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Archivos de etiqueta: fantasear

La habitación de al lado

18 Domingo Ago 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 14 comentarios

Etiquetas

amor prohibido, Bunbury, deseo, engaño, fantasear, hija, Infiel, Licenciado Cantinas, madre, Música, Mi sueño prohibido, placer, Soñar

Sueño con ella, y no contigo, sueño con hacerle el amor hasta el delirio, sueño y me recreo en las visiones que te predico. Eyaculo mentalmente y luego físicamente lo derramo, largo, muy largo, con gran excitación, y si estoy contigo pienso en la otra habitación. No puedo evitar ver su cuerpo entre mis manos cuando son tus senos los acariciados. Mis dedos no buscan tu sexo y tu clítoris, aunque por ellos los deslice, buscan los de ella en mi cabeza, no deseo darte placer a ti, si no que pienso en lo que ella puede sentir. Te hago pero no lo hago por ti, lo hago en falso, en ilusa emoción, venidera ficción de lo que quisiera fuera. Y cuando los labios juntamos y los ojos cerramos, los abro impaciente buscando la puerta, deseoso de salir por ella. De ir a topar con ella, esté donde esté, en su cuarto, en salón o bendita ilusión, en el baño o en la cocina. En esos casos, mi invención se desborda pensándola ligera de ropa, insinuante y expectante, esperando mi proceder en el encuentro confiado, aguardado por ambos pero no declarado. Y cierro de nuevo los ojos y me entrego a ti, beso fulminante, beso lascivo, lenguas que se enredan y encienden la mecha del ardor entre las piernas, separo ligeramente los párpados y creo ver la puerta entornada y ella mirando y observando resguardada, y entreveo poco nítidamente entre mis pestañas que la puerta sigue cerrada, y mis anhelos se frustran violentamente y lo inhiesto me guía, me lleva a apretarte la nuca mientras el beso se desboca. Las manos se vuelven locas, primorosas te quitan la ropa, con avidez recorren todo tu cuerpo. Tú te desenredas de mí para poder desnudarme, buscas la pica que quisieras que ya estuviese en Flandes, y ves su estado venoso y lo sientes en la palma de la mano y su calor te impresiona, y yo me recreo viéndote con ella, pero no con tu mano si no con el pensamiento de la mano de ella, que blandiese mi sexo con la cautela y el ansia de adolescente, pero con la maestría de la experiencia adulta, que abandonó hace tiempo el pueril comportarse y en el hoy no duda en demostrarse.

Y fulminado por el deseo me desboco, culminando el “polvo” desenfrenado, con violenta embestida, y jadeante ahogo, supurando por el recodo por el que ya se abrió camino con brío en humedad placentera, traída por fogosidad y arrebato. Apasionada quemazón que lleva al estruendo del cabecero contra la pared por el ímpetu desbordado, y la imagen de ella se hace entre mis brazos, y en mi pelvis siento su pelvis fantaseada, más ancha que la tuya que me recibe y enardece en el instante que tapo tu boca para acallar ese gemido largo que te asalta consumando el deleite. Y te cubro y apago el grito para que ella no oiga y no sospeche lo acaecido en el cuarto contiguo al suyo. No quisiera que sintiese la infidelidad que siento yo al hacer contigo lo que con ella quisiera. Derrotados y rendidos,  quedamos vencidos por el cansancio del gozo, mi cuerpo junto a tu cuerpo. A media luz, miro la puerta y suspiro y siento los pasos aproximarse, y oigo que roza levemente la madera como no queriendo molestar, y percibo los toques quedos del golpe de sus nudillos, como no queriendo sobresaltarnos por si estuviésemos dormidos, y oigo la voz que nos llama, suave sin estridencia ni grito, dulce sonido casi susurrante, que nos dice: “hija…, chicos, vamos la cena está lista”.

