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Archivos de etiqueta: preguntas

Una consulta terapéutica

09 Lunes Sep 2019

Posted by albertodieguez in Música, Reflexiones, Relato

≈ 22 comentarios

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agradecimientos, Consulta, Doctora, libros, Películas, preguntas, Premios, Respuestas, Terapia, Test

Sociabiliza. Me decía que sociabilizase. Allí frente a mí, mientras yo echaba otro vistazo a aquel lugar que me parecía algo horroroso. No sabía muy bien qué hacía allí, bueno sí que lo sabía, lo elegí yo, no ese lugar claro, pero el ir a un especialista sí.

Me sonrío, “un especialista”, cómo somos cuando no queremos llamar las cosas por su nombre, buscamos la generalidad para no ser precisos, para envolver entre mucho lo poco, que dicho de frente y aislado puede sonar más fuerte y duro.

En la sala de espera estuve a punto de marcharme, el retraso que llevaba con los pacientes  hizo que me diese tiempo a pensar y repensar en salir de allí. Intentaba no hacerlo, no darle vueltas al asunto, mirando a la gente, mirando las paredes, los posters contra el tabaquismo, los que ruegan silencio y las pancartas en tela de sábana en favor de la sanidad pública. Y casi cuando estaba vencido, llegó mi turno, sonó mi nombre desde el umbral de la consulta.

Me hizo pasar y sentarme, tomó asiento ella  y volvió a repetir mi nombre, como para asegurarse de que sí era yo, y que yo era consciente de que lo era y no otro, y yo asentí, a la vez que pronuncié un “sí” casi inaudible.

Luego, silencio. Ella se puso a mirar la pantalla del ordenador y a teclear algo, obviando mi presencia. Yo muy quieto, no sabía qué hacer. Miré un poco alrededor sin mucho aspaviento, ni movimiento, no quería importunarla, ni parecer nervioso ni impaciente ni ansioso por acabar antes de empezar.

El lugar era algo tétrico a mí parecer. Una sala cuadrada bastante desnuda, algo fría a la vista, con una mesa, su silla, dos sillas para pacientes, una camilla, un biombo, un mueblecito que dejaba ver en su interior algunos enseres médicos; guantes, vendas, y otras cosas que no sabría decir que eran. Las paredes desnudas, sin casi decoración, solo un dibujo de niño pegado en la pared tras la doctora, supongo del hijo, o sobrino, eso nunca se puede saber sin preguntar, incluso pudiera ser de un paciente. En la pared contigua un poster de “Turismo de Asturias”, y el resto de paredes vacías y toda la consulta pintada de verde clarito, nunca me gustó ese tono, aunque dicen que es el que más tranquiliza y relaja, o por lo menos alguna vez oí eso, y por eso pintan los institutos y colegios con ese color. Todas mis clases las recuerdo así pintadas. Quizás aquí sea ese el fin, relajar y tranquilizar al que llega, es una consulta para los que vienen con nervio y cierto desvarío o zozobra al menos.

Como el silencio se alargaba y empezaba a ser incómodo, sin mirarme, dijo que enseguida me atendía, y seguía tecleando, quizás estaba metiendo mis datos, o terminando algún comentario en el informe del paciente anterior.

Al fin termina, y comienzan sus primeras preguntas, y mis respuestas. Me mira intensamente, cosa que me inquieta, tiene una mirada y una forma de estar rara, pero bueno, entiendo que trata con gente “rara” y puede que ello se le contagie en su comportamiento, como una forma de mimetizarse y que el otro la vea como un igual. De vez en cuando escribe en el ordenador, no muy veloz, no tiene gran rapidez con el teclado. Tras esta batería de preguntas muy previsibles, dice que en principio habrá cinco sesiones, es el protocolo que siguen, que hoy la sesión será solo de contacto inicial y que en la siguiente sí que entraremos más en profundidad en busca de encontrar juntos la solución a mi estado anímico. Me sonrío, al oír anímico en vez de mental. Mental sonaría a enfermo, a locura o enajenación o distorsión en el discernimiento, pero el ánimo es algo menos mal visto, es una palabra con mejor prensa. Vuelve con otra batería de preguntas y tras mis respuestas, me dice que debo sociabilizar, que este desequilibrio emocional que ella empieza a ver puede venir debido esa carencia, que solo contactar con la gente desde un blog no es bueno, pero que no quiere adelantarse a dar un diagnóstico apresurado, que me hará un test para completar y preparar la siguiente sesión. Mientras, yo sigo escrutando el lugar.

