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Archivos de etiqueta: temor

Confuso llanto

26 Martes Ene 2021

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 55 comentarios

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En estos días, enfermedad, Frío, Gris, hijo, invierno, llanto, lluvia, Música, miedo, Mujeres, Nacimiento, Rostro, Silvio Rodríguez, sol, temor

Se me agolpan las palabras, las emociones, las imágenes. Las intento digerir y ordenar y no puedo. Se me agolpan estos días, estas angustias y miedos, temerosos días de pérdida del recién llegado. Horas amargas de espera y duda y deseos de mejora y sanación, aun no sabiendo si hay enfermedad o mal irreversible o acaso reversible, o sin saber ni siquiera si habrá dolencia tras la complicación. Indefenso él. Tememos, aunque nos digamos que no hemos de temer. Nos preguntamos si ese rostro que ya vimos lo volveremos a ver o cesará antes de haber iniciado su periplo, si ese rostro que antes no era y que hoy es por haberlo visto, y que se ha quedado en la retina, fijo y nítido, seguirá iluminándonos como hoy me lo parece, en este día de invierno gris y lluvioso. Ya no sale el sol, sólo su rostro. Días de aguacero que acompañan esta grisura que se empecina en ahogar la alegría esperada por la llegada del hijo. El cielo se abate sobre la ciudad envolviéndola con nubes oscuras, frías y húmedas, ensombreciendo las calles, haciendo parecer que la noche se aproxima fuera de hora. Como si alguien fuese cerrando los postigos, tal cual antes se hacía, para ahuyentar la felicidad y traer el duelo, enlutando la casa que ahora y como nunca necesita su rostro para ser alumbrada. Quedando todo bajo una atmósfera húmeda que cala los huesos. Días de lágrimas asaltantes en el precipicio del parpado, de lágrimas contenidas y amarradas y sustraídas de su inminente camino para mostrar la fortaleza que no se tiene, la entereza que se desmorona en la soledad de cualquier esquina o ventanal por el que mirar y asomarse  para respirar profundamente e intentar distraerse con el perfil de la ciudad, para no pensar. Intentando sostenerme para sostener al otro, que más frágil se muestra sin saber de la fragilidad del compañero amado. Lloramos a escondidas, hasta que no hay manera de ocultarlo y ocultarse. Ella llora por sus rincones, yo lloro por los míos y nos encontramos en la cocina y nos miramos y lloramos juntos, lloramos en la alcoba, en el cuarto de baño, en el dormitorio del recién nacido, que aún no lo ha habitado. Lloramos y no sabemos porque lloramos, solo nos miramos y nos abrazamos y lloramos. Las lágrimas brotan y brotan con desconsuelo y sin sentido. No es dolor, no es júbilo, es solo llanto, agua salada cayendo con mueca amarga pero no de amargura. Sólo llanto. Confuso llanto.

 

.

 

.     *Silvio Rodríguez ilustra con su canción el sentir del texto; en estos días no sale el sol si no su rostro. Aunque su autor la escribiese con otro sentido, esta canción hoy la convierto en un canto en primera persona hacía el hijo.

“En estos días“

Silvio Rodriguez - Mujeres 1978

.     **NA: Publicado originalmente el 23 de Enero de 2014. Hoy recibe una segunda oportunidad.

Viejos tiempos (8ª parte)

06 Sábado Abr 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 8 comentarios

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amigas, ¡Sigue!, deseo, dudas, El canto de la Sirena, estúpido, fantasear, Los Limones, Música, miedo, pareja, Presente, temor, Traición

Miedo. Esa es la palabra, miedo a seguir y miedo a no seguir. Él tiene miedo. Ella algo incómoda por tan largo silencio, se decide a hacer lo que no hace él, habla. La tiene algo desconcertada, al inicio no reparó demasiado en él, luego con su forma de estar se hizo la idea de que era un tipo algo excéntrico, que en el fondo pegaba con su amiga, bastante loca de joven. No era guapo, pero tenía atractivo. Musitó: “a otro bar”.

Él salió de su inopia, algo sorprendido, no creía lo que oía, sus sueños de hace un minuto se convertían en realidad, no esperaba que ella le insinuase largarse de allí, tal deslealtad con su amiga no entraba dentro de su imaginación, al menos que se concretase tan pronto.

¿Cómo? – Le contesta-.

Ella le sonríe, y le dice que era la pregunta de antes, cuando él les contesto de manera tan singular. Que la pregunta era, “que si cambiaban de bar”.

