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Archivos de etiqueta: Bisexualidad

Una pregunta incómoda

05 martes Ene 2021

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 15 comentarios

Etiquetas

Amistad, amor, Bisexualidad, cariño, comprensión, Confesión, Depegar, duda, Esposa, Felicidad, Heteroxesualidad, Homosexualidad, Música, Ondina, pareja, ridiculo, Ruptura, sorpresa, vergüenza

El día que ella le preguntó si había tenido alguna experiencia homosexual, él se quedó algo descolocado, sin duda no esperaba esa pregunta, estaban en el coche o tomando algo, no recuerda bien del todo. Quizás el lugar quedó borrado por el impacto de lo ocurrido. Lo que si recuerda es que estaban hablando de la ruptura de ella con su novio después de muchos años emparejados, desde la adolescencia, hacía relativamente poco tiempo que estaban cada uno por su lado, y ella hablaba de la necesidad de estar libre sin ataduras, empezó tan joven su relación que siempre a él estuvo atada. El novio, posesivo y celoso, cometió el desvarío de la infidelidad que provocó la última y definitiva riña. Ella desde largo tiempo lo intuía, o creía saber sin saber de este fraude en la relación, y aquella última vez él no lo pudo o no lo quiso negar.

Esto le sonaba a declaración de intenciones, quizás ella estaba entreabriendo una puerta que creía que se le iba cerrando tan pronto. Parecía decirle que no empujase la puerta, que quería que entrase la luz, y saber que podía salir en cualquier momento. Que casi sentía la necesidad de dejarla de par en par y poner una cortina, de esas de cilindros de plástico que se ponen en algunas casas de los pueblos y que ya aquí en la ciudad están casi olvidadas o solo utilizadas como adorno y decoración de interiores, y así entrar y salir sin problema y que por ella pasase la luz que necesitaba.

Después de la sorpresa por la pregunta, que rápido él negó como defensa u ofensa recibida, como si en ello viese venir una trampa, de la que quisiera salir como un emboscado para evitar la batalla que se cernía por esa cuestión que se le tornó insidiosa y dañina, como si con ella buscase la obtención de ventaja para algo, para algún objetivo que él veía oscuro y sombrío, dudando del motivo de tal interrogación. Reaccionó devolviéndole la misma pregunta. Y su respuesta jamás pensada en un principio, pues su pregunta fue un acto reflejo e instintivo de supervivencia y amparo por la demanda de ella sobre esa posibilidad sexual, y en ningún caso, recapacitada ni elucidada en su seno salvo en ese instante, formulando esa posibilidad por su propia protección. Y quedó boquiabierto ante su sí.

No hacía tanto que se conocían como para estas confesiones, e incluso a veces en toda una vida estos temas ni se airean ni dicen, si no se nombran no son o no lo fueron, y quedan como anécdota en la cabeza del que los guarda, como secreto, y se convence incluso de que no existieron.

Pero ella le decía que sí, que existió ese instante, ese momento, y él un poco atónito, comienza a pensar en cómo sería esa ocasión en la que sucedió, y quiere preguntar si fue gratificante, pero de momento no lo hace, y ella habla que fue no buscado, que tampoco quiere dar muchos detalles, que paso y pasó, que en el despecho y huida por la afrenta del engaño de él, el refugio de la amiga que la acunó y ayudó en ese trance, quizás les llevó a la confusión del amor que se tenían por esa amistad, a otro tipo de amor, llevándolo al terreno sexual de caricia, deseo y placer, y él por fin lo hace, le pregunta si fue gratificante, y ella dice: sí. Pero no le dice quién fue la “partenaire”, le esgrime que eso no tiene importancia, y él, que solo conoce a una de sus amigas, piensa que será ella, y su mente vuela lasciva, se imagina a ambas entre sábanas, entre las mismas sábanas en las que él estuvo. Ella es hermosa, muy hermosa, tirando a delgada aunque con curvas definidas, marcando una buena cintura y unas caderas que se ensanchan lo justo, pechos más bien pequeños, y con un culo fantástico, duro y bien armado, pero su amiga, la que no sabe a ciencia cierta si es la otra parte del “affaire”, es más grandona, si no se cuidase podría derivar en esas persona que cogen peso sin darse cuenta, con pechos grandes y las curvas más acentuadas, hacen de ella una mujer con la que cualquier hombre no dudaría en querer estar. Es más, en ese momento tiene pareja masculina. Su cabeza solo ve ahora esos rostros besándose, con tal dulzura que envidia, y avista sus manos deslizándose por sus cuerpos y sus labios enredados en los senos y deteniéndose en la mama sonrosada de una y más oscura de la otra, imagina. E intuye la mano buscando la vulva que ha explorado una y otra vez, con sus hábiles dedos y con su pene procaz. Pero eso solo es su pensamiento, ella no le dice quién fue la pareja en esa escena que le ha desvelado, tan intima, tan poco habitual de ser relatada y descubierta a los ojos de otros y menos del sexo contrario cuando en ese momento es tu pareja, y más si es reciente.

