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Archivos de etiqueta: Verano fatal

Perdido

08 Miércoles May 2019

Posted by albertodieguez in Música, Reflexiones

≈ 6 comentarios

Etiquetas

abandonado, animal, caza, Christina Rosenvinge, daño, decepción, encuentro, herida, herido, Música, Me he perdido, Nacho Vegas, Soledad, Solo, Verano fatal

– No te fíes de un animal herido – me dijiste cuando nos encontramos por el camino. Te vi como presa fácil, yo iba de caza y tú venías dañada. Resultó que me quisiste arañar nada más contactar y tuve que dar un paso atrás. Lo intenté por otro sitio, me acerqué con sigilo queriendo descubrir qué te sucedió en este periplo. Venías de un infierno, y se te notaba en todos los huesos, tu tez pálida me decía que habías perdido las ganas de vida, tus ojeras denotaban las lágrimas derramadas en estos días que no fueron los felices que te prometían. No me querías dar detalles, a quién iba a importarle tu vida dolorosa con quién dijo que te amaba, y transformó todo en un delirio que te humillaba. Procuré apartarte del parapeto que utilizabas para que no te atacaran, pero fue imposible, no te dejabas, y yo cada vez más me interesaba.

Dejé pasar unos días para olvidar que ahora te conocía, pero cada vez que te pensaba, por la ventana se reflejaba el sol que me recordaba el brillo de tu mirada. Te resististe en un principio, pero tras encontrarnos en otro garito, me diste la oportunidad de llamarte cuando por insistencia te decía; “desde que te he conocido me he perdido”. Tú sonreíste pensando que mentía, como tantos hombres, pero yo sin quererlo te decía lo que no quería decir. Me tenías hipnotizado, con tu tristeza que se rompía con la sonrisa desencantada, pensando que otra vez te acorralaban. El pelo en larga melena me hacía perder la cabeza. Seguimos el ritual de palabras, miradas y risas algo amargadas. Luego sin poder evitarlo, se me fueron mis manos en busca de tus manos y tú las apartaste, no fuese a hacerte daño. Yo pedí perdón, por querer acariciar tus heridas. Tú me dijiste que aún no estabas preparada, que te lo habías prohibido, que diese media vuelta y saliese al camino en busca de otra presa, que tú herida no eras un animal de fiar. Pero yo ya estaba perdido, y lo único que pude decirte es que me matases en tu defensa si ya no te era necesario, pero que no podía dejar de intentarlo. Te levantaste y te fuiste de mi lado, diciendo; “Ahí te quedas ya nos veremos”.

No te fiabas del calor que te mostraban mis manos. El invierno es frío y el calor a veces hace daño, cuando no estamos acostumbrados. Recibirlo después de largo tiempo ausente se nos hace doloroso. Sentirlo en la piel que creíamos había quedado insensible. Y cuando venimos acompañados del odio, es complicado cambiarlo por otro sentimiento que no creamos falso. Intentar limpiar los escombros que somos y desnudarnos, no ya de ropa si no de intenciones, para mostrarnos tal cual, y poder desnudar al otro en igualdad de condiciones y que no nos vea como amenaza. Y más tarde, me diste una oportunidad pero diciéndome,  – déjame llevar, si quieres que lo intentemos no es así como debemos –. Y yo me dejé llevar. Cómo lo iba a evitar, si desde hacía tiempo estaba perdido. Aunque me advertiste: No te fíes de un animal herido. No te fíes de un animal herido. No te hice caso, y después de curar tus heridas, hoy estoy aquí, solo y consumido.

 

 

 

.     *Nacho Vegas y Christina Rosenvinge nos cantan su encuentro, inspirador de este texto.

“Me he perdido“

.     **NA: Publicado originalmente el 31 de Julio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

Mal verano

13 Miércoles Feb 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 5 comentarios

Etiquetas

amor, calor, Christina Rosenvinge, desengaño, deseo, Música, Nacho Vegas, reencuentro, Verano, Verano fatal

