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almendro, Antonio Vega, árbol, casa, dormir, dormitorio, El sitio de mi recreo, higuera, infancia, lluvia, niñez, Patio, ramas, teja, tejado, viento
El viento mece con violencia las ramas,
almendro e higuera se abrazan
se quejan, y arañan el tejado cercano
gritan su desamparo,
la luna les abandona
no les ilumina el desgarro.
Chisporrotea la lluvia en la uralita y la teja
repiqueteo que adormece,
se cuela la relente
el ambiente húmedo moja la sabana.
El patio separa de los otros,
casa dentro de la casa
que se muestra lejana.
Las flores también se acunan
más protegidas sus ramas.
Conminado en este aparte
para el sueño necesario,
desterrado en la casa de la casa
que arrulla en la oscura madrugada.
El miedo no aparece
pero el miedo al miedo atenaza.
No quiere pensar el niño
en la violenta sacudida de las ramas,
sueña para no pensar
sueña con algún lugar
sueña con jugar,
el sonar de las gotas lo acompaña,
fuerza el niño la venida de Morfeo,
solo, en la alcoba apartada.
*Bajo el influjo de la oscuridad, uno quiere huir y refugiarse y encontrar ese lugar de recreo en donde estar a salvo y feliz, ese sitio que nos canta Antonio Vega.
Has hecho bonito el miedo infantil a una tormenta…
Besos!
Gracias!!
Ese niño soñará siempre con la lluvia sobre tus bonitas tejas.
Besos.
Quizá al niño le dé miedo la tormenta, pero a mí no hay sonido que me guste más que el del viento y la lluvia contra una uralita mientras estoy acurrucada en la cama.
Un beso.
A mi el viento no me agrada demasiado, pero el sonido de la lluvia sí que me gusta, y más como tú dices cuando estás en el lecho, calentito y acurricado, y ya, si es en compañía…. 🙂
Besos.
El niño tiene que soñar felicidad, me gusta lo que has escrito,. saludos
Todos debemos soñar felicidad… 🙂
Un abrazo.
Nunca me gustaron las tormentas cuando estoy en la cama. Ni siquiera de pequeña. Me daba por pensar en la gente que estaba mojándose porque no tenía cama donde dormir y me angustiaba muchísimo. Un besote!!!
De pequeños estamos más sensibles a las desigualdades y a las carencias de los demás… 🙂
A mi la lluvia suave, me mola!! (pero solo un rato, claro!)
Besos.
No sé si me recuerda al otoño o a una noche embravecida. A mi la lluvia también me gusta, pero solamente cuando estoy en casa y con una manta gordita.
S
o un bravo otoño.
Sí, bajo techo se disfruta mejor la lluvia. 🙂
Hola, Alberto,
Todos buscamos ese lugar protegidos de todo y de todos donde poder soñar nuestros sueños y que nadie los perturbe.
Siempre, incluso cuando era niña, la lluvia me gustó.
Besines de martes, esta vez soleado…
Hola María.
Hay veces que recelamos tanto, que nuestro lugar soñado está tan apartado que quedamos solos, no llega nadie más… solo hay lluvia…
Besos de tarde, con sol otoñal. 🙂
Es bueno tener un escondite donde recogerse, pero que no esté demasiado apartado de todo lo demás.
Si entras en el enlace, encontrarás una sorpresa que espero que te apetezca.
http://lalibreriadechelo.wordpress.com/2013/12/11/beso-de-mar/
Un beso de buenos días y buena mañana.
Gracias Chelo por invitarme al juego.
No sé si me dará tiempo a hacer algo de aquí al 15, aunque me temo que no, estoy con bastante curro…
Besos, para pasar un gran día. 🙂
Nos encantaría leer tu relato. Un beso de, seguro que te da tiempo 🙂
Venga. Un pequeño esfuerzo y nos regalas el placer de leer un relato tuyo.
Un beso de corre corre, que llegas a tiempo.
veré que puedo hacer o quizás tirar de uno inacabado que tengo y publicarlo como primera parte… veremos!!
Ole, ole y ole!
Al principio me pareció algo caótico, pero luego encontré (entendí) la razón, eso lo hizo “redondo”, preciso. Excelente cómo has transmitido esas sensaciones.
Aparte, y siguiendo los comentarios personales que he que visto casi todos han incluido, debo ponerme del lado de los que disfrutan de los vientos, de las tormentas y, particularmente, de los rayos y de los truenos. Me fascina esa potencia de la naturaleza y por suerte no me produce miedo alguno. De niño he sido muy temeroso, tal vez allí gasté toda esa energía, porque lo que es ahora… disfruto muchísimo de las pesadillas, de las tormentas (repito: cuanto más fuertes, mejor) y de la oscuridad.
Un abrazo y perdón por la digresión.
Gracias Borgeano. Me alegra que tras un inicio que zarandea un poco sin sentido al menos al final llegue ese mensaje pretendido.
La potente naturaleza es fascinante, por eso mismo, por su fuerza, cuando se desata violentamente a mí me genera gran respeto… por suerte nunca he estado en situación de emergencia por este motivo, y no sé si al final ese respeto pasaría a Miedo y pérdida de la calma.
Un abrazo y sin nada que perdonar. 🙂