Él volvió a la realidad con la aclaración de ella, qué estúpido se sentía. Siempre fantaseando, siempre esperando que sin mover un dedo todo se le volviese propicio, sin arriesgar se mutase la suerte en su favor, que los cantos de sirena le condujesen y llevasen al puerto deseado y no al equivocado. Cómo se le pudo pasar por la cabeza, ni tan siquiera brevemente, esa idea. Pretender que ocurriese una escena de película.  << Chica conoce a chico, novio de su amiga, y el deseo y amor tórrido surgen de manera imparable y tienen que fugarse en el acto, sin importarles el dolor que van a generar en la otra persona, nexo común de ambos >>.  Estas cosas no pasan en la vida real, o no en la suya, siempre con vida anodina, según él. Inconformista con lo que tiene, nunca satisfecho con lo que hay en su existencia, aunque siempre acomodado a lo que le rodea sin ir a buscar lo que anhela, salvo excepciones, como cuando su sueño era su pareja y lo siguió hasta lograr alcanzarlo. En esos viejos tiempos, en los que su amiga no era compañera de viaje, esos viejos tiempos en los que él no pensaba que hubiese otros tiempos anteriores que un día se presentarían para ser también algo suyo, tiempos de los que recelar y sospechar.

Y vuelve su vista en busca de ella, hacia la puerta de los aseos, ha sido un acto instintivo, no sabe muy bien si esperando su regreso o por el contrario deseando que se alargue y dilate el tiempo, o incluso que se hubiese marchado porque hubiese adivinado su pensamiento y con razón, le dejase y se alejase de su lado para siempre por su felonía. Y le da un escalofrío, pensar en perderla le aterra, y se sorprende de este pensamiento tan contradictorio con el que lleva razonando las últimas horas. Aunque piensa si es razonamiento realmente lo que pasa por su mente, discurrir ordenando las ideas para llegar a una conclusión es razonar, pero él no consigue ordenar las ideas que le vienen y le van, descontroladas, chocando unas con otras, escapándosele del  ordenamiento que les intenta imponer, y claro mucho menos lograr una conclusión, una decisión. ¿La sigue queriendo? el amor no se puede desvanecer así como así, se dice.

Contesta que por él está bien el cambiar de lugar, la sondea. ¿Nos vamos ya?

Le mira intensamente, y le dice que falta ella. Para distender, y que parezca que era broma, él sonríe abiertamente, sabe que no tiene un sonrisa preciosa, pero siempre le dijeron que era bonita, con ella intenta que no parezca que estaba hablando en serio. Sabe del posible error que ha cometido, la cara de ella delata que está pensando si él es “un cara”, tirándole los “tejos” casi en presencia de su amiga. Se arrepiente ipso facto de su comentario poco afortunado. Está perdiendo el dominio de sus actos, dice lo que no debiera como si hubiese tomado una pócima para decir la verdad. Pero, ¿es esa la verdad? ¿No es un desvarío simplemente? La boca de ella entre abierta, con los labios levemente húmedos, se hace tan tentadora, acompañada con esa mirada, insistente, que lo escruta e intimida, pero a la vez le atrae como un imán. Está demente. No sabe a dónde va, no sabe a dónde le lleva este presente.

 

                                                                                             .

 

.     *El protagonista se siente desorientado y confuso, no sabe a dónde va como en la canción de Los Limones.

“El canto de la Sirena“

.     **NA: Publicado originalmente el 20 de Julio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

                                                          …Continúa “Viejos tiempos (9ª parte)“

Viejos tiempos (7ª parte)

05 Viernes Abr 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 9 comentarios

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amigas, amor, cambio, Déjame huir, deseo, dudas, huir, Instintos naturales, La rabia, Música, miedo, pareja, Pasado, Presente, salir, temor

No dice. No habla. El silencio se alarga. Ensimismado en sus pensamientos está ausente. Pensando que es un canalla. Qué le sucede, qué originó este estado en el que lo atávico tomó tal importancia que lo trastocó todo. Lo remoto, lo no conocido hasta ahora se presentó con tal fuerza que lo arrasó todo. Piensa que el deseo de cambio que se le ha formado como pensamiento único en el transcurso de la tarde ha sido debido a algún desajuste neuronal, quiere encontrar un motivo fisiológico antes que admitir un motivo emocional. Él quiere a su pareja, cómo no la va a querer, si fue él quien en los momentos primeros, cuando hubo flaqueza por parte de ella, insistió en apostar por la relación. ¿Entonces qué paso? Qué hubo en este paso de tiempo, qué se fue deslizando en el presente continuo, qué se inoculó en él para que el pensamiento se le emponzoñase. Quizás lo cotidiano, lo rutinario, el día a día, el presente sin alicientes se le apareciese hoy como un espectro fantasmal, no esperado, no invitado por nadie, pero invocado por ellas sin darse cuenta, por ese presente pasado que se hizo ente prodigioso que lo volvió consciente de un existencia plana, sin emoción. Ahora se da cuenta de que como pareja poco a poco han ido cerrando el círculo, cada vez menos amigos, cada vez menos contactos con otros, se auto-convencieron de que no necesitaban de nada ni de nadie, que lo que les gustaba hacer y compartir lo podían hacer ellos solos, sin la compañía de otros, sin necesidad de decir y quedar y explicar. Ella tan independiente de lo social, de los convencionalismos, ella siempre quiso ser libre del entorno, y él, también algo misántropo, vio en ella su alter ego, lo ideal encontrado. Quizás por ello le pareció más inaudito lo contado por ambas durante la reunión, durante el desembarco de los viejos tiempos de ellas que ya también son los suyos. Las vivencias en aquel presente chocan con las del presente compartido hasta hoy con él. Esas locuras contadas no encajan con la sobriedad de ella, es como si se le hubiese aparecido una nueva persona junto a él, alguien desconocido, y tiene que asimilar si lo descubierto y lo topado, quiere que forme parte de su presente activo, porque de su presente sí que ya no lo podrá desterrar, pero sí quizás elegir donde ubicarlo y que pase a un segundo término y que quede al margen, en otra dimensión presente pero paralela, que sea parte de su presente coetáneo pero no del más directo y decisorio, aunque en el fondo nunca dejará de estar y siempre formará parte de las decisiones a tomar.