 

 

 

.     *Como nos canta Bunbury, hay sueños prohibidos con abismos insalvables que muchos no entenderían que quisiéramos saltar.

“Mi sueño prohibido“

bunbury-licenciado-cantinas

.     **NA: Publicado originalmente el 20 de Marzo de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

El primer día de un cambio (2ª parte)

01 Jueves Ago 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 18 comentarios

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Complejidad, Depende, desconocida, desconocidos, deseo, dudas, Duerme conmigo, encuentro, fantasear, hombre, Jarabe de Palo, masturbación, Música, mujer, onanismo, sexo, Soñar, Supermercado

Se sentía un poco perdido, desde hace tiempo buscaba dejar de dar tumbos, un parón, un descanso, y encontrar con quién tomar un respiro, un estar y compartir, pero temía perder su libertad, más que su libertad, su espacio, sentía temor a que alguien invadiese esa ínsula en la que se sentía cómodo y seguro, sobre todo seguro. Aunque quién llegase a tomar posesión fuese invitado y no un invasor no esperado.

Estaba convencido de que ella era más mayor que él, aunque no lo pareciese. Él, pasado los cuarenta, ella seguro que rondando los cincuenta, parecía tan joven como él, pero siempre tuvo intuición para esto de las edades y le daba en la nariz que aparentaba menos edad de la real. Tenía un cuerpo escultural, si bien no tenía pinta de ser carne de gimnasio, más bien la naturaleza jugaba a su favor y seguramente cuidaba su dieta, pero sin llegar a la obsesión de rendirse a ella, puesto que no estaba con ese tipo de delgadez, en verdad tenía cuerpo rotundo. En verano había podido constatarlo, con ropa veraniega y vestidos livianos que se amoldaban a su cuerpo sin ser chabacano el resultado, tenía buen gusto, lucía pero sin ser extravagante, cierta elegancia portaba. Quizás este tipo de cosas es lo que le paralizaba ante ella, desprendía seguridad por los cuatro costados. Él que con los años se había dejado llevar por la espontaneidad y se lanzaba a la conversación y al piropeo apartando la vergüenza de juventud, ante aquella mujer no lo conseguía, él experto en soltar sonrisas cómplices, con ella lo más que había podido hacer en un par de ocasiones era sonreír bobamente, cuando ya el encuentro “fortuito” pero realmente buscado se había llevado a cabo, sin poder soltar la frase que llevaba pensada para ese momento tan deseado. La última vez en el supermercado.

Además era como un imán para sus ojos, cuando andaba despistado por el barrio, sin saber cómo levantaba la vista a tiempo para verla torcer por una calle, o verla cruzar por el paso de cebra junto al semáforo. Ese amado semáforo que hacía que a veces quedasen uno frente al otro en la distancia, él disfrutando como un niño de una visión, que se llevaría a casa para degustarla con tranquilidad y regodeándose en los detalles que pudiese haber memorizado, y ya sin memoria por medio puesto que ya los tendría presente allí, junto a él, se mezclarían con los detalles de su fantasía.

Él, estaba convencido que le gustaba a ella, igual que él la miraba un poco a hurtadillas y como avergonzado, sentía que ella hacía algo similar. Toda la entereza en las relaciones que había ganado en los últimos tiempos se desmoronaba ante ella.

Los días que coincidían en el super, como este último día, como hace menos de una hora, se le aceleraba el corazón y la alegría le ponía una sonrisa tonta de felicidad absurda, que luego se pensaba como un adolescente. No podía evitar seguirla con la mirada cuando ella avanzaba por el lineal, sabe que ella le ha descubierto infraganti más de una vez, pero sigue sin poder evitar quedarse atontado, quieto, tieso, y sin disimular haciendo que compra algo, solo con la mirada perdida por el pasillo en busca de sus andares, y si intuye que se girará es cuando sale de su letargo y da media vuelta esperando no ser cogido en falta.

