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Diego Vasallo, La vida te lleva por caminos raros, Liberación, Los abismos cotidianos, lucha, Música, Síndrome de Estocolmo, Secuestro, Zulo
Me temo que vienen a buscarme. No me mires así con esa angustia que me harás llorar, sabíamos que este día podía llegar, que nos podían separar y alejar antes o después, que no entenderán la situación y lo que estamos viviendo y menos aun lo que hemos vivido durante estos meses. Sabíamos que no cejarían hasta dar conmigo. Me he ido preparando para este momento y tú deberías haberlo hecho también. Pero no temas por el futuro, descuida que haré lo posible para explicarles que todo estuvo bien, que tu trato fue inmejorable. Me diste calor cuando tuve frío, me ofreciste los mejores alimentos que podías encontrar, y buena lectura para los ratos de soledad, esos que tanto te preocupaba que me hiciesen desesperar y pensar negativamente. Me consolaste y sosegaste cuando la sombra de la tristeza me ponía los ojos vidriosos allá en los inicios. Ven aquí y abrázame, dame un último abrazo. No te pongas nervioso, siento tu respiración demasiado acelerada, tranquilízate, necesitamos calma. Quizás la separación no sea larga, quizás enseguida podamos volver a estar justos.
No sé cómo será la primera noche sin ti en muchas noches. Me lo he estado preguntando durante la última semana. Tenía la premonición de que esto se podía acabar, que el fin estaba cerca, y por ello me preguntaba cómo pasaré esa primera oscuridad en mi cama sintiendo la soledad envolverme, helándome, como muchas veces aquí, y no te hallarás para echarme una manta por encima y decirme; si necesitas más calor me avisas. Cómo lo afrontaré. Seguro que no podré conciliar el sueño, y tú no estarás para darme conversación, para hablarme del proyecto, de los motivos, de las necesidades de tomar decisiones dolorosas y no siempre fáciles, de que el fin es lo esencial y que no hay otra vía de escape que la tomada para la lucha, las demás nos llevan a una vía muerta.
Intentemos no hacer ruido, pero me temo que no nos servirá de mucho; por los golpes, ya deben de tener certeza de nuestra situación, ya deben de haber dado con los compañeros que están allá afuera, y en breve darán con la entrada. Pronto oiremos el mecanismo accionarse, pronto escucharemos gritos y preguntas y mi nombre, pronto tendré que contestar aun a mi pesar. Y habrá caos y confusión, y amenazas e insultos para ti, y palabras de calma, sosiego y serenidad para mí. Saldremos, y la luz me cegará y el aire fresco entrará en mis pulmones, y quizá sienta ahogo por ser otro aire, más fuerte y puro y limpio que el viciado de este encierro, de estos cuatro metros cuadrados, que siempre recordaré.
. *Diego Vasallo nos lo dice; la vida te lleva por caminos raros. Como a nuestra protagonista que le volcó el sentimiento que no debiera ser afectuoso, y ahora quizás suela visitar el bar del aeropuerto.
“La vida te lleva por caminos raros“
. **NA: Publicado originalmente el 10 de Junio de 2014. Hoy recibe una segunda oportunidad.
Pienso, en una jaula de oro, con la puerta abierta, y .. no querer salir, porque ya no sabes vivir fuera de la jaula.
Excelente 🙂 Besos
Gracias Inspi.
Hay muchas veces que perdemos la cabeza y otras nos engañamos a nosotros mismos, y el zulo lo convertimos en jaula de oro…
Besos,
Uffff que fuerte. Nunca entenderé ese síndrome. Entiendo el acoplamiento por la superviviencia, pero los sentimientos de afecto hacia alguien que te retiene contra tu voluntad y que causa el terror en los que te quieren no lo entiendo.
Besazo
Yo támpoco entiendo ese trastorno, qué mecanismos mentales se pueden poner en marcha para que uno se ponga del lado del captor.
Besos. 🙂
A mí esa situación me recuerda a ese amor tan incondicional de los perros hacia sus amos, ya puedes tratarle a palos que si te vas llora, será un instinto que tengamos ahí escondido en algún gen.
