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Archivos de etiqueta: Los Romeos

Mi marido no me folla

09 Miércoles Oct 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 54 comentarios

Etiquetas

amor, Arañas mi piel, atracción, Convivencia, deseo, desinterés, inapetencia, Los Romeos, Música, necesidad, pareja, Sangre caliente, sexo

Mi marido ya no me folla, ya sé que es una frase malsonante, y en boca de una mujer quizás suena aún más chabacana la palabra “folla”; -la sociedad tan machista nos encorseta hasta en la forma de expresarnos y se ve feo y sucio en labios de una mujer lo que en el hombre se atribuye como directo o sin matices o sin pelos en la lengua-, pero es lo que mejor describe mis deseos, mis necesidades; -sí coño, mis necesidades, una tiene necesidades-. Podría haber dicho que ya no me hace el amor, pero follar describe mejor lo que anhelo. El amor me lo hace de otras maneras, en el día a día, compartiendo y dándome todo el cariño, comprensión y apoyo que siempre me ha dado, y últimamente la parte más afectiva se está quedando sólo en eso, en cariño. Pero yo no quiero solo eso, yo quiero que me folle, que me deje agotada y sin resuello, totalmente sudorosa como antes pasaba, cuando en los inicios hacíamos maratones sexuales y nos pasábamos el domingo entero encamados follando y durmiendo a ratos, y salíamos al llegar la tarde-noche a comer algo, hambrientos y sin fuerzas de tanto desgaste. O cuando tiempo después a la hora de la siestas después de un breve sueño mío, -no de él que quedaba leyendo allí en la cama junto a mí esperando mi despertar-, nos enlazábamos fundiéndonos en uno. Comenzando con pequeños besos, íbamos avanzando en las caricias, él con su manos exploradoras en busca de mis pechos y después bajando por mi vientre en un viaje hacía mi sexo, que lo esperaba ansioso, pero que él demoraba con caricias suaves entre los muslos, en una ida y venida de sus dedos rozando aquí y allá, que me excitaba más y más, acelerando mi deseo e impaciente de que dejase allí su mano y tensase todos mis músculos internos, con sus fantásticos dedos. Yo ya tenía mi mano acariciando y palpando con suavidad sus testículos, que se contraían, y percibía como su piel se volvía más dura y gruesa, y entonces deslizaba la mano hacía esa virilidad que se erguía, sintiendo como se ensangrentaba por dentro y sin remedio iba creciendo venosamente. En ese momento no podía evitar desasirme de sus manos para ir deslizándome al encuentro de su miembro, mis labios primero con dulces besos y mi lengua después recorriendo esa verga que cada vez más inhiesta se ofrecía y a cada roce de mi boca más dura se ponía, y las venas remarcaban su tensión. Subía hacia su vientre besándolo y besando su pecho para más arriba encontrarme con su rostro y sus labios que me esperaban ávidos de besos, pero paraba a medio camino para con mis pechos abrigar su polla… y sentir su lubricidad en mí pecho y sobre mis pezones que juguetones rozaban su glande ya con pegajosa humedad. Esa que yo también le dejaba sobre su rodilla y su muslo con mi coño que en ese transitar había aprovechado para ir masturbándome con su pierna en un roce estimulante. Me llegaba hasta su boca con mi boca y las lenguas se enredaban y nos besábamos con procacidad y cierta violencia largo rato mientras mi cuerpo desnudo sentía toda su piel bajo mi piel y su falo se abría paso entre mis piernas que se vencían y se entregaban con facilidad apartándose y dejando el camino más libre para que el ariete no encontrase resistencia, deslizándose con suave violencia por mi vulva que tan húmeda venía. Allí dentro, él, quieto se deja hacer, y con mis vaivenes gozaba yo y gozaba él, y yo buscaba los movimientos y rincones más placenteros para mí, hasta que él sentía que yo estaba cerca del orgasmo y que él no aguantaría más, entonces paraba mi bamboleo para envestirme con fuerza y rapidez, una, dos tres, cuatro, cinco veces, no más, que él se corría y yo después que él, aprovechando su última dureza, quedándonos exhaustos y  agónicos de placer. Esa pequeña muerte que dicen los franceses, la echo tanto de menos, qué no puedo evitar excitarme al recordar los buenos momentos añorando sus caricias, sus besos, y su sexo, y dejó que mi mano se convierta en su mano y me consuelo cada vez más a menudo en la ducha, en el sofá o como ahora en la cama, y aunque disfruto, no es lo mismo. No sé si ya no le atraigo y no le excito, podría pensar que estamos en una mala racha, que estamos cansados por la vida tan veloz que llevamos sin tiempo para nada, con unos trabajos que nos absorben toda la energía y que la poca que queda se diluye en las labores hogareñas de las que nos ocupamos. Ciertamente no veo rechazo, pero si apatía y desinterés. Podría pensar que tiene un lío por ahí, pero sé que no, y eso es peor; no saber quién es tu enemiga o ni siquiera tener enemiga me genera más angustia y rabia, esa rabia que podría descargar hacía esa otra persona. Nunca pensé en serle infiel, pero últimamente se me van los ojos detrás de alguno que otro con la fantasía de desfogarme, sólo para eso, apagar este fuego, de manera casual y algo brusca y sin miramientos, algo visceral y poco racional. Pero me preocupa haber llegado a pensar en ello, yo lo quiero y aun lo deseo; si me hubiese preguntado si sería capaz de hacerlo, hace unos años habría salido un rotundo no, bueno y si me lo pregunta alguien también saldría un no, pero interiormente ya ese no se resquebraja cada día más. Lo que más me enfada es que follar con mi marido es buen sexo, incluso diría que muy bueno, al menos cuando lo hacíamos. Si hubiese dejado de serlo entendería porque no lo repetimos más a menudo, por qué mi marido ya no me folla, por qué no araña mí piel.

