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Archivos de etiqueta: Complejidad

El primer día de un cambio (2ª parte)

01 Jueves Ago 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 18 comentarios

Etiquetas

Complejidad, Depende, desconocida, desconocidos, deseo, dudas, Duerme conmigo, encuentro, fantasear, hombre, Jarabe de Palo, masturbación, Música, mujer, onanismo, sexo, Soñar, Supermercado

Se sentía un poco perdido, desde hace tiempo buscaba dejar de dar tumbos, un parón, un descanso, y encontrar con quién tomar un respiro, un estar y compartir, pero temía perder su libertad, más que su libertad, su espacio, sentía temor a que alguien invadiese esa ínsula en la que se sentía cómodo y seguro, sobre todo seguro. Aunque quién llegase a tomar posesión fuese invitado y no un invasor no esperado.

Estaba convencido de que ella era más mayor que él, aunque no lo pareciese. Él, pasado los cuarenta, ella seguro que rondando los cincuenta, parecía tan joven como él, pero siempre tuvo intuición para esto de las edades y le daba en la nariz que aparentaba menos edad de la real. Tenía un cuerpo escultural, si bien no tenía pinta de ser carne de gimnasio, más bien la naturaleza jugaba a su favor y seguramente cuidaba su dieta, pero sin llegar a la obsesión de rendirse a ella, puesto que no estaba con ese tipo de delgadez, en verdad tenía cuerpo rotundo. En verano había podido constatarlo, con ropa veraniega y vestidos livianos que se amoldaban a su cuerpo sin ser chabacano el resultado, tenía buen gusto, lucía pero sin ser extravagante, cierta elegancia portaba. Quizás este tipo de cosas es lo que le paralizaba ante ella, desprendía seguridad por los cuatro costados. Él que con los años se había dejado llevar por la espontaneidad y se lanzaba a la conversación y al piropeo apartando la vergüenza de juventud, ante aquella mujer no lo conseguía, él experto en soltar sonrisas cómplices, con ella lo más que había podido hacer en un par de ocasiones era sonreír bobamente, cuando ya el encuentro “fortuito” pero realmente buscado se había llevado a cabo, sin poder soltar la frase que llevaba pensada para ese momento tan deseado. La última vez en el supermercado.

Además era como un imán para sus ojos, cuando andaba despistado por el barrio, sin saber cómo levantaba la vista a tiempo para verla torcer por una calle, o verla cruzar por el paso de cebra junto al semáforo. Ese amado semáforo que hacía que a veces quedasen uno frente al otro en la distancia, él disfrutando como un niño de una visión, que se llevaría a casa para degustarla con tranquilidad y regodeándose en los detalles que pudiese haber memorizado, y ya sin memoria por medio puesto que ya los tendría presente allí, junto a él, se mezclarían con los detalles de su fantasía.

Él, estaba convencido que le gustaba a ella, igual que él la miraba un poco a hurtadillas y como avergonzado, sentía que ella hacía algo similar. Toda la entereza en las relaciones que había ganado en los últimos tiempos se desmoronaba ante ella.

Los días que coincidían en el super, como este último día, como hace menos de una hora, se le aceleraba el corazón y la alegría le ponía una sonrisa tonta de felicidad absurda, que luego se pensaba como un adolescente. No podía evitar seguirla con la mirada cuando ella avanzaba por el lineal, sabe que ella le ha descubierto infraganti más de una vez, pero sigue sin poder evitar quedarse atontado, quieto, tieso, y sin disimular haciendo que compra algo, solo con la mirada perdida por el pasillo en busca de sus andares, y si intuye que se girará es cuando sale de su letargo y da media vuelta esperando no ser cogido en falta.

Se dice que un día tiene que decidirse y hablarle. Quizás si fuese a la frutería donde él suele comprar fuera del supermercado, allí en la espera y con el compadreo que se gasta con el vendedor puede que fuese el lugar idóneo.

