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afecto, Amistad, amor, angustia, aprecio, Arena en los bolsillos, compañera, compañerismo, compañeros, desafecto, desvelo, duda, dudas, En el oscuro abismo en que te meces, Fiesta, frase, Manolo García, Música, miedos, nervios, noche, nota, notas, palabras, Post-it, sentimientos, Trabajo, tristeza
De dadivoso adulador ha pasado a adulado y eso lo tiene descolocado, lo que nunca pensó que le pasaría en su vida, siempre afrontada como mero espectador, sin ánimo de explorar ni pretender nada, en ningún caso como agente activo, más como un elemento vegetativo, quieto, esperando ese final marchito que nos espera a todos dando igual como hayamos pasado la vida. Él se había decantado por un transitar sin sobresaltos, dejando pasar los días, con una existencia anodina y tranquila; buscar y desear, ahora lo atenaza y lo angustia. Como a todos cuando deseamos que algo llegue y nos precipita a la inseguridad e impaciencia y a la duda. Más que nunca la duda se apodera de sus días. Duda de si ha estado equivocándose toda su vida, con esa actitud suya. Duda de si esto es real o se está volviendo algo paranoico. Duda de si ir a esa fiesta. Dudas y más dudas. Siente que se está acobardando; – ¿Y si allí encuentra lo que lleva días deseando encontrar? ¿Qué pasará? ¿Cómo debe actuar? Aunque ahora con estas manos trémulas que sostienen el Post-it duda si realmente quiere que suceda. Mira las palabras escritas en ese cuadradito de papel amarillo, con tinta azul; tinta quizás de alguno de sus dos bolígrafos que tiene encima de la mesa, que no son los que la compañía reparte a los empleados, a él le gusta utilizar los suyos propios. Tiene la tentación de escribir con ellos para comprobar si el color y el grosor del trazo son exactamente iguales, a primera vista sí que se lo parecen. Esto querría decir que a la persona que lo escribió no le importó que alguien, incluso él mismo, le pudiese ver en el acto de escribir y dejar el mensaje. Eso querría decir que no lo hacía a hurtadillas y con el afán de que nadie pudiese saber o averiguar sus intenciones; si no fuese así, hubiese llevado la nota ya escrita para no tardar en dejarla buscando por la mesa, y no encontrando a priori el taco de Post-it puesto que lo guarda en el cajón, y por tanto rebuscando en su intimidad, tardando más y poniendo más aún en peligro esa decisión de moverse en la sombra y la clandestinidad, redactando allí en la misma mesa, el manuscrito a la vista de cualquiera. Quiere pensar que quien le deslizó la nota en su bolsillo y ahora el mensaje pegado en su pantalla del ordenador son la misma persona, de otra forma no ve la manera de poder alcanzar a saber quién era la precursora de su incertidumbre, quien hizo de detonante haciendo estallar delante de sus ojos su planteamiento de subsistencia, y que ha puesto en los últimos días sus convicciones de vida patas arriba, y que lo mantiene en vilo. Quiere pensar que al fin va descubrir a su admiradora o admirador, nunca se puede saber si se despierta ese afán amoroso a los del mismo sexo aunque uno no lo pretenda, pero esto último lo quiere descartar. Si no fuese la misma persona, si no logra acabar con esta situación va a perder la cabeza. Ahora, por este mismo estado de excitación que le hace temblar, se arrepiente un poco, como días atrás, de haber estado repartiendo notas durante estos últimos años sin darse cuenta del daño que puede haber provocado cuando su intención era la contraria. Desde que despegó el mensaje del monitor estaba algo confuso, pensó en lo descabellado que le parecía hace unos días que fuese alguien del entorno laboral su admirador, pero todo se le ha trasmutado con este papelito amarillo que ha hecho volver a pensar en sus compañeras y sin darse cuenta se ha visto imaginando y ensoñando con Helena, con la que más intimó, si se le puede llamar así, por contarse pareceres sobre la vida y los sentimientos y la forma de afrontarlos, y que la empieza a ver con otros ojos, quizás se está forzando él mismo a mirarla con otros ojos, con una mirada que antes ni se le pasó por la cabeza, ni siquiera después de aquella conversación. Él en su mundo, evitando quizás por miedo, otras posibilidades, otros universos. Cómo no se ha fijado en ella antes con este parecer de hoy, que se le ha vuelto ardiente y doloroso, como una llama en el pecho, que le produce quemazón y aprensión y ahogo.
