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Archivos de etiqueta: mirada

Bajo el influjo de la mirada, los gestos y la intención de palabra

27 sábado Nov 2021

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 18 comentarios

Etiquetas

Albanta, amor, Aute, Autorretratos, Gestos, Habla, hijo, Luis Eduardo Aute, Música, mirada, padre

Gestos. Ha aprendido muchos gestos, es una esponja, cada uno de los míos los asume y después los utiliza, hay otros que no sé muy bien dónde los vio o de quién los sacó, supongo que en la escuela, pero le sirven y me sirven a mí para saber y entender lo que quiere. Dice el libro que primero fue el verbo; completamente en desacuerdo, yo digo que primero fue el gesto, aunque incluso en eso no estoy del todo de acuerdo conmigo mismo, lo primero fue la mirada. Una mirada intensa, profunda, escrutadora. Una mirada atenta, de constante interrogante, con afán de entender; todo eso en sus pupilas desde el inicio, y más después cuando su mirada se hizo instigadora como forma de comunicarse. Esa mirada que a veces se queda perdida en algo o en nada, y otras se queda fija en uno, como analizándote, una mirada inteligente siempre y desafiante a veces. En esa evolución suya de aprendizaje constante, el gesto se abre paso con fuerza, él ha entendido que es más eficaz que sólo la mirada. El gesto de indicar y señalar se le muestra como el avance necesario para conseguir lo que desea, que sólo con la mirada no conseguía. A veces se impacienta porque no acierto con lo señalado, entonces niega con la cabeza y repite y repite sus gestos hasta hacer que lo entienda, pero pronto se ha dado cuenta de que el gesto no es suficiente puesto que ese marcar en la distancia no es certero para el entendimiento de los de su alrededor, y tiene que negar demasiadas veces contrariado con el fallo de los otros en su no saber identificar correctamente su intención, hasta que con su insistencia unas veces puede conseguir su empeño y otras quedarse con la frustración, -primeras de las que aprender de tantas otras que se le avecinan en su transitar vital-. Ahora, para ser más certero en la consecución de sus objetivos por parte de los otros, al gesto va uniendo sonidos y habla, teñido de mis onomatopeyas, que me hacen sonreír; un parloteo confuso e ininteligible para mí, breve y conciso en ocasiones y otras como charla disertadora en lengua clara para él, con la que intenta trasmitir y reforzar lo que desea o lo que quiere contar, y yo voy dilucidando poco a poco esas palabras que para él sólo la componen el final o el principio de las mismas, e interpretarlas y entenderlas después a fuerza de su repetición tenaz, y llenarme de felicidad cuando consigo comprender ese primer idioma suyo y así fuera del abrazo, los besos y el tacto indispensables para ambos, entablar una comunicación racional que nos ayuda a entendernos más y mejor; abriéndose camino la emoción con ahogo en el pecho y humedad en los ojos. Y en esa lengua suya, le escucho y me sonrío cuando le veo que nadie más que él es el destinatario de su discurso, y pienso que tiene otro mundo aparte del que entra y sale cuando nosotros estamos perdidos en este mundo que nos lleva; y entonces se gira y me regala sin yo pedírsela, su enorme y bella sonrisa que desarma, que me eriza la piel y hace brillar mis ojos, es entonces que todo se vuelve ternura y amor, y no puedo por más que ir a achucharlo y tomarlo entre mis brazos de los que él se intenta zafar, aún con su sonrisa.

.

.

.     *Aute canta sobre ese sitio en el que todos alguna vez estuvimos, y que sin duda él con su bella sonrisa transita ahora, y durante unos años seguirá haciéndolo felizmente.

«Albanta«

Luis_Eduardo_Aute_-_Autorretratos_Vol_1_-_Front luis_eduardo_aute_-_albanta-front

.     **NA: Publicado originalmente el 3 de Julio de 2015. Hoy recibe una segunda oportunidad.

.     ***Al hijo.

Intensa mirada

05 domingo Abr 2020

Posted by albertodieguez in Música, Micropoesía, Poesía

≈ 13 comentarios

Etiquetas

compartir, Enemigo, mirada, Poesía, Quiero contarte, Triana, Tu frialdad

Micropoema 1

 

 

 

    *Hay veces que el deseo y petición de compartir es correspondido con absoluta frialdad como nos canta Triana.

«Tu frialdad«

Triana-Quiero_Contarte-Frontal

 

NA: Diseño de tarjeta creada con Notegraphy.

.     ** Publicado originalmente 8 de Noviembre de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad.

