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Archivos mensuales: mayo 2019

Con la mirada de Hopper (2ª parte)

31 Viernes May 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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coito, Hopper, La mejor versión de ti, Lágrimas, ligar, Música, Midiendo el tiempo con canciones, orgasmo, remordimiento, Ruidoblanco, salir, sexo, Sola, Soledad, techo, tristeza

No quería salir, pero salió, no le apetecía ir de bares, pero no quería estar a solas, y fue en busca de gente, en busca de estar acompañada, de personas que le rodeasen para seguir en soledad pero con cuerpos a su alrededor, para intentar evitar sentir el frío de estar sola. Como en esos bares de Hopper en los que hay gente pero se ven tan solos. Y solitaria, en busca de calor, llegó a donde no quería ir.

Cubrió su apariencia de ganas y sonrisas para tapar los desconchones de desidia y aburrimiento. Ahora desde la cama mira el techo y recuerda y ve y recrea algún pasaje de ayer y se le ha nublado esa visión por la lágrima que ya cae por su cara. Y se dice lo de siempre, que no debe volver a suceder. Pero siempre se repite, una y otra vez,  esta situación, este estado de frustración y de remordimiento. De negación de lo pasado, e intención de olvido. El asiento trasero de un coche no es lo que ella querría, pero es lo que sucede. Una breve sonrisa, una mirada invitadora. Intento de atraer la atención de ese hombre que le resulta agradable, quizás no el más guapo, ni más atractivo, pero sí el que ella cree que puede aceptar el envite y no resultar peligroso. No siempre lo consigue a la primera, a veces tiene que mandar el mensaje a varias bandas, a varios candidatos para conseguirlo. Es una mujer guapa y en ocasiones la timidez del elegido, por entender que es demasiado atractiva para él, hace que no resulte la invitación al acercamiento. Pero hay mucho lobo suelto y ella sabe como mostrarse candorosa para que ellos piensen que es una pieza a la que abordar, y no se dan cuenta de que es ella la que elige siempre. Anoche, una vez más, salió del local, y dejó que el deseo carnal se hiciese camino entre ella y el elegido. Ella se prestó a llevarle en su coche pero no con la intención de llegar a su casa, no lleva a cualquiera allí. De camino, se apartó por unas calles donde sabe que todo queda solitario, y ahí paró ante la sorpresa de él.

En este momento, con la mirada ausente, un tanto ida, algo enfadada consigo misma por no lograr contener su deseo sexual, esa búsqueda con el orgasmo, de anulación del vacío que siente en muchas ocasiones. Un impulso que no puede refrenar, algo que le lleva a pensar en mantener sexo con muchos hombres con los que se cruza en la calle, cuando siente que sus miradas se pararon en su escote, en sus pechos. Nada malo siente en ello, no ve el sexo por mero placer como algo sucio, lo que le enfada es no conseguir hilar sentimientos que aferren algo más que placer a la situación, no logra entablar una relación con nadie, quizás en el fondo se sienta más cómoda así, con encuentros fugaces, casi nunca repite con el mismo hombre, aunque se los vuelva a encontrar. Suplir su carencia afectiva con el sexo la deja derrotada al día siguiente de suceder, cuando recuerda lo pasado. No se entiende así misma, no entiende el motivo por el que prefiere la individualidad total, antes que plegarse a compartir espacios que se le muestran asfixiantes, como en algunos cuadros de Hopper, con parejas ausentes uno del otro. No quisiera estar sola, pero elige estar sola, ¿se engaña entonces cuando se dice que no quiere estar sola? El techo blanco no le da respuesta a su duda, y piensa en la última versión de sí misma, y otra lágrima cae por su rostro.

 

 

 

.     *Ruidoblanco nos habla de distanciarnos de los recuerdos para que duelan menos, y que la soledad se nos presente como la elección acertada, donde estar a salvo, alejados, en un el lugar en el que nadie nos encontrará, como piensa nuestra protagonista.

“La mejor versión de ti“

.     **NA: Publicado originalmente el 25 de Septiembre de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

                            …Continúa “Con la mirada de Hopper (3ª parte)“

Con la mirada de Hopper

25 Sábado May 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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Confesiones de un artista de mierda, cuadros, habitaciones, Hopper, Ivan Ferreiro, Música, Mi coco, Pinturas, Soledad, ventanas

Mira las pinturas de Hopper y se siente arrebatada, siente esa soledad, esa languidez, ese estar solitario aún estando en pareja, aún estando en grupo.

