amar, amor, Besos, bocas, calor, deseo, escalofrío, espalda, Los mares de China, manos, Música, Recuerdos, Soñar, Soñar contigo, Zenet

Tuve un escalofrío. No supe el motivo, ni de dónde provino, quizás podía ser una corriente de aire la que me erizó. Pero como no había brisa y sí hacía calor, creí encontrar la reacción del cuerpo en ese motivo, el del calor. Hay veces que cuando viene un golpe de calor el cuerpo lo refleja con un escalofrío, al menos a mi me pasa. Luego asumí, no era algo externo, era algo que me venía de dentro. Podría, siendo cursi, decir que era del corazón, pero voy a ser más racional, me vino de la mente, del deseo de traerte a mi lado que me asaltó. Recrearte sin tu permiso. Ese permiso vetado largo tiempo atrás, cuando decidiste negarme el visado. Y fue lo que me pasó, vi tu imagen y el frío me recorrió, casi sin darme cuenta estaba viendo tus ojos brillantes, que se cerraban lánguidamente, provocando que esos parpados ya caídos no pudiesen ser si no besados por mis labios decididos. Tus manos exultantes de vida por tocarme, por acariciarme, por recorrer primero mi rostro con suave roce, buscan rápido mis palmas para acariciar los surcos de mi vida, que sueño serán también los de tu vida. Siento la delicadeza de tus yemas como avanzan hasta encontrar el abismo entre mis dedos, y dejarse caer por ellos, enlazar tus dedos con mis dedos, y apretar las manos como si fuese de vida asidero. Y en ese estrujarnos y apretarnos, hay mucho, hay sentimiento desbocado, ese acto nimio es amor desaforado. Esa opresión de manos, este estrecharnos, es darnos los miembros que a otros privamos, que para otros evitamos. Y agarrados nos acercamos, para que tras las manos vayan los antebrazos que se rozan y sienten la piel suave del otro, en esa parte sensible y delicada del interior del brazo. Y tras esa breve fricción, las manos al soltarse exploran con destreza, con caricia sincera, ese mar de venas. Las manos desprendidas, ya libres, salen ociosas en busca del cuerpo, en busca de una cintura que es el sosegado paso hacía la espalda que tentar, espalda que recorrer y abrazar, para así nuestros cuerpos juntar. Esa espalda que me diste para no verme y no mirarme a los ojos, espalda que me denegaste, hoy sí voy a rodear con todas mis fuerzas. Y ceñido mi cuerpo al tuyo, noto tus pechos sobre mi pecho. Y esa blanda dureza, me excita, y despierta en mí todo el deseo sexual que hasta el momento solo era tierno deseo, y mis manos están tentadas a buscar esos senos cálidos que siento en mi cuerpo.  Y Tan cerca y próxima te sostengo, que no puedo evitar que el roce de mi cuello en tu cuello me haga estremecer y percibir que mi sexo se inflama, y mi boca busca ese preciado espacio del cuerpo que es tu cuello, que al contacto de mis labios, recibe un placer que lanza por todo tu ser con desenfreno. Locura que hoy no podrás sortear, hoy mando en este sueño, y apartado de estos trances hace tiempo, hoy mi pensamiento es fiero, hoy no podrás eludir mis besos. Y te retengo junto a mí, y mi boca ávida de ti, busca subir hasta tu oído para musitarte el amor que te tengo y que necesito. Avanzo con mi mejilla por tu mejilla convertida en desierto incandescente. Tus labios quedan a un paso de mis besos guardados, que vengo esta noche a entregar. Déjame rozar mi nariz por el borde de tus parpados, recorrer todo tu rostro que con respiración entrecortada ahoga mi alma. Y no puedo demorar más lanzarme en pro de tus labios que se abren para recibir los míos, para recoger mis besos y toda mi vida que va en ellos, y esa atracción que ejerces en mí hace que me diluya por tu boca, esperando que hoy no me digas que no, que hoy sí me abras tu cama y recorramos nuestros cuerpos con la pausa necesaria de un amor infinito que ya vimos finito. Y me quedo llorando, triste y desvalido, sé que este fue un recorrido de éxodo definitivo.