Y ahora en la distancia, ve absurdo ese apuro ante tal pregunta, esa cortedad ridícula que él tuvo por algo que no hizo pero que igualmente no hubiese reconocido, por pueril vergüenza de ser visto como homosexual, además como si ello pudiese ser la excusa buscada con la pregunta, de no ser lo suficiente macho para hembra como ella. Que ella pudiese ser bisexual no es que le pareciese algo sucio o fuese contra-natura como esgrimen algunas religiones. Es algo que puede darse en cualquier persona, que uno no se ciña al estatus habitual de relaciones afectivas, y llevarlo al entorno sexual, dando rienda al placer de igual manera o de otra manera, tanto con el sexo contrario como con el propio, sin descartar a unos ni otros. Pero no verlo mal, no quiere decir que cuando se sabe de alguien que lo es y lo dice abiertamente, nos genere un recelo por sentirlo como raro y desconocido, y eso le pasó a él, aunque ella enseguida le dio a entender que no fue un giro en su sexualidad, que le seguían gustando los hombres como siempre fue, y que no se sentía bisexual, que no le atraían las mujeres y como muestra es que estaba con él, pero él dudó, dudó de sí esa confesión era para mostrarle el camino de salida de su vida. No entendía muy bien, por su cabeza pasaron imágenes de ellos juntos con la amiga secreta, y eso le agradó, por un instante, luego no tanto pensándose marginado por ellas, quizás la amiga solo desease a la pareja homosexual y no al invitado. Ya en otra ocasión vivió una situación similar, ellas en la cama y él en el sofá. Empezaba a pensar que los fracasos de ellas con los hombres terminaban siempre con amigas en la cama. La ruptura no tuvo nada que ver con esa confesión y sí con el deseo de libertad, esa que hacía poco había descubierto, esa que él ya intuía como necesidad para ella y hacía verse fuera de su vida. Alguna vez se vieron, pasado ya bastante tiempo, y ella le habló de sus conquistas masculinas, durante su labor de viajante. Esas mismas relaciones laborales que estando juntos le daban tantos celos, aunque nunca, se lo declarase.

Cuando con los años pasados, vuelve a su recuerdo, y la visualiza en el presente, se le antoja que estará feliz, y se alegra por ello, siempre fue risueña y vital, y la presiente con pareja, pero ya no puede evitar verla e imaginarla, dichosa en la vida, con Esposa.

.

.

.

.     *Ella quizás no quería ser como dicen que hay que ser, igual que nos cuenta Ondina en su canción.

«Despegar«

ondina - despegar

.     **NA: Publicado originalmente el 08 de Marzo de 2013. Hoy recibe una segunda oportunidad.

Una noche atribulada

23 lunes Oct 2017

Posted by albertodieguez in Música, Relato

≈ 11 comentarios

Etiquetas

alcohol, Bisexualidad, deseo, Fiesta, Frío, Homosexualidad, La marea, Música, noche, resaca, sexo, trío, Un día en el mundo, Vetusta Morla

Foto; David San Cristobal

 

