• Inicio
  • Autor
  • Credenciales
  • BSD (Banda Sonora Desafectada)
  • The Last Bee (Relato compartido)
    • Una Mascletá marina
    • Flanagan, el Apicarium RX2000 y Wall-And

desafectos

desafectos

Archivos de etiqueta: labios

En el temblor de la tierra

20 Viernes Dic 2019

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

≈ 22 comentarios

Etiquetas

amor, Bebe, Buscar, encontrar, hostilidad, labios, Música, Men Señará, Pafuera telarañas, Paz

.En el temblor de la tierra,

.              en la trinchera varada

.                             en la mujer herida,

.                                           en la cuneta cercada,

.                                                          en la violencia del hombre,

.                                           en la desolación de la nada…

.

.                            te busco y te encuentro

.              en cada jornada

.

.y en ese momento…

 

.             …tus labios hacen poesía de esta hostil cascada.

 

 

 

.     *Quiero cada día volver a tus labios, que hacen desaparecer todo lo cruel del mundo, y a tu lado el tiempo se para y encuentro la paz, y me enseñas que hay daños que enseñan a crecer, como en la canción de Bebe.

“Men señará“

Bebe Pa fuera telarañas

.     ** Publicado originalmente 25 de Febrero de 2015. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

Beso, verdad o atrevimiento

05 Miércoles Dic 2018

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 6 comentarios

Etiquetas

atrevimiento, Besos, Bocas prestadas, caricias, descubrimientos, infancia, juego sexual, juegos, labios, lengua, Marlango, Música, Recuerdos, sexualidad, tacto, Un día extraordinario, verdad

En mi infancia de precoz sexualidad, fueron los primeros juegos de descubrimiento. Juegos sexuales de besos, tactos y verdades reales o medio inventadas, y si no inventadas, encubiertas o falseadas. Allá, arriba de mi calle, cuesta empinada, que como desde almena de un castillo veía el resto de la calle y de mi casa allí abajo a un paso. Bajo la luz de las farolas, amarilla y cálida, en aquella acera de cemento y piedra, pegados a la pared para refugiarnos del frío, en tardes y noches invernales de calles desiertas, que se convertían en cómplices de estos rituales, de diversiones menos infantiles que las acostumbradas por la edad que me tocaba. Yo, el más pequeño de todos, participaba como principiante y descubridor de secretos guardados bajo ropajes. Volvía tarde a casa con la bronca consecuente por parte de la madre, preocupada por la hora de regreso para un infante tan pequeño, más de una vez tuvieron que subir mis hermanos en mi busca, pero quién iba pensar en la vuelta con tales juegos. Primeros besos o morreos que se decían, con lenguas que se enlazaban húmedas, primeros contactos de esa parte que siempre había sido utilizada para otros menesteres menos sexuales y más gastronómicos. Por primera vez se progresaba de los besos, en un inicio en las mejillas ruborizadas, para después avanzar por el rostro y ser más osados, acercándonos a los labios que se convertían en el paradigma del placer, en la tierra prometida, pero que tras sentir ese calor de los labios del otro, que se hacía efímero, ya estábamos pensando en más. Y más vendría después, cuando ya no se hablaba de besos, de unir y juntar los labios, ya era un paso más, era dejar que la lengua pasase al otro lado de nuestros dientes en busca del interior de aquella boca que se nos ofrecía tímida, a veces primero teniendo que rozar con nuestra lengua los otros labios para que nos dejasen pasar, y ese breve roce de la lengua con el labio ya era una maravilla nueva, ya era algo mucho mejor que el paraíso anterior de labios unidos, y luego sentir la viscosidad de otra carne, otra lengua que se enredaba, y era algo rápido, muy veloz, con vergüenza por hacer algo nuevo y prohibido o mal visto, y no realizado antes, y que pocas veces será repetido en un futuro cercano. Y tímidos nos mostrábamos todos y todas, que éramos novatos en estas lides. Y más yo, el benjamín del grupo, que no levantaba dos palmos del suelo.

Después, llegaría el atrevimiento, en el que por primera vez se tocarían unos pechos, unas veces incipientes, pues estaban empezando a salir y crecer y que pronto necesitarían de sujetadores, y otras, ya bien formados de mujer recién estrenada, primero sobre la ropa, después, más lanzados aún, bajo la vestimenta.  Y se palparían los primero vellos púbicos, mucho antes que fuese yo quien lo tuviese. Aquellas caricias de carnes suaves y pezones que se encrespaban al roce, eran delirios pacatos, y en el avanzar de la mano, el dulce tacto de la piel de la tripa tan tersa y aterciopelada, no se olvida.

