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Alegría de vivir, amor, Felicidad, feliz, Música, palabras, Quién no corre vuela, Ray Heredia, Recuerdos, viajar, viajes
Hay palabras que tontamente les he dado un significado, quizás mayor y más etéreo de lo que en realidad tienen en sus acepciones del diccionario. Quiero decir que las palabras son sólo eso, palabras, pero cada uno las viste con unas solemnidades diferentes, y en mi caso hay palabras que están rodeadas de un halo especial que me obliga a usarlas con mucho cuidado y mimo, a tenerlas apartadas de mis labios, ya lo sabes tú, y de tan evitadas, en algún caso incluso, cuando hube de vocalizarlas salieron trastabilladas de mi boca, casi tartamudeadas por el pudor que me da o daba decirlas en esos momentos, por sentirlas falsas o incompletas o no acertadas para designar lo que de verdad sentía. Esas palabras como; amor, te quiero, querer, felicidad, feliz, amigo. Dar tanta importancia a la palabra dicha, seguramente es una obstinación absurda por mi parte, un intento de decir con la mejor palabra de manera certera lo que se quiere expresar y lo que se siente. Se gasta el lenguaje y pierde valor cuando se usa de manera vacua, sin el sentir, sin llenarla de verdad y utilizándolas meramente para decirlas sin ser sentidas. Por ejemplo feliz, es una palabra que podría ser muy fácil de usar, el diccionario dice: “Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien. Satisfacción, gusto, contento”. Por tanto, si estoy a gusto y contento, podría decir que soy feliz, al aparecer cómo sinónimos, pero para mí feliz tiene un escalón superior, feliz es una agrupación de cosas mucho más complejas que ese estar a gusto, estar a gusto es eso “estar a gusto”, disfrutando y contento. Sin embargo, yo lo siento más como un estado idealizado y casi místico, es decir casi imposible de conseguir, sería un compendio de muchas cosas unidas. Diferentes sentimientos y sensaciones que juntas se transformarían en esa palabra; -FELICIDAD. Como ves sería una acepción más compleja que la habitual y que la gente usa (como es normal) a la ligera. Y claro, con esa utopía metida en mi cabeza, me lleva a pensar que la felicidad no existe. Por eso no te contesté en ese momento.
Me hiciste mirar atrás, muy muy atrás con aquellas preguntas sobre los momentos de felicidad en la infancia y más tarde de adulto. Tuve que estar bastante tiempo escrutando por esos años que se me muestran muy poco nítidos, más partes son las borrosas que las que puedo reconocer con facilidad. Incluso hay algunas que creo que las reconozco no por mi recuerdo si no por lo que me han contado, contaminado ese recuerdo por lo que otros han dicho que sucedió o he visto en una fotografía y me han contado sobre ella, y en la que me distingo a duras penas. Y también tuve que pensar en cada uno de los días del hoy, a los que casi ni presto atención, y que suceden rápidos aún en su lenta rutina; la rutina siempre se me antoja lenta y aburrida, como lo triste, frente a lo alegre que parece pasar deprisa, mientras los momentos menos gratos se nos ralentizan una eternidad.
– ¿Qué te hace feliz en el día a día?-, preguntabas.
– ¿Cuál ha sido el momento o momentos más felices de la infancia y de adulto?-, continuabas, pidiendo algo más concreto por lo ya vivido, y no lo venidero o futurible o deseado, o lo inmediatamente pasado del día a día, como era la primera interpelación.
Ante tus preguntas, pensé en ese día a día de ahora y del pasado. Busqué en el ayer y en la actualidad algún estado de ánimo de; satisfacción, gusto, contento, para poder responder. Y no encontraba uno que sobresaliese más por encima de los otros. Pero me apliqué para cuando volviésemos a vernos y conversar sobre ello, y ser capaz de darte respuesta. Aunque tú insististe en que no era necesario darle muchas vueltas al asunto e incluso que podía olvidarlo, que era una pavada. Pero sabes de lo tremendo que soy y no pude tomármelo como juego infructuoso para pasar el rato.