Me da unos papeles con unas preguntas, me dice que es el test, y me presta un bolígrafo. No creo que ayude en nada contestarlo, pero no voy a ponerle problemas, lo relleno y veremos qué me dice luego.

Buff, al primer vistazo veo que son un montón de preguntas. Me llevará un rato largo.

TEST.

1-      ¿Cuántas preguntas inteligentes puedes contestar?

Qué tipo de pregunta es esta, qué significa pregunta inteligente, no sé qué podré poner aquí.

–          Espero no ser demasiado tonto y poder contestar alguna.

2-      Una duda.

Si tuviese solo una o tuviese las cosas claras no estaría aquí en la consulta.

–          Soy una duda andante.

3-      Una certeza.

Joder!!, entendí una cerveza, ya pensaba que vaya tipo de test raro es este, de psiquiatra están ellos, ja, ja. Pues mira, eso sí me tomaba yo ahora rellenado esto, una buena cervecita.

–          La muerte, eso siempre es verdad, antes o después se llegará.

No le voy a poner que a veces pienso que mejor que pronto que tarde, no vaya a ser que se lo tome a mal y al pie de la letra y piense en encerrarme.

4-      Un color.

Esta es fácil, no hay tantos, aunque siempre estoy dudando, y me va por épocas, bueno pongo varios, no soy muy original en los gustos, con lo que por ahí no pilla, en rarezas a estudiar.

–          Azul, rojo, verde.

5-      Un deseo.

Esta está clarísima.

–          Tener mucha pasta, quiero decir dinero.

6-      Una virtud.

Puf, esta creo que la dejo en blanco, ya empieza lo que me temía, la doctora me va a tomar por tonto, la mitad del cuestionario con “no sabe”, si es que, ¿quién me hizo venir a mí?

–          No sé. Creo que ninguna.

7-      Una frase.

Mal vamos!!

–          No sé. No suelo memorizar frases, ni las mías.

8-      Un sueño.

Este ya le he dicho, pero supongo que no penalizaran repetir respuesta.

–          Que me toque una Lotería Primitiva de esas millonarias, es decir tener mucha pasta.

9-      Un defecto.

Esta es fácil de contestar, lo imposible sería poner todos.

–          Supongo que muchos, no me los voy contabilizando.

10-   Como este cuestionario va dirigido a personas que escriben ¿qué significado tiene para ti una hoja en blanco?

Coño, y como sabía que escribía, ah! Joder, si se lo he dicho antes. Pero entonces tiene diferentes tipos de test, que curioso.

–          No tiene ningún significado, está en blanco, no hay nada.

Supongo que esto iría por el rollo ese de los escritores y el miedo al bloqueo en la hoja en blanco. A mí me ha recordado la obra de teatro “Arte”.

11-   ¿Escribes por necesidad o por afición?

Otra pregunta rara, qué quiere decir por necesidad, ¿Que es un trabajo, y necesitas escribir para vivir? Me lo tomaré así para contestar, pero también podría tomarse como que si no escribo, mi vida no tiene sentido, que necesito expresarme y exorcizarme con la escritura.

–          Afición.

12-   ¿Pones música en el espacio?

Sí en el “espacio sideral”, ja, ja. Bueno, me centro que se me va la cabeza y la doctora ya me ha mirado un par de veces, debo ser que voy lento.

–          Sí, para completar lo que escribo, va relacionado siempre con lo escrito, es otra manera de dar el mismo mensaje del texto, pero en bonito.

13-   ¿Eres una persona sentimental?

–          No lo sé seguro, soy un poco “raspa”, pero creo que en el fondo sí, algo ñoño debo de ser.

14-   ¿Si quisieras tener un único sentimiento cual elegirías?

Ya estamos con las elecciones, si dudo de todo, cómo voy a elegir entre tanto.

–          No quiero tener solo uno.

15-   Una frase.

Esto debe ser una trampa, yo creo que ya me preguntaron por ello; voy a releer, je, je ahí está. Sí, seguro que es trampa para ver si contesto diferente.