Encaja tanto con él. Nunca se le ocurrió poder dar con alguien con los pies tan en la tierra, sin pájaros en la cabeza sobre los afectos pero que a la vez no renuncia al amor, al compartir, al acompañarse sin grandes pretensiones, sin grandes horizontes que conquistar; solo con el fin de encontrar a alguien con el que estar a gusto durante el camino hacia ese horizonte. Con su ceguera y su sentirse diferente, siempre dudó que hubiese alguna persona que pensase como él. Pero tan llanamente lo expuso ella aquella vez, en la que le compartió ese pensamiento sobre el acompañarse las parejas hasta los últimos días, cuando ya no queda la fogosidad inicial, sustentados sólo en el aprecio mutuo, que es ese rescoldo que queda tras el amor marchito, que no tuvo dudas de que ella era especial, distinta a los demás, que ella era muy similar a él, y quizás por eso mismo no siguió pensando en ella tras aquellos días con ojos amorosos ni románticos; alguien como él, no pensaría en buscarse pareja, en buscarse un apoyo, alguien como él se bastaría sola. Pero ahora todo ha cambiado, todo su planteamiento de vida sufrió un revolcón, y aun sin ese impacto luminoso de partida que reciben dos desconocidos que se encuentran o son presentados por terceros y se atraen de pronto sin remisión alguna, con un palpitar de corazones y brillo en la mirada y deseo desbordado en el sexo; quizás aún sin eso, sea este el momento que el destino les ha deparado para su encuentro y unión. Puede que ellos llegasen directamente a ese momento de acompañarse y del aprecio mutuo por un atajo, sin pasar por la inicial fogosidad, saltándose esos preámbulos. Seguramente haya pasado muchas veces en la vida de otras muchas personas, la historia está llena de casos así, en los que el tiempo cansa el vivir y llega un día en el que se necesita de un sostén, un bastón, y a su vez otros necesitan de nosotros para sostenerse y seguir avanzando, y surge el deseo y la necesidad de acompañarse el uno al otro.
Aunque ese era de siempre su parecer, pasados estos días, está empezando a pensar que quizás nunca pueda ser así, que no hay salto ni atajo posible, que siempre se parte de un ardor catalizador que desboca las llamas y avanzan y arrasan los sentimientos que teníamos pulcramente custodiados, todos bien aislados con un aséptico pensamiento racional, pues él ahora en su pecho percibe esa fogosidad. Mira las dos notas, y se siente tan vulnerable, que le da miedo. Lo intenta analizar fríamente; ¿cómo se ha transmutado en un ser tan endeble y guiñapo de lo que era? Sólo por la hipótesis de que sea y suceda algo que en nada tiene fundamento real, basado sólo en elucubraciones de lo que pudiera ser. Remira las dos notas, y se siente tán ridículo.
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. *El protagonista que se mecía y complacía mirando y escribiendo a los talles y rostros de bellas y tristes mujeres, ahora se mece sobre un oscuro abismo como nos canta Manolo García.
“En el oscuro abismo en que te meces“
. **NA: Publicado originalmente el 10 de Abril de 2014. Hoy recibe una segunda oportunidad.
¡Me encanta Manolo García! Ésta es una de mis canciones favoritas.
El relato me ha recordado mucho a El bolígrafo de gel verde, ahora que lo tengo reciente…
Besicos.
No tenía conocimiento de el libro hasta que tú lo nombraste el otro día.
Manolo García es grande!! 🙂
Besos.