Me estuve preguntando durante algunos días, -¿Qué me hace feliz en el día a día?-, y me costaba responder, no encontraba nada en el paso de los días cotidianos que me suponga una satisfacción para así destacarla sobre nada de lo que me depara la vida desde el despertar hasta el acostarme. Hace años, desde mi juventud o desde siempre podría decir, este mismo pensamiento, -ahora casi apartado-, me abrumaba y me rondaba la cabeza con la desazón y sentimiento de desventura por estar perdiéndome algo, por no encontrar en cada uno de los días algo que diese sentido a esa palabra; “Feliz”. Con los años relativicé todo y ya no siento ese peso, esa necesidad de buscar alrededor constantemente momentos de aventura o acción o sexo que sacudan el tedio y el aburrimiento de lo corriente. Por eso, después de cerciorarme que verdaderamente ya no estaba idiotizado por ese afán de juventud, me llegó la respuesta, que es algo sosa, muy prosaica, incluso quizá decepcionante para ti:
–No tener contratiempos; siempre me alteran-.
Esa fue mi conclusión final, como ves nada atractiva. Nada de lo que alardear y hacer público a bombo y platillo, ni gritar a los cuatro vientos, no un objetivo inalcanzable, sino algo muy fácil de conseguir, a primera vista.
Luego rastreé en el pasado como me pedías; -¿Cuál ha sido el momento o momentos más felices en la infancia y de adulto?-, e igual que antes, no acertaba con ello, por ese hecho de que no existieron tal cual, por mi concepto particular de la felicidad. Después de insistir en los vericuetos de mi memoria, hallé uno que podría servir como ejemplo de un momento que resalta de entre los demás; son sobrados los que se ajustan a esas acepciones de contento y satisfacción. Siendo bastante pequeño recuerdo bien un gol que metí, y tengo grabado en la cabeza ese instante de mi infancia, en la que tanto me gustaba jugar a fútbol. Y si todavía lo veo nítido es porque quizás en ese momento fui feliz. Que absurdo puede sonar esto, ¿verdad?
Respecto a adulto, no sabría decir uno solo, he tenido muchos compartiendo con la familia, con amigos, contigo mismo más que con nadie, pero bueno por ceñirme a algunos más concretos; siempre que he viajado, que viajo, y quizás podría acotarlo un poco más al primer viaje que hicimos juntos, fue un momento, el de viajar para conocer mundo, que de niño jamás imaginé que pudiese cumplir. Luego he sentido gran satisfacción y contento en otros muchos viajes, en casi todos diría, como al alcanzar Machu Pichu, o durante los paseos por la Habana Vieja, o al llegar a Lhasa y ver el Potala y transitar por él, y cómo no, al viajar por la India. Tendría que enumerar muchos momentos y lugares para dar cuenta de esos “instantes felices”, pero tan efímeros e imperfectos que no llenan mí concepto idealizado. Quizás puedes pensar por esto que te digo, que me falta y no encuentro la alegría de vivir, y no te lo puedo reprochar, a veces yo mismo reflexiono sobre ello. Sé que no te gusta cuando me pongo así.
Por fin me quedo callado, algo sombrío. Tú me dejas hablar y hablar y hablar, como tantas veces que estamos juntos y conversamos. Mientras yo divago, tú escuchas. En ese momento no me doy cuenta de que quizás te aburro con mi perorata, que muchas veces se hace repetitiva y redundante, y es largo rato después cuando tu silencio resuena, y me hace caer en la cuenta, de que de nuevo estoy con el verbo suelto y fácil, y que quizás hace rato que sobre lo que elucubro dejó de interesante y aunque fuiste tú quién hizo la pregunta, a veces no ya hoy sino en otra ocasión y yo me la llevé como tarea para la siguiente vez, soy yo el que no mide la respuesta y va dando rodeos y hago elipses argumentales que me acercan y me alejan del tema central de la conversación que deja de ser conversación para convertirse en monólogo. Me doy cuenta que soy incorregible, y te lo hago saber y tu sonrisa, -que me desarma-, ya me da el perdón a mis pecados y tu mano acercándose a la mía me dice que no hay nada que perdonar que te gusta oírme divagar. Y es cuando me doy cuenta que eso es la felicidad, ver y sentir tu mano sobre mi mano, ver esa sonrisa y saber que me escuchas y me miras, y yo estoy bien, “estoy a gusto” así, mirando esa sonrisa y esos ojos que me sonríen a la vez.
. *Yo lo busco y no lo encuentro, mi manera de sentir… nos canta Ray Heredia, como a veces el protagonista del relato.