–          No suelo memorizar frases, ni se me quedan, debo tener memoria de pez para eso.

16-   Una pregunta.

Debe ser que si yo tengo alguna pregunta, pero si no tengo el interlocutor, no sé qué preguntar.

–           No tengo pregunta.

17-   ¿Si desearas algo que pedirías?

El test de la doctora es un poco repetitivo, deben ser preguntas de control para ver si eres bipolar o algo así, ya van tres preguntas sobre lo mismo, (Un deseo-un sueño-pedir un deseo)

–          Ya lo dije, mucho dinero.

18-   ¿Cuando escribes que sientes?

La verdad es que es difícil, tendré que analizarme la próxima vez que escriba, pero creo que si escribo no siento, y viceversa, me tengo que centrar en una de las cosas, con lo que creo que no siento nada en especial.

–          Si seré capaz de escribir y expresar bien lo que tengo en la cabeza todas ahí amontonadas y sin orden.

19-   ¿Creyente?

Supongo que esto va por el tema Teológico.

–          No.

20-   De no ser creyente, ¿en qué crees?

Seguro que voy a quedar fatal a partir de ahora si vamos por este camino.

–          En nada.

21-   ¿Qué esperas de la vida?

Lo dicho, fatal.

–          Nada.

22-   ¿Qué significado tiene para ti el amor?

Empezamos con las preguntas sin respuestas, vaya!!, y voy de mal en peor.

–          No lo sé, yo me lo suelo preguntar. Supongo que un sentimiento de bondad, de querer compartir, de desear lo mejor para los demás.

23-   ¿Cómo te consideras como persona?

Esta casi sobra diría yo, no creo que nadie diga que se considera un “cabrón”

–          En general buena persona.

24-   Tienes un espacio, o un blog ¿por qué?

Esta  no sé a qué viene, si lo sabe, que estoy en la consulta por ello.

–          Sí, para publicar mis historietas y si hay suerte, que alguien lea lo que escribo.

25-   ¿Crees que eres una persona a la que se le reconoce su valía?

Otra de esas complicadas de responder…

–          Quiero creer que sí.

26-   ¿Qué esperas del amor?

Ole, y ole, si no sé lo que es con certeza, cómo voy a esperar algo de ello…, Qué pongo sin parecer un monstruo!

–          Que me ayude a ser feliz o al menos a no ser infeliz.

27-   Y una última pregunta ¿qué le pedirías a la vida?

– Ser feliz (aunque no sé muy bien que es eso de la felicidad) y morir sin dolor.

28- Por último, haz sugerencias de lecturas o música o películas, que te gustaron y recomendarías.

No me gusta recomendar y sugerir, pero puedo poner algunas de las cosas que me gustaron leer cuando era joven y que me dejaron marca,  y algunas músicas y películas también.

–          Libros:

-El camino, M. Delibes; La sombra del ciprés es alargada, M. Delibes; La insoportable levedad del ser, M. Kundera; El lobo estepario, H. Hesse; El Principito, A. Sant-Exupéry; El señor de las moscas, W. Golding; Walden Dos, B.F. Skinner; Fahrenheit 451, R. Bradbury; La casa de los espíritus, I. Allende; El rayo que no cesa, Miguel Hernández; Geografías, Mario Benedetti.

-Nota: Hay otros muchos posteriores, pero estos fueron el origen de todo.

–          Música:

-No soy un gran melómano, y soy malo para recordar. Algo que me acompañó muchas veces y tan presente que no es necesario echar mano de la memoria,  son: “Adagio”, Albinoni; “Canon” Pachelbel; “Las cuatro Estaciones”, Vivaldi; “Preludio para Siesta de un Fauno”, C. Debussy; “Bolero”, M. Ravel. Y muchas cosas de Mozart, Bach, Verdi…

-Música contemporánea: Todo el álbum “Wish you were here” de Pink Floyd. Serrat, Sabina, Silvio Rodríguez, Aute. Luego con los años se unieron otras muchas músicas más.

–          Películas:

-El increíble hombre menguante, El hombre del traje blanco, La vida de Brian, El jovencito Frankestein, Un hombre lobo americano en Londres, Martín H, Un lugar en el mundo, Lugares comunes, y algunas otras.