Un grupo de gente y cómicos en un bar. Un hombre lee el periódico y una mujer juguetea con las teclas del piano. Observa a mujeres. Mujeres en hoteles solas y solitarias, mujeres en camas con ventanas por las que mirar y sentir cómo pasa el tiempo. Ventanas por las que entra la luz y se mira hacia fuera. Ventanas por las que se cuela a la cotidianidad de otros, como a ella le gusta, como cuando pasea y mira con deseo de saber al encontrar ventanas sin cortinas que tapen y guarden los secretos de familia.

En este país se es celoso de mostrar impúdicamente lo que hacemos en nuestros hogares. No como cuando paseaba por Amsterdam y podía ver todo ese mundo interior de las casas, estrechas y alargadas pudiendo recorrer todo ese espacio con una mirada, un breve vistazo, que dejaba vislumbrar las estancias y su decoración, pero faltaban ellos, los habitantes. Cuando ellos estaban presentes no se atrevía casi ni a mirar, si cruzase su mirada con las de ellos, se sentiría como espía, como si le hubiesen cogido en falta. Parecería que se inmiscuía en sus vidas, vidas abiertas sin nada que esconder, por su educación protestante en la que las cortinas están mal vistas.

Las escenas denotan la cotidianeidad, el tedio, el aburrimiento, la rutina. Paisajes urbanos y rurales, carreteras, gasolineras. Edificios y casas solitarias. Todo le parece que rezuma soledad, o es su estado anímico lo que transforma los cuadros en visiones próximas a su sentir.

Tiempo hace que se siente desubicada, quizás siempre lo estuvo, quizás nunca encontró su lugar en el mundo, o al menos en el mundo que le rodeaba y le sigue rodeando. Constantemente esa sensación de estar sola que no sabría cómo explicar a otros, cómo plasmar un sentimiento difícil de explicarse a ella misma. Hopper le hace ver su interior, allí donde normalmente no quiere mirar, ese lugar que ella siente y ve sombrío, que ve decadente, como una ciudad portuguesa, con las paredes con desconchones a la espera de reformas que no llegan, y así se percibe, con la necesidad de reformarse, de remozarse y mostrarse lustrosa, pero para qué, se dice, ¿para quién?, ¿para ella misma? No siente el ánimo suficiente y necesario para buscar motivos por los que mejorar sus habitaciones interiores y menos las exteriores, el mundo se le hizo hace tiempo hosco y no ve la necesidad de salir a él y menos esforzarse en aparecer renovada, porque sabe que solo sería apariencia y no quiere jugar al juego de la perfección, de que todo está bien y es fantástico en la vida, cuando interiormente no lo siente, y se diluye en ese pensamiento, por donde ve pasar su vida.

 

 

 

.     *Iván Ferreiro nos deja el buceo interior en su coco, para arropar con su música el estado anímico de la protagonista del texto.

“Mi Coco“

.     **NA: Publicado originalmente el 24 de Septiembre de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad

                            …Continua “Con la mirada de Hopper (2ª parte)“

No me quieras cambiar

23 Jueves May 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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cambios, guía, Gurú, identidad, Música, pareja, renuncia, reproches, Santacruz, Supersubmarina, Tecnicolor, vida, vivir

Siempre con reproches, quieres que cambie, pero no lo entiendo, me conociste así, con mis despistes y mis dislates. Desde niño me viene esta forma de ser, toda la vida estuve un poco ensimismado. Fui algo etéreo, con mis pensamientos y ensueños, mi soledad, mis lecturas y juegos en solitario. Me pides que me centre, que así no voy a ninguna parte, pero tú no comprendes que es esencia de mí, que si extirpas algo ya no seré yo, lobotomizado me convertiría en un vegetal, sería cesar antes de tiempo, y eso lo tenía previsto con más de 70, pero no por debajo de los 30. Y no estoy dispuesto a renunciar por ti, si insistes deberé partir, no hay elección no puedo subsistir, si me vetas me puedo morir y no quiero vivir como zombi sin sentir.  La vida con renuncias deja de ser vida plena, frustrar a sabiendas vivencias es renunciar a la existencia.