Se dice que un día tiene que decidirse y hablarle. Quizás si fuese a la frutería donde él suele comprar fuera del supermercado, allí en la espera y con el compadreo que se gasta con el vendedor puede que fuese el lugar idóneo.

Aunque realmente, lo que más soñaba era encontrarla en un lugar de copas, donde la situación se presta más al careo, y envilecido por un par de copas se atreviese a conversar y galantear y seducir y quién sabe si conseguir tentar. Es en esos instantes, en los que imagina que ella accede e incluso toma la delantera y hechiza y fascina aún más de lo ya atrapado y cautivado que está por un ser que le resulta tan angelical pero a la vez tan mundano que solo piensa en cómo podría ser un encuentro carnal entre ambos, en el que ella se dejase hacer e hiciese, en el que primero con deseo descontrolado se besasen fuerte y rudamente para lentamente compartir sus lenguas.  Y ahora piensa en la desnudez de dos cuerpos bien adultos, pero en forma. Se sobreexcita, y la imagina con la rotundidad de siempre pero sin un ápice de tela que cubra su piel, sus senos no muy grandes pero tampoco pequeños, se le ofrecen para ser lamidos y mordisqueados por su boca insaciable, y ella mirándole brevemente a los ojos tras alzarle la cabeza de sus pechos, baja despacio en busca de su verga que toda encarnada está como nunca lo estuvo, con una erección dolorosa. Y no puede evitar con esta imagen en su cabeza, tumbarse en la cama y agarrar su falo, que le parece enorme y lo masturba con movimiento rítmico primero y después con rapidez, y frena ese veloz ímpetu y lo hace más despacio para alargar el momento de placer y es a la vez un intento de control para no eyacular enseguida, pero su mano que sube y baja con su miembro se le muestra como si fuese ella quién le masturbase, y piensa que en ese momento le pediría que lo dejase y lo soltase para poder penetrarla, y él ya no puede aguantar más y casi sin movimiento alguno siente como su esperma se abre camino, y él junta la mano para no manchar todo y solo consigue que la simiente quede en su mano que se cerró sobre el glande, sintiendo cómo ha subido un espasmo desde el escroto avanzando por su pene, que lo ha dejado un tanto jadeante. Y abre los ojos que cerró para tenerla bien presente, y sólo ve su patética imagen encogida y triste, por no ser capaz de decir y hacer para llevar a cabo, y le da miedo que tras el sexo se encuentre como ahora, con ganas de soledad, sólo con el deseo sexual y no de pareja y que ella deje de ser anhelo y se convierta en estorbo y rémora y atadura.

 

 

 

.     *Nuestro hombre se siente perdido como en la canción de Jarabe de Palo, y cree que si ella entra en sus sueños conseguirá guiarse y encontrar el camino, pero en el fondo aunque lo desee, tiene miedo de que ella duerma con él.

“Duerme conmigo“

Jarabe de Palo - depende

.     **NA: Publicado originalmente el 13 de Febrero de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad

                                    .Continúa… El primer día de un cambio (3ª parte)

Viejos tiempos (8ª parte)

06 Sábado Abr 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 8 comentarios

Etiquetas

amigas, ¡Sigue!, deseo, dudas, El canto de la Sirena, estúpido, fantasear, Los Limones, Música, miedo, pareja, Presente, temor, Traición

Miedo. Esa es la palabra, miedo a seguir y miedo a no seguir. Él tiene miedo. Ella algo incómoda por tan largo silencio, se decide a hacer lo que no hace él, habla. La tiene algo desconcertada, al inicio no reparó demasiado en él, luego con su forma de estar se hizo la idea de que era un tipo algo excéntrico, que en el fondo pegaba con su amiga, bastante loca de joven. No era guapo, pero tenía atractivo. Musitó: “a otro bar”.