Quizás con esta parte final, la doctora entienda mejor de donde vienen mis “problemas” y como ayudarme… aunque en el fondo creo que no necesito ninguna ayuda, me parece que a la siguiente sesión no asistiré. Si por lo menos estuviese buena.

 

 

.     *Ketama nos acompaña el relato y ayuda a autoconvencernos de que no estamos algo tarados, como el mismo personaje del texto hace creyendo que no necesita ayuda.

   

        **Aclaración sobre este texto:

No soy dado a seguir los premios que suelen llegarme tipo Liebster y similares, de los de preguntas a las que responder y hacer una cadena y demás. Estoy muy agradecido a quién me los otorga, eso está claro, hace que otra gente venga a leerme, pero me gusta más contar historias que estar contestando peguntas e imaginando que preguntas hacer a más gente (ésta es mi parte huraña). Pero a veces veo que dentro de lo que se propone hay una posibilidad de juego y divertimento con ello,  entonces me lanzo a intentar hacer algo para participar. En este caso Karmel, me propuso como “reto” un test, (las 27 preguntas del relato) y Bebe otorgándome el Liebster hace la sugerencia de seguir la cadena, pero sin preguntas si no que diésemos sugerencias de lectura, música, etc… (Pregunta 28 del relato). Y cuando estoy con el texto ya en la cabeza, Tania también me propone de nuevo para el Liebster, que amablemente le declino.

Acabando, valga esta entrada para agradecer a las tres y a todos los anteriores que antes lo hicieron (disculpadme por no nombraros uno a uno) y a los futuros que puedan venir a premiarme, el pensar en mi blog como algo que pueda interesar.

“No estamos locos“

ketama1

.     **NA: Publicado originalmente el 23 de Septiembre de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad

Viejos tiempos (6ª parte)

04 Jueves Abr 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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40:04, amigas, cambio, desamor, deseo, Diez minutos, dudas, Efecto Mariposa, estupidez, Infidelidad, Música, Odio, palabras, pareja, preguntas, Presente, ridiculo, Ruptura, silencio

No dice lo que querría decir. Está tan nublado su pensamiento que todo lo que era nítido ya no lo es, su odio hacia esas dos mujeres piensa que no tiene sentido. Aquello por lo que su cabeza no deja de fabular e imaginar es algo que no debería preocuparle. Siente cierto mareo, un vértigo que le lleva a fruncir el entrecejo sin darse cuenta de que está siendo observado, de manera un tanto atónita, por las mujeres que están haciendo de estas horas, de las peores que ha tenido nunca. Debería pensar en el presente activo y actual, con aires positivos de enriquecimiento, de aprendizaje de cosas hechas y lugares no habitados hasta el día de hoy por él. Debería plantarle cara a las suspicacias y tomar este presente con afabilidad. No mirar al frente y ver enemigos. Qué estupidez, no hay ninguna guerra, ningún conflicto. Siente que está haciendo el ridículo. Quiere pensar y no piensa, quiere decir y no dice. Qué diablos le pasa. Alza la vista que tenía clavada en el suelo, mira al frente con la mirada perdida, y después mira a las dos amigas. Ve sus caras, su pareja algo seria pero no enfadada como él cree que podría estarlo por su comportamiento raro. La amiga mantiene dibujada una sonrisa en el rostro. Seguramente, cada vez abunda más en su pensamiento el de: “qué tipo más raro es la pareja de su amiga”. Él piensa que menos mal que todo empezó por la tarde y ella vio que estaba sobrio al llegar, si no parecería por su conducta que estaba muy bebido, pero tres cervezas a lo largo de estas horas no son suficientes para argumentar este estado anímico como fruto de una borrachera, salvo que no estuviese acostumbrado a beber. Al fin, respira profundo y balbucea algo rápido, sin mucho sentido si se escucha lentamente, sin mucho convencimiento de convencer a sus dos oyentes, pero logra salir del atolladero con su vehemente verborrea, que eso sí, cuando está locuaz logra con seguridad dar un mensaje eficaz sobre lo que quiere transmitir, y en este caso logra lo que quiere, es decir, lo contrario, no transmitir nada, decir sin decir. Hablar por hablar. Pareciera que está consiguiendo esquivar este momento complicado, ayudado sin duda, porque su pareja decide ir al aseo, y se levanta dirigiéndose hacia fondo del local, lo que hace revivir por un instante el momento de fragilidad que tuvo él frente al espejo del lavabo. Hay silencio, están ahora solos, frente a frente, dos extraños que están compartiendo tarde, ya casi noche. Tantas palabras hubo hace unos segundos y ahora solo mutismo. No saben que decirse, que no suene forzado para romper esta mudez de ambos. Beben para ocupar sus bocas y tener la excusa para tal insonoridad de sus cuerdas vocales. Él la mira, sí que es guapa – piensa – y está morena, con ese color que a él le gusta, no demasiado tostada, esas pieles requemadas por el sol no le gustan nada. Vuelve a sonreírse internamente, que falsedad la suya, está encabronado por el presente llegado del pasado a su vida, el de su pareja, por los celos de lo desconocido y que activa sus defensas contra ello, y a su vez le gusta ver enfrente ese nuevo presente, que es atractivo, bonito, lujurioso incluso. Qué desfachatez la suya, se dice, es capaz de haber estado juzgando lo oído, de ellas, de sus actos, de sus vivencias, de su correrías, y sin embargo el cometería infidelidad con la amiga de su pareja con un suspiro de ella. No sabe si es un flechazo o es simple deseo, la animadversión de hace un rato se esfumó. Quizás esto que ahora le sucede sea lo real, y que lo escuchado le está sirviendo de coartada para una ruptura que él no sabía que deseaba, y que se dio cuenta esta tarde que la burbuja en la que se había metido lo mantenía en un mundo ficticio, en el que estaba a gusto, apartados los dos de lo que les rodeaba, de las tentaciones del presente actual y de las del presente pasado. Y ahora, mirando ese presente pasado hecho presente actual y que desearía fuese presente futuro, duda si lo tenido es lo querido. O este pensamiento es simplemente el fruto de su estado mental de hoy, poco cuerdo. Está hecho un lío. Pero ahora mismo desearía tener más tiempo para estar así, a solas con ella, y poder decir lo que siente.

