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Archivos de etiqueta: Empezar

Volver a empezar

16 Jueves Abr 2020

Posted by albertodieguez in Música, Reflexiones, Relato

≈ 7 comentarios

Etiquetas

Al respirar, amor, Caminos, Desafectos, desamor, Empezar, Música, respirar, Ruptura, Sharabbey Road, Un día en el mundo, Vetusta Morla

Allá, lejos de la multitud, sumidos en el desamparo, en la isla salvaje, despojados de la civilización, nos unimos como nadie, todo estaba en contra de nosotros pero nos hicimos fuertes y luchamos por querernos, pero aquello pasó y hoy he decidido que ya no más, la rutina asesina nos ha hecho desbocar, todos los avatares que pasamos no nos han hecho madurar, el amor se acabó y no queda por lo que batallar, cada uno mira para otro lado cuando despertamos, las lágrimas por ti no me hacen feliz y necesito echar a volar. Del recuerdo no podemos continuar alimentando un futuro que nos hace daño, necesitamos otros corazones que buscar, que nos refugien y quieran y que nos traigan felicidad, esa que ni tú ni yo nos podemos dar. No me digas que los buenos tiempos volverán, es engañarse una vez más, no vale la pena, es mejor afrontar una ruptura que no dejarse acomodar por el tedio, solo hay una vida que vivir y debemos hacerlo sin sufrir, busquemos otras islas donde poder empezar bajo otras palmeras que nos hagan disfrutar de un amor duradero que no nos supimos dar, ese amor se extinguió, no son reproches solo te quiero contar que ya lo nuestro no tiene donde llegar, que el horizonte está tan lejos que es mejor parar, hace tiempo que nos perdimos y no avanzamos de la mano, nuestros caminos se bifurcan y no quiero seguir a tu lado, tu quieres decidir por dos pero yo estoy cansado, necesito descansar, necesito tomar aire y respirar, quiero la soledad, los días están contados y no hay nada más que perder, es hora de volver a empezar.

 

 

 

.     *A veces los caminos no están claros y se ven lejanos y nuestro compañero de viaje no nos deja respirar y necesitamos separarnos para no sucumbir en el trayecto, Vetusta Morla nos lo recuerda.

“Al Respirar”           “Sharabbey Road“

Vetusta_Morla-Un_Dia_En_El_Mundo-Frontal

.     **NA: Publicado originalmente el 27 de Enero de 2012. Hoy recibe una nueva oportunidad.

El primer día de un cambio

31 Miércoles Jul 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 18 comentarios

Etiquetas

cambio, candidez, cándida, Complejidad, comprar, deseos, Efecto Mariposa, Empezar, ligar, masturbación, Música, onanismo, Ruptura, Sola, Soledad, Supermercado, timorata

Cándida, ella por eso se tenía, se creía un ser cándido, vulnerable, frágil y lo quería cambiar, quería convertirse en una persona fuerte y menos crédula de los demás, que por experiencia le habían defraudado una y otra vez.

En ese camino de cambio en el que se había dispuesto a embarcar, quería dejar de ser lo que había sido hasta ahora, ¿pero qué había sido? Ni siquiera podía responderse a esa pregunta. Quería cambios en su vida para salir de lo que era hasta ese momento, pero salir de qué, si no sabía ella misma el origen de lo que debía cambiar y mutar, del significado de ese “había sido”. Lo que sí sabía era que había decidido vivir la vida sin miramientos, sin detenerse en los dimes y diretes, ni en las apariencias, ya tenía una edad en la que no debía desaprovechar los placeres del estar aquí y ahora, y se proponía abandonar el ser timorata. Sería una nueva mujer.

Quizás el anhelo de ese cambio, la chispa que le hizo querer salir del letargo, fue él.

Se habían visto por el barrio, miradas furtivas, lejanas, al cruzarse por la calle. En el supemercado se vieron algunas veces y se miraron de soslayo como unos más de los usuarios de aquel mercado. Ella estaba en esa edad de esplendor de madurez de la mujer rondando los 50. Aún guardaba un buen porte, con figura buena y cierta seguridad y altivez de la mujer que se siente guapa, incluso “estupenda”, al menos de cuerpo, y con esté sentir corporal quería cambiar su estado anímico y mental.