Quisiera hacer un paréntesis, tomarse el tiempo de probar otros cuerpos, otros rostros, otros labios, otras manos que tocar. Saber de otros pensamientos, de otras ilusiones, de otras frustraciones diferentes a las ya conocidas y asumidas, y participadas. Ver en frente la tentación para una mente nueva, dislocada por los acontecimientos, le hace turbarse. Ella, la amiga, delante se le muestra como una divinidad intocable aún teniéndola tan cerca, se le muestra como los frutos que poder salir a recolectar con una vida nueva, pero el miedo atenaza, ¿y si toma el camino equivocado? Hoy no debería tomar decisiones, hacerlo así, por un impulso, de manera poco sosegada, no es lo más inteligente, dejarse llevar por lo irracional, lo primitivo que surgió en él por un entorno que se le volvió hostil no debe guiar sus actos. Siempre ha sido más calmado a la hora de decidir las directrices con las que pautar su vida. Pero a la vez piensa que quizás, este actuar tan cauto es lo que le ha llevado a esta situación, este estado de agitación interna. Por momentos siente ahogo, siente que el corazón le sube a la garganta, y pasado unos minutos se tranquiliza y supera esas crisis física, pero que agudiza la mental. El temor es lo que le está evitando hacer. No habla, no dice, no hace. Egoístamente piensa en la posibilidad de pedir una tregua, un impás de espera, irse con la alternativa de retorno. Quisiera que le dejase huir, salir, y poder volver si piensa que se ha equivocado, que lo que tenía es mejor que lo nuevo lejos hallado.

 

 

.     *El protagonista quisiera carta blanca para irse, pero con la posibilidad de volver, al igual que la canción de La rabia, en la que pide que le deje marchar pero que siga a su lado por si acaso se siente equivocado.

“Déjame huir“

.     **NA: Publicado originalmente el 18 de Julio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

                                                          …Continúa “Viejos tiempos (8ª parte)“

Por lo que fuimos

26 Viernes Oct 2012

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

≈ 5 comentarios

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amor, búsqueda, desesperante, desquiciante, duda, encuentro, espera, locura, Música, miedo, risa, Solo me has rozado, temor, Tulsa, Ya no somos invencibles

Saldré y te buscaré,

te perseguiré.

Y si no te encuentro,

esperaré.

Desquiciado en la espera,

espera que enloquece,

locura cuerda

por no poder verte,

por no poder sentirte,

por no poder oírte.

Ni siquiera esto.

Poder oír tu risa,

tu grácil gracias,

desquiciante,

desesperante,

por ya no haberlo.

Y si te adivino dónde,

seguiré en la puerta,

parado, a la espera,

con temor de encontrarte

y descubrir que ya no nos queremos.

 

 

 

.     *Tulsa nos recuerda en su canción, que lo habido y destruido, cuando lo reencontramos ya no vuelve a ser como ayer, igual que en el poema, en el que el protagonista teme el encuentro.

“Ya no somos invencibles“

 

Quizás te quiera

04 Viernes May 2012

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

≈ 15 comentarios

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Amaral, amor, ataduras, Confiar en alguien, huida, libertad, Música, Pájaros en la cabeza, temor, vivir

La oscuridad, esa que me atrapa

asusta mis deseos

que huyen despavoridos

sólo con nombrarte

 

Cuando mis ojos te ven

lágrimas les caen

no pueden disfrutar

de lo bello

solo tú, inmensa,

infinita, te apoderas

de todo, el disfraz

de los sentidos cae

y la desnudez nos hace vulnerables

 

Nos acurrucamos

y lloramos, lágrimas de

no saber porqué,

me aterra tu presencia,

que fantasmas despiertas en mí,

quiero salir de ti,

no puedo, maniatado,

sin ninguna cadena sigo a tu lado.

Sigo a ti atado.

 

Quizás te quiera

pero déjame vivir a mi manera.

 

.     *Amaral pide confiar en alguien y vivir a su manera, al igual que el protagonista del poema que ama pero necesita libertad.

“Confiar en alguien“

La vida está llena de afectos y desafectos.

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