Te vi al llegar y ya no pude evitar la sensación de que mi elección no iba a ser lo mejor ni lo más normal, el verano caluroso me hizo mal, trastornó sin duda mi identidad, si no, cómo se me fue a ocurrir pensar en ti, soñar despierto que tú bajando por aquella calle serías mi futuro angelical. Y al final como después intuí eres futuro infernal. La piel morena recién estrenada me impactó en la mirada, la piel dorada reflejaba la vitalidad que tu cuerpo destilaba, y cómo no me iba a prendar de esos andares que giraban la vista de todos y todas que se cruzaban en tu caminar. Bajabas por el empedrado que parecía alisarse a tu paso, tu esbeltez se cimbreaba en cada zancada. Segura, y con la sonrisa resplandeciente ibas encandilando a la gente, el vestido sedoso y vaporoso, aumentaba ese aire de anuncio que enmudecía al mundo que no podía apartar la vista en tu transitar. Pero, casualidades de la vida, resultaste ser amiga de mi amiga, ésa que en mi pensamiento inicial sería la que compartiría este verano ideal, que entonces no era fatal. Ella era mi objetivo, hacía tiempo que nuestros gustos eran los mismos y entre esos gustos estaban nuestros físicos. Allí, sentado en la terraza del bar, todo esto se esfumó cuando te vi avanzar hacia nosotros y mi amiga se levantó para recibirte con gran algarabía y alegría de reencuentro esperado en ese lugar en el que habíais quedado y que lo cambió todo. Volvíais a veros después de largo tiempo, cruzasteis piropos y flores, besos y abrazos cargados de recuerdos pasados. Y yo observando como un bobo. Ya fascinado. Pasé la tarde escuchando vuestras aventuras en las que yo no participé, pero en cada una de ellas a tu lado yo me imaginé, con cierta envidia y celo por haberme perdido todas esas correrías y divertimentos que con tan buen recuerdo celebrabais en ese momento. El día era cálido, y tu mirada tras las gafas de sol, me daban más calor, no podía apreciar tus ojos pero intuía que me descifraban tras los cristales. Recibía tus ademanes de cierta coquetería, señales de humo me llegaban con sonrisas de grana, labios coloreados de intenso carmín, que turbaban mi imaginación pensando en besos con fuerte pasión.

Cuando uno está casi al margen de una conversación aunque esté allí presente, y le hagan participe a ratos, tiene la oportunidad de vagar con la mente, por otros lugares que no son los de allí, puedes fantasear e inventar, con lo que rodea, y en ese estado yo me dejé llevar lejos, con el espejismo de estar contigo, en otros sitios en otras playas, en otros caminos, y sin moverme de mi silla estuve esa tarde en una puesta de sol, dándonos besos, caricias y mimos. Me dejé llevar por ese delirio, ya estaba perdido. Tras varios días de preguntarme si lo que sentía por mi amiga era menos fuerte que lo que ahora me embriagaba por la suya, su amiga, que ahora eras ya mía, y era con quién intercambiaba insinuaciones y flirteos, sustituyéndole a ella como centro. Todo parecía tan evidente y rápido, tú sentías lo mismo que yo, un irrefrenable deseo de juntar nuestras manos, nuestros labios y sentir próximos los cuerpos, que el tacto se abriese paso antes que otros sentidos y sentimientos. Días de tonteo infinitos, hasta que una noche se cumplió mi utópico pensamiento de aquella tarde de inesperado encuentro. Mi amiga me miró con cierto resentimiento, todas mis palabras, antes para ella, dejaron de serlo. Aunque sentía que me equivocaba en la elección, no tenía otra opción, me habías obnubilado y todo mi verano planeado con antelación se me resquebrajó con tu llegada. Esa noche, me sentía eufórico pensando en lo afortunado que era, pero poco duró aquella felicidad. Enseguida me di cuenta que no todo sería genial, que yo estaba enamorado, pero para ti iba a ser solo un rollo de verano. En cuanto pasaron varios días, tu interés por mi quedó en la orilla y ya me veías con desinterés, quizás te atrajo quitarle el pretendiente a tu amiga, por lo que contabais cuando más niñas, competíais con ese fin, pero era tarde para mí, el verano se había chafado, y lejos de ser lo esperado, se convirtió en desengaño para el corazón. Y no poder estar a tu lado compartiendo no solo el espacio, me mataba y cada noche me hundía en el alcohol, enmascarando mi dolor, y si algo podía ir peor, sucedió, descubrí a mi amiga ligando por ahí. Pero qué esperaba, ¿que estuviese preparada para recogerme y perdonarme lo ruin que fui? Y el verano ha tocado a su fin y aún estoy aquí, destrozado y recordando el peor verano que viví. Vengo de un verano fatal, me enamoré nada más empezar y terminó con funesto final.

 

 

 

.     *Esto es lo que nos puede suceder en verano a cualquiera, cambiar lo que tenemos por una novedad que nos ciega. Christina Rosenvinge y Nacho Vegas ponen música a mi mal verano, con su verano fatal.

“Verano fatal“

.     **NA: Publicado originalmente el 3 de Julio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad

 

No lloro

28 Jueves Jun 2012

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

≈ 2 comentarios

Etiquetas

alma, ausencia, Christina Rosenvinge, Frío, llanto, Música, Nacho Vegas, No lloro por ti, Verano fatal

Hoy ,

quiero que brote

lo que el alma pide,

llanto.

Lejano, por sentir tu lejanía.

Cercano, por la ausencia de tu cercanía.

Escalofrío.

Frío, piel erizada,

lágrimas que no surgen,

pero rompen mi alma.

Tanto por lo que llorar,

pero en él, tú ya no estás.

 

*Christina Rosenvinge y Nacho Vegas, nos recuerdan algunas sensibilidades por las que llorar, pero en la que no tiene cabida el amante que nos hizo daño, como en el poema.

“No lloro por ti”

La vida está llena de afectos y desafectos.

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