Pues no sé exactamente que ponía en las notas, pero a ese tipo con la vida tan monótoma como para comparar escrituras de bolis me parece que le va a venir muy grande el asunto 🙂
Si algo pusilánime es el típo… un soso-soso… rutinario y fantasioso, y a esos la realidad les suele quedar grande… 🙂
Y yo que venia tan dispuesta… mucho para leer en una sola tacada así que me voy al primero y ya te contare. Besos.
A tu aire…
Que pases pora aquí ya es un premio para mi… 🙂
Besos.
Uy que esto me va a llevar un rato….me voy a por un sofacito ….y de paso un bocadilo o algo ….me esperas vale?
Te espero lo que haga falta, 🙂
Ojo!! puede que alguna parte ya la hayas leído…
Espero que con la comodidad del sofá y la tripita llena no te me duermas por la plasted de lo leído, je..
Lo he leído solito pero prometo leerme los anteriores en cuanto tenga un rato. Lo de comparar trazos de bolígrafos me ha dado la sensación de que es una persona bastante maniática… Un besote.
Esto es como cuando esperas la segunda temporada de una serie y cuando la estrenan, hay ansia.Ya sabes que yo estoy enganchada a tu regalador de palabras..;-)
No tardes en resolverme el tema, porfá.Irá o no?Who is? arrrgggg!!
Besos!
NB: Y esperando encontrar, algún día, una nota en mi bolsillo…
Pues no creas que no pensaba que esta entrega sería como esas temporadas que defraudan…
Veremos que le depara el futuro a este pobre-hombre, ni yo lo sé. 😦
NA: Cualquier día de estos paso por Barna y a mi regreso te lo haré saber… entoces, has de mirar en tus bolsillos.
Besos.
NB: Me da un yuyu…;-)
Bien pensé que en esta sexta ya sabría algo…y no …nos dejas con las dudas….
Este hombre se esta descolocando…tan metódico y ahora no da pie con bolo…preso de la construye castillos en el aire…
Esa conclusión final de encontrar a otra persona por ….por necesidad….me da cosa..bueno me da pena eso es…
te dejo un montón de besos con alas
Bueno, es una conclusión (que sucede en la realidad, pese a ser triste) aunque él luego se desmarca un poco, diciendo que cree que en el fondo siempre esta unión parte de un impulso, de un palpitar del corazón…. 🙂
Besos!!
Me ha encantado esta entrada. Prometo leer las cinco anteriores. Enhorabuena.
Abrazo.
Gracias Mencha.
Un abrazo.
¿Sabes? Me los voy a leer de a poquito, todos ellos y ya te digo, porque si no me voy a perder y noooo.
Besetes, Alberto…
Ja, ja. Espero que no te drefrauden….
Besos.
Pingback: Regalando palabras (7ª parte) | desafectos
Yo soy de la creencia, a lo mejor un poco ilusa, de que el amor o la atracción qué podemos sentir por alguien en un momento determinado, se abre paso en nuestro corazón y en nuestra mente a lo vivo, sin anestesia previa. Y todo el texto que dediques a las reflexiones y tribulaciones de este tierno hombre me parecerán poco. En situaciones así nuestra cabeza es como una centrifugadora que no para y el corazón como una nave espacial a la velocidad de la luz. Así que pecando de romántica, digo que algo así es mejor vivirlo que sentirlo. Es de lo mejor que te puede pasar en la vida porque te hace estar más vivo que cualquier otra cosa. Claro, que si el tema fracasa, también te deja el cuerpo hecho un estropicio y sin ganas de que vuelva a pasar nunca. Pero, no te preocupes, que eso también se pasa…con el tiempo. Y como apreciación personal no deja de sorprenderme los paralelismos entre lo que se escribe y la vida real. ¿ mera coincidencia?
Besos en un martes 13. No soy supersticiosa…
Supongo que al ser un tema universal es posible encontrar paralelismos con la realidad y que las coincidencias existan o quizás parezcan forzadas, o incluso podamos creer que no son meras coincidencias.
Yo tampoco soy supersticioso, es más me gusta el 13.
Un beso.