Aunque realmente, lo que más soñaba era encontrarla en un lugar de copas, donde la situación se presta más al careo, y envilecido por un par de copas se atreviese a conversar y galantear y seducir y quién sabe si conseguir tentar. Es en esos instantes, en los que imagina que ella accede e incluso toma la delantera y hechiza y fascina aún más de lo ya atrapado y cautivado que está por un ser que le resulta tan angelical pero a la vez tan mundano que solo piensa en cómo podría ser un encuentro carnal entre ambos, en el que ella se dejase hacer e hiciese, en el que primero con deseo descontrolado se besasen fuerte y rudamente para lentamente compartir sus lenguas.  Y ahora piensa en la desnudez de dos cuerpos bien adultos, pero en forma. Se sobreexcita, y la imagina con la rotundidad de siempre pero sin un ápice de tela que cubra su piel, sus senos no muy grandes pero tampoco pequeños, se le ofrecen para ser lamidos y mordisqueados por su boca insaciable, y ella mirándole brevemente a los ojos tras alzarle la cabeza de sus pechos, baja despacio en busca de su verga que toda encarnada está como nunca lo estuvo, con una erección dolorosa. Y no puede evitar con esta imagen en su cabeza, tumbarse en la cama y agarrar su falo, que le parece enorme y lo masturba con movimiento rítmico primero y después con rapidez, y frena ese veloz ímpetu y lo hace más despacio para alargar el momento de placer y es a la vez un intento de control para no eyacular enseguida, pero su mano que sube y baja con su miembro se le muestra como si fuese ella quién le masturbase, y piensa que en ese momento le pediría que lo dejase y lo soltase para poder penetrarla, y él ya no puede aguantar más y casi sin movimiento alguno siente como su esperma se abre camino, y él junta la mano para no manchar todo y solo consigue que la simiente quede en su mano que se cerró sobre el glande, sintiendo cómo ha subido un espasmo desde el escroto avanzando por su pene, que lo ha dejado un tanto jadeante. Y abre los ojos que cerró para tenerla bien presente, y sólo ve su patética imagen encogida y triste, por no ser capaz de decir y hacer para llevar a cabo, y le da miedo que tras el sexo se encuentre como ahora, con ganas de soledad, sólo con el deseo sexual y no de pareja y que ella deje de ser anhelo y se convierta en estorbo y rémora y atadura.

 

 

 

.     *Nuestro hombre se siente perdido como en la canción de Jarabe de Palo, y cree que si ella entra en sus sueños conseguirá guiarse y encontrar el camino, pero en el fondo aunque lo desee, tiene miedo de que ella duerma con él.

“Duerme conmigo“

Jarabe de Palo - depende

.     **NA: Publicado originalmente el 13 de Febrero de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad

                                    .Continúa… El primer día de un cambio (3ª parte)

El primer día de un cambio

31 Miércoles Jul 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 18 comentarios

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cambio, candidez, cándida, Complejidad, comprar, deseos, Efecto Mariposa, Empezar, ligar, masturbación, Música, onanismo, Ruptura, Sola, Soledad, Supermercado, timorata

Cándida, ella por eso se tenía, se creía un ser cándido, vulnerable, frágil y lo quería cambiar, quería convertirse en una persona fuerte y menos crédula de los demás, que por experiencia le habían defraudado una y otra vez.

En ese camino de cambio en el que se había dispuesto a embarcar, quería dejar de ser lo que había sido hasta ahora, ¿pero qué había sido? Ni siquiera podía responderse a esa pregunta. Quería cambios en su vida para salir de lo que era hasta ese momento, pero salir de qué, si no sabía ella misma el origen de lo que debía cambiar y mutar, del significado de ese “había sido”. Lo que sí sabía era que había decidido vivir la vida sin miramientos, sin detenerse en los dimes y diretes, ni en las apariencias, ya tenía una edad en la que no debía desaprovechar los placeres del estar aquí y ahora, y se proponía abandonar el ser timorata. Sería una nueva mujer.

Quizás el anhelo de ese cambio, la chispa que le hizo querer salir del letargo, fue él.

Se habían visto por el barrio, miradas furtivas, lejanas, al cruzarse por la calle. En el supemercado se vieron algunas veces y se miraron de soslayo como unos más de los usuarios de aquel mercado. Ella estaba en esa edad de esplendor de madurez de la mujer rondando los 50. Aún guardaba un buen porte, con figura buena y cierta seguridad y altivez de la mujer que se siente guapa, incluso “estupenda”, al menos de cuerpo, y con esté sentir corporal quería cambiar su estado anímico y mental.

Esta última vez se toparon de forma fortuita, despistadamente, y con el choque de carros se sonrieron, y él no pudo evitar girarse para ver otra vez su figura según se iba alejando ella por el pasillo mirando los lineales. Figura de la cual poco podía ver por su vestimenta de invierno, pero el imaginó que veía lo que ya conocía y plantó allí mismo la figura que guardaba en su cabeza del verano, con vestido vaporoso y sensual, que con ligereza caía sobre su cuerpo marcando sus curvas de manera elegante y muy atrayente. Ella por su parte estuvo tentada de darse la vuelta inmediatamente para comprobar si él la miraba, estaba segura que así sería, pero lo evitó, esperando unos segundos para echar ese vistazo aprovechando al girar por el pasillo siguiente.