 

 

 

.     *Todo lo daría nuestra protagonista porque su amor le volviese arañar la piel, como nos cantan Los Romeos.

“Arañas mi piel“

Los Romeos - Sangre caliente

.     **NA: Publicado originalmente el 20 de Octubre de 2014. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

Dominio y sumisión

12 Jueves Sep 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 33 comentarios

Etiquetas

deseo, Dominio, Los Romeos, Música, Muérdeme, placer, sexo, Sumisión

Dominio y sumisión

Estoy susurrándote al oído las palabras que te excitan, que hacen que tus pezones se endurezcan. Pezones erectos que se me clavarán en mis palmas, pezones que pellizcaré y estiraré hasta el dolor, que no podrás verbalizar. Pezones que culminan esos pequeños pechos que tanto me gustan, senos que puedo acariciar por completo como frutos que recolecto. Pechos que amasaré con fuerza y fruición cuando introduzca el pene que llevo amarrado a la cintura. Y arqueas tu espalda en busca de mi cuerpo, que te domina, y que deseas que siga siendo así, aunque también deseas que no me demore, que avance más rauda hacia el orgasmo que te llegue explosivo. Pero yo disfruto tanto viéndote desear lo que yo te puedo dar que no puedo más que alargar tu agonía. Disfruto tanto dándote como tú recibiéndome. Te musito al oído, que te partiré en dos con la tranca que te entrará por detrás con la violencia y daño que añoras sentir, quizás incluso sientas la humedad de la sangre deslizarse por la entrepierna en el desgarro doloroso, y tu piel se eriza de pensar lo que te anuncio venidero, pero no será ahora, no serán aún las embestidas que anhelas, de un daño orgásmico. Aún queda mucho juego para tu deseo, para mi deseo, mi sumisa, sabes que no hay amor que solo es sexo.

 

 

.     *Los Romeos con su sonido guitarrero nos cantan que esta noche no la olvidarás, como a buen seguro, ellas tampoco la olvidarán.

“Muérdeme“

Los Romeos

En el blog “el bic naranja”, su autor Fernando Vicente, los viernes propone un ejercicio de creatividad, mostrando un vídeo o una foto para que cada uno desarrolle y cuente la historia que le sugiera ese elemento que actúa como catalizador y detonante.

Me traigo aquí mi aportación que hice allí a vuela pluma, sobre la foto que adjunto y de la que Vicente dice no saber su autor. Como siempre, completo el relato con música, esta vez con las potentes guitarras de Los Romeos.