 

 

.     *Nadie nos puede impedir soñar con nuestro amado, aunque nos haya negado su presencia en el presente o en el pasado, en sueños no lo puede hacer. Y a veces nos ataca el deseo de estar y recordar y nos dejamos llevar hasta que se nos arrebata el alma… Toni Zenet nos pone música para este soñar, para el que él pide permiso…

“Soñar contigo“

.     **NA: Publicado originalmente el 07 de Junio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad

 

El Insomne no sueña

13 Miércoles Jun 2018

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

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amada, amante, ensueño, INSOMNE, insomnio, Los ángeles, Música, Ronroneando, Soñar, Sr. Chinarro

Recordando tu belleza

hoy insomne, amada amante

por ti perdí la cabeza.

 

El amante insomne

con ensueños sueña,

lujurias compone

que luego desdeña.

 

El insomne no sueña

fantasea conforme

en una cama enorme

y por allí se despeña.

 

El insomne de deseos se corrompe

y en la caída mil recuerdos rompe.

No hay en el orbe cura

solución para tal locura,

el amante insomne

con soñados orgasmos lo procura.

 

El alma queda deforme

y de amores se preña,

deja los sentidos en desorden

y el dolor no enseña.

 

No llorar ante el amado amante,

trastornado deseo irritante

que  lastima la mente en ese instante,

fantaseado, no soñado,

dolor intenso acumulado

por no ser cierto el copulado.

 

El insomne enajenado

por no encontrar al amado,

insomne se debate

entre llanto y disparate.

 

En un amor ingrato

en sus delirios se empeña,

descansar de este arrebato

el amante insomne sueña.

 

Recordando tu belleza

hoy insomne,

amada, no amante,

por ti perdí la cabeza.

 

 

 

.     *Hoy para el poema de este insomne, ponemos la música de Sr. Chinarro que nos habla de su encuentro con una cama vacía y el terror de no encontrar a la amada…  como el amante insomne.

“Los ángeles“

.     **NA: Publicado originalmente el 29 de Mayo de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

Para no olvidar

12 Martes Sep 2017

Posted by albertodieguez in Música, Microrrelato

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abandono, Dormido, Los Rodríguez, Música, Para no olvidar, Soñar, Todavía una canción de amor

Solo sé que no sé nada de tu vida, creo que nunca te llegué a conocer aunque estuvimos muy cerca pronto nos apartamos uno del otro, presenté mis credenciales a tu risa pero tú no me devolviste la mirada, seguramente si alguna vez te encuentro será dormido, pero mientras tanto déjame soñar que me quedo en tu cintura atado hasta la mañana, y si un día me reconoces pasa de largo no quisiera salir de este letargo, estropear este recuerdo que tengo como una lanza en el costado, doloroso como una canción de amor despechado, como sentirse abandonado, y que recreo para hundirte más en el alcohol, pero que saboreo como si fuese lo único que hace de la vida tener sentido, trágico, pero sentido.
Cuando pienso y repienso, lo que trato de decirte es que no quiero salir a buscarte por no correr el riesgo de encontrarte, que me desespero de esperarte pero que me aterra la idea de encontrarte y no saber decir que no, que el recuerdo me invade pero que quiero que sea solo eso, recuerdo, iluminado por las noches en bares, desterrado de la conciencia para no sufrir un amor impracticable.

 

.

.     *Hoy acompañados de unos jóvenes Los Rodríguez capaces de transmitirnos todas sus amarguras bajo un rock teñido con toques de rumba como ellos mismo reconocían.

“Para no olvidar”                                   “Todavía una canción de amor“

 

.     **NA: Publicado originalmente el 17 de Enero de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

.     ***La música siempre inspira y este texto viene de la mano de estas dos buenísimas canciones; eran mis primeros pinitos escribiendo y básicamente uno reinterpreta, acomoda y reutiliza en el texto parte de las canciones para crear algo propio.

El fútbol me salvaba

28 Martes Jul 2015

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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derrota, Fanáticos Club Band, fútbol, Imaginar, infancia, Jauregui, Los reyes del barrio, Música, miedos, oscuridad, Soñar, victoria

Allá en el abandono de la noche, en la soledad no elegida, cuando los ruidos y sonidos acuciaban y aparecían para evitar el sosiego y el descanso, cuando los temores se agigantaban y tomaban el mando y el pensamiento se ofuscaba, el futbol me salvaba. Era el bálsamo elegido para ahuyentar los miedos. Siempre me gustó practicar fútbol; ya fuera en la calle como juego de niños, -mucho esto desde muy chico-, o después poco más crecido de forma más organizada en equipos de barrio en campeonatos municipales, y pensar en ello me ofrecía un efecto sedante y apaciguador como ningún otro, alejándome de una realidad que me llevaba al miedo.