Echó una sonrisa enorme para sí misma al ver que él estaba aún parado mirando hacia ella, aunque él al verla cambiar de dirección intentó parecer ocupado y distraído en otra cosa. Ese encuentro fugaz fue el inicio de un deseo desaforado, el era atractivo, no era  guapo, tampoco era muy alto, pero lo suficiente para con su delgadez parecer más alto que la media. Ella se quedó pensando frente a la estantería de los cereales, realmente no era un lugar en el que debía detenerse no busca ninguna marca, ella no los consumía, pero necesitaba pararse unos segundos, su mente vagaba de forma distraída, un poco infantil, con el corazón algo acelerado, igual que cuando era jovencita, y un chico le atraía. Pensaba cómo podría hacer para dar el paso a un encuentro sexual con él, estaba bastante acalorada, sentía unas ganas locas de tener sexo. Y fantaseó con que él apareciese de nuevo por el pasillo y se atreviese a lanzarle una propuesta provocativa. Tras unos minutos siguió con la compra, y ya no volvió a verle, ni por los pasillos, ni por el lineal de cajas. Quedó frustrada.

De camino a casa, no podía quitárselo de la cabeza, se sentía algo tonta. Porqué se había quedado prendada de él, quizás estuviese incluso casado y no soltero como ella. Para animarse, se dice que los casados también tontean si tienen oportunidad, igual que se dice que las casadas no, pero ella duda de esto último, todo el mundo hoy en día tontea con el sexo opuesto, y ella, que no lo solía hacer, se había propuesto cambiar en este punto de su vida. Ya en casa no puede por menos que sacar las cosas del carro de la compra rápido y colocarlo todo con premura en el frigorífico y la despensa. Llegó con ganas de sentir sus manos, las de él, y sus dedos deslizándose por su cuerpo, hasta llegar a su sexo, y con urgencia se va al dormitorio y sin tiempo de quitarse la ropa, se tumba en la cama, y metiendo la mano por encima de los pantys, van directos los dedos a su sexo, pensando con que es él quién la acompañó y son los suyos los aviesos, y se muerde el labio inferior, y cierra los ojos y  piensa que la próxima vez lo traerá y dejará que la penetre con su pene que imagina duro y caliente, muy caliente y siente ese calor subiendo por todo su interior, y suspira y jadea y se encoge cuando el orgasmo golpea por dentro y le da un espasmo que recorre todas sus entrañas, y con el corazón bombeando aún potente, abre los ojos y se ve sola en la cama, con su complejidad.

 

 

 

.     *Ella en su complejidad quiere un cambio, tomar las riendas hacia para una nueva vida y alzar la vista sin mirar atrás, como en la canción de Efecto Mariposa.

“Complejidad“

Efecto_Mariposa-Complejidad-Frontal

.     **NA: Publicado originalmente el 6 de Febrero de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad

.                                     .Continúa… El primer día de un cambio (2ª parte)

 

Viejos tiempos

22 Viernes Mar 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 6 comentarios

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amigas, Complejidad, Efecto Mariposa, Hoy no entiendo de nada, Incomodidad, Música, Pasado, Presente, Recuerdos, reencuentro, silencio, Viejos tiempos

Están incómodos, la incomodidad que les produce el silencio, ese silencio que en nuestras vidas queremos evitar, sobre todo con extraños con los que no nos sentimos afines. Los viejos tiempos traen estos silencios que se tintan de cierta comicidad para aliviar esa tensión y ese desasosiego de las voces calladas.

Sentados, rodeados de gente pero al margen de todos, en aquel lugar donde situaron su encuentro, en esta estación de estío, de suaves calores en la que nos hallamos, en la cual siempre estamos con el ánimo abierto y con la urgencia de experiencias nuevas o renovadas, o traídas de antes, de las ya pasadas, pero sin duda, con el deseo de exprimirlas como vida atrapada; ahí están los tres, mirándose con la sonrisa algo forzada.

El reencuentro de viejos amigos trae al presente el pasado de aquellos días que compartieron, un pasado que se agazapa en un rincón pero que siempre está, el pasado nunca deja de ser presente, lo ya sucedido y vivido no queda atrás, si no que forma parte de cada hora, de cada minuto, de cada instante del ahora. Lo recordado, a veces, no se sabe si ha sucedido tal cual lo contamos o ni siquiera si ha ocurrido, pero al contarlo y creer que ha sucedido, ya es como si hubiese sucedido, si es que no sucedió de esa manera.