 

.     **NA: Uno está tentado a retocar el texto viendo las imperfecciones del mismo, (que son muchas), pero me resisto, puesto que el juego es el de la improvisación y el resultado que se consigue en el momento, y así lo dejo.

.     ***NA: Publicado originalmente el 3 de Febrero de 2014. Hoy recibe una segunda oportunidad.

Con la mirada de Hopper (4ª parte)

06 Jueves Jun 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 4 comentarios

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cuadros, deseo, fantasía, habitación, Hopper, hotel, Los Romeos, masturbación, Música, Palmo a palmo, Pinturas, sexo, Soledad, ventanas

Su casa, situada frente a un pequeño hotel, le proporciona al caer la noche vistas de la intimidad de los huéspedes, cuando estos no corren las cortinas y con la luz encendida se le muestran en sus acciones sin sentir que son observados por ella. Allí ha visto un poco de todo, desde un jovencito saboreando el miembro viril de un hombre mayor, otro sodomizar a su pareja masculina observando cómo se tensa su espalda en cada envite, unas piernas de mujer bien alzadas hacia el techo para recibir las embestidas del hombre que la acompañaba, hasta otras muchas parejas en pleno acto sexual, culos de hombres moverse con rapidez en el vaivén de la penetración a sus pares, y bastantes desnudos, de hombres con cuerpos fofos, de penes bajo barrigas incipientes y vientres colgantes, y mujeres con pechos caídos al desprenderse de sus sujetadores. Muchas de estas visiones han sido breves, incluso de segundos, pero lo suficiente como para a veces excitarse con lo visto a hurtadillas, pero sin esconderse. Ella está en su casa y no espía,  se dice, solo mira por la ventana y es lo que se encuentra como paisaje. Se sorprende de que la gente no corra las cortinas en esas horas y en esos momentos de desvestirse y fornicar, bueno, algunos sí que lo hacen desde el principio y otros al darse cuenta de la posibilidad de ser vistos al ver luz en las casas de enfrente, igual que ellos ven, pueden ser vistos. Cierto aire de exhibicionismo detecta en esa gente o quizás simplemente que esa desnudez no les importa que sea vista por otros, pensándolo bien, a ella misma, no le importa demasiado ser vista sin ropa, o incluso no le importaría ser observada durante el acto sexual.

Mirar por aquellas ventanas es como ver tantos cuadros de Hopper de mujeres desnudas en habitaciones de hotel o de hogares solitarios. Algunas veces, como hace poco, ve a una mujer desvestirse en la soledad que arropa una habitación de hotel cuando se viaja sola, y allí un tanto ausente de lo que le rodea, con la última prenda quitada entre las manos, como en esa pintura de Hopper  – “Mañana en la ciudad”-, se queda quieta observando algo que ella no ve, pero intuye que es alguna imagen en el televisor que está encendido. Otras veces ve mujeres yendo y viniendo por la estancia, hacia el baño, hacia la cama, al lugar donde dejó la maleta. En busca de ropa, con una toalla envolviendo su cabeza para secar el pelo y otra alrededor de su cuerpo que dejan caer al conseguir la prenda deseada, de la maleta o que ya yacía sobre la cama, y en ese momento compara su cuerpo con el de esa huésped del hotel. Ella tiene un bonito cuerpo, ya no es joven pero está firme, no muy delgada, quizás con algo más de peso del deseado, pero en el fondo se ve mejor así, con curvas. Y al ver el cuerpo desnudo de otras mujeres se congratula de que no está nada mal y en la mayoría de los casos sale airosa e incluso ganadora en la comparativa.