Él salió de su inopia, algo sorprendido, no creía lo que oía, sus sueños de hace un minuto se convertían en realidad, no esperaba que ella le insinuase largarse de allí, tal deslealtad con su amiga no entraba dentro de su imaginación, al menos que se concretase tan pronto.

¿Cómo? – Le contesta-.

Ella le sonríe, y le dice que era la pregunta de antes, cuando él les contesto de manera tan singular. Que la pregunta era, “que si cambiaban de bar”.

Él volvió a la realidad con la aclaración de ella, qué estúpido se sentía. Siempre fantaseando, siempre esperando que sin mover un dedo todo se le volviese propicio, sin arriesgar se mutase la suerte en su favor, que los cantos de sirena le condujesen y llevasen al puerto deseado y no al equivocado. Cómo se le pudo pasar por la cabeza, ni tan siquiera brevemente, esa idea. Pretender que ocurriese una escena de película.  << Chica conoce a chico, novio de su amiga, y el deseo y amor tórrido surgen de manera imparable y tienen que fugarse en el acto, sin importarles el dolor que van a generar en la otra persona, nexo común de ambos >>.  Estas cosas no pasan en la vida real, o no en la suya, siempre con vida anodina, según él. Inconformista con lo que tiene, nunca satisfecho con lo que hay en su existencia, aunque siempre acomodado a lo que le rodea sin ir a buscar lo que anhela, salvo excepciones, como cuando su sueño era su pareja y lo siguió hasta lograr alcanzarlo. En esos viejos tiempos, en los que su amiga no era compañera de viaje, esos viejos tiempos en los que él no pensaba que hubiese otros tiempos anteriores que un día se presentarían para ser también algo suyo, tiempos de los que recelar y sospechar.

Y vuelve su vista en busca de ella, hacia la puerta de los aseos, ha sido un acto instintivo, no sabe muy bien si esperando su regreso o por el contrario deseando que se alargue y dilate el tiempo, o incluso que se hubiese marchado porque hubiese adivinado su pensamiento y con razón, le dejase y se alejase de su lado para siempre por su felonía. Y le da un escalofrío, pensar en perderla le aterra, y se sorprende de este pensamiento tan contradictorio con el que lleva razonando las últimas horas. Aunque piensa si es razonamiento realmente lo que pasa por su mente, discurrir ordenando las ideas para llegar a una conclusión es razonar, pero él no consigue ordenar las ideas que le vienen y le van, descontroladas, chocando unas con otras, escapándosele del  ordenamiento que les intenta imponer, y claro mucho menos lograr una conclusión, una decisión. ¿La sigue queriendo? el amor no se puede desvanecer así como así, se dice.

Contesta que por él está bien el cambiar de lugar, la sondea. ¿Nos vamos ya?

Le mira intensamente, y le dice que falta ella. Para distender, y que parezca que era broma, él sonríe abiertamente, sabe que no tiene un sonrisa preciosa, pero siempre le dijeron que era bonita, con ella intenta que no parezca que estaba hablando en serio. Sabe del posible error que ha cometido, la cara de ella delata que está pensando si él es “un cara”, tirándole los “tejos” casi en presencia de su amiga. Se arrepiente ipso facto de su comentario poco afortunado. Está perdiendo el dominio de sus actos, dice lo que no debiera como si hubiese tomado una pócima para decir la verdad. Pero, ¿es esa la verdad? ¿No es un desvarío simplemente? La boca de ella entre abierta, con los labios levemente húmedos, se hace tan tentadora, acompañada con esa mirada, insistente, que lo escruta e intimida, pero a la vez le atrae como un imán. Está demente. No sabe a dónde va, no sabe a dónde le lleva este presente.

 

                                                                                             .

 

.     *El protagonista se siente desorientado y confuso, no sabe a dónde va como en la canción de Los Limones.

“El canto de la Sirena“

.     **NA: Publicado originalmente el 20 de Julio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

                                                          …Continúa “Viejos tiempos (9ª parte)“

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