El presente siempre está modificado por el pasado, que no es pasado, puesto que cuando recordamos ya es presente, y las decisiones de ahora están teñidas por lo que pasó, que ya es actor activo de lo que pasa, pues la conversación, las determinaciones que tomamos están motivadas por lo ya acontecido que es el motor de lo que hoy hacemos, de lo que hoy oficiamos. Después de un momento de miradas esquivas, finalmente comienzan las palabras a hacerse camino, y de repente fluyen raudas, y el verbo hace partícipe a los tres del presente que comparten en este espacio de tiempo que se muestra hoy de tres cuando antes fue de dos. Los actos del pasado que aparecen como una visualización tan real que parece que pasan ahora, y ciertamente son ahora pues la incomodidad de algunas de las imágenes a uno de los partícipes le ponen en guardia, y comienza a utilizar la ironía y la maledicencia en sus respuestas y comentarios, y busca con sus preguntas saber lo que cree que se le oculta. Y los nombres que surgen en la conversación, conocidos para dos y desconocidos para el tercero, crea discordia, y revela que el presente no es del todo compartido porque él no forma parte de escenas que están en la esquina del presente del otro, de la pareja que hoy no es su pareja y es pareja de su amiga por lo compartido. Los celos infundados o con fundamento, pues nunca se sabe en el fondo si lo hay, puesto que no podemos saberlo, no estuvimos allí. Nos tenemos que ceñir a lo que nos cuentan y lo contado a veces no es claro y transparente a nuestro entendimiento, y las sombras nos oscurecen el presente al salir las vivencias de ayer a pasear un rato por la habitación que se comparte. Y en este estado de excitación dolorosa se encuentra, por sentir que lo sentido por ellas no es compartido con él, y se siente apartado, como si le lanzasen fuera del presente, y ya duda si será parte del futuro o quedará para la nostalgia de otro presente en el que no será activo participante.

La incomodidad inicial de ellas ya se diluyó, y desparecida, brota la satisfacción del reencuentro, de vivir este presente tan adornado por muebles del pasado que toman actualidad como elementos renovados, ”vintage” que llaman ahora, y adquieren un cariz nuevo, más atractivo quizás incluso que cuando fueron allí puestos. Y él, cada vez se siente más pequeño, más vulnerable, más fuera del lugar compartido por los tres, y las dudas que nunca tuvo aparecen con fuerza, y la envidia de no haber disfrutado de aquella existencia, lo llena todo y se levanta y se va y quisiera que cuando volviese ella, la amiga de su pareja se hubiese hecho humo, que ese presente no hubiese sido, pero ya es tarde, ahora él tiene un nuevo presente marcado por lo acontecido a otros y del que ahora ya no se podrá desasir, acaba de recibir una herencia de la que no podrá despojarse, y allí en el baño frente al espejo, con toda la pesadumbre que le agota, siente que todo se ha derrumbado, que ahora los nombres y lugares oídos son sus lugares aún no habiéndolos conocido, ni disfrutado, y ahora se siente más vacío, se da cuenta de lo poco que ha vivido, de que no entiende nada de lo sucedido hasta el día de hoy, que la mentira maquilla todo. Todas las vivencias están pérfidamente delimitadas por medias verdades, evidencias que dejan de serlo, transformándose en engaño. Y comenzamos a percibir, quizás equivocadamente, falsedad y disimulo en quien creemos que nos ama y nos quiere, y así pensando en ello, sigue mirándose en el espejo, que le devuelve una imagen que no conoce, aunque la observa con detenimiento y percibe que no se reconoce en esa imagen, pero tampoco en el fondo, en lo que hay tras ese rostro. Se da cuenta de que no se conoce a sí mismo. Y esa vida de certezas que tenía hasta la llegada de la vieja amiga de su pareja se frustró de un plumazo, y se pregunta si quiere volver al encuentro de ambas, pues entiende que todo ha quedado trastocado por esa pretérita presencia, que ya es presencia presente, y que se ha entrometido de tal manera en su vida que ahora no sabe por dónde ir, se ha dado cuenta de que no comparte tantas cosas con quien todo creía que compartía, que ya nada puede ser igual, él no puede fingir que todo da igual.

 

 

.     *Nuestro protagonista en el relato se ha topado con que el presente se le ha trastocado, sin entender muy bien qué ha sucedido. Como Efecto Mariposa que no entiende hoy de nada en su canción.

“Hoy no entiendo de nada“


.     **NA: Publicado originalmente el 9 de Julio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

                                                          …Continúa “Viejos tiempos (2ª parte)“

Quisiera entender

24 Lunes Sep 2018

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

≈ 3 comentarios

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Complejidad, Efecto Mariposa, Es por ti, espera, Música, Ruptura

Quiero entender

que ahora prefieras la soledad

quiero entender

que te quieras alejar

quiero entender

que quieras pensar

pero aunque quiero no puedo

y tengo que aceptar.

Pero que sepas que

te espero, desespero, y espero

por siempre.

 

 

.     *Efecto Mariposa nos dice “adiós, pero no te voy a olvidar”, al igual que el poema, que aceptando lo inevitable no duda en dejar las puertas abiertas para un regreso.

“Es por ti“

.     **NA: Publicado originalmente el 16 de Mayo de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

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