No puedes pedir que abandone una parte de mí por estar junto a ti. Me estás intentando domar como a un animal, y tienes que concebir que soy adulto para elegir, para tomar mis decisiones, y cuando me dices lo que debo hacer, decir, y como estar, me ahogas y me anulas, y no lo voy a aguantar. Lo intenté, procuré no ser inflexible, y por un momento llegué a pensar que era culpable de que lo nuestro se enquistase, que la relación se fuese bacheando como un camino destartalado y sin destino, que lo que hace es sobresaltarnos a cada paso, en cada salida, haciendo del viaje un martirio en vez de una delicia.

Quieres que deje a mis amigos de antes, que traicione de donde vengo y que comience desde cero, como un androide, sin recuerdos y sin sentimientos. Me dices que si sigo por mi senda me equivocaré y no elegiré el mejor destino, que tú me guiarás y que sabrás llevarme por el buen camino, y me sonrío, pensando que me hablas como un Gurú que intentase dominar mi discernimiento, y casi lo consigues, pero desperté a tiempo para darme cuenta de que ese no era yo. No sería el yo que conocí desde pequeño.

Tus desplantes a mis esfuerzos por amoldarme me dejan perplejo, no te sirven, siempre quieres más y te lo avisé, ya no puedo más, seguramente exploraré en otra parte una nueva opción que me aleje de tu sinrazón. Si no te gusta como soy, deja de enjuiciarme y mira a otro lado para buscar, quizás encuentres una persona que puedas malear. Te doy una oportunidad  para que entiendas que eres tú quién debe cambiar, que no puedes a todos manejar y a tu antojo modificar. Déjate llevar, tanto control te va hacer mal. Vive y disfruta, si no al final te vas a asfixiar. No vives la vida con la alegría debida, siempre pensando en lo que digan. Despójate de todos tus corsés, sino te prometo que la próxima vez que vengas ya no estaré.

 

 

 

 

.     *Supersubmarina nos trae su potente grito contra la pareja que intenta cambiar al otro, al igual que en el texto el protagonista busca respirar y poder mantener su identidad.

“Tecnicolor“

.     **NA: Publicado originalmente el 14 de Junio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad

 

Destemplado cuerpo

22 Miércoles May 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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abrazar, abrazos, Adiós, amanecer, aroma, calor, casa, Christina Rosenvinge, destemplado, Frío, invernal, jersey, Lágrimas, llanto, Música, Nadie como tú, nostalgia, olor, Ruptura, Traición, Tu labio superior

Ya son muchas las mañanas en las que se repite ese estado anímico, desde aquella primera vez en la que lo sentí así. Cada mañana aparece el recuerdo de su calor, y la cama se hace fría. Las mañanas son gélidas sin un cuerpo que te temple. Ese cuerpo, que furtivo se escabulló de entre las sábanas, dejando un aroma que no se evapora en el aire, que ha quedado impregnado, no ya en las sábanas si no en todo el cuarto, las paredes no consiguen librarse de él. Y cada amanecer ese olor me arrebata los sentidos y caigo otra vez, en el no olvido, aunque lucho cada día por librarme de él y olvidar.

La casa, es pequeña pero se me hace gigante, de pasillos infinitos y estancias enormes. Y no quiero salir de la cama para no perderme por el piso en busca del ser que ya no está, en busca del que dijo sentirse desertor cuando propuso un adiós. Y giro el cuerpo y la cabeza y pongo la cara apretada contra la almohada. La nariz y la boca oprimidas por el peso, sienten la ausencia de aire que respirar y quisiera sentir esa asfixia hasta el final, pero no me atrevo a seguir. Y creo percibir su perfume aún en ella, como si no hubiese pasado ya mucho tiempo sin recibir su cabeza para darle descanso, como si en todo este tiempo ese cabezal no hubiese sido cambiado y lavado, aunque hubo tentaciones de no hacerlo para salvaguardar esa esencia que hoy se vuelve dañina al fantasear que aún está y se aspira. Me doy media vuelta y miro la pared, la silla, el armario. Quizás ahí dentro esté la solución momentánea a esta sensación de tristeza azul, de frescor de auroras invernales que dejan el cuerpo yerto, esperando entrar en calor con el abrazo del amado.