Esta última vez se toparon de forma fortuita, despistadamente, y con el choque de carros se sonrieron, y él no pudo evitar girarse para ver otra vez su figura según se iba alejando ella por el pasillo mirando los lineales. Figura de la cual poco podía ver por su vestimenta de invierno, pero el imaginó que veía lo que ya conocía y plantó allí mismo la figura que guardaba en su cabeza del verano, con vestido vaporoso y sensual, que con ligereza caía sobre su cuerpo marcando sus curvas de manera elegante y muy atrayente. Ella por su parte estuvo tentada de darse la vuelta inmediatamente para comprobar si él la miraba, estaba segura que así sería, pero lo evitó, esperando unos segundos para echar ese vistazo aprovechando al girar por el pasillo siguiente.

Echó una sonrisa enorme para sí misma al ver que él estaba aún parado mirando hacia ella, aunque él al verla cambiar de dirección intentó parecer ocupado y distraído en otra cosa. Ese encuentro fugaz fue el inicio de un deseo desaforado, el era atractivo, no era  guapo, tampoco era muy alto, pero lo suficiente para con su delgadez parecer más alto que la media. Ella se quedó pensando frente a la estantería de los cereales, realmente no era un lugar en el que debía detenerse no busca ninguna marca, ella no los consumía, pero necesitaba pararse unos segundos, su mente vagaba de forma distraída, un poco infantil, con el corazón algo acelerado, igual que cuando era jovencita, y un chico le atraía. Pensaba cómo podría hacer para dar el paso a un encuentro sexual con él, estaba bastante acalorada, sentía unas ganas locas de tener sexo. Y fantaseó con que él apareciese de nuevo por el pasillo y se atreviese a lanzarle una propuesta provocativa. Tras unos minutos siguió con la compra, y ya no volvió a verle, ni por los pasillos, ni por el lineal de cajas. Quedó frustrada.

De camino a casa, no podía quitárselo de la cabeza, se sentía algo tonta. Porqué se había quedado prendada de él, quizás estuviese incluso casado y no soltero como ella. Para animarse, se dice que los casados también tontean si tienen oportunidad, igual que se dice que las casadas no, pero ella duda de esto último, todo el mundo hoy en día tontea con el sexo opuesto, y ella, que no lo solía hacer, se había propuesto cambiar en este punto de su vida. Ya en casa no puede por menos que sacar las cosas del carro de la compra rápido y colocarlo todo con premura en el frigorífico y la despensa. Llegó con ganas de sentir sus manos, las de él, y sus dedos deslizándose por su cuerpo, hasta llegar a su sexo, y con urgencia se va al dormitorio y sin tiempo de quitarse la ropa, se tumba en la cama, y metiendo la mano por encima de los pantys, van directos los dedos a su sexo, pensando con que es él quién la acompañó y son los suyos los aviesos, y se muerde el labio inferior, y cierra los ojos y  piensa que la próxima vez lo traerá y dejará que la penetre con su pene que imagina duro y caliente, muy caliente y siente ese calor subiendo por todo su interior, y suspira y jadea y se encoge cuando el orgasmo golpea por dentro y le da un espasmo que recorre todas sus entrañas, y con el corazón bombeando aún potente, abre los ojos y se ve sola en la cama, con su complejidad.

 

 

 

.     *Ella en su complejidad quiere un cambio, tomar las riendas hacia para una nueva vida y alzar la vista sin mirar atrás, como en la canción de Efecto Mariposa.