Dentro del juego, la verdad importaba menos, era la elección menos elegida, solo se buscaba ella cuando entre los participantes, el que podía decidir no quería el trato más sexual con el otro, o por el contrario, cuando deseaba saber del otro algo que les conciliase a otros lugares, a otros momentos y este era ese instante en el que poder cerciorarse si el deseo de uno era compartido por el otro más allá de lo inmediato, como si esta confesión fuera la llave para algo más, lejos de allí, sin los otros. Y todos estos actos eran tan livianos y raudos que realmente casi no nos deleitábamos en ese momento que se nos hacía fugaz, si no después en la casa, con el recuerdo agigantado de lo sucedido y vivido, de las nuevas sensaciones aprendidas y aprehendidas con avidez de la novedad que queremos guardar bajo la almohada para que nunca se nos olviden, primeros recuerdos de aromas de sexualidad y deseo.

Aquellos juegos son recuerdos también de los primero desafectos, doliente afecto por aquellas chicas, algunas con mote, qué duros somos en la infancia con las etiquetas y apelativos. En esa época quedé ya marcado por el desafecto, no era el primero, ese me vino aún más pequeño. Las gemelas fueron mis primeros iconos sexuales, los primeros pechos vistos y tocados con libidinosa lujuria y no como mero tacto furtivo, en ese momento eran todas tan mayores que nunca me engañé a mí mismo, con destinos fingidos, sabiendo que lo de aquellos días eran bocas prestadas. Y ellos y ellas, mayores que yo, me descubrieron estos deleites de la vida demasiado pronto. Y pasó después mucho tiempo para que volviera por esos caminos, pero desde entonces solo queda eso, buscar. “Beso, verdad y atrevimiento”.

 

 

 

.     *Marlango nos prestan sus bocas, para poner música al recuerdo de aquellas bocas que nos fueron prestadas para los primeros besos y descubrimientos sexuales en la infancia.

“Bocas prestadas“

.     **NA: Publicado originalmente el 19 de Junio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

La vida está llena de afectos y desafectos.

Entradas recientes

  • El mito
  • Desorden emocional
  • Confuso llanto
  • Mística lactante, mística maternal
  • Una pregunta incómoda

abandono Adiós afecto Amaral amigas Amistad amor angustia ausencia Aute Bebe Bunbury calor cambio celos Christina Rosenvinge cuadros desafecto Desafectos Desafecto Social desamor deseo Despedida dolor duda dudas Efecto Mariposa encuentro espera Felicidad Frío hijo Hopper Infidelidad libros llanto locura Los Rodríguez Love of lesbian Lágrimas Marlango Melancolía miedo mirada Muerte mujer Mujeres Música Nada noche nostalgia Odio palabras pareja Pasado pensamientos piel placer Poesía Presente Quique González Recuerdos Ruptura Sabina Serrat sexo silencio Silvio Rodríguez Soledad Soñar Supersubmarina tristeza Verano Vetusta Morla vida

Archivos

Categorías

  • Comentarios (2)
  • Frases (7)
  • Música (351)
  • Micropoesía (11)
  • Microrrelato (27)
  • Poesía (114)
  • Reflexiones (47)
  • Relato (211)

Días de afectos y desafectos

febrero 2021
L M X J V S D
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
« Ene    

Introduce tu dirección de correo electrónico para seguir este Blog y recibir las notificaciones de las nuevas publicaciones en tu buzón de correo electrónico.

Únete a 1.303 seguidores más

Desafectados

En instagram

No se encontró ninguna imagen en Instagram.

Follow desafectos on WordPress.com

Meta

  • Registrarse
  • Acceder
  • Feed de entradas
  • Feed de comentarios
  • WordPress.com

Visitas Desafectadas

  • 80.065 hits

Blog de WordPress.com.

Cancelar

 
Cargando comentarios...
Comentario
    ×
    Privacidad & Cookies: este sitio usa cookies. Al continuar usando este sitio, estás de acuerdo con su uso. Para saber más, incluyendo como controlar las cookies, mira aquí: Política de Cookies.