Allí tengo su jersey, ese jersey que le cogí para sentir los abrazos que ya casi no me daba e intuía que no me daría más, y que hace que me acurruque por aquí y por allá de vez en cuando, en los momentos que ya no puedo más con la soledad y la ausencia, los días en los que deambular por la casa que ya no pisará, y por la que paseo y paseo como si de un palacio se tratase, dando pasos y más pasos, recorriendo una y otra vez las mismas habitaciones y el mismo salón, una y otra vez, como si en algún momento fuese a encontrar a quién bien sé que no hallaré. Volvió con su familia, que es lo normal, – me repito-,  que supiese que no iba a prosperar no hace que me deje de odiar, por estúpida, por creer que lo podía cambiar. Y en esas ocasiones en las que me pongo el jersey y me abrazo para sentirle, y cierro los ojos, y su perfume, el que su cuerpo dejó en el tejido que aproximo a mi cara y rozo con suavidad, y son mi nariz y mi olfato los que quieren recuperar para mis adentros aquel resto de él tan leve y efímero y falso. Y acurrucada en un rincón, la angustia y las lágrimas caen y se deslizan lentamente por la mejilla para precipitarse sobre su jersey, ese que ahora le sustituye, y me rasga el alma. Y cada mañana tengo el deseo de sentir sus abrazos y hundir mi cabeza en su jersey y dejarme llevar al tiempo pretérito, al de las promesas, sabedores de la imposibilidad de cumplirlas pero aún así dichas y lanzadas y refrendadas con actos que las hiciesen creíbles y venideras en un futuro, que hoy ya no existe. Solo existe el frío de la soledad no querida, no buscada. Y la mañana se vuelve el peor momento del día y el deseo de acabar por siempre lo empaña todo, y cuesta levantarse sin esa necesidad del llanto, de la triste mueca frente al espejo, y bajo la ducha las lágrimas que me bañan un mañana sí y otro también. Y debería partir y cambiar y huir y empezar, y sé lo que tendría que hacer pero el cuerpo destemplado no ayuda a viajar.

Miro el armario, la distancia hasta la cama se me hace tan larga que me da miedo levantarme, y congelarme por el camino antes de encontrar allá adentro, la fibra que me traiga su calor. Quisiera despedirme de él, tirar su jersey y dejarle atrás, pero no puedo, me cuesta tanto que cuando lo intento me puede la imagen de los buenos ratos y los buenos tiempos, me olvido de la afrenta por la renuncia a seguir, a avanzar juntos. Olvido que la ausencia es para siempre, y su regreso al hogar del que me dijo que escapó para conmigo encontrarse está consumado. Con este frío interior, busco calor, y solo encuentro dentro de mí su abrazo, para hacerme creer que con ese recuerdo no me hielo. Y no añoro sus ojos, ni sus besos, ni sus palabras, sino sus brazos que abrigaban mi desasosiego, que me daban el cariño que hoy ya no siento. La nostalgia de los días anteriores al abandono, cuando no había traición ni engaño, me acomoda cada amanecer un estado de embriaguez, que me tumba y aplasta, que evita la posibilidad de iniciar el día con ánimo renovado de vida, y aunque ya ha pasado tiempo, es ayer siempre para mí y me deja destemplado el cuerpo.

 

 

 

 

.     *Las mañanas de Christina Rosenvinge se convierten en duros amaneceres por el recuerdo de una dolorosa ruptura, igual que la protagonista del texto, con ese frío que no se puede sacar de adentro.

“Nadie como tú“

.     **NA: Publicado originalmente el 17 de Agosto de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

Vacío amanecer

20 Lunes May 2019

Posted by albertodieguez in Música, Relato

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abandono, amanecer, ausencia, Desorientación, despertar, duda, El breve espacio en que no estás, Música, Pablo Milanés, Querido Pablo, vacío

Mira de reojo el hueco de su cuerpo ausente, un frío le recorre el suyo, una presciencia le llena de incertidumbre. Se acumula de golpe toda la melancolía, la nostalgia de ese olor que no sabe si es ya suyo, ese olor que no le pertenece, inspira profundamente con los ojos cerrados, pero el aroma no llega, su mente vuela en busca de lo que no está, quiere traer algo que llene la ausencia, ¿pero qué elegir entre tanto recuerdo? Y por un instante fluye el deseo de que vuelva ese mundo que hoy se ha parado, su pájaro no le dio cuerda, pero la mente traicionera no le ayuda, quizás para poner distancia, para darse cuenta  si quiere empezar de nuevo, si otro mundo es posible.