 

 

.     *El protagonista está sumido en un mar de dudas, y como Efecto Mariposa necesitaría tiempo para poder decir todo lo que lleva ahora dentro, todo el deseo canalla atrapado en este momento, en este silencio.

“Diez minutos“

.     **NA: Publicado originalmente el 17 de Julio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

                                                         …Continúa “Viejos tiempos (7ª parte)“

Viejos tiempos (5ª parte)

03 Miércoles Abr 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 2 comentarios

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amigas, conversación, convidado de piedra, despistado, dudar, Entre dos tierras, evasivas, Héroes del Silencio, Música, pareja, preguntas, Recuerdos, risa, rubor, Senderos de traición, silencio, Timidez, trío, vergüenza

Ellas no entendieron su respuesta, se miraron sorprendidas, y se rieron como si hubiese sido una ocurrencia graciosa que a ellas se les escapaba, y le pidieron que aclarase lo que quería decir. Él rectificó, pidiendo perdón, excusándose de que estaba pensando en otra cosa. Reculó, se acobardó, no se atrevió a descifrarles el sentido de lo dicho, y pidió que le repitiesen la pregunta, diciendo que no la había asimilado, y esbozó una sonrisa para hacer más agradable y simpático el despiste con el que quiso vestir su respuesta insólita. A su pareja no le sorprendió la situación, él era despistado de por sí, ella se lo comentó a su amiga, le contó que esto era habitual, que se despistaba con facilidad, se le olvidaban cosas. Salían a veces a la calle y él tomaba el camino equivocado, puesto que se le había difuminado el objeto y objetivo de su salida. Cuando iban a la compra al mercado, al salir del portal, él se disponía a elegir el camino del supermercado, que era el lugar al que se debían acercar más tarde a comprar el resto de cosas, y ella le conminaba con una risa cómplice, diciéndole “¿pero dónde vas?”. Y él, sonreía, proponiendo cualquier excusa falsa muy evidente, para carcajearse los dos juntos. Entonces ella le decía que le alucinaba su capacidad para extraviar la mente por caminos que ella no adivinaba. Al oír estas palabras de ella, él se removía en su asiento, esto que contaba era real, tan real que era doloroso para él, al sentir como lo narraba, con sonrisa abierta, y feliz de contárselo a su amiga, no intuyendo ella el pensamiento despegado de él en este momento, este presente que ya no era ese presente que ella contaba como presente habitual. Se dio cuenta de que ella no parecía en ese instante querer dejar de ser su presente, o quizás disimulaba muy bien, se sintió por un instante un traicionero hacia ella, hacia la causa común de ambos. Esa traición que vio en las palabras de ella compartidas para con su amiga, esas que a él le habían estado haciendo daño, pareciera que para ella no fueran flechas lanzadas contra él. ¿Será verdad que ella no se haya percatado del daño que estaba haciéndole con su perorata, con su presente pasado, con lo no compartido? Y duda. Duda de que estuviese en lo cierto en su pensamiento, duda de que el ensimismamiento en el que se había encontrado toda la tarde le hubiese llevado a tomar conciencia de una falsa realidad, una realidad que quizás no era como él la veía, y que tamizada por su cerebro, después la decantaba convertida en hiel.