En esas noches en las que el invierno cernía la oscuridad de manera pronta pero el cansancio no era suficiente para caer rendido y entrar rápidamente en el sueño, era cuando en un intento de tranquilizarme, yo comenzaba a buscar algo en lo que asirme y no pensar en mi abandono, lejos de los otros, a merced de las sombras que en el patio aparecían mutantes tras la ventana, con la luz de la luna cuando la había y con mi negra imaginación cuando no; azuzadas esas sombras por el viento invernal y el chisporrotear de la lluvia en la uralita y la teja, con el bamboleo de las ramas rozando el muro y el tejado haciendo el resto para que todos los miedos se aunaran en aquella habitación, y yo poniendo todas mis fuerzas en dominar y aplacar ese desbocado latir de corazón infantil que pugnaba por salirse de mi pecho, pensando en sucesos agradables que mitigasen esos oscuros pensamientos que intentaban atraparme por completo. Era en esas ocasiones cuando lanzaba a volar la parte más blanca de mi cándida imaginación, y qué mejor que dejar que mi mente se deslizase en fantasear sobre lo que más me gustaba, que no era otra cosa que jugar a Fútbol, recordando alguna de las últimas acciones sucedidas; como ese gol conseguido; y otras mejoradas, como ese otro que podía haberlo sido si hubiese hecho un recorte antes de chutar; y me veía allí haciendo aquella acción genial que no hice pero que hubiese sido el movimiento definitivo para la consecución del tanto, o esa asistencia que no llegó a su fin pero que allí en la negrura de la noche conseguía realizarla perfectamente con gran maestría, para que el compañero lograra marcar para júbilo de todos. También, a veces, me venía a la cabeza ese pequeño enfado por ser sustituido, pensando en esta revisión de lo acontecido que estaba haciendo un buen partido; pocas veces uno en la vida reconoce que lo está haciendo mal o entiende que el cambio es para mejorar al grupo.

En mi infancia no era de fabular historias fantásticas ni tampoco sobre cosas reales, ninguna inventaba, de ningún tipo. En verdad no tuve deseos de ser una cosa u otra para el futuro que vendría. A la típica pregunta que se hace a los niños de qué quieren ser de mayores, yo no encontraba respuesta. Nunca tuve unas expectativas que con el tiempo llevar a cabo o traicionar, ni siquiera relacionadas con el fútbol, mi gran pasión en esa infancia; jamás me imaginé siendo un profesional de ello, quizás porque nunca me creí tan buen jugador como me decían que era. Pero ahora que lo pienso, eso de imaginar situaciones relacionadas con un partido de fútbol sí que era como contar y fabular historias, y es algo parecido a lo que a ratos en la actualidad hago, a veces de manera afortunada y otras muchas no tanto, pero que nunca creí haber hecho antes y no entendía muy bien este impulso de hacerlo en estos tiempos, y ahora caigo que no es de ahora si no que me viene de lejos. Y digo que sí que es parecido a lo que hago ahora, porque lo imaginado en aquellas noches, no era sólo rememorar algunas jugadas ya vividas en un partido o soñar con la jugada genial y de finalización ganadora, si no que en muchas de las ocasiones el desenlace no era de final feliz como en bastantes de mis relatos actuales, tiznados con un cierto poso amargo. A veces acechaba la posibilidad del error garrafal, del fallo incomprensible y la ocasión marrada que avergonzaría por completo, como en esos casos en los que tras fintar al portero el chut fácil a puerta vacía no encuentra su deseado destino, y todo se transforma en desolación para unos y regocijo para otros. Desde entonces, he pensado que los jugadores profesionales de Fútbol soñarán con el gran gol, con hacer el gran partido que les vuelva decisivos, o imaginarán marcar el tanto de la victoria o hacer esa jugada fantástica que dejar para la historia. Y con mayor intensidad les sucederá a las puertas de un partido decisivo para llegar a una final o en la misma final si es que están en esa opción de disputar el título. Se tenga la oportunidad de jugarlas o sólo como entelequia futura, siempre, las finales de un campeonato son donde uno sueña con dejar esa impronta inolvidable y por eso la noche anterior a ese día marcado en los calendarios de tantos seguidores y aficionados, quizá sea una noche difícil para conciliar el sueño, por las ganas de victoria, y la responsabilidad y el deseo de hacerlo bien para no defraudar ni defraudarse. Tampoco tengo dudas de que también en esas noches aparecerán terrores nocturnos, pesadillas del gran error; el pavor a fallar esa jugada decisiva o errar ese penalti salvador, y como colofón un miedo angustioso a la derrota dolorosa que se muestra como oportunidad única perdida, ya inalcanzable para el resto de su vida. Quizás hasta se vean con lágrimas brotando, con mueca triste en el rostro sintiéndose el más desvalido por más que a uno lo consuelen todos los compañeros, y en vez de aflorar el optimismo en esas noches de vísperas del gran acontecimiento aparecerá el luctuoso pensamiento por el carácter fatalista que se apodera de la oscuridad cuando menos lo esperamos. Pero hasta esta negrura que podía aparecer algunas veces en mi fantasear, era tersura y suavidad frente a las otras sombras que atraía la oscuridad en aquella habitación asomada al patio. Ni el peor de los presagios sobre un partido de fútbol podría ser malo, y aunque esa noche me hubiese dormido con el fatal desenlace de la derrota, siempre habría otro partido otra oportunidad que rememorar en el que todo saliese bien, y que ese último regate al portero fuese el correcto, y tras él, ese último golpeo al balón terminase en el fondo de la portería descansando en las redes, como yo quería descansar en el lecho. Entonces el fútbol era mi aliado y me acunaba, y sentía que siempre podría contar con él, que vendría en mi auxilio, sentía que con él estaba a salvo. En ese momento de la infancia en la que nos sentimos tan desvalidos, el fútbol me salvaba.