Retornó aquel pensamiento, cuando años atrás se planteó dejarlo todo, empezar de la nada, pero el mundo giraba tan aprisa que el vértigo apartó de su mente esa posibilidad, ahora la decisión no había sido suya, estaba como ausente, sin saber qué hacer, qué decir, todo el mundo que conocía de pronto se había desplomado, mejor dicho, se había quedado quieto, sin movimiento, todo detenido. Un incesante deseo de recuperar la normalidad agitaba su ser, estaba empezando a tener ansiedad por saber, por comprender qué sucedía, y por qué sucedía, que pasó la noche anterior para que este nuevo día fuese tan diferente, tan abrupto, tan… extraño. Salirse de la costumbre ha trastocado todo, no consigue controlar la brújula de su mente, no sabe qué camino tomar, qué dirección será la correcta, cierra los ojos y aspira en busca de un olor que le devuelva la tranquilidad, aún sabiendo que no llegará, ni la esencia ni el sosiego.

Soñamos mucho con el paraíso o paraísos sucesivos que desde ya son paraísos perdidos, este pensamiento le taladra una y otra vez, su paraíso encontrado ha desaparecido de golpe, sin esperarlo, ayer estaba, hoy ya no.

Temor, pero temor a qué. Quizás a levantarse y deambular por la casa, que le hará ser consciente del vacío, del silencio doloroso a sus oídos. Siente un mareo que le ata a las sábanas, siente un gran peso que le aturde y aplasta. Es como una enorme resaca que le embota la mente y el estómago le amenaza con nauseas. Ese estado de malestar que sube desde las entrañas a la cabeza le hace sentir un sudor frío como fiebre por enfermedad que empapa la almohada. Mira de soslayo una vez más, como no queriendo afrontar. El tiempo pausado que parece no avanzar se eterniza aún más en su pensamiento vacuo por la imposibilidad de fijar su pensamiento. Se pregunta si eso será la enfermedad mental, no poder fijar ideas, no ser dueño de los pensamientos y que estos salten de aquí a allá sin razón, y llevándonos a la sinrazón. Siente el latido en la cabeza, que le está mortificando. Porqué se siente así, se pregunta, si no hubo promesas de eternidades. Esa imposibilidad de hilar sus pensamientos le atormenta aún más. Si no consigue dominarse y dominar su juicio, no podrá saber, y sin saber, la duda no desaparecerá, y su sueño se desvanecerá.

 

 

 

.     *Pablo Milanés nos presta su breve espacio de vacío para dar voz al vacío encontrado por el protagonista del texto.

“El breve espacio en que no estás“

.     **NA: Publicado originalmente el 14 de Agosto de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

Varado

10 Viernes May 2019

Posted by albertodieguez in Música, Poesía

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angustia, Despedida, intuición, llanto, Música, Mujeres, Nada, Silvio Rodríguez, varado, Y nada más

Hoy buscando para republicar, releo este poema escrito y publicado casi 6 años antes de que sucediese realmente lo que luego fue un reflejo anticipado en el poema de lo que sentí.

Cuando aquella última noche volví del hospital algo me hizo pensar que todo acabaría en unas horas, y así fue, tres horas después de abandonar el hospital estaba de regreso para verle marmóreo y frío, sin esa respiración angustiosa que nos entristecía pensando que estaba sufriendo.

Tras la llamada dando la noticia, me sentí como cuenta el poema, con una angustia difícil de describir, un llanto interior, sin lágrimas, y mucha sensación de vacío y ausencia, ya no estaría más, papá sólo viviría en nuestros recuerdos.

Ha pasado un año y tres meses, pero cada día que le pienso se me hace un nudo en la garganta.

 

 

Varado aquí,

con una angustia vespertina,

todo queda en mi retina,

borroso por el llanto,

todo me parece lejano,

y sin embargo no hace tanto.