**NA: A Bypils, que me provocó el relato que iba postergando.
. **NA: Publicado originalmente el 11 de Marzo de 2014. Hoy recibe una segunda oportunidad.
carmetaparalosamigos dijo:
Me ha encantado precioso post las palabras son mágicas dependiendo de quien vengan o como se figan
Te felicito Alberto
albertodieguez dijo:
Gracias Carmen. 🙂
sara33ia dijo:
Reblogueó esto en sara33ia.
albertodieguez dijo:
Hola Sara.
Me alegra que te haya gustado.
Un saludo.
sara33ia dijo:
De nada,
Saludos
bellezacorazon dijo:
Alberto me encanto leerte y las palabras tienen muchas fuerza y segur como las digas. Un gran abrazo
albertodieguez dijo:
Gracias Chari.
Un saludo.
demiannicolas dijo:
Es en la edad adulta que al tener mayor consciencia de nuestra existencia, hasta lo trivial parece engranar para permitirnos esos instantes cortos de felicidad, pero sin duda la nostalgia también recupera momentos del pasado que nos hicieron muy felices!
Un saludo!
albertodieguez dijo:
Sí, los años nos hacen percibir todo de manera diferente, unas veces con menos urgencias y otras acentúandolas…
Un saludo, Demian.
casal-casalita dijo:
Me ha encantado leerte y en algo estoy totalmente de acuerdo contigo, hay palabras que deberían de cuidarse más y utilizarlas con un poco mas de pudor, a veces cuando las escuchas, te dan ganas de responder con otras no tan hermosas, pero seguro que mas sentidas… Gracias por compartir tus inquietudes. Aperta agarimosa.
albertodieguez dijo:
Gracias Casal.
Las palabras, somos nosotros…
NA: Mi incultura de los idiomas me llevó a tener que buscar tu abrazo cariñoso en un diccionario… 🙂
Ya se algo nuevo hoy. 🙂
Un abrazo!!
casal-casalita dijo:
Lo sé…
Disculpa, no me di cuenta, soy gallega es evidente, se me ha escapado. Un abrazo…
albertodieguez dijo:
No, no, por mi genial, me ha encantado. 🙂
Aperta agarimosa.!!
bypils dijo:
Como «provocadora» del relato, debo decir que ha sido un placer leer estas «Palabras incomodamente complejas». No encuentro la palabra para poder expresar lo mucho que me ha gustado, lo bien escrito que está y lo acertado del contenido.
Y… el final… precioso. Dice mucho de la ( tu) felicidad.
Nada.
Que me he quedado sin palabras ( ni incómodas, ni complejas).
Besos muy felices ( y muy de estar a gusto.)
NB : Es una joya que te pido que me regales ( porfáááá) para mi cuento-estudio sobre la felicidad. Para un «copiar y pegar» directo, citando la fuente ; – )
albertodieguez dijo:
Gracias By.
Me alegra que te haya gustado tanto, y el que se queda sin palabras soy yo al ver esta buena acogida tuya a estas incomodidades mías.
¿Cómo no voy a permitirte que lo utilices?. Es un honor formar parte, de alguna manera (la que tú elijas), de tu cuento-estudio.
NA: lo de joya me pareció exagerado, ja, ja, y claro ahora mi ego no cabe en mí… 🙂
Besos provocadores… 😉
Liacice dijo:
¡Mamma mía! La respuesta de Alberto me ha dejado más tonta que tus tontás, Pils. Él sí que ha sabido desenmarañar la madeja de la felicidad y la ha hecho creación no simple respuesta como te dimos algunos. Envidiable. Yo le voy a robar (con su permiso o sin él) el último párrafo enterito, porque me gustaría haberlo escrito yo y porque me ha dado felicidad al ver mis sentires hechos frases tan bellas. Gracias a los dos. A él por escribirlas y a ti por inspirarlas.
Alberto, ahora ¿quién me quita en todo el día el tarareo de «alegría de vivir»? La panda de depres con los que trabajo me van a odiar…. ¡no digo más!
Un beso liadísimo pero lleno de palabras
albertodieguez dijo:
Hola Ceci.
Me alegra que te gustase el texto.
Ya sabes que puedes quedarte con la parte que quieras… 🙂
Da una dosis de alegría a esos depres que te rodean…
Besos, llenos de vida alegre.