Sólo recuerda con verdadera nitidez aquellas botellas y latas vacías encima de la mesa, quizás es porque fue lo primero que vio al despertarse aterida de frío y dolorida. No recuerda con precisión en que momento todo le empezó a dar vueltas y él comenzó a besarla y acariciarla por todas partes, ella se dejaba hacer permitiendo que la desnudase con fogosidad y avidez. Sigue helada en su casa, no ha conseguido entrar en calor. Intenta recordar que fue lo que la empujó a aceptar su invitación, quizás subir a aquella casa no fue lo más acertado. Cuando despertó estaba tirada en aquel sofá, desnuda. Una fuerte resaca le impedía pensar con claridad. ¿Qué es lo que había hecho? No quedaba nadie allí, salvo ellos tres, desnudos. Ya no había ni rastro de los otros que estuvieron en la fiesta. No conocía a nadie en ella cuando aceptó subir a aquella casa con su amiga que pronto la abandonaría. Se fueron marchando todos poco a poco, y al final se quedaron ella, él  y aquella chica delgada de labios gruesos y bella sonrisa que no se había separado de su lado en toda la noche. Ahora está confusa, y helada. Recuerda los cuerpos enredados, los gruesos labios teñidos de un rojo hipnótico deambulando dulcemente por su piel. Siente algo de dolor en su coño y en su culo. En un frenético desenlace acepto los juguetes que la chica propuso, los utilizó con ella y con él, y dejó que ellos los utilizasen con ella misma. Se dejó hacer analmente con el dildo, con cierto desenfreno y violencia mientras era penetrada por el chico, lo que la llevo a un placer extenuante. Nunca se había planteado usar juguetes y menos si tenía a mano a un chico, y aunque no recuerda todo con claridad, sí que ese momento le aparece fuera de la bruma como muy placentero. Busca rastrear todos los momentos vividos entre los tres pero tiene lagunas, se piensa gilipollas por beber tanto y perder el control. Está confusa, no vivió con total conciencia todo lo que estaba pasando, en cierta forma se siente violada, aunque lo disfrutó y lo consintió todo, no era dueña de todos sus actos ni de todos sus sentidos. Se despertó por el frío del lugar y el estar en completa desnudez. La sordidez que le produce lo ocurrido la tiene descolocada, no quiere pensar que lo que hizo no fue correcto pero por otro lado se piensa sucia y descarriada. Yo no soy así, se dice. Marchó del lugar, con un horrible dolor de cabeza mientras ellos aún dormían, y en cierta forma ahora se arrepiente. No recuerda sus nombres, ni tiene sus teléfonos, eso le da rabia, todo quedará como un sueño, y si quisiese saber más sobre ellos no habría posibilidad, salvo la de presentarse en aquella dirección sin saber si sería bienvenida. Llegarse físicamente a un lugar, y decir; – Hola soy la de la otra noche-, no se atrevería a hacerlo, una llamada sí que quizás la hiciese, la distancia y el parapeto del teléfono le ayudarían a lanzarse al abismo. Aunque se detesta un poco por lo que ha pasado, algo internamente la empuja a desear que se repitiese. Va entrando en calor. No recuerda muy bien los rasgos de él, incluso duda si lo reconocería por la calle, si más los de ella, esa delgadez en contraste con unos senos grandes, puede que algo desproporcionados para ese cuerpo tirando a huesudo, unos labios gruesos de cálidos besos en perfecta armonía con el resto del rostro, era bella, con la piel muy blanca, pelirroja, con el vello púbico sin depilar en exceso, quizás le gusta verse con esa mata rojiza entre sus piernas, a ella le gustó, se asombra que todo lo de ella sea lo que más nítido ve de esas horas pasadas. Nunca tuvo tendencias homosexuales, y esto la confunde más, no le crea rechazo el haber tenido sexo con una chica, incluso ahora rememorándolo se moja los labios al recordar los besos recibidos de esos carnosos labios. El frío le ha abandonado, ahora le urge cómo conseguir volver a verla.

 

 

 

.     *Esa noche fue como una Marea imprevista que lo arrasó todo y le dejó la piel cuarteada como canta Vetusta Morla.

«La marea«

 

.     **NA: Hace ya unos meses, no recuerdo bien en que blog publicaban la foto de las botellas conminando a contar alguna historia inspirada en ella, y rápidamente me surgió el inicio de este texto que apunté y dejé con la intención de una horas después seguir escribiendo, pero sin tiempo para volver a ello ahí se quedó la cosa. Pasadas unas semanas volví sobre la foto y la frase escrita para ampliarlo y cerrar la historia que tenía algo formada en la cabeza y avancé brevemente el texto pero tuve que volver a dejarlo sin terminar. En una tercera incursión por fin tomo la forma definitiva que ciertamente se apartó de esa idea que tenía en la cabeza. Luego he tardado bastante en publicarlo buscando una música que de alguna manera pudiese encajar con el texto, y casi dándome por vencido recupero este tema que ya utilicé con otro texto pero que de manera onírica también creo que sirve para este.

La vida está llena de afectos y desafectos.

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