“Complejidad“

Efecto_Mariposa-Complejidad-Frontal

.     **NA: Publicado originalmente el 6 de Febrero de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad

.                                     .Continúa… El primer día de un cambio (2ª parte)

 

Mundos inconstantes (3ª Parte)

26 Viernes May 2017

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 2 comentarios

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Amparanoia, búsqueda, Después, El aire de la calle, El sentimiento garrapatero, El verde rebelde vuelve, Empezar, La vida te da, Los delinqüentes, Música, mundos, nuevos mundos, olvidar, rehacer

Dentro de esa existencia nueva que deseo, le tomo la palabra y salgo a volar, ese vuelo que no hice estando junto a él, porque no salía de la habitación de cristal en la que me encontraba. No le acuso ni le echo en cara, no volé, no porque no me dejase, o sí quizás, sí lo evitaba y no me daba cuenta, pero da igual, no le reprocho nada, ese tiempo fue lo que fue y ya lo quiero dejar atrás, no darle más vueltas a mis errores ni a mis aciertos, le alejo, y retiro de mi pensamiento lo bueno y lo malo que pasé con él, más adelante quizás pueda regresar y enfrentarme a todo lo dado. Y ahora, sí quiero salir a por ese mundo nuevo, a conquistar y descubrir y levantar, con nuevos acompañantes, con nuevos horizontes. No quiero salir a buscar a los amigos pasados. Ellos, los amigos que siempre crees que estarán y que son apoyo y algo más en malos momentos, los descubres lejanos, de repente los has apartado. Aunque no te das cuenta de esa situación, sucede poco a poco y llega un día que no les ves. Están en la misma ciudad pero allí al otro lado, en otro mundo que ya no es el mismo, no ese que reconocíamos juntos, ese mundo que compartimos en nuestros inicios y descubrimientos. Y los primeros amigos y los sumados con “el amado”, no pueden acompañarnos en este nuevo camino. Ellos tienen su mundo y tú ya estás fuera de él, sin darte cuenta en principio, y después ahuyentada y espantada. Y a ellos tampoco se les puede culpar de este nuevo “estatus”. Y salgo corriendo para irme de allí, aligerando el equipaje emocional, para conseguir un efecto placebo en mi corazón, algo que evite el dolor aunque no lo cure. Ahora me doy cuenta, es la primera vez que me acuerdo del corazón, – según el tópico es ahí donde duele el desamor -, la verdad es que el dolor no está ahí, si no en la cabeza que lo piensa y rememora, se aflige y distorsiona, dudando a veces de lo que siente. Desde aquel día fatídico de ruptura y congoja, de rabia y furia contenida, rastreo en mi interior para encontrar donde estoy, si me perdí en los otros mundos y estoy a la deriva, o sin embargo tengo esperanza de explorar ahí afuera, en el exterior de mi cabeza, otras posibilidades, otros compañeros de viaje. Un viaje necesario para revelar un universo diferente, que me sorprenda todavía, sin renunciar al amor, eso nunca, pero sin búsqueda obsesionada, solo obstinada por  el amor a mí misma. Y siento la soledad, una soledad silenciosa, sin algarabías, sin todo ese ruido que siempre nos acompañaba cuando estaba con él. Desde aquél momento que sus labios dijeron “Vuela”, me acompaña la mudez, me he hecho más parca en palabras y taciturna en el trato, el sonido y el bullicio me altera y me pone en alerta, me acostumbré al recogimiento, a las ganas de llorar por dentro, y se hace difícil salir de este encierro mental que incomoda y aturde. Pero voy a cambiarlo, debo salir en busca de un nuevo mundo que habitar. Quiero encontrar y lo voy a hacer, un lugar donde me encuentre a gusto, y en él plantaré mi vida como un árbol que arraigará y florecerá, y echaré fuera las malas hierbas como él lo fue, para con mi anterior mundo que nunca fue mío del todo. Y hoy empiezo mi mundo nuevo.

 

 

…………………………………………………………………………………………….. Fin.

 

.     *El relato se cierra con optimismo de nuevas búsquedas y por ello lo acompañamos de las buenas vibraciones de Amparanoia y Los delinqüentes, que nos animan a buscar una vida nueva, un mundo nuevo, tomando aire de la calle y dejando atrás las tristezas.

 

“La vida te da”                                                        “El aire de la calle”

 

“Después“

.     **NA: Publicado originalmente el 12 de Marzo de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

La vida está llena de afectos y desafectos.

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