.

.

.

.     *En esa infancia en la que se aprendía a jugar en la calle y algunos lo ponían en práctica en el campo de juego el mayor sueño que se tenía era ser los reyes del barrio en cada partido, como nos canta Jauregui.

“Los reyes del barrio“

Jauregui - Los reyes del barrio

Imaginando el cuento del niño príncipe

04 Lunes Feb 2013

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

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Amistad, aprender, asteroide, baoba, boa, cuentos, El Principito, elefante, imaginación, La primera mentira, Música, mentira, saber, Silvio Rodríguez, Soñar, sombrero, Unicornio, viajar, zorro

Empiezo con una boa y un elefante o un sombrero a imaginar,

veo un asteroide en el que habitar,

un baobá al que raíces podar,

volcanes a los que escalar,

un cordero con quién confiar,

y una rosa que cuidar.

 

Con los pájaros voy a migrar,

conocer un rey con el que no reinar,

desear al egoísta desinteresar,

del borracho me voy a apartar,

huiré  del contable con el que no quiero contar.

 

Con la luz del farolero alumbrar,

al geógrafo que me guíe en mi viajar,

y de la serpiente me tendré que librar.

 

Encontraré un aviador con el que volar,

un zorro con el que amistar,

seré un niño príncipe al que todos quieran amar.

 

 

 

.     *El Principito salió de su planeta en busca de experiencias y respuestas, y al igual que en la canción de Silvio, encontró falsas verdades y gente que a su manera y estilo querían ser felices. Todos queremos un cuento feliz en el que habitar.

“La primera mentira“

Silvio_Rodriguez-Unicornio-Frontal

 

Seguir soñando

22 Viernes Jun 2012

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

≈ 8 comentarios

Etiquetas

Lo que sueñas vuela, Marlango, Música, Melancolía, Recuerdos, Soñar, Un día extraordinario, volar

Miro melancólico

lo que fue,

dos meses de frenesí,

que de pronto

rompí.

Impaciente espero

el regreso

para compartir.

 

Todo se precipitó

a la nada,

odiada nada.

 

Miro las estrellas,

y pienso si fue

un sueño.

Si lo fue,

quiero seguir durmiendo,

o soñar despierto

para volar con tu recuerdo.

 

*Marlango nos dice que lo que se sueña vuela, por eso en el poema queremos seguir soñando para que se haga de nuevo lo que pasó.

“Lo que sueñas vuela”

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