María dijo:
Hola Alberto,
Me has dejado con la boca abierta. Así de par en par. Me ha encantado de principio a fin. Y el remate de lo más dulce.
Además de ser una gran verdad. La felicidad son esos momentos tan fugaces que atraparlos implica tener una mirada que los reconoce.
Besos de esos que dicen que ya saben un poquito más sobre la felicidad…
albertodieguez dijo:
Gracias María.
Espero no haberte desencajado la mandíbula, ja, ja.
Ahora en serio, me alegra que te haya gustado, aunque es solo un punto de vista, seguro que hay mucha gente que lo ve de otra manera, hay mil formas de encarar y ver la vida.
Un abrazo, de los de quedarse a gusto… 🙂
Aquileana dijo:
De acuerdo con que en muchos casos hacemos u uso totalmente trivial de las palabras. No sólo de las palabras «incómodas» sino de otras. Por ejemplo: frases como «Que Dios te acompañe»; «al mal tiempo, buena cara»…»Buen provecho». En fin, cito éstas porque me vienen ahora a la memoria, pero hay miles.
Muchos saludos, Aquileana 😉
albertodieguez dijo:
Hola Aquileana.
Es verdad que el uso del lenguaje muchas veces es trivial y como mero formalismo, y es normal, es la manera de ser correctos socialmente aunque no sintamos lo que decimos. Lo malo es cuando esa manera de hablar se lleva a todos los ambitos y nos acostumbramos a esas palabras huecas que de tanto decirlas ya no sabemos que implican mucho más que un convencionalismo.
Un saludo. 🙂
Rotze Mardini dijo:
Excelente post para reflexionar sobre el poder de las palabras.
Me encantó.
Un fuerte abrazo. 🙂
albertodieguez dijo:
Muchas Gracias Rotze.
Un abrazo. 🙂
joaquinsarabia dijo:
No podemos encerrar el pensamiento en las palabras, porque los sentimientos transcienden el lenguaje, pero qué felices nos puede hacer el poder hablar y sentir que unos ojos amables nos escuchan y aman.
Bello relato.
Un Abrazo Alberto 🙂 .
albertodieguez dijo:
Hola Joaquín.
Tienes razón que el pensamiento y los sentimientos no se pueden encerrar en las palabras pero sí que la palabra encierra mucho de ello y a veces la dicha no dice verdaderamente lo que queremos expresar, a veces por exceso a veces por defecto…
Cuando has sentido esa mirada, uno se da cuenta que unos ojos que nos miran con amor, nos traen uno de los momentos efímeros más felices que se pueden tener.
Un abrazo! 🙂
Dessjuest dijo:
Y yo respondiendo allí mismo y con lo típico 🙂
Nos hundes, nos hundes.
albertodieguez dijo:
Ja, ja, espero que no del todo… 🙂
Un abrazo.
Lehahiah0909 dijo:
Bueno yo diría «Palabras comodamente perfectas», encajadas de tal forma que nos has trasnmitido muchas de las sensaciones que creo que a muchos nos inundan….la felicidad tan idealizada y por tanto tan inalcanzable…asi que mejor nos quedamos con esos minutos donde nos sentimos llenos de aire y de bienestar…..esa debe de ser la felicidad, así …sin más…
Precioso en todo su conjunto pero el final fue como un azucarillo en la boca…
Besos con alas para ti…
albertodieguez dijo:
Gracias Lehahiah.
Es verdad que es mejor bajar de grado las expectativas e idealizar menos ciertas cosas para poder disfrutarlas muchísimo más.
NA: Espero que ese azucarillo no haya empalagado demasiado. 🙂
Besos viajeros para ti!!!
Mi Álter Ego dijo:
Yo creo que la felicidad es una decisión. Si a mí me preguntan si soy feliz, siempre digo que sí. Porque me lo creo. Tal vez soy muy naif pero me siento tan bien viviendo así… Un besote.
albertodieguez dijo:
Me alegra tu determinación, 🙂
Si me preguntas por mi vida, nunca diré que soy infeliz, que no es lo mismo pero es casi igual 🙂
Besos!!
Dolega dijo:
Un muy hermosa manera de decir algo muy complejo. No con palabra incómodas, sino con acertadas reflexiones.
Me parece muy luminoso.