Con la explicación de su pareja a la amiga, puede tomarse un par de minutos para pensarse qué poder decir, ante la nueva pregunta, olvidando sus interrogadoras, la anterior, que de momento no le vuelven a espetar. Ahora le demandan que les diga en qué estaba pensando, que pensamiento podía llevar a una frase como la que había salido por su boca. La amiga de su pareja, encontraba muy divertida la situación, no dejaba de reír abiertamente y su mirada fulguraba. Él evita explicar aquellos pensamientos feroces, de lobos en jauría, acorralando y destrozando lo que tuvieron, con dentelladas a este presente que se le convierte en presente incierto, de pesares por lo que cree haber descubierto. Él insiste en que estaba abstraído por completo, que no tiene importancia lo dicho, que estaba recordando algo de la casa y estaba pensando donde colocarlo. Algo que en el fondo no es mentira. Aunque no es un enser, y a ellas no les dirá que es algo intangible, y que no está en el hogar, si no allí, muy presente. Y que, a lo que se le ha revelado hoy, tiene que buscársele un lugar donde ubicarlo, sobre todo para que no haga rozadura y no se enganchen con ello cuando pasen cerca.

El rubor ha subido a su rostro, siempre le pasa cuando algo le azora, o es pillado en falta, o es sorprendido no ya en falta, pero sí en una acción de la que no esperaba ser descubierto por otros, aunque sea algo sin importancia. Es vergonzoso, aunque actúe con arrojo muchas veces para afrontar esa timidez. Y en este caso, se dice así mismo que necesitará mucho coraje para ser directo y franco. Las miradas de ellas insistentes, coactivas, en espera de respuestas menos peregrinas de las dadas hasta el momento, le ponen nervioso.  El cuerpo le pide mirarles a las dos y preguntarles,  si añoran aquella vida, aquel presente, que hoy se hizo para los tres y del que él se siente convidado de piedra. Se siente como si estuviese en un trío y le hubiese tocado ser sólo observador mientras ellas disfrutan y se deleitan con mil placeres, que a él le duelen más por no poder practicarlos, ni sentirlos, que él no quiere ser un simple voyeur. Desea dar y recibir esa plenitud que ve en ellas, en sus intercambios de palabras, de frases, de risas, de miradas dolorosamente cómplices, de silencios de los que desapareció por completo la incomodidad; Es más, ahora son buscados para acallar comentarios que deben ser silenciados por pulcritud para con los oyentes no implicados en lo presenciado, que en este caso es solo él. Pero le falta la valentía para gritarles: ¡Porqué! Con qué derecho le han mostrado este presente inesperado, cómo encaja todo lo nuevo con lo ya existente en su vida, en su memoria, en sus proyectos. Porqué de repente nos encontramos entre dos tierras.

 

 

.     *El protagonista se siente entre dos tierras; la suya, su presente pasado y la de ellas, su nuevo presente. Ambas se le vuelven movedizas, y al igual que Héroes del Silencio, quisiera gritar. Y si se echa atrás tendrá muchas huellas que borrar.

“Entre dos tierras“

.     **NA: Publicado originalmente el 16 de Julio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

                                                         …Continúa “Viejos tiempos (6ª parte)“

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