A veces fantasea con los hombres que ve en el hotel, con los que asomados a la ventana al llegar a la habitación parecen agradables a la vista y prometen tener un cuerpo aceptable, o con aquellos otros a los que ve ir en ropa interior por la habitación, viendo ya claramente que sus cuerpos, sin grandes alardes son dignos para disfrutar con ellos. Imagina que le mandan un mensaje, o le hacen una seña invitándola a cruzar la calle e ir a la habitación. Incluso ella ha pensado en hacer esa locura, que fuese a la inversa y ella ser la invitadora, y que subiesen a su piso. Y cuando tiene estos pensamientos, no puede evitar tumbarse en la cama y fantasear, dejando volar su imaginación y sus manos por el cuerpo, deslizándose hasta el breve vello púbico, jugando con él, y rozar la suavidad de la parte interna de sus muslos, que rápidamente hace que tenga la piel erizada, mientras sus dedos avanzan, hacía su vagina, y pasa suavemente los dedos por los labios, para seguir hasta su clítoris, y su mente ya piensa en un “Adonis” que brevemente le acompañe, que le sirva durante unos minutos, que le de el placer de la penetración sin otra atadura, sin otro fin que el del orgasmo, y ya su mano está masajeando todo su sexo, y así ardiente acaba sintiendo en su cuerpo como entra un sexo masculino imaginario que pareciera se hace real cuando ya no aguanta más y se derrama con un leve grito, casi susurro, de placer, y se siente ya vacía y derrotada  como en el cuadro de Hopper “Verano Interior”, ya otra vez con la soledad como única compañera.

 

 

 

.     *Los Romeos nos trasladan a esos momentos en los que en soledad uno se recorre el cuerpo palmo a palmo dejando volar la imaginación, como nuestra protagonista.

“Palmo a palmo“

.     **NA: Publicado originalmente el 28 de Septiembre de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

                               …Continúa “Con la mirada de Hopper (5ª parte)“

Entre tú y yo no hay nada

03 Lunes Abr 2017

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 11 comentarios

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Desafectos, Las dos caras, Los Romeos, Músca, Odio, Porqué Porqué, Ruptura

Entre tú y yo ya no hay nada. Cuando llegué a tu lado robaste mi voluntad, tú me mirabas y tu mirada me abrasaba, las tardes compartidas en la puerta de tu casa deseando una y otra vez tu sonrisa despreocupada. Mi imaginación desbordada con mi inocencia que me ahogaba esperaba tus señales que a veces llegaban y me confundían hasta el alba, no entendía nada, hoy me acogías y mañana me apartabas, y cierto odio y rencor se fue instalando en mí, y sin darme cuenta, apartándome de ti. Entre los dos solo quedó un halo de traición, no nos supimos decir lo que nos amábamos a la cara y desembocó en amargura y dolor que me inundaban de lágrimas y tristeza mi fachada. Los recuerdos de aquel ayer aún me duelen aunque entre tú y yo no hay nada, solo dolor, y me pregunto qué pasó entre los dos, porqué lo nuestro nunca se consumó si fuiste el amor de mi vida, porqué nunca tus besos fueron reales, porqué tu marcha inesperada. Recuerdo aquel ayer cuando me preguntaba, porqué te vas y mis abrazos quieres rechazar, porqué tú no me puedes querer, porqué. Y no encuentro respuestas que me hagan descansar, me hundo y sólo el ansia por entender me mantiene en pie, pero no entiendo que me quisieras olvidar, que me dijeras “basta” sin empezar, y aún después de tanto tiempo solo en la oscuridad intentando cerrar la herida con los ojos vidriosos me repito; entre tú y yo no queda nada.

 

 

.     *Los Romeos nos traen su potente batería y sus guitarras esta vez un poco más sosegadas para hablarnos de las dos caras del amor y preguntarse porqué lo nuestro no fue, mostrando que del amor al desprecio no hay más que un paso.

“Las dos caras”                                    “Porqué, Porqué”

Los romeos sin conexiónLos Romeos

 

 

 

 

 

 

.     **NA: Publicado originalmente el 28 de Enero de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad, con algunas modificaciones.

 

Incorrección

22 Jueves May 2014

Posted by albertodieguez in Música, Micropoesía, Poesía

≈ 27 comentarios

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amor, cabrón, deseo, El mundo a tus pies, Incorreción, libertad, Los Romeos, Música, puta, Reputación, sexo

Micropoema 13-reputación

 

 

*Pon el mundo a tus pies, nadie va hacerlo por ti… como nos cantan Los Romeos.

“El mundo a tus pies“

Los Romeos

 

***NA: La tarjeta realizada con Notegraphy.

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