En este momento que no doy la calidez que me piden desde la cercanía…

En ti soy nada

03 viernes Abr 2020

Posted by albertodieguez in Música, Micropoesía

≈ 16 comentarios

Etiquetas

amor, anulación, boca, desamor, diluirse, La pareja tóxica, mirada, Nada, Pregunta al polvo, Zahara

Micropoema 5-En ti soy nada

 

 

 

.     *Zahara nos acompaña con su música el texto de hoy, que se vuelve agua, polvo y nada.

«Pregúntale al polvo«

NA: La tarjeta realizada con Notegraphy.

.     ** Publicado originalmente 20 de Noviembre de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad.

Tobogán del deseo

15 martes Oct 2019

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

≈ 30 comentarios

Etiquetas

Aute, Contraluz, cuerpo, Curvas, deseo, desnudo, Dibujo, mirada, Prodigios, Redondez, Slowly

IMG-20130620-WA0002  Dibujo: Tatiana Muñoz Capataz

-/-

Transita la mirada, por el tobogán de tu espalda,

que muestras oferente,

voluptuosa,

todo curvas y redondeces,

tus pechos perfilados atisbo como tesoro

que aún no quieres mostrarme,

en un juego de paciencia que me impacienta.

Implacable en mí deseo,

me quedo unos segundos anclado

en ese lugar que tanto me gusta besar, y a ti que te bese,

ese inicio de tus senos,

de blanca y blanda suavidad.

Cierro un segundo los ojos y saboreo esa piel,

fresca y dulce a veces, otras acalorada y salada,

pero nunca fría y amarga.

Allí mi lengua cubre tu cuerpo de vello erizado.

y veo sin ver tu pezón apretado.

Alzo los párpados,

y acomodándome a tu cimbreante figura

termino por deslizarme hasta la última redondez,

invitadora, no solo a la vista, si no al tacto imprudente,

temblorosas las manos, quisieran desaparecer la tela,

que impide ver completa la belleza.

Te me apareces seductora,

hechizante de cada uno de mis sentidos,

convidándome a no ser convidado de piedra,

y ya no sirve con la vista recrearse,

es el sexo agonizante, quien empuja al deseo consumarse.

 

 

.    *Desde que Tatiana me mostró este dibujo suyo no tuve otra obsesión que poder deslizarme por ese tobogán… y como en la canción de Aute, soñé y desee ser partícipe de ese prodigio de sombra y de luz detenido en su espalda.

«Prodigios«

Aute - Slowly-cover

 

.     **NA: Publicado originalmente el 23 de Junio de 2014. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

 

Con la mirada de Hopper (8ª parte)

18 martes Jun 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 9 comentarios

Etiquetas

árboles, cocina, colores, cuadros, edificios, El viaje de copperpot, Hopper, La Oreja de Van Gogh, Louvre, Música, mirada, Notre Dame, ocre, otoño, Paris, pasear, Pintura, Recuerdos, Sena, tejados, ventana

A veces la cocina le salva de un día depresivo, sin expectativas, de un gris oscuro tirando a plomizo; por ello, quizás con ese matiz del color, le parezca más pesado aún ese horizonte que se le cae encima en esos días. Días en los que la lágrima quiere ser protagonista, húmeda y silente, casi furtiva, tomando con sigilo el mando de la situación. Y para luchar contra ello ocupa su mente en guisar platos con los que deleitarse en la mesa. Mira por la ventana de la cocina mientras prepara los ingredientes y ve la arboleda del pequeño parque que queda a su vista, con los colores ocres otoñales de la foresta, amarillos y naranjas predominantes sobre verdes que pierden su vigor y su brillo, y el marrón gana terreno en ramajes que son abandonados por sus hojas y quedan desnudos en espera de los fríos. Y estos colores la llevan a pensar en sus paseos por París, aquel otro otoño de un pasado que le parece remoto, por donde recorrió esos lugares que Hopper plasmó con esas mismas tonalidades, y visualizar esos cuadros del pintor es llevarla otra vez por esas calles que ella pisó, es revivir aquellos momentos. Paseos por la ribera del Sena, sentarse en las terrazas de los Bistrós, entrar en los cafés, acercarse a Notre Damme desde el barrio Latino, cruzar todos los puentes sobre el río, y pararse delante de “Pont Royal” con el Louvre allá al fondo, para tener la misma perspectiva que tuvo Hopper en su pintura y sentir que el tiempo no ha pasado desde aquel año en el que él lo pintó.