Besazo
albertodieguez dijo:
Gracias Dolega. 🙂
Besos!
Borgeano dijo:
«La vida son las pequeñas cosas que nos suceden mientras estamos ocupados en las grandes cosas» (Lennon dixit) Y creo que nunca mejor aplicadas esas palabras. Buen texto Alberto, ese bucear y revisitar para volver al punto de partida y saber que lo importante está ahí es casi «nirvánico» (con perdón del neologismo)
Fuerte Abrazo.
albertodieguez dijo:
Gracias Borgeano.
Para algunos es dificil encontrar completamente el gusto a la vida… no se conforman con lo cotidiano, con lo que está ahí.
Un abrazo.
Borgeano dijo:
Debo reconocer que a mí me tomó mucho tiempo aprenderlo. A veces los padres enseñan (los nuestros o nosotros mismos a nuestros hijos) bajo un exceso de responsabilidad, lo cual no es bueno tampoco. Entonces uno debe desandar primero el camino mal aprendido y comenzar a transitar el correcto.
Un abrazo.
albertodieguez dijo:
Cuando se está en el lado de los que no ven gran sentido a la vida es dificil pasarse al otro lado… pero poco a poco se puede lograr.
Un abrazo.
inspiracion1971 dijo:
Al empezar a leer, cuando he leido las palabras y sus significados, lo he tenido claro. Es dificil encerrar sensaciones y sentimientos en las palabras. Porque a veces el amor es una sonrisa, la felicidad, es una sonrisa, el mundo, es una sonrisa. Me ha encantado el post.
Besos inspirados 🙂
albertodieguez dijo:
Gracias Inspi.
Besos sonrientes!! 🙂
Yeste Lima dijo:
Un texto realmente precioso, Alberto, de los que te invitan a la reflexion, a hacer lo mismo que tú, a preguntarte una vez y otra, qué representa para cada uno de nosotros esa palabra que a veces vemos tan lejana…Felicidad.
En las más de las veces, para muchos, es simplemente eso que tú describes tan bien al final del texto, la sonrisa, la mirada, la compañía, el apoyo de la persona amada… pero no hay que olvidar, que el estado de felicidad es muy diferente para cada uno, porque cada uno es feliz con cosas diferentes y nos sentimos a gusto de muy distinta manera.
La felicidad es como el sentir, según sepamos ver el color de la vida, sentiremos, y según lo que sintamos, seremos felices.
Besos apretaos.
albertodieguez dijo:
Gracias Yeste.
Disculpa la tardanza en contestar, me entró como Spam tu comentario…
Totalmente de acuerdo contigo en que la felicidad es muy subjetiva, y cada uno la vive y la encuentra o no la encuentra, dependiendo de si mismo, de su mirada y su percepción.
Besos. 🙂
Chelo Puente dijo:
Qué bien hizo el protagonista de tu relato al tomarse su tiempo para responder a una pregunta que se las trae. Otro se hubiera lanzado «a tumba abierta» y hubiera sucumbido, sin duda 🙂
El final es perfecto para cerrar el círculo porque no hay momentos más felices que aquellos que están recubiertos de sencillez.
Como siempre ¡me ha encantado!.
Besos atardecidos.
albertodieguez dijo:
Muchas Gracias Chelo.
Besos de viernes, de los de muchas ganas de fin de semana…
Chelo Puente dijo:
Buen fin de semana.
Ericka V. Kurskova dijo:
Sin duda cada quien define la felicidad como mejor pudiere parecedle, y creo todas las definiciones válidas serían.
Concuerdo con vos en vuestras últimas oraciones, pues también hoy sé que parte de «ésa felicidad» es sentir su mano junto a la mía.
Me gustó la entrada, en realidad me gustó.
Beso grande Alberto.
albertodieguez dijo:
Gracias Ericka.
Es verdad que cada uno arma su propio argumento para sentir la felicidad…
Me alegra que te haya gustado.
Besos.
La bruja de Portobello dijo:
http://elsitiodemirecreorecuperado.wordpress.com/2014/03/16/the-versatile-blogger-award/
HOLA, TE DEJO MI NOMINACION.
UN SALUDO.
albertodieguez dijo:
Gracias!! 🙂
Besos.
ruthcampos dijo:
Sigue usando y gastando palabras.
albertodieguez dijo:
Gracias!!