Fue hace una hora,

cuando intuí el fatal desenlace.

No puedo llorar,

sólo angustia me queda,

tanto tiempo preparándome,

y al final surge el llanto,

llanto interior, que nubla

la visión.

Lágrimas no hay,

solo mirada ausente.

Nada más.

 

 

 

.     *El poema, como la canción de Silvio Rodríguez nos trae la angustia de la vida que pasa, sabiendo que no hay nada más…

“Y nada más“

.     **NA: Publicado originalmente el 9 de Agosto de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

Perdido

08 Miércoles May 2019

Posted by albertodieguez in Música, Reflexiones

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abandonado, animal, caza, Christina Rosenvinge, daño, decepción, encuentro, herida, herido, Música, Me he perdido, Nacho Vegas, Soledad, Solo, Verano fatal

– No te fíes de un animal herido – me dijiste cuando nos encontramos por el camino. Te vi como presa fácil, yo iba de caza y tú venías dañada. Resultó que me quisiste arañar nada más contactar y tuve que dar un paso atrás. Lo intenté por otro sitio, me acerqué con sigilo queriendo descubrir qué te sucedió en este periplo. Venías de un infierno, y se te notaba en todos los huesos, tu tez pálida me decía que habías perdido las ganas de vida, tus ojeras denotaban las lágrimas derramadas en estos días que no fueron los felices que te prometían. No me querías dar detalles, a quién iba a importarle tu vida dolorosa con quién dijo que te amaba, y transformó todo en un delirio que te humillaba. Procuré apartarte del parapeto que utilizabas para que no te atacaran, pero fue imposible, no te dejabas, y yo cada vez más me interesaba.

Dejé pasar unos días para olvidar que ahora te conocía, pero cada vez que te pensaba, por la ventana se reflejaba el sol que me recordaba el brillo de tu mirada. Te resististe en un principio, pero tras encontrarnos en otro garito, me diste la oportunidad de llamarte cuando por insistencia te decía; “desde que te he conocido me he perdido”. Tú sonreíste pensando que mentía, como tantos hombres, pero yo sin quererlo te decía lo que no quería decir. Me tenías hipnotizado, con tu tristeza que se rompía con la sonrisa desencantada, pensando que otra vez te acorralaban. El pelo en larga melena me hacía perder la cabeza. Seguimos el ritual de palabras, miradas y risas algo amargadas. Luego sin poder evitarlo, se me fueron mis manos en busca de tus manos y tú las apartaste, no fuese a hacerte daño. Yo pedí perdón, por querer acariciar tus heridas. Tú me dijiste que aún no estabas preparada, que te lo habías prohibido, que diese media vuelta y saliese al camino en busca de otra presa, que tú herida no eras un animal de fiar. Pero yo ya estaba perdido, y lo único que pude decirte es que me matases en tu defensa si ya no te era necesario, pero que no podía dejar de intentarlo. Te levantaste y te fuiste de mi lado, diciendo; “Ahí te quedas ya nos veremos”.

No te fiabas del calor que te mostraban mis manos. El invierno es frío y el calor a veces hace daño, cuando no estamos acostumbrados. Recibirlo después de largo tiempo ausente se nos hace doloroso. Sentirlo en la piel que creíamos había quedado insensible. Y cuando venimos acompañados del odio, es complicado cambiarlo por otro sentimiento que no creamos falso. Intentar limpiar los escombros que somos y desnudarnos, no ya de ropa si no de intenciones, para mostrarnos tal cual, y poder desnudar al otro en igualdad de condiciones y que no nos vea como amenaza. Y más tarde, me diste una oportunidad pero diciéndome,  – déjame llevar, si quieres que lo intentemos no es así como debemos –. Y yo me dejé llevar. Cómo lo iba a evitar, si desde hacía tiempo estaba perdido. Aunque me advertiste: No te fíes de un animal herido. No te fíes de un animal herido. No te hice caso, y después de curar tus heridas, hoy estoy aquí, solo y consumido.

 

 

 

.     *Nacho Vegas y Christina Rosenvinge nos cantan su encuentro, inspirador de este texto.

“Me he perdido“

.     **NA: Publicado originalmente el 31 de Julio de 2012. Hoy recibe una segunda oportunidad.

 

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