Mira desde la ventana los edificios cercanos tan diferentes de aquellos parisinos coronados por esos tejados negros abuhardillados tan típicos y que son seña de identidad de la ciudad, y recuerda la pensión o pseudo-hotel, donde se alojó, con aquella escalera decrépita, igualita a la trazada por Hopper en “Escalera en el 48 rue de Lille, Paris”. Suspira y sigue con la mirada perdida, mirando sin mirar, viendo sin ver, pero sintiendo el frío del Paris otoñal que se le introduce en el cuerpo, percibe la humedad del río que se mete dentro de los huesos y destempla, siente esa sensación allí vivida, pero que en este instante no debiera, donde está ahora no hay río, y menos aún el abrazo que entonces la calmó y dio calidez, con ese arrullo de brazos estrechando su cuerpo camino de un restaurante en busca de una sopa de cebolla que templase los cuerpos. Y piensa en la gastronomía disfrutada en ese viaje compartido con alguien que ya no está y que prefiere intentar alejar de su mente, y da la espalda a la ventana para borrar su imagen y para terminar de ordenar los utensilios  que va a usar en la preparación del guiso del que quiere hoy servirse como tabla de salvación contra la tristeza. Tenía pensado hacerse una ensalada templada de pasta y pollo, pero este frío de espíritu le pide cambiar y se presta a la sopa que antes recordó del Paris vivido como una fiesta, como diría Hemingway , así cuando corte la cebolla podrá llorar tranquilamente con la excusa de que ese lagrimeo viene dado por la hortaliza y no por su estado de ánimo, o mejor dicho, de desánimo que la acecha, y que con el delantal puesto quiere capear y olvidar la soledad, y solo pensar en la delicia de un plato tan sencillo.

 

 

 

 

.     *Cuando París era una fiesta, lo recuerda nuestra protagonista aunque intentando distanciarse de esa imagen, pero como en la canción de La oreja de Van Gogh es difícil y quisiera en el fondo volver a pasar una tarde más con él.

«Paris«

.     **NA: Publicado originalmente el 12 de Noviembre de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

                                                                                     …Fin

 

Soliloquio

31 miércoles Ene 2018

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 14 comentarios

Etiquetas

A por ellos que son pocos y cobardes, Cadillac solitario, cordura, loco, locura, Loquillo, luz, Música, mirada, ojos, olor, Recuerdos, Soliloquios

Soliloquios de locura

espejismos de cordura

sensatez divina

que nadie adivina

suspiros de la psique

que se ahoga y no respira

la voz no se oye

los ojos no aman

todo se vuelve negro

cuando tú faltas

Huelo tu mirada

veo tu voz

oigo tu olor

saboreo tu suavidad

toco tu sabor

te siento en todo

Todo se mezcla al

recordarte

me estremezco solo con

nombrarte

todo en mi mente

se vuelve delirio

por tenerte

Ese olor

te trajo ante mí

Esa voz

te invocó ante mí

Esa luz

creí eras tú

loco de mí

Tú ya no volverás

a mí

Pero mi mente

me traicionará

una vez más

 

 

.     *Loquillo nos pone música al poema, desde su famoso Cadillac, recordando también a otra chica que nunca volverá.

«Cadillac solitario«

.     **NA: Publicado originalmente el 30 de Marzo de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

Por la luz de tus ojos

07 viernes Abr 2017

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 7 comentarios

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amor, Ariel Rot, deseo, Dulce mirada, La mirada del adiós, Los Rodríguez, Música, mirada, ojos, Recuerdos, Ruptura

Por la luz de tus ojos me podría ir muriendo, luz que emanaba secretos, dulces miradas que detenían el tiempo. Y es morir recordar tus labios que fueron promesas de lascivias y besos mundanos, y sentir tu cuerpo apretado al mío, cálido y tibio, y tu piel sensible a mi tacto, que se estremecía y me hacía estremecer. Abrazos en la desnudez de los sentidos, no nos movíamos por no romper el hechizo. Tras el tiempo amándonos y libándonos mutuamente, nos llegaba el silencio y el sosiego, y el orgasmo quedaba parado, allá, mítico, y nuestra memoria y nuestros cuerpos entrelazados, morían a cada segundo por haberse encontrado. Y el brillo de tu mirada, me hacía temblar, mirada intensa que deslizabas sobre mí. Y el vello se erizaba con tu simple mirar, anticipándose al placer venidero, goces traídos de otro tiempo.

Fingir que aquello no existió es hacernos un flaco favor, sobre todo, es arrancarnos parte de nuestra vida, extirpar lo bueno y bello que nos sucedió. Aquellas tardes, horas en la cama, infinitas, descanso al desenfreno para volver a iniciarlo, una y otra vez, hasta que el atardecer se convertía en noche y la noche en amanecer, y seguíamos allí, encerrados en las sombras del placer. En la penumbra, tus ojos resplandecían aún más, iluminando toda la estancia, y entonces tu sonrisa plena de felicidad se veía clara y diáfana, entregada a mí para que me perdiera por ella. Y yo lo hacía, me iba tras los dientes blancos, perfectos, tras la boca carnosa, presagio de húmedos besos, y por allí me deshacía en ti. No nos queríamos ir, no salir, estar siempre así, uno al lado del otro con la vida alejada, en el lugar que habíamos decidido para que nadie encontrara nuestra fragilidad, que compartíamos y alimentábamos uno del otro, cada vez más quebradizos y sensibles a un mundo hostil.