Es uno de esos instintos poco racionales que nos recuerdan cuan animales aun somos…
Un abrazo.
Cada día me gustan más tus relatos. Un besote!!!
Muchísimas gracias!! 🙂
Un beso.
Lo haces por mi bien, sí, el golpe en la cara que me abre el labio, o el moratón en el costado, por el puñetazo que recibí al contestar cuando no debía. Lo haces por el amor que me tienes, para que sea mejor persona, mejor amante, mejor esposa. Me lo merezco: cada moratón, cada arañazo, cada lágrima no son más que el recuerdo de lo que soy, una mujer simple que no vale el amor que me tienes, que no está a la altura de tus deseos ni tus sentimientos ni tus espectativas. Corrígeme, seré buena para tí y te amaré siempre, mas allá incluso de nuestro pequeño Estocolmo.
Hay tantos estocolmos! Tantas maneras de doblegar, de aniquilar una voluntad, la de pensamiento, cuando sólo se recibe un estímulo.
Buenísimo relato. Me ha encantado. Chapó.
Besos!!
Tienes toda la razón, hay miles de Estocolmos diarios a nuestro alrededor que no vemos, a veces en la puerta de al lado de casa, a veces en nuestra propia casa y no somos conscientes.
Me alegra que te gustase. 🙂
Besos, Li.
Desde que aprendí a no juzgar (al principio requiere paciencia y voluntad; se hace necesario un acto consciente. Luego, con el paso del tiempo se vuelve habitual y natural) entiendo, hasta cierto punto, que existan cosas que no logro comprender (“aprehender” tal vez sería el término correcto) en su totalidad. Éste es uno de ellos.
El relato, como siempre, impecable. Original y preciso. Me gustaría conocer el punto del vista del captor (otro enigma casi similar al primero).
Por último, y ya casi exagerando el ejemplo, podría decir que he conocido amistades y hasta matrimonios que parecen sufrir de este síndrome.
Un abrazo.
Es complicado entender este tipo de reacciones.
Como decía Li, y yo lo asumía, hay tantos Estocolmos, que entiendo perfectamente tu exageración final de amistades y matrimonios, que quizá no sea tan descabellada. 🙂
Me alegra que te gustase, quizás tenga que poner voz al “pobre” raptor!!
Un abrazo.
Si quieres usarme de conejillo de indias, puedes hacer que me rapte Scarlett Johansson. Humildemente ofrezco mi libertad en nombre de la literatura.
Un abrazo.
🙂
El cerebro humano tiene conductos que a veces no podemos explicar y éste síndrome es algo como agradecer al torturador el no haberte matado del todo……
Un Abrazo Alberto 😦 .
Cierto Joaquín que este amor o simpatía por la causa de quién te ha quitado la libertad o te ha violentado o te ha usado como moneda de cambio para sus intereses, es algo difícil de entender… pero que no puedo decir taxativamente que yo me encuentre a salvo de caer en ello…
Un abrazo.
Es verdad ninguno estamos libres de caer en ello……..
El amor es incontrolable, a veces irreal, se ama de tantas formas????
Amamos tan equivocadamente… !!
Un saludo, manelax.
Buenos días Alberto:
Un texto que me s muy familiar, que burros somos a veces los humanos
siempre amando a quien no debemos, yo creo que es algo de masoquismo.
Un abrazo
Hola Carmen.
Es verdad que una de las esencias del hombre racional es su irracionalidad.
Buen fin de semana!!
Besos.
Uy, ese Estocolmo que todos llevamos un poco dentro, que con frecuencia nos hace preferir lo “malo conocido a lo bueno por conocer” y que, como bien señala Borgeano, se reproduce en muchos matrimonios/ parejas. Pordios, qué texto más demoledor al tiempo que eléctrico.
Abrazo fuerte
Gracias Julia.
Cierto que queramos o no, todos somos un poquito ciudadanos de ese Estocolmo.
Me alegra que te haya gustado.
Besos.
=)