Y los ojos por los que se me iba acabando la vida, me susurraban esos días que no acabaría nunca ese sentir, y yo lo creí. Y fuimos avanzando, reconociéndonos y explorando los deseos, y los cuerpos indefensos recibieron unos cuantos arañazos, que se profundizaron, y fueron heridas,  que hoy convertidas en cicatrices no se olvidan. Nuestras manos y dedos ansiosos por tener al otro amarrado, nos fueron marcando, y poco a poco asfixiando. Apretando y apretando sin medir el daño, pero cada vez que nos mirábamos, tus ojos me curaban del espanto, en el fondo de ellos yo me diluía y no sentía el daño.

Hoy por aquellos ojos seguiría muriendo, en la distancia lo hago, con el recuerdo, luz que emanabas y te guardaste secretos, y no los compartirás si no con otro, no yo desde aquellos tiempos. De tanto amarnos nos dábamos sufrimiento, de tanto querernos, los afectos se convirtieron en puñales, dagas que se nos clavaron profundas, o peor aún fueron saetas que son difíciles de sacar, más complicadas de extraer, con su punta de garfio. El filo frío, cortante del acero entra y sale, rápido y limpio, sólo manchado de sangre, raudo y mortífero al instante, pero los arpones te desangran poco a poco y la herida que dejan al sacarlos es grande.

Y por los tajos y picas recibidas, nos fuimos vaciando y no quedó nada dentro, quedamos débiles y flojos y sin fuerzas para avanzar, secos los sentimientos, de tanto amar dejamos de amarnos, y el cariño se transformó en cansancio y hastío, que minó lo más profundo, lo de adentro, lo que no se ve y nos mueve, el deseo.

Deseo del otro, deseo de fundirnos en uno, sentirnos inmunes al mundo. Pero no lo fuimos, no fuimos inmunes a lo de alrededor, a la vida, y la burbuja estalló y la eclosión nos lanzó lejos, uno del otro, volvíamos a ser dos. Nuestro estado delicado, nos hizo buscar otros de quién tomar fuerzas, que nos diese lo que nos dejamos atrás, succionado por el otro. Y creíamos que ya no podríamos sentir igual, pero al poco, supimos que no era así, que hay más, y buscaste a quién dar secretos que se quedaron allí dentro de tus ojos, y lo encontraste y me dejaste atrás y yo busqué y encontré, pero nunca secretos como los de tus ojos, por los que aún en este tiempo, por ellos me podría ir muriendo.

 

 

 

.     *Los Rodríguez y Ariel Rot, nos dejan sus miradas para acompañar otra mirada, otros ojos, los del texto.

«La mirada del adiós»               «Dulce mirada»

 

.     **NA: Publicado originalmente el 2 de Marzo de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

Perdiéndote

05 jueves Jul 2012

Posted by albertodieguez in Música, Poesía, Relato

≈ 5 comentarios

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Amistad, amor, De las dudas infinitas, espera, Música, mirada, perdida, Santacruz, Supersubmarina

Fundido

por la apatía,

sigo la silueta

de tu mirada,

ella me enseña,

me muestra,

lo simple

del alma,

retazos de

un ser

desvalido,

sin casa,

ocupa de

la Nada,

que todo lo llena

y todo lo abraza.

 

La luz trémula

alumbra tu mirada,

tristes ojos,

¿qué te pasa?

deseo acunarte,

te siento desvalida.

Tranquila,

allá donde vayas contigo estaré.

Aunque a mil kilómetros estés,

si me necesitas, yo estaré.

Aún mil años después,

si suspiras, yo estaré.

Si necesitas llorar, yo estaré.

Porque soy tu amigo,

porque no te olvido,

porque te quisiera aquí conmigo,

aunque hayas elegido otro camino.

Si me necesitas, avisa,

llámame con tu risa,

yo te daré la bienvenida

para correr juntos nuevas avenidas.

 

 

 

.     *Muchas veces por las dudas infinitas como las de Supersubmarina, se diluyen afectos, que al final se pierden y nos separan, y solo nos queda esperar que algún día vuelvan a nosotros.

«De las dudas infinitas«

La vida